Yo tenía un perro, y me lo mataron

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53un perro y me lo mataron

La frase de la poesía del poeta hurdano me conmovió. “Yo tenía un perro, y me lo mataron”. Porque así fue. Yo tuve siempre perros, gracias a mi padre. Uno de ellos era un dogo precioso, de color ámbar, esbelto, preñado de majestad. Jugaba con él. Me cuidaba.

Aquella mañana pregunté por Ambar (así se llamaba). Avelino me dijo: “el perro está muerto”.¿Que es eso, que significa muerto?, le respondí. Avelino guardó silencio. Salí corriendo. Allí, en un pequeño garito al lado del garaje, leñera o lo que fuera, estaba Ambar. Quieto. Inmovil. Le llamé una y otra vez, Grité. Ni siquiera lloré. Mi mente solo albergaba una pregunta ¿que eso de muerto? ¿Qué significa morir?

Vi como lo cogian entre varios hombres. ¿Qué haceis? pregunté. Vamos a enterrarlo en la playa, me respondieron. ¿Por qué se entierra al muerto? De nuevo silencio. Cuando concluyeron me fui al lugar del entierro. La arena removida indicaba algo extraño. Pocos sabían que debajo se encontraba mi perro muerto.

Le hablé, le pregunté que era morir. Ambar no respondía. Silencio.

Elevé la vista instintivamente. Entonces ni siquiera tenía noción de Dios. Pero algo me hizo plantear la pregunta con la vista puesta en el cielo.

Silencio.

Mi primer encuentro con la muerte. Tenía yo seis años

Al volver a casa Avelino me contó que alguien le dio a mi perro una bola de carne envenenada y repleta de clavos de hierro en su interior. ¿Por qué Avelino, por qué?.

Silencio.

Mi primer encuentro con dos socios de la historia: la muerte y la crueldad del hombre que la provoca.

Yo tenía un perro, y me lo mataron.
Por eso me impactó la frase del poeta hurdano.
Por eso la cite el día de la presentación del libro del Tao.

Por eso la usé como símbolo, porque simbólicamente todos hemos tenido en nuestras vidas perros (amores, emociones, frustraciones, vidas arrancadas)que nos mataron

Porque vivir, seguir caminando, es eso: no dejarse atrapar por los perros que nos mataron.