Permitirme que hoy no escriba, tengo unas fotos que quizás recordarán, todos tenemos fotos, las que guardamos y las que hemos roto, éstas últimas son las que impregnan nuestro corazón. Estas fotos marcan, algunas, escondidas esperan a salir, no las consumió el fuego, esperan en un baúl, un baúl que será abierto tarde o temprano, cuestión de tiempo.
De chicos, una virula era todo lo que necesitábamos, de muy chicos, tres o cuatro virulas, otras tantas de un amigo y un hoyo en la tierra. Eramos menudos y a veces pensábamos cosas que hoy y no antes, empezamos a comprender. Inviolados aún por la fuerza de una corriente que más tarde nos envolvería, corazones intactos, de muy chicos digo, tanto que aún teníamos vista, tacto, olfato, gusto y oído. Lo del sentido común aún no existía, con el tiempo este sentido, equipaje de otros, nos daría algún problema. Nos exigían sentido común, pocos conocí que lo tuvieran.