Concepto de Empresa: ¿debemos reformar nuestra legislación mercantil? (2ª parte)

Este artículo propone la necesidad de una reforma de la legislación mercantil, de manera que ésta recoja la realidad del entorno empresarial y se haga eco de importantes teorías que han cambiado nuestra concepción de la empresa. Ya en 1902, el jurista alemán Otto von Gierke se adelantó varias décadas a la formulación de la Teoría de Sistemas, al concebir las asociaciones humanas como organismos.

La necesidad de una nueva regulación de las Empresas mercantiles proviene de muchas causas, siendo la principal de ellas la brutal crisis desatada en 2007-2008. Pero no menos importante es la necesidad que surge de lograr la incorporación a nuestras Leyes de los avances científicos logrados en los últimos decenios. Hay unas nuevas realidades –las Teorías de Sistemas, de la Complejidad, etc. –, que sin embargo no tienen su reflejo en nuestras leyes, basadas todavía en un concepto mecanicista de la sociedad, que está ampliamente superado desde hace más de cien años por los descubrimientos de la Física cuántica.

Nuestras Empresas son auténticos Sistemas. Sin embargo, están reguladas por las Leyes, sin tener en cuenta para nada esta realidad científica proveniente de la Teoría de Sistemas. Según esta Teoría, una Empresa –como Sistema que es–, se concibe básicamente como un conjunto de interrelaciones y de comunicaciones entre sus partes componentes y con el mundo exterior circundante. Esa realidad “espiritual” de conexiones y relaciones entre partes constitutivas de un Todo, es la que define la auténtica realidad de cualquier Sistema –y de toda Empresa, por tanto–, mucho más que una concepción materialista basada en la simple propiedad de unas acciones, representativas de unas aportaciones de capital hechas a la Empresa por los socios capitalistas.

Ya Otto von Gierke, en su obra Das Wesen der Verbände –La esencia de las Asociaciones humanas–, escrita en 1902, indicaba que no es entendible ni factible un Derecho regulador de las Asociaciones humanas –Empresas, Estado, Iglesia, Asociaciones…–, sin previamente comprender cuál es la verdadera esencia o realidad que se esconde tras las personas jurídicas. Ya que el Derecho regula el mundo de lo realmente existente, no un mundo de fantasmas o ficciones –teorías de la persona jurídica como persona ficticia, artificial o fingida–. Claro que en aquella época von Gierke no podía conocer la realidad de la Teoría de Sistemas, que por aquellas fechas no había nacido aún.

La Empresa, como cualquier Sistema, se caracteriza y define por las funciones que realiza. Funciones que desarrolla mediante unas operaciones, actividades o procesos, soportados por una estructura. En este sentido, la Empresa se “objetiviza”, y no puede confundirse o identificarse con ninguna de sus partes componentes –accionistas, trabajadores, Administradores, directivos–. Y por ello, el “interés” perseguido por la Empresa como tal, no cabrá confundirlo con el interés particular de cada una de sus partes componentes –intereses propios de los accionistas, de los trabajadores, de los Administradores y de los directivos–, sino que es un interés objetivo, caracterizado por la función a realizar como tal Sistema. Ese interés perseguido por la Empresa, no cabe tampoco confundirlo con el atribuible al interés de la suma de sus partes, ni al de la persona jurídica que representa a la Empresa en su vida de relación externa con terceros.

Por eso, el interés que objetivamente persigue toda Empresa, no es confundible con los intereses derivados de la obtención del máximo beneficio –interés propio de los accionistas, y que también suele ser el de los Administradores y directivos, si se dejan guiar por el criterio de gestión de la maximización del valor de la acción, Shareholder Value, dado que esa maximización suele traducirse en un aumento sustancial de sus retribuciones, vía stock options, bonus y otras figuras similares–; sino que el interés objetivo perseguido por toda Empresa se limita a diseñar unas estructuras organizativas de la Empresa que logren optimizar las actividades o procesos empresariales que sirven para realizar la función o funciones a desarrollar por la Empresa, y que son su misión o razón de ser.

Hace falta una visión interdisciplinaria de la Empresa, que tome en consideración a todas las disciplinas que tienen algo que decir sobre la Empresa, que son bastantes, por cierto, y no son sólo las económicas. Es una tarea compleja. Y en ella, la Teoría de Sistemas puede servir como aglutinante o denominador común para entender el concepto de Empresa como Sistema.

En definitiva, para llegar al concepto de Empresa, será preciso preguntarse por las funciones económicas y sociales que toda Empresa lleva a cabo. Esto evita confundir el interés de la Empresa, considerada como un Todo o Sistema, con el interés atribuible a sus partes componentes –accionistas, trabajadores, etc.–. De aquí el error de atribuir a toda Empresa la obtención del máximo beneficio, como misión o función propia, principal y prioritaria. Esto es equivocar las cosas, confundirlas lamentablemente. Y llevamos confundiéndonos colectivamente, todos, más de doscientos años. Pero los batacazos como el actual pueden servir de revulsivo para rectificar errores. Es el error que arrastra el Sistema capitalista desde sus orígenes. Error que define perfectamente el espíritu del capitalismo. Que no cabe confundir con una Economía social de mercado. De esta hablaré en próximos artículos, dado que en 2009 se cumplieron sesenta años de la aparición de la Economía social de mercado, y pocos en España han celebrado ese aniversario. Por eso se propugna otro Sistema económico distinto al capitalismo, en el que no impere el espíritu propio de éste. Otro Sistema en el que por descontado haya libre mercado, pero corregido y civilizado, de forma que sea un mercado justo.

En última instancia, el interés propio de toda Empresa es su propia supervivencia. En esto consiste la Economía sostenible, vista desde la óptica de las Empresas. Interés objetivo que no tiene por qué coincidir con los intereses subjetivos de los accionistas, etc.

Por tanto, lo definitorio de toda Empresa sería desentrañar cuál es la función concreta que como Sistema realiza. Entendiendo por función la respuesta a estas preguntas: ¿Por qué razón(es) esta Empresa produce estos bienes o presta estos servicios? ¿Para qué realiza sus actividades o procesos empresariales? ¿Qué necesidades de terceros –de sus clientes, principalmente– pretende satisfacer la Empresa, a través de la realización de las actividades que constituyen su objeto social?

La responsabilidad social de la Empresa bien entendida consistirá entonces en la efectiva realización de su función, de aquello que define su razón de ser, su misión. Y los Administradores y directivos deberían sujetarse en su trabajo como tales, a procurar que se realice efectivamente dicha función, y no a atender intereses subjetivos particulares –de los accionistas: teoría del Shareholder Value; o los suyos propios, etc.–. Claro que esa responsabilidad social corporativa, para ser efectiva y no quedarse en palabrería retórica vacía de contenido, debería recogerse claramente en nuestra legislación mercantil. Y no como sucede ahora, que se trata de un simple estándar empresarial que no vincula ni obliga jurídicamente a los Administradores y directivos de las Sociedades mercantiles.

La responsabilidad social corporativa no debe suponer una norma meramente moral, como ocurre ahora mismo, sino que debe ser una responsabilidad establecida por las Leyes mercantiles, que obligue jurídicamente y de forma directa y personal a los Administradores y directivos de Empresas frente a la sociedad, que es ante la que deben responder éstos por la gestión empresarial que realicen. La sola ética o Moral no basta: hay que crear normas jurídicas imperativas, obligatorias por tanto, que conduzcan a una auténtica eficacia empresarial, de forma que la Sociedad salga ganando con la existencia de Empresas.

La dimensión social de las Empresas, consistente en que se realicen efectivamente las funciones o la función que definen a toda Empresa, está por ello muy por encima de los intereses parciales y particulares de los partícipes en la Empresa: accionistas, etc. Y esa función empresarial, en última instancia, se define porque mediante la misma se produce la satisfacción de las necesidades de los clientes. Son éstos, los clientes, los que justifican la existencia de la Empresa, los que justifican el por qué la Empresa realice su función propia.

Por eso, el interés de la Empresa se confunde con el interés que tienen sus clientes en que sus necesidades queden cubiertas a través de los bienes y servicios producidos por la empresa al realizar las actividades en las que se concreta su función. Interés que suele acabar convergiendo, lógicamente, con el interés de los accionistas, pues si se cumple bien la función social de la Empresa, la propia existencia de clientes satisfechos provocará normalmente que la Empresa tenga beneficios para repartir a sus accionistas. Estos beneficios serán la consecuencia de haber atendido primero a la satisfacción prioritaria de las necesidades de los clientes. El corolario de esta prioridad será la obtención de beneficios.

Por esto, se ve que el interés de la Empresa es objetivo –consiste en la atención a las necesidades de los clientes, y no centrado por ello en ninguno de los grupos de personas que forman parte de la Empresa. Se supera así la concepción mayoritariamente hoy vigente de la Empresa, según la cual ésta pertenece en propiedad a los accionistas, que serían así los únicos dueños y señores de su gestión y dirección.

Esa satisfacción de las necesidades de los clientes supone, por tanto, la satisfacción de un interés social objetivo, un interés de la comunidad, que por eso mismo se estima digno de ser protegido por las Leyes. De aquí el propugnar la reforma de nuestra legislación mercantil.

Hace más de cien años, concretamente el 15 de octubre de 1902, el jurista alemán Otto von Gierke pronunciaba un discurso en la berlinesa Universidad Friedrich-Wilhelm, con ocasión de su toma de posesión como Rector de la misma. Sus palabras se han recogido para la posteridad en una obrita titulada Vom Wesen der menschlichen VerbändeDe la esencia de las Asociaciones humanas–.

Esas palabras bien pueden ayudarnos hoy, a pesar del tiempo transcurrido, a entender mejor el concepto de Empresa. Empezaba Gierke por reconocer que el Derecho regula realidades sociales. Y para entender la parte del Derecho que se ocupa de las personas jurídicas, es preciso, previamente, comprender qué son verdaderamente las Asociaciones humanas, las personas jurídicas, qué realidad se esconde tras ellas. Como la Empresa al final se personifica por el Derecho, creo adecuado seguir estos razonamientos de Gierke.

Gierke va pasando por las distintas teorías existentes para explicar esa realidad: teoría de la ficción (la persona jurídica sería una persona ficticia, fingida); teorías orgánicas (las Asociaciones humanas son auténticos Organismos…).

Al tratar Gierke a las Asociaciones humanas como Organismos, llega a conclusiones muy originales para su época, que sólo décadas más tarde se han recogido por la Teoría de Sistemas. Gierke no habla en ningún momento de Sistemas, no emplea esa palabra, pero se refiere indudablemente al concepto de Sistema, porque, usando otras palabras, nos habla de los rasgos esenciales de todo Sistema. Y ya sabemos que una Empresa es un Sistema. Gierke tiene ese gran mérito, se adelanta en muchas décadas a lo que sólo empezó a vislumbrarse tras la segunda guerra mundial, la Teoría de Sistemas.

A continuación recojo alguna de esas intuiciones geniales de Gierke, tomadas de ese discurso suyo:

1.- “No podemos decir que la Asociación humana [el Sistema, diríamos hoy] no existe, sólo porque no lo veamos con nuestros ojos, ni la podamos apreciar con los demás sentidos. Pretender esa visión sería tan irreal como pretender ver la Tierra entera sólo con nuestros ojos, o nuestras células, o al Estado… Vemos sólo los efectos de estos Todos, y de ahí conjeturamos que estos Todos tienen una existencia real, aunque ésta no la podamos captar por nuestros sentidos.” [El Todo sería equivalente al actual concepto de Sistema].

2.- “Cada vez que nos topamos con una Unidad viva, productora de efectos, compuesta de diversas partes [sería un Sistema], entramos en un mundo nuevo e incierto [es el mundo de los Sistemas, que desde luego no es fácil de entender a la primera]. Pero, por el hecho de toparnos con esas Unidades, ¿abandonamos por ello el mundo de la realidad? No, pues estas Asociaciones humanas, como Organismos vivos que son, producen efectos, y a través de estos efectos, deducimos que existen verdaderamente, que no se trata de fantasmas o ficciones. Son realidades auténticas [tampoco la energía se ve, no se puede captar por los sentidos. Pero sabemos que existe, por sus efectos, porque éstos sí los sentimos y palpamos: calor, luz, fuerza mecánica, etc…]. Si bien la esencia de estas Asociaciones humanas es en sí misma un misterio, como lo es también la vida misma de la que forman parte.”  [Aquí Gierke se rinde ante lo indescifrable de los Sistemas: le parecen misterios].

3.- “Siempre que atisbamos alguna de estas Asociaciones humanas [Empresas o Sistemas, diríamos hoy], encontramos las siguientes particularidades: [aquí, en las siguientes palabras de Gierke, podemos ver, dicho con palabras que no emplean expresamente el término “Sistema”, que el autor se está refiriendo al concepto o idea de Sistema].

3.1.- “Se trata de un Todo, de una Unidad, que no se puede concebir sólo como la suma de sus partes componentes, sino que se trata de un conjunto de partes que interactúan entre sí para lograr unos fines comunes. Se trata de una Unidad compuesta de varias diversidades.”

3.2.- “Esta Unidad tiene una propiedad especial: es una Comunidad que produce unos efectos, pero éstos no son atribuibles a la suma de los esfuerzos individuales de las partes componentes, sino que son atribuibles a la misma Comunidad, al Todo. [Este fenómeno se conoce, en la Teoría de Sistemas, como emergency –emergencia– o propiedades emergentes de un Sistema, que no son explicables desde la individualidad de cada parte].

Este fenómeno vemos que se produce en otros ámbitos de la sociedad: en la organización del Poder político, en la Economía política, en las lenguas… Todos ellos son fenómenos en los cuales no podemos identificar a la Comunidad o al Todo  productor de efectos [a la Empresa, al Sistema] con la suma de los individuos o partes que lo forman. Sino que estamos ante algo diferente, ante una Unidad vital que tiene existencia propia, distinta a la existencia de sus partes componentes.”

3.3.- “La existencia de estas Asociaciones humanas la percibimos no sólo por la experiencia exterior de nuestras vidas, sino también a través de nuestra conciencia, al sentir que, como personas individuales, formamos parte de alguna de tales Asociaciones, la cual tiene vida independiente de la nuestra, pero que nos afecta a nuestra vida personal.”

3.4.- “La Comunidad, el Todo, esa Unidad que se da en toda Asociación humana, es algo que en sí mismo tiene un valor propio. Y ese valor propio es superior al valor de sus partes individuales. De aquí viene un imperativo ético: ¡Ama al Todo, a la Comunidad, más que a ti mismo! Este imperativo ético sólo tiene sentido, si el Todo lo consideramos como algo más valioso que la suma de los individuos que componen cualquier Asociación humana. Se trata de reconocer que formamos parte de algo superior, y que nos debemos a ese Todo.” [Aquí cabría encontrar quizá un fundamento ético para entender la Empresa como un Todo, con una finalidad e intereses propios que están por encima de los intereses de sus partes componentes: accionistas, trabajadores, etc.].

Hasta aquí, un resumen de ese discurso de Gierke. En base al cual se podría extraer un concepto de Empresa, como Sistema con intereses propios, que son superiores a los intereses de sus partes componentes.

Gierke comprendió que, para entender la vida interna y externa de las Asociaciones humanas, en la forma en que las regula el Derecho a través de sus normas, lo primero es entender la esencia de lo que son estas Asociaciones –entre ellas las Empresas mercantiles–. Gierke intuyó que se trataba de verdaderos Sistemas, aunque él no empleara ese término. Y que el Derecho debería incluir entre sus reglas el sentido auténtico  de lo que son estos Sistemas, pues si no, la regulación jurídica sería irreal, no se estaría refiriendo a la realidad, que aparece llena de tales Sistemas.

Pasados más de cien años, se puede apreciar que esas intuiciones tempranas de Gierke siguen hoy plenamente vigentes, y se aprecia asimismo la necesidad de que nuestro Derecho mercantil recoja en sus normas jurídicas estas categorías de la Teoría de Sistemas, como configuradoras de la realidad social que forman  las Empresas.

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19 pensamiento sobre “Concepto de Empresa: ¿debemos reformar nuestra legislación mercantil? (2ª parte)

  1. tauridas

    Siempre me ha parecido muy interesante la discusión sobre el concepto de “empresa”; porque de alguna manera explica cómo es nuestra sociedad. Para entenderlo, encuentro muy acertadas algunas ideas que desarrolla José Ramón Pin, profesor del IESE, en alguna de sus publicaciones.

    Para Pin, a lo largo del siglo XX, los paradigmas teóricos sobre “la empresa” se han ido haciendo cada vez más complejos. El primero fue “el mecanicista”: La empresa es una “máquina” (Taylor) y las personas son sus piezas, no tienen que pensar sólo hacer, y el resultado de la máquina es siempre el mismo. Más adelante se desarrolla el paradigma orgánico, la empresa “como ser vivo”. Las personas “son células” con libertad propia, y aparece la participación como gran novedad, alcanza los tan manidos ( y para mi vacíos) conceptos de dirección por objetivos e incluso la dirección por competencias. A principio de los ochenta del pasado siglo, surge un nuevo paradigma, el llamado Institucional o Antropológico. La empresa se considera una “sociedad humana” por fin sus componentes son “personas humanas”. (Cien años para llegar hasta aquí). A partir aquí sólo puede funcionar mediante la “dirección por valores”….

    Y llegamos al nudo gordiano, qué valores maneja nuestra sociedad, y por ende las personas humanas, y por ende las empresas, y, de nuevo, por ende la sociedad, y por ende….¿dónde está el origen de esta crisis? ¿y de las que vendrán?….

    Sólo dejo en aire alguna cuestión. Las empresas más conscientes, definen sus valores explícitamente. Muchas definen sus valores relacionados con su actividad: Calidad, Innovación, Flexibilidad,….. Algunas incluyen valores sociales (es la moda de hoy) Medio Ambiente, Solidaridad, Igualdad,….Pero ¿cuántas incluyen valores fundamentales: Justicia, Ética, Honestidad, Compromiso?…..Tenemos mucho que hacer…

    1. Inmaculada

      @tauridas, Tienes razón, queda mucho por hacer, ya que esos valores sociales de los que hablas, la moda, lo que queda bien… en definitiva la Responsabilidad Social Corporativa o Responsabilidad Social Empresarial, vagan por las mismas como leyes no escritas, sin llegar a ser verdaderos compromisos.

  2. be

    La pérdida de confianza, tanto entre las personas, como entre éstas y las empresas e instituciones, es una de las causas de esta crisis.
    Uno de los secretos para salir de ella es recuperar la confianza y para ello hay que comprenderla como un auténtico valor real, práctico y económico que aumenta la eficiencia del sistema y posibilita la creación de otros bienes y valores.
    La recuperación de la confianza pasa necesariamente, bajo mi punto de vista, con un mayor compromiso social con la honradez y la integridad, y el primer trampolín son las relaciones entre directivos y subordinados, cuna de su generación y consolidación. La instauración de la verdadera confianza provoca que se impliquen más en su trabajo y con la propia empresa, y sólo así se alcanzará un comportamiento organizativo cívico en el que todo el sistema esté involucrado.
    Éste es el comienzo del ciclo virtuoso de la eficiencia empresarial que está directamente relacionado con la responsabilidad social corporativa.
    Llevar esto al terreno normativo, yo lo veo complicado.
    Yo abogo por la educación, formación y recuperación de valores. Se echan mucho en falta.

    1. pabl030

      Creo que la pérdida de confianza se debe al desvío en los valores individuales y por tanto colectivos, que dirigían los objetivos de las personas y de las empresas que estas formaban.
      La aceleración del tiempo debida a la capacidad de los sistemas de administrar más información en menos tiempo e influir de este modo acelerando en las personas. Nos ha llevado a buscar resultados que antes se tardaba mucho tiempo en conseguir, en el mínimo tiempo posible.
      El efecto ha sido la adopción de una mentalidad cortoplacista o de pelotazo que nos ha alejado de buscar un equilibrio promoviendo la búsqueda de beneficios a toda costa y perjudicando el objetivo principal que es la supervivencia y la reproducción.
      Por esto creo que un comportamiento cívico vendrá dado de la educación y la educación vendrá dada por las necesidades de la sociedad y de las empresas que satisfacen las necesidades del ecosistema. Este cambio evidentemente tardará, yo tengo 30 años y creo que la gente que ahora tiene 20, tendrá la capacidad de cambiar las cosas según la gente de mi generación y anteriores vayan viendose en la necesidad de adoptar nuevas mentalidades, esto es dentro de unos 10 años. Osea que serán 10 años de estancamiento hasta que volvamos a encontrarnos en un estado de crecimiento sostenible.
      En el futuro los valores que inspiran la confianza (integridad, honradez y honestidad) se impondrán, porque serán necesarios para el crecimiento sostenible y habrá un cierto recelo respecto de la cultura del pelotazo que nos ha conducido a la situación actual.
      Finalmente nuestros objetivos serán los que promueven dichos valores, osea algo tan básico como supervivencia y reproducción.
      Abogo también por la educación y por la formación, pero creo que tendrá que llegarse a un momento en que todo lo que conocíamos estará destruido y los nuevos cerebros y sistemas se crearán en base a los valores que nos aportan estabilidad.
      Tengo mis dudas respecto que nuestros políticos tengan la capacidad de plantearse estas cuestiones, viven demasiado bien manteniendo su visión cortoplacista y poco estratégica.

      1. be

        @pabl030,

        Pues ojalá aciertes, tu que tienes 30 y crees que los de 20 algo cambiarán, yo que tengo 44 lo veo difícil, jeee..
        Hay vueltas que nunca pueden ir para atrás, pero también es verdad que este no es el camino, eso está claro…

  3. Osnofla

    Querido amigo. Muy interesante lo que traes a este Foro. Es muy importante leerlo para estudiarlo y, si no se está completamente de acuerdo, plasmar otras respuestas. Bien, todo lo que sea apostar por mejorar es muy bueno. El gran problema viene cuando hay que ponerle el cascabel al gato. La gran crisis que comenzó en 2007 en EE.UU. y en 2008, en el resto, hacía mediados, es el resurgir de todas las medidas irregulares tomadas en muchos años precedentes, que ven, como en esas fechas, surge el fruto de tanta desfachatez.

    Siempre me ha gustado leer, pensar sobre ello, releer, repensar y buscar quién está SIENDO y HACIENDO, pues teorizar sirve para vender libros y teorías, la práctica es la que vale, el resto podríamos tratarlo de pura demagogia. Por ello el ejemplo natural, fiel reflejo de muchas de estas teorías y de otras más, incluso de las propias, es el de MMC, Grupo Cooperativista Mondragón. Y no sólo por el hecho de lo qué está haciendo en nuestro país, no. También por lo que está haciendo fuera, siendo fiel reflejo de lo que supone dirigir y ser trabajador de una empresa o grupo de empresas, es decir, sabiendo ser responsable y solidario.

    Este si es el ejemplo que se está copiando, y que perfectamente es válido para todos. Siempre, claro está, que se abandone una gran parte de la ambición pura y dura de los resultados.

    Muchas gracias.

  4. felix de valois

    Los intentos serios de la filosofía por adentrarse en los vericuetos de la/s empresas nunca dieron grandes rendmientos entre otras razones por ser aquellas entes supra individuales escapándose de tal suerte a ser aprehendida como un todo para ser analizada en su génesis; pueden serlo en sus partes,y de hecho se hace con relativa frecuencia, pero este desgajamiento no compele su Todo. Ni siquiera el marxisto profundizó en sus cuestionamientos manejando otras areas mas receptivas a sus planteamientos huyendo de aquel Todo,en cierto sentido,incoherente. Hay mucho campo todavia por despejar en el estudio de la/s empresas en lo concerniente a lo social,a lo corporativo y a su fomento en las relaciones individuales. Todavia estamos en pañales.
    Saludos

  5. Bgrial

    …la esencia de las asociaciones humanas.

    Si, si, seguramente no esté bien regulada ya que ayer ya se hablaba de empresa o accionista. Me parecía no entender, estuve repasando legislación mercantil pero no mire su origen… ¿quieres decir que la naturaleza del problema es el mal planteamiento del derecho de las Asoc. Humanas?

    Muchas gracias por tu clase magistral

  6. Luna

    Landero me ha encantado tu artículo.

    El reconocer o aprender que cualquier actividad en la que el ser humano esté presente ha de ser interdisciplinar es un paso necesario y equilibrante. Sé que puede ser difícil si no se está acostumbrado a ello, personalmente tengo dificultades para el trabajo en equipo, pero es obvio que se puede aprender y que la necesidad aprieta aunque intentemos ignorarla.

    La Teoría de la Gestalt la he leído y oído mencionar en campos humanos y como siempre se ha tendido a deshumanizar, erróneamente, la empresa pues parece que no tenga cabida en ella el axioma que de la Gestalt y de tu texto se desprende. Por eso es bueno que traigas y nos expliques estos temas porque siempre puede entrar en el planteamiento de algún futuro empresario o en el de alguno ya instaurado en este mundo y que sabe bien a qué atenerse en un futuro a corto, por no decir cortísimo plazo.

    En mi faceta de no empresaria, que es la que conozco, se percibe de forma clara y contundente lo importante que es el que las personas trabajen a gusto. Desde el “dire” hasta “yo” (en este “yo” están incluidos todos aquellos que quieran). Por lo cual es evidente que el todo es superior a las partes.

    Gracias por ser tan buen explicador.

  7. Eliseo de Bullón

    Según esta teoría de sistemas, estaríamos hablando de un conjunto de células, organizadas en órganos o sistemas orgánicos, cuya suma origina un cuerpo autónomo (empresa) aunque en equilibrio (o buscándolo) con el entorno.

    Preguntas:

    ¿Cuáles son las funciones del cerebro? ¿Dispone este cuerpo de un mecanismo para regular ciertas funciones autónomas o todo lo rige el cerebro?
    ¿Habría capacidad de reproducción? ¿Cómo se gestionaría una fusión?
    ¿Se regeneran las células muertas?
    ¿Vale para sobrevivir en cualquier ecosistema?
    ¿Podría aparecer algún tumor? ¿Qué hacer con él?
    ¿Quién sería el médico en caso de enfermedad?
    ¿Tiene alma este cuerpo?
    ¿Existe un sumo creador?

    1. pabl030

      @Eliseo de Bullón,
      Enhorabuena por el artículo, a partir de este artículo me he tomado el interés de profundizar en la materia y revisar la teoría de sistemas. Por tanto, además te agradezco que hayas despertado mi interés en algo que no conocía.

      En respuesta a las preguntas de Eliseo de Bullón:

      1. Las funciones del cerebro son almacenar datos y asociarlos para componer información, establecer nuevas conexiones con los datos existentes más los nuevos los datos adquiridos y con ello generar nueva información útil u operativa, también conocida como inteligencia porque responde a necesidades concretas.
      2. El cuerpo (entendiendolo como la empresa) dispone de mecanismos autónomos que regulan actividades básicas y de mecanismos autónomos responsables de producir emociones que podemos programar para asociar las sensaciones producidas a los datos de entrada. Además el cerebro tiene la capacidad de recibir nuevos datos y asociarlos, las emociones producidas por los nuevos datos nos permiten conocer qué datos sirven a nuestros intereses y almacenarlos en función de su importancia para establecer futuras asociaciones. Finalmente el cerebro tiene la capacidad de ordenar la traducción de esta información abstracta en forma de asociaciones de modo que sea entendible en un lenguaje compartido por los demás.
      3. La capacidad de reproducción en las celulas se produce mediante su asociación y mediante su fusión, creando entidades asociadas que acaban siendo una para adaptarse mejor a las necesidades del medio.
      4. La fusión se genera tras el análisis recíproco de las necesidades propias y el análisis de los excedentes de producción de otras células. Para esto es necesario adquirir nuevos datos y estar alerta a las sensaciones emitidas desde nuestra CPU o sistema límbico responsable de emitir señales emocionales o sensaciones.
      5. Las células muertas no se regeneran pero sus partes forman parte de células o sistemas de nueva creación mejor adaptados a las necesidades del medio. Por tanto lo que se generan no son nuevas células si no nuevas conexiones intra o intercelulares.
      6. El cuerpo autónomo o empresa puede sobrevivir en cualquier ecosistema que le aporte la entrada de nuevos datos, mercancías o liquidez. Que a su vez le permita transformar lo que recibe en otra cosa diferente demandada por el medio y aportarla al medio a cambio de bienes escasos y por tanto de mayor valor.
      7. El tumor puede aparecer cuando no ha habido fluidez o equilibrio (homeostasis) en una o varias de las partes del sistema, de la célula o de la empresa se ha estancado mientras el resto evolucionaba en orden a adaptarse al medio. Esto es conocido en la teoría de los sistemas como la entropía. Situación en que ha entrado España al padecer una crisis de valores, puesto que los valores están anclados a la España de la transición. Lo contrario de la entropía es la homeostasis, situación de equilibrio que viene derivada del establecimiento de los mecanismos de control eficaces que promueven la adaptación al medio y evitan el estancamiento.
      8. Qué hacer con el tumor? Estirparlo una vez detectado y analizar cuales eran las necesidades del sistema que no estaban cubiertas por ese tumor y en qué sentido ese tumor había desequilibrado los balances de cuentas o el bienestar dentro del sistema. A continuación establecer protocolos para detectar nuevos tumores en base a la información obtenida del análisis y aplicarlos para la prevención.
      9. El médico en caso de enfermedad es el líder. Quien actuaría como cirujano, a ser posible asesorado por un buen equipo de analistas independientes o consultores.
      10. Como dice Eduardo Punset. El alma está en el cerebro y el cerebro es la Unidad Central del Proceso en el caso de las computadoras, por tanto en el caso de la empresa es el líder y su equipo de analistas independientes o su consultora.
      11. Un sumo creador no se puede demostrar que exista, si bien, se trata del eterno dilema de si fue primero el huevo o la gallina. El líder es el creador de su propio sistema y el responsable de hacer que su sistema crezca hasta tener cada vez más sistemas dependiendo del suyo. Esto tendrá que hacerlo sin perder la conciencia de ser humano limitado y sin apartarse de una actitud humilde y expectativa.
      Lo que llamamos Dios o sumo creador, está más relacionado con la existencia de un subconsciente colectivo que con la idea de un individuo omnipotente y omnipresente, pero cuando falla todo es necesario agarrarse a la idea de Dios como creador. El subconsciente colectivo es un (macro)sistema en sí mismo que evoluciona siguiendo las mismas reglas que los microsistemas o bacterias.

      He tratado de adaptar mi respuesta a la teoría de sistemas y alguna otra información. anterior. Aunque no me encuentro en posesión de la verdad y las verdades absolutas no existen, espero que sea una orientación para encontrar la tuya propia.

      Un saludo.

  8. Teilhard

    Muy señor mío,

    En absoluto estoy de acuerdo con usted en que a las empresas haya que regularlas más allá de lo que ya lo están. Al contrario, debería aligerarse la carga que recae sobre las mismas. Mucho menos estoy de acuerdo que quiera justificarse, al menos teóricamente tal postura a través de la teoría de sistemas.

    Es bueno que exista un artículo en nuestro código civil por el que se establece la legitimidad de que dos o más personas pongan en común bienes y trabajo, con la sana intención de obtener beneficio. Si estos señores lo hacen muy bien, tendremos una empresa y todos nos beneficiaremos de ello, siempre que cumplan la legislación vigente (entorno). Yo incluso aboliría los impuestos que recaen sobre las mismas ya que cuantas más y mejores empresas haya, más trabajo, investigación, creatividad y progreso habrá en la sociedad. Al menos esa es la experiencia del ser humano hasta la fecha.

    La teoría de sistemas más acabada hasta la fecha, al decir de muchos, es la que estableció el jurista alemán Niklas Luhmann. Según esta moderna teoría de sistemas, estos se caracterizan por la autorregulación o mejor dicho por la autopoiesis. Es decir la capacidad de generar sus propias estructuras a partir de sus propios componentes. Nada más lejos que una regulación impuesta desde fuera.

    Otro elemento básico de los SISTEMAS, es lo que denomina CLAUSURA OPERATIVA, es decir, el sistema conoce toda realidad en función de sus propias estructuras (están clausurados), que reciben estímulos o “irritaciones”, y responden únicamente de la forma que tales estructuras pueden hacerlo.

    El último gran elemento de la teoría sería el ACOPLAMIENTO ESTRUCTURAL. Es decir los sistemas, al responder a las irritaciones del entorno, por un lado se adaptan al mismo y por otro lado transforman el propio entorno y en este juego de mutuo afectarse, se van acoplando al mismo.
    Por tanto si un contrato asociativo tiene éxito y llega a devenir en una empresa, no es útil ni bueno que desde el exterior se trate de imponer funciones para las que está clausurada, porque en la medida que pueda seguir haciendo su autopoiesis, se acoplará al entorno y si no puede lograrlo se disolverá en el entorno y desaparecerá.

    Bajo este prisma, lo único sensato es un permanente dialogo de interacciones sistema-entorno del que resulte un mutuo acomodamiento o acoplamiento. Los atajos que usted propone suenan muy intervencionistas y muy simplistas, desde luego, desde la teoría de sistemas.

    Saludos

    Teilhard

    1. Maese

      @Teilhard, Coincido bastatne en este análisis. Si queremos llevar la discusión al terreno de los organismos/sistemas, habría que hacerlo con todas las consecuencias y ahí resulta difícil pre-suponer a la empresa-organismo otro interés que no sea el de la propia supervivencia. Que una de las estrategias para lograrlo sea la satisfacción al cliente, pues sí, pero no la única: cuantas dot-com de los noventa se centraban únicamente en la satisfacción de sus inversores (y muchas desaparecieron y algunas se acoplaron al entrono). Cuántos productos no han tenido éxito a pesar de ofrecer mayor satisfacción al cliente.
      La regulación legislativa debería limitarse a salvaguardar los posibles efectos negativos que una empresa-organismo pueda provocar sobre su entorno (el juego del acoplamiento estructural). Esa regulación no debería de preocuparse demasiado por cuáles ni como son los componentes y relaciones del sistema empresa.

    2. pabl030

      Estoy de acuerdo en el control sin intervención. Esto no se hace mediante leyes cerradas si no mediante leyes marco como las europeas que indican cláramente dentro de que límites se pueden desarrollar las actividades permitiendo la adaptación de la empresa al mercado y la competitividad justa.

      Hay que promover la autogestión de los sistemas poniendo límites legales dirigidos a controlar aquellas partes del proceso encaminadas a un objetivo exclusivo como es la obtención de beneficios para evitar el suicidio que viene dado por la aceleración y el cortoplacismo.

      Está claro que otros límites que van en contra de la supervivencia como son exclusivamente satisfaccer el interés del cliente, sería también suicida.

  9. I Landero Autor del artículo

    No creo que la satisfacción de los clientes suponga ir en contra de la supervivencia de ninguna Empresa.¡Más bien sucede todo lo contrario! Los clientes son la razón de ser de toda Empresa . Sin ellos no hay ingresos, ni por tanto beneficios.Con clientes satisfechos, aumentarán los ingresos y los beneficios empresariales.Y esto contribuirá a fortalecer a la Empresa, y así se logrará su supervivencia. Creo que esto debería ser evidente.

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