La «cuestión» del 1% del PNB

El Director ejecutivo del Departamento de Estabilidad Financiera del Banco de Inglaterra, Andrew G. Haldane, pronunció el pasado 30 de marzo una conferencia en el Institute of Regulation & Risk de Hong Kong. Por considerarla muy interesante, ofrezco un resumen tomado de la misma:

La cuestión:

La industria automovilística es contaminante. Los riesgos derivados de la contaminación producida por los coches, se han intentado mitigar con una combinación de medidas basadas en la exigencia de impuestos adicionales a los Bancos, y en ocasiones, en la prohibición, o sea en imponer restricciones a las emisiones contaminantes procedentes de los coches. Son los costes sociales de la polución.

La industria bancaria también contamina, también produce polución. El riesgo sistémico es un subproducto nocivo. La actividad bancaria produce beneficios para quienes producen y consumen servicios financieros –depositantes, prestatarios, inversores, etc. –. Pero también puede afectar negativamente a inocentes que nada tienen que ver con la actividad bancaria. Son los costes sociales que el público en general soporta en las crisis bancarias.

Recientemente se ha iniciado un debate sobre la conveniencia de introducir restricciones en la actividad bancaria: en otras palabras, sobre la posibilidad de prohibir ciertas prácticas bancarias. Esto es un reconocimiento de los costes sociales derivados de los riesgos sistémicos de la Banca.

En las líneas que siguen, se examinan los costes derivados de la polución bancaria, y el papel de la regulación y de las restricciones a la actividad bancaria. La última ocasión en que se celebró un debate de estas características, fue durante la Gran Depresión.

Calculando el coste sistémico:

Una dimensión importante del debate es la relativa a los costes sociales del riesgo sistémico. El fijar la magnitud de estos costes sociales, proporciona una medida de la tarea que tenemos por delante. Y ayuda a calibrar el tipo de intervención necesaria para atajar el riesgo sistémico: bien mediante la regulación, bien mediante restricciones.

La pregunta, por tanto, es ésta: ¿cómo es de grande la contaminación bancaria? Hay mucho escrito acerca del coste de pasadas crisis financieras. ¿Cuáles son los datos de la crisis actual?

Una posible medida sería tomar en consideración el importe de las ayudas públicas estatales a los Bancos. En los EE.UU., esa cifra se estima en aproximadamente un 1% del PNB. Para los contribuyentes norteamericanos, por tanto, se trata de “la cuestión del 1% del PNB”. La misma cifra es la correspondiente a Gran Bretaña.

Asumiendo que una crisis sistémica se produce cada 20 años, la recuperación de esas ayudas, vía impuestos a cargo de los Bancos, no sería muy problemática para éstos.

Pero esas cifras no reflejan el coste total del daño producido a toda la Economía por la crisis financiera, no refleja los verdaderos costes sociales de la crisis. La producción mundial de bienes y servicios durante 2009, se estima que ha disminuido un 6,5%. Y se piensa que el decrecimiento del PNB mundial será algo persistente en los próximos años, con lo cual los costes sociales derivados de la crisis exceden significativamente a los costes más arriba indicados.

Si se quiere establecer un impuesto sistémico a cargo de los Bancos, deberíamos disponer de una medida muy precisa de la contribución de la Banca a la producción del riesgo sistémico.

Con independencia de la dificultad para calcular estos costes, lo que es cierto es el aspecto cualitativo: que la contaminación producida por los Bancos es real, y que provoca problemas sociales graves.

Respuestas: impuesto a los Bancos; y prohibición de ciertas actividades bancarias:

Hasta ahora, la respuesta mayoritaria a este problema ha sido insistir en la regulación, y en establecer un impuesto que grave a los Bancos, para mitigar el riesgo sistémico producido por la polución bancaria.

Pero hay otra posible respuesta: el pasado 21 de enero, el presidente de Estados Unidos, Obama, propuso establecer restricciones a las actividades bancarias. Otros han hecho propuestas complementarias, consistentes en una reforma estructural del negocio bancario, a base de producir una separación entre las diferentes actividades bancarias, bien según segmentos de líneas de negocio, bien según zonas geográficas. En esencia, se trata de la solución consistente en la prohibición, con la cual se pretende resolver el problema sistémico de la polución bancaria.

Esto pone las bases para realizar un gran debate. La alternativa impuestos o prohibición, es una vieja cuestión en Economía. Durante siglos ha sido la alternativa seguida por ejemplo en el comercio internacional.

Históricamente, los EE.UU. ya impusieron restricciones al tamaño de los Bancos y a las actividades que podían realizar, mediante normas dictadas en los años de la Gran Depresión: McFadden Act de 1927, y Glass-Steagall Act de 1933. La historia de estas dos normas es bastante ilustradora para nuestro debate actual:

La primera norma pretendía evitar la excesiva concentración de poder financiero en pocas manos. Hoy volvemos a este viejo problema, el problema del too big to fail, o sea de los Bancos con un tamaño tan gigantesco, que son por ello demasiado grandes para dejarlos caer. Pero en los años 20, la polémica se centraba realmente más en la cuestión de la competencia entre Bancos pequeños y grandes. Esa norma fue efectiva, pues limitó el tamaño de los Bancos, y ello hasta mediados de los años setenta.

La segunda norma –la US Banking Act de 1933, promovida por el senador Glass y el congresista Steagall-, impidió que los Bancos comerciales se dedicaran a otro tipo de actividades; y prohibió a los Bancos de inversión formalizar depósitos bancarios.

Al levantarse después, en los años ochenta, las restricciones impuestas por estas dos normas, el tamaño de los Bancos y los activos manejados por éstos, han crecido espectacularmente, como no ha sucedido en ninguna otra industria. Al derogar esas normas, el viejo problema del too big to fail ha retornado con toda su actual virulencia.

¿Sería ahora necesario volver a restricciones y prohibiciones como las referidas? Para responder a esta cuestión, será necesario examinar y comparar los beneficios y los costes de las prohibiciones y restricciones:

Los beneficios derivados de las prohibiciones:

Los beneficios potenciales que se pueden derivar de un establecimiento de restricciones en un Sistema complejo, financiero o no, pueden ser examinados bajo tres criterios: modularidad, robustez, e incentivos.

a.- Modularidad: el crear estructuras modulares permite resistir muy bien los riesgos sistémicos. Porque los riesgos no tienen por qué trasladarse, desde un módulo “infectado”, a todos los demás.

La estructura de Al Qaeda es un buen ejemplo: células descentralizadas. Si una es atacada, eso no afecta al resto de la estructura, que permanece incólume.

Otro ejemplo es la industria de los ordenadores. En los años 60, los sistemas informáticos estaban altamente integrados; gradualmente se ha ido a la actual estructura modular –CPU, disco duro, teclado, etc.-, de forma que si falla un módulo, se sustituye por otro, sin que ese fallo afecte al resto de la estructura. Esto ha afectado también a la industria de los ordenadores: en 1969, la empresa IBM tenía una cuota de mercado del 70%. Actualmente, la Empresa más grande del sector no llega al tercio del mercado total. En la industria de los ordenadores, el problema de too big to fail se ha reducido considerablemente, al contrario de lo que ha sucedido en la industria bancaria.

Para conseguir estructuras modulares en la industria bancaria, será preciso algún tipo de intervención de los Poderes públicos. La industria bancaria, al ser una industria en red, tiene la característica de que un colapso sistémico, o la propagación de un virus a través de ella, sea algo que se pueda producir más fácilmente.

El que un Banco sea cada vez más grande y que abarque cada vez más actividades, no es sinónimo de que sea mejor, al menos en cuanto a la evitación del posible riesgo sistémico.

b.- Robustez: en Sistemas dinámicos y complejos, la distribución del riesgo es no-lineal, ofrece discontinuidades. Y una buena estrategia para minimizar pérdidas y lograr la robustez del Sistema, es actuar sobre su estructura, no sólo sobre su conducta. Se trataría de regular la estructura del Sistema, no su funcionamiento o conducta.

Otro criterio para lograr la robustez del Sistema, es que su regulación sea simple. Por ejemplo, la Constitución de los Estados Unidos ocupa sólo cuatro páginas; mientras que el Dodd Bill sobre reforma del sector financiero norteamericano, contiene 1336 páginas.

La Glass-Steagall Act de 1933 ocupaba solo 17 páginas; y actuó sobre la estructura del sistema bancario, creando la división entre Bancos comerciales y Bancos de inversión. Fue una regulación robusta, que duró muchos años.

Por el contrario, la regulación contenida en Basilea II, basada en el enfoque de establecer un impuesto adicional sobre la actividad bancaria, es el ejemplo contrario: se ha tardado 15 años en lograr el acuerdo sobre la norma de Basilea II, y esta norma ocupa además miles de páginas. Basilea II se ha mostrado, tras producirse la crisis financiera, como una regulación poco robusta.

C.- Incentivos: Los riesgos en el sistema financiero no son exógenos, son endógenos, por estar producidos por los hombres. Esto tiene implicaciones importantes cara a la regulación. La teoría financiera nos dice que todo riesgo conlleva un retorno o incentivo. Por tanto, existen incentivos naturales, dentro del sistema financiero, para generar riesgos y para evitar un control proveniente de la regulación.

Como respuesta, algunos economistas han propuesto, como solución al problema sistémico del riesgo, el de realizar un rediseño estructural radical. Comenzando por Irving Fisher allá por los años treinta, algunos han propuesto Bancos pequeños, con un ratio de liquidez del 100%.

Conclusión:

A la luz de las dimensiones de la presente crisis, los beneficios sociales derivados de imponer restricciones o prohibiciones a los Bancos, podrían ser mayores que sus costes.

Estamos en el inicio de un gran debate sobre la estructura del sistema financiero. La actual estructura del sistema financiero es densa y compleja, como la de la selva tropical.

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16 pensamiento sobre “La «cuestión» del 1% del PNB

  1. Mario Conde

    Me parece estupendo este artículo. Se pone el dedo en la llaga abierta. No hay duda de la responsabilidad del sistema financiero en la crisis, es decir, en la destrucción de empresas del sector real, en el endeudamiento público, en el deterioro de nuestras cuentas públicas. Es así. Guste o no. Y a esa atribución de responsabilidades conceptuales no se corresponde demanda de responsabilidades reales. Es así, guste o no.
    ¿Qué hacer? Desde luego los termas que toca I Landero son capitales: tamaño y función. Estos son los dos aspectos claves: qué tiene que hacer un banco y hasta dónde puede ser grande. por los riesgos que implican ambas cosas: el riesgo de que incumpla su función y el riesgo de que al dejar de cumplirla y caer, arrastre a empresarios de la economia real. Este es el debate
    ¿Por que no se celebra? Por el poder real del sistema financiero. Es claro que el verdadero poder es el político, pero tiene condicionantes que según la valentía de cada uno, es decir, la fuerza real de sus convicciones, pueden operar con mayor o menor eficacia. Y parece que la solidez de convicciones no abunda; salvo una: la convicción de que lo bueno es lo conveniente.
    Así que tendremos un debate que será de tono menor, epidérmico, sin atacar el fondo. y eso se llama de una manera concreta: nuevas crisis financiera.

  2. superviviente

    La gasolina suele ser uno de los bienes que más se gravan, esto tiene su lógica, es un llamado impuesto correctivo porque pretende corregir tres externalidades relacionadas con el uso del automóvil: La congestión, los atascos o los embotellamientos, este impuesto hace que el uso del automóvil sea menor y se utilice más el transporte público…Los accidentes, pues el impuesto grava más a los coches que mas gastan, que suelen ser todo-terrenos y gama alta que tienen más riesgo a la hora de poner en peligro la vida de otros y por último la contaminación para reducir el riesgo de calentamiento del planeta y a su vez el consumo de gasolina.

    Por lo tanto este impuesto no causa pérdidas de eficiencia como otros impuestos sino que mejora el funcionamiento de la economía, pues incide en una mejora de la congestión del tráfico, unas carreteras mejores y más seguras y un medio ambiente más limpio. Es un impuesto que induce a la gente a cambiar de conducta, disuadiendola del uso del vehiculo particular por el uso del transporte público.

    ¿Se podría hacer lo mismo con los bancos? La respuesta es afirmativa, como siempre el ejemplo lo tenemos en EEUU con la Glass-Steagall Act. que tan buenos resultados produjo y que permitió que desde 1933 hasta 1993 en que fué derogada, los bancos evitaran entrar en la especulación salvaje que tan alto coste representó para la sociedad americana y el resto del mundo, pero sobre todo supuso el control de unas instituciones irremediablemente llamadas a la vigilancia por parte del Estado, por su desmedida inclinación a la voracidad, especulación, codicia de todos sus productos con un alto riesgo de contaminación para el resto de la economia, por lo tanto se debe empezar a plantear sobre estas entidades que suponen un alto riesgo para el resto de la economia, el principio de que se debe ejercer un fuerte control del Banco central para medir los riesgos derivados de su expansión, sus productos, sus operaciones y sus inversiones.

    No creo que haya que asustarse si hablamos de intervención del Estado cuando está en riesgo la economia de un pais por este tipo de entidades, la prueba es que el Estado más liberal económicamente lo ha hecho y lo hace actualmente con las medidas que el Presidente Obama piensa realizar, derivadas de la gestión desastrosa y que han conducido al desastre económico actual. Saludos.

    1. Mario Conde

      Dos planos: presente y futuro.
      Asumiendo la culpabilidad de las entidades financieras en el origen y desarrollo de la crisis, asumiendo que eso ha generado el uso de ingentes cantidades de dinero público, ¿tiene sentido un impuesto especial que grave a los bancos precisamente por esta razón? ¿Acaso los accionistas bancarios deben ser de mejor condición que cualesquiera otros?
      Futuro. Entiendo lo que dices y es correcto. Dentro del proceso de reforma del sistema financiero ese tipo de medidas debe ser contemplado.

      1. superviviente

        Hasta donde puedo alcanzar con mis cortos conocimientos de economía politica, observo que cuando una institución representa no solo un coste sino un riesgo altamente contaminante para el resto de la economía, se debe en principio acudir en su rescate o ayuda para evitar que toda la economia real se precipite y caiga arrastrada por el desplome de un Banco, pero a continuación y viendo los resultados obtenidos con un alto porcentaje de beneficios se debe reclamar la devolución prioritaria de la ayuda salida del dinero del contribuyente con sus intereses correspondientes, tomar medidas para que no vuelva a ocurrir, desde un mayor control hasta una reforma del sistema financiero, incluso gravando, al igual que la gasolina con un impuesto corrector que evite el riesgo de sus operaciones y que redunde en beneficio de la economía real, para ello será necesario incidir en el control estricto de sus operaciones especuladoras, el tamaño si éste representa un riesgo de dominio oligopolista del mercado y un código ético que no quede vacio de contenido sino del que se puedan derivar responsabilidades para aquellas actuaciones que representen un grave perjuicio para la sociedad, creo que no es tan dificil, Roosvelt se lo propuso y como bien dice Landero, en tan solo 17 paginas se plasmó una ley que supuso 60 años de tranquilidad y prosperidad, por cierto en aquella época de la gran depresión la tasa de desempleo en EEUU era del 24%, solo algo más que la actual tasa de desempleo de España, según los datos poco creibles del gobierno. Saludos.

  3. felix de valois

    No siempre todo es reducible a datos,cifras o estadísticas claro,pero támpoco éstas deberían ser desdeñables y menos tratándose de la banca;tenemos cifras de crecimiento que nos indican el crecimiento medio de la economia a nivel mundial del orden del 3,5 % los últimos años y,sin embargo,la economía financiera,osea para los neofitos,la otra economia,aquel porcentaje habría que multiplicarlo por 4. Podría argumentarse que no todo es especulación,tal vez,pero se acerca mucho a lo que se entiende por ella.
    Prohibición. Nunca fueron buenas por sistema,en ningun campo. Pero tampoco sería descartable a la luz de los últimos acontecimientos. La recondución del papel de la banca aconsejan,a mi juicio,otras posturas ya expuestas en el artículo, y que llevadas con rigor pueden y deben funcionar. Pero claro,esta es una labor que compelen a grandes fuerzas y,por lo tanto,a expensas de enormes derivas.
    De lo que no cabe duda es que los tiempos,los actuales, tiene ante sí una gran oportunidad para reconducir aquellas practicas tan poco acordes con un mundo mejor;¿para todos? bueno al menos para un cada vez mayor número de gentes,que no es poco,ni desdeñable.
    Saludos

  4. ATOMIA

    La alternativa prohibir o impuestos… A mi me parece que habría que hacer contribuir a los bancos en función del riesgo que hagan padecer al resto del sistema. Los bancos que arriesgan mucho deberían contribuir más que los bancos que se dedican a gestionar patrimonios y actividades tradicionales. El problema que le veo es que al final seguro que este impuesto nos lo acaban repercutiendo a los ciudadanos y aquí tendrían que entrar en juego algún tipo de control, creo que hay una directiva Mifid en la que se dice que las instituciones financieras tienen que asegurar la capacidad de gestion de patrimonios de la personas a las que proporcionan sus servicios.También nosotros tenemos que asumir la responsabilidad de que al ofrecernos grandes beneficios eso comporta siempre grandes riesgos.
    Saludos

  5. ATOMIA

    Navegando acabo de encontrar un banco que a priori podría gustarme http://www.triodos.es/
    Su publicidad: Dirigido a particulares, empresas e instituciones que quieran ahorrar e invertir de forma responsable y saber qué hace el banco con su dinero.Triodos Bank ha sido reconocido como el banco más sostenible del mundo por el Financial Times y la Corporación Financiera Internacional.Las Condiciones Generales han sido modificadas y adaptadas a la directiva MiFID.
    Voy a pedir un r.d.V.

    1. superviviente

      Hay otro banco que cada dia gana mas clientes, sobre todo en España.. Bankolchón. Saludos.

    1. superviviente

      jajajajaja ahora que no hay mucha gente por aqui, Bank-Arrota «Dejanos tu dinero y te dejamos en pelotas»..jajajajaja

  6. atati

    Bien amigo Landero, impuestos a los bancos y restricciones a ciertas actividades bancarias, y si a pesar de todo siguen sin querer entrar en razones, pues como también dice bien el amigo Super, se les debería de intervenir aplicándoles un control por parte del Estado que ponga coto a esas actividades que no sólo desestabilizan economías familiares y empresariales sino que además ponen en riesgo la economía de los Estados. Si ellos pueden intervenir en las economías estatales cuando ven oportunidad de lucrarse, ¿por qué no los Estados no van a intervenir en sus actividades? Además la defensa propia siempre es legítima. Gracias Landero por traer este tema que para mí es la auténtica lacra de nuestros tiempos.

  7. Auxi

    Todo es una cadena y llevamos muchos años utilizando el mismo método, porque ahora nos afecta y estamos atacando cuando desde el principio podríamos haber reaccionado, eran pocos los que se quejaban los llamaban locos ahora estamos locos todos.
    Los remedios son buenos cuando la enfermedad empieza.

  8. juan moncayo

    El tamaño actual de los bancos y la politica de concentración, obliga a
    un modelo de servicio impersonal e
    informático, que hace inviables los
    apoyos a la pequeña y mediana empre-
    sa.Las CCC han desaparecido.
    Es en ese tejido productivo donde se
    genera empleo, y donde funciona el
    mercado.

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