La lotería de la vida

      62 comentarios en La lotería de la vida

Adolfo Yáñez

A veces, los árboles de la política no dejan que miremos hacia el bosque de la “polis”, como dirían los griegos, o de la sociedad, como sería más exacto afirmar ahora. Nuestros dirigentes nos aturden tanto con sus charlatanerías que tendemos con demasiada frecuencia a dejarnos hipnotizar por ellos y a olvidarnos de asuntos mucho más serios que las campañas, disputas e intereses partidistas con los que nos enredan a todos permanentemente.

A mi entender, los niños son uno de esos temas trascendentales de los que nos ocupamos mucho menos de lo que debiéramos. Y convendría que les prestáramos mayor atención no sólo por el tópico mil veces repetido de que les pertenece el futuro. Les pertenece, antes que nada, el presente, pues ya están aquí entre nosotros y lo honesto es crearles las mejores condiciones de existencia posibles, esforzándonos por conseguir la maravillosa utopía de que, nazcan donde nazcan, gocen de una auténtica igualdad de oportunidades. Para que no se malogre ningún Einstein, ningún Fleming, ningún Beethoven y, muy en particular, para que todos puedan aspirar a la felicidad. ¿Tan difícil resulta destruir, o paliar al menos, las asimetrías que los niños sufren dependiendo de lo bien o de lo mal que les trate la ciega lotería de la vida?

¡Ay, la lotería de la vida! Reparte favores de modo absolutamente caprichoso, pues muchos pequeños llegan a hogares en los que nunca les faltará de nada y otros deben aguantar el lastre de aparecer en familias con graves desequilibrios económicos. Muchos pequeños no saben más que de caprichos satisfechos y otros tienen que prohibirse a sí mismos albergar cualquier sueño. Muchos reciben sanos la primera luz de la existencia y otros, desde sus inicios, sobrellevan discapacidades que les obligarán a depender siempre de los demás. Pero los demás estaremos cada cual a lo nuestro y, si pertenecemos al grupo privilegiado de los que mima el azar, encontraremos normal que el destino juegue con los seres humanos, despreocupándonos de que algunos desgraciados deban probar de forma constante las hieles del infortunio.

Creemos pertenecer a épocas de solidaridad y de justicia social avanzada, aunque tal creencia no pasa de ser un modo de engañarnos. ¿Justicia y solidaridad hoy? En pleno siglo XXI, ¡menuda diferencia pagana sigue existiendo entre los que vienen al mundo en una casa rica o en una casa pobre, entre los que son recibidos con caricias y equilibrio emocional por parte de sus padres y los que se topan con aberraciones sicológicas, gritos e insensatez en el hogar al que llegan; entre los que fueron llamados a existir de forma conscientemente amorosa y los que, engendrados en meros espasmos de instinto animal, caen en manos más acostumbradas al uso de jeringuillas de droga que al manejo de biberones. Porque así lo quiere el destino o porque nosotros nos sentimos incapaces de que las cosas funcionen de manera diferente, la arbitrariedad continúa pastoreando los rumbos existenciales de hombres y mujeres en nuestros días.

¿No es una arbitraria lotería aparecer en el cogollo rutilante de una ciudad del llamado primer mundo (teniendo cerca colegios, fábricas, hospitales, bibliotecas y supermercados) o en los obscuros vericuetos de una favela de Río de Janeiro, de un “slum” en Bombay o de un poblado africano en el que sólo existe la esperanza de subir a cayucos que horaden con su proa mares, desafueros, hambres y abandonos? ¿No es una lotería gozar de ámbitos en los que las leyes contemplan, aunque sea mínimamente, los derechos del ciudadano o aguantar el horror de pertenecer a naciones convertidas en auténticos infiernos, infiernos que incluyen, incluso, a locos dispuestos a defender sus rapacidades echando mano de niños-soldados o tiranizando a países enteros? En definitiva, ¿no supone hoy como ayer una lotería incorporarse a la humanidad con el riesgo de sufrir eternas desigualdades que nadie puede o nadie quiere atajar y, como siempre, no sigue la infancia del año 2010 jugándose el futuro dependiendo de que, a la hora de llegar a la tierra, caiga del lado bueno o del lado malo de la historia?

Aunque nos cueste admitirlo, para erradicar atávicos desafueros sociales, de nada sirven nuestros avances tecnológicos, ni nuestras democracias, ni las parloteras campañas electorales de nuestros políticos, ni los ruidosos desplazamientos papales a cualquier rincón del planeta. Es la lotería de la vida y sólo ella la que se encarga de colocar a cada uno en lugares en los que la educación le hará libre o en lugares en los que el analfabetismo circundante le obligará a padecer adoctrinamientos demasiado fanáticos para ser nobles o le empujará a buscar el apoyo de dioses demasiado vengativos para ser creíbles. Es el albur el que continúa trazando la línea divisoria del pan y la penuria, del palacio y la chavola, del poderoso con medios a su disposición para auparse a confortables poltronas y del indigente sin voz ni defensa alguna que, porque así lo dicta la ruleta de la existencia, tiene que vivir siempre callando, mendigando siempre, siempre sufriendo, siempre luchando…

Sé muy bien que con estas líneas no tranquilizo mi conciencia de hombre afortunado que viviré mejor (aun en épocas de crisis) que millones y millones de parias que tuvieron peor suerte que yo. Al dejarlas aquí escritas, sin embargo, siento cierto alivio ante la idea de poder ofrecer en el foro, a los amigos que me leen, la reflexión y el diálogo sobre un asunto que, por muy asumido que lo tengamos, no dejar de ser ferozmente cruel. Hasta es posible que alguien a ciertas injusticias les encuentre soluciones que a mí se me escapan. En cualquier caso, lo seguro es que, mientras nos concienciamos de la situación que sufren los niños desamparados, sobrevolaremos durante algún tiempo el bosque de temas de politiquería fofa que la actualidad nos impone con harta frecuencia y nos olvidaremos de la aburrida fauna de personajes que nos obsesionan a todas horas

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62 pensamiento sobre “La lotería de la vida

  1. Isabel

    La lotería de la vida siempre toca como dice mi madre muchas veces, pero a veces es un pito y otras una pelota.
    A unos nos nacen aquí, a otros allí, algunos nacen ricos otros pobres, los hay que nacen sanos y los que nacen enfermos…
    Visto así, me parece injusto, muy injusto este reparto de boletos…
    Pero lo que me parece más injusto todavía, es que en el siglo que estamos, sabiendo lo que ya se sabe, los privilegiados, los agraciados en la lotería de la vida, sean incapaces de por lo menos garantizar lo mínimo y necesario a los niños y personas que al nacer solo les toco el triste pito en el sorteo de vivir.
    Buenos días a tod@s y muchas gracias Adolfo por tu post

    1. Prisciliano

      En efecto, Isabel, vivimos en un mundo demasiado insolidario como para podernos permitir el lujo de tener esa conciencia tranquila con la que a nosotros mismos nos adormecemos a veces. Sólo quienes toman consciencia de la injusticia pueden decidirse un día a hacer algo, aunque sea poco, aunque su campo de acción alcance a límites muy cortos.

      Un abrazo. A. Y.

  2. Merce

    La lotería de la vida es vivir. El premio gordo es comprenderla y saber vivirla.

    1. Prisciliano

      Quizá tengas razón, Merce, al afirmar que «la lotería de la vida es vivir y el prermio gordo es comprenderla y «saber» vivirla». Pero no me negarás que el «poder» vivirla de una o de otra manera tiene también su enorme importancia. Y, en su propia existencia, podrán recrearse de muy distinta forma el hijo de un multimillonario y el hijo de alguien que nada posee y que nada puede ofrecer a su prole.

      Gracias por tu comentario, de todos modos. A. Y.

      1. Merce

        No hará falta que te afirme lo evidente.
        Pero mirando lo que tiene el otro poco arreglas. Tenemos/nacemos en una situación desigual, las diferencias son atroces. Y uno no aprenda a vivir con ello y adaptandote a las circunstancias pues no se podrá ser dichoso un solo día.
        Gracias a ti, un saludo

    2. Jorge Tamames

      …¡díselo a los habitantes de un slum en Harare! El premio gordo para la mayoría de este planeta es aprender a leer y escribir, y poder comer tres veces al días.

      1. Merce

        Sí Jorge y la lotería es vivir y entender la vida que se tiene. No sólo existen los niños del slum de Harare, conozco otros que viven igual o peor que los que mencionas que comen una vez al día si comen y no saben lo que es un aula. No solo tú eres conocedor de ese otro lado, no solo en la India pasa eso. Y sabes que te digo ese mensaje más o menos me lo han transmitido sus habitantes, porque otra cosa no tendrán pero ganas de vivir muchas.

        1. Jorge Tamames

          Sí, disculpa si he sonado borde o acusador. No era mi intención. He escogido el ejemplo de Harare precisamente porque está en Zimbabwe y no en India, y no pretendo ser el único con derecho a opinar sobre niños viviendo en la miseria. Lo que quiero decir es que pararse a comprender la vida no es esencial cuando se está permanentemente hamnbriento.

          El testimonio de personas que con muy poco son más felices y vitales que nosotros es conmovedor, como bien dices. Por eso es tan importante que esas personas puedan ser educadas. Ahora bien, una vez educadas es posible que entender la vida que les ha tocado vivir resulte aún más doloroso…

          1. Ylex

            La cuestión de fondo, es porqué seguimos permitiendonos vivir en un sistema social tan antihumano. Esa es la reforma que hay que acometer.

            1. Prisciliano

              Por qué, Ylex, sí, por qué nuestras cristianísimas conciencias nos permiten vivir sin demasiados escrúpulos, y sin mover un solo dedo, ante el hambre y ante el sufrimiento de los demás, ante este sistema social tan inhumano del que tú hablas? A mí, que me cuesta mucho creer en cualquier dios trascendente, siempre me impresionaron aquellas hermosas y terribles palabras de Jesús en el Evangelio: «Si de verdad quieres ser mi discípulo, vende cuanto tienes, dáselo a los pobres y luego ven y sígueme». A la humanidad no la redimen las palabras, sino esos valientes que tienen el coraje de olvidarse de todo, de arremangarse y de lanzarse a la acción.

              Un abrazo. A. Y.

          2. Merce

            Seguro que viendo esos niños que tan mal viven, en general esas gentes tan pobres, con casi nada que comer, sin un cobijo , sin grandes conocimientos o ningunos de la “retranca” política y social que late en el mismo planeta que viven, seguro que has visto una alegría en ellos que hasta nos resulta escandalosa por lo atípico. Entonces descubres que algo importante se nos está escapando.

            Comprender, tratar de comprender lo que vivimos, lo que vemos, nos ayuda a entendernos y entender y contribuir creciendo personalmente y en unidad.
            Y sí estoy de acuerdo contigo todos en este mundo merecen comida, la mejor salud posible, vivienda y educación . Y los que lo tenemos estamos obligados a contribuir en ello.

            (Y bueno, la verdad creo que por la brevedad que utilizaste me pareció un poco borde, pero fue una mala interpretación, así que soy yo la que te pide disculpas 🙂 )

            Un cordial saludo

        2. Merce

          El echo de asociarlo a la India fue por la utilización del termino “slum”, palabra con la que se conoce los barrios marginales en las ciudades de la India. Aunque slum puede trasladarse a otros lugares del mundo evidentemente

  3. Simba1968

    Este artículo es para un 10.
    Me recuerda lo egoísta que es el ser humano, y me incluyo.
    Gracias.

    1. Prisciliano

      Si has logrado ver que nadamos en el egoísmo, seguro que algo harás. Lo que tú hagas, añadido a lo que hagan otros que hayan llegado a tu misma conclusión, quizá remedie más males de los que nos imaginamos.

      Un abrazo. A. Y.

    1. Prisciliano

      Gracias a ti, Jorge, por leerme y por compartir mis reflexiones. A. Y.

  4. icaromoderno

    Gracias Adolfo por tu excelente artículo, por preocuparte del tesoro más grande que tenemos con un realismo abrasado por la tristeza. El individualismo desenfrenado del ser humano como organismo genuino y universal, basado en la voracidad material y en «vivir sin freno para cuatro días que estamos aquí» nos lleva indigentes de corazón, sin esperanza por el río del desconsuelo, fragmentando hacia el infinito el sentimiento de grupo y vistiendo con apariencias o sombras nuestras miserias deshumanizadas. ¿Qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos? Preguntas tan repetidas en la historia del pensamiento que nos parecen ya obsoletas, respondidas y argumentadas, pero es el momento de incluirlas de nuevo en el debate del Hombre, para saber qué es y de qué está hecho, para conocer su dignidad y retomar la conciencia para El Camino, no como animal, no como un estómago con mente, si no como ser que admira con humildad la naturaleza y que es llamado a gobernarla por sus raices divinas.
    Si pensáramos que el azar o la suerte obedecen a una ley que por su grandeza extrema es desconocida, (no saber cómo funciona no demuestra que no exista, de la misma manera que la ley de la gravedad era antes de que Newton la formulara) e introdujeramos la reencarnación y sus mecanismos en el debate del Hombre, llegaríamos a tener una comprensión más completa del Mundo y del Destino.

    Un abrazo.

    1. Prisciliano

      Plasmas aquí, Ícaro, ideas y pensamientos bellísimos que te agradezco mucho los hayas querido añadir a las reflexiones que hoy hago sobre «la lotería de la vida». Son pensamientos e ideas que comparto, naturalmente.

      Un abrazo. A. Y.

  5. Aloe

    Buenos días Adolfo:

    La lotería de la vida. De profundo calado para muchos aspectos de nuestro vivir diario. Has centrado la figura del niño, tal vez por ser vulnerable, pero hay tantos premios de la lotería
    que no se cobran.

    Pasamos por la vida con demasiada, velocidad, todo lo hacemos deprisa, amar, vivir, convivir, observar… y nos encontramos un día con muchas responsabilidades pendientes.

    El futuro, ¿Qué es eso?, ah, se supone que es lo que recibirán nuestros hijos y los hijos de los demás, pero, ¿Qué futuro?.

    Esa lotería que comentas, para gusto o disgusto, nos toca a todos, lo que sucede es que tiene muchos premios. Muchos somos los que consideramos que despertar todos los días y tener algunas cosas resueltas, ya es un premio gordo, por eso haces bien en recordar, que hay que saber invertir y no hay mejor inversión que hacerlo en aquellos que lo necesitan, ya sean niños o ancianos, que parece que son los que se descuelgan más de nuestra ajetreada vida.

    Jugoso, artículo, felicidades.

    Aloe.un saludo.

    Saludos a todos.

    1. Prisciliano

      Creo que te sobra razón, amiga Aloe, al subrayar que «la lotería de la vida» no juega sólo con los niños. Se ensaña también con los débiles, con los enfermos, con los ancianos, con ciertas minorías… Lo que ocurre es que me parece determinante nacer de una u otra forma, en uno o en otro hogar, en circunstancias favorables o desfavorables.

      Gracias por tu comentario, lleno de sensibilidad como todo lo que escribes.

      Un abrazo. A. Y.

  6. MARIAJO

    Entiendo Adolfo el alivio que sientes al escribir estas palabras. Porque son como un perdón, como una disculpa y unas «gracias». Yo muchas veces me siento así, siendo mi situación difícil, pero miro lo tengo y aunque poco, doy gracias por vivir y le pido al destino providencial que me siga manteniendo los ojos abiertos y mis dos manos. Y a pesar de noches de tristeza y desamparo, siempre amanezco pensando en lo que me sobra, mas que en lo que me falta.

    1. Prisciliano

      Esa filosofía tuya de vida, Mariajo, es un bello ejemplo para cuantos alguna vez nos encontramos en situaciones difíciles y, como tú, pasamos por «noches de tristeza y desamparo». Creo que, en el país que nos asignó la lotería de la vida, somos muchos más los que podemos pensar en lo que nos sobra que en lo que nos falta.

      Un abrazo. A. Y.

      1. MARIAJO

        Pero hay veces A.Y. que piensas que tu y los tuyos son las únicas personas que habitan este mundo y entonces te vienes abajo, porque cada uno siente lo suyo y lo adecua a su situación. Lo importante es volver al pensamiento inicial, porque es bueno para uno y para los millares restantes. Otro abrazo para ti.

        1. Prisciliano

          Sí, Mariajo, a veces nuestra patria y nuestro mundo no conoce otras fronteras que las del propio hogar y las de la propia realidad en la que nos movemos. Pero es una postura demasiado egocéntrica y esas fronteras debiéramos abrirlas un poco, ¿no te parece? asumiendo como «nuestro» lo que está en situaciones que requieren la ayuda de todos. Para ello, unos se moverán por motivaciones religiosas, otros éticas, otros filantrópicas… Lo importante es no ver como ajenas las penurias de los demás y sentirnos incómodos ante ellas. Son penurias, por otra parte, que un día podemos sufrir nosotros y precisaremos también la solidaridad de nuestros semejantes. A. Y.

  7. Luna

    Hola.

    En ocasiones que he estado en contacto con niños durante varias horas y días seguidos (hablo de este mundo supuestamente MÁS desarrollado) vas comprobando que aun siendo muy pequeños, tres o cuatro años, tienen unas formas de actuar no acordes con lo que debería ser un niño. Al pasar los días, y normalmente por casualidad, acabas conociendo a los padres, entonces te explicas tantas cosas… Es que esos niños no pueden actuar de otra manera, es lo que viven en el día a día en sus “hogares” y todo lo que tu puedas hacer para que tengan una vida mejor, de ilusión, alegría, juegos, compartir… se va al traste en los periodos vacacionales en los que pierden ese contacto con otra realidad más bonita, más saludable, más gratificante y productiva para el hoy y para el mañana.

    Por eso es tan necesario que un niño venga al mundo desde el amor de los padres, nada de tradiciones, obligaciones, normas sociales… Has de desear tener un hijo no sólo parirlo (siempre hablando en plural, de padres). Has de educarlo, quererlo, protegerlo, enseñarlo, en definitiva dedicarle el tiempo que se merece.

    Gracias por tu artículo Adolfo, un abrazo.

    1. Prisciliano

      El hogar en el que nacemos y los padres que nos reciben, amiga Luna, son una horma que nos moldea de un modo determinante. Ya lo creo. Y esa realidad debiéramos aplicarla siempre a nuestro comportamiento como progenitores y a nuestra comprensión de quienes nacen en otros hogares muy distintos a los nuestros y son recibidos por padres que se hallan en circunstancias económicas, culturales o síquicas muy alejadas de las que nosotros tenemos.

      Un abrazo. A. Y.

  8. juanarmas

    El gran trauma es saber que educar se ha entendido en gran medida por parte de los gobernantes como inculcar patrones de comportamiento, ideológicos, políticos o religiosos; en cierto sentido, como “domesticar” la innata libertad de cada uno. Entran en juego la presión de la sociedad en la que le haya tocado vivir, y ante todo y sobre todo, su entorno directo. Hay padres que consideran posesión a sus hijos, o desahogo, o una nueva oportunidad para satisfacer sus retos, que no los de ellos.

    Una sociedad que fomente el que los niños puedan experimentar por sí mismos, que sean libres de llegar jugando y experimentando, hasta encontrar su don innato, será una sociedad muy cercana a la verdaderamente democrática.

    Al margen de lo poético, esa nueva civilización respetará la dignidad y sabiduría innata que traen fresca del “otro lado” los niños, como respetará la sabiduría vital de quienes, cargados de años y experiencia esperan transitar de vuelta hacia el otro lado. Quizás allí se comprenda el sentido de esa supuesta lotería en la que, como suele decirse, unos nacen estrellas y otros estrellados.

    Gracias Adolfo por el tema escogido y por tu inspirador texto.

    Un abrazo.

    1. Prisciliano

      Gracias a ti, Juanarmas, por recordarnos que no debemos ser posesivos con nuestros hijos. Les engendramos para que ellos y sólo ellos acaben tomando las riendas de su vida. Un abrazo. A. Y.

  9. vermeer

    No puedo estar más de acuerdo con tus preocupaciones e ideas expresados en el post, respecto a que deberíamos prestar más atención y cuidados a la infancia porque es el germen de adultos felices o desdichados.
    Es tristísimo pensar que, debido a la veleidosa rueda de la Fortuna, hay niños que viven muy contentos, tranquilos y con un futuro brillante y otros, por contra, llevan una existencia llena de infelicidad, penurias y con una carga en el corazón que, en ocasiones, les puede impedir tener acceso a una vida cómoda y dichosa.
    Lamentablemente, las dificultades que se encuentran en la infancia muchos niños van aparejadas con una deficiente educación y escolarización y ello les supone la imposibilidad de un futuro próspero, en mi opinión, en la mayoría de los casos.
    Sería extraordinario, pienso, que se pudiesen cambiar los destinos de niños abocados a la misería con un poco de atención por parte de los paises más desarrollados. No habría mejor inversión para el futuro de esos paises en vías de desarrollo, creo.
    Mil gracias, Adolfo, por tu excelente post lleno de buenos sentimientos.
    Un abrazo,

    1. Prisciliano

      Quienes dirigen los países desarrollados (en los que nosotros vivimos, Vermeer)sólo se acordarán de esos «niños abocados a la miseria» de los que tú hablas si somos muchos los ciudadanos que les obligamos a que utilicen los impuestos que pagamos en acciones solidarias con el tercer mundo. Y el llamado «tercer mundo» no sólo está más allá de nuestras fronteras. Entre nosotros, hay también amplios sectores sociales con tintes marcadamente tercemundistas.

      Un abrazo. A. Y.

      1. vermeer

        Estoy de acuerdo contigo, Adolfo, en que hay bolsas de pobreza extrema en nuestro pais y que no hace falta irse a tierras lejanas para ver miseria.
        No obstante, convendrás conmigo en que aquí, de alguna forma y gracias a la magnífica labor de la Iglesia y otras ONGS, se palia algo esa pobreza. Al mismo tiempo,lamentablemente, en otros paises menos desarrollados, creo, no hay tanta gente que ayude a los desfavorecidos.
        Muchas gracias, Adolfo.
        Un abrazo.

  10. benasque

    Que razón tenéis tod@s, en cada uno de vuestros argumentos. Pero desgraciadamente los hijos cuando vienen al mundo no traen un manual de instrucciones y nosotros los padres no tenemos un libro que nos enseñe a serlo. Cada uno hacemos lo que creemos esta mejor en cada momento de la vida de nuestros hijos, y les educamos en los valores y principios que a su vez nos inculcaron nuestros padres a nosotros. Que nos equivocamos? seguramente muchisimas veces, pero al equivocarnos también aprendemos. Educar es tarea de los padres, nada fácil, tal como están las cosas, y por desgracia privaciones somos muchos las que las padecemos y por esa razón he intentado enseñarles el valor de las cosas, el respeto por los demas, la honestidad, la sinceridad y otros muchos valores fundamentales para que sean personas de bien.
    Que no todos nacemos en el mismo seno y con las mismas posibilidades es algo que esta muy claro, pero realmente (me incluyo yo la primera) hacemos algo por brindarles las mismas oportunidades? Creo sinceramente que podríamos hacer mucho mas y no lo hacemos. Entono el mea culpa…

  11. Eliseo de Bullón

    Convención sobre los Derechos del Niño.
    Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General en su resolución 44/25, de 20 de noviembre de 1989.


    «Reconociendo que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión,»

    http://www2.ohchr.org/spanish/law/crc.htm

    Muchas veces, sólo tenemos que exigir a quien corresponda o al país que corresponda que se cumpla lo que ya está legislado.

    Y al que no lo cumpla por que no quiere: sanción, boicot, intervención, detención, o lo que haga falta.

    Y al que no cumpla porque no puede: 0,7 %.

    1. Prisciliano

      Considero, Eliseo de Bullón, que el camino que tú señalas es el correcto. Las soluciones a la mayor parte de los problemas que aquejan a este mundo las tenemos escritas ya en nuestras Constituciones o en solemnes Declaraciones de Derechos ciudadanos. Pero hay que pasar de la letra a los actos, de lo escrito y de las bellas intenciones a las exigencias y a la práctica. Sólo concienciándonos con algunos temas podremos luchar por ellos desde el poder que nos otorguen nuestros votos o nuestra capacidad de influencia en la sociedad.

      Un abrazo. A. Y.

  12. ermitaño

    Tienes razón, nuestros sistemas democráticos, los avances técnicos y nuestras potentes economías no sirven para impedir que millones de personas en todo el mundo mueran de hambre, soporten una vida miserable y sufran. Por eso estamos aquí, a estas alturas, hablando de ello. Algo falla cuando los fuertes no cuidan de los débiles, cuando no generan alternativas de vida más humanas para toda la Humanidad.

    Kennedy tiene un discurso brillante, el de su investidura, en el que refiriendose a la Unión Soviética y a la tensión entre ambas, propone una colaboración de esfuerzos humanos para acabar con aquello que nos separa como personas. Cito textualmente:

    «Empecemos, pues, de nuevo, recordando en ambas partes que la civilidad no es indicio de debilidad, y que la sinceridad puede siempre ponerse a prueba. No negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar. (….)

    Tratemos ambas partes de invocar las maravillas de la ciencia, en lugar de sus terrores. Exploremos juntas las estrellas, conquistemos los desiertos, extirpemos las enfermedades, aprovechemos las profundidades del mar y estimulemos las artes y el comercio.

    Que ambos bandos nos unamos para acatar en todos los ámbitos de la tierra el mandamiento de Isaías: desmantelar las pesadas cargas…y dejar libres a los oprimidos.

    Y sin con la cabeza de playa de la cooperación es posible despejar las selvas de la suspicacia, que ambas partes nos unamos para crear un nuevo empeño, no un nuevo equilibrio de poder, sino un nuevo mundo bajo el imperio de la ley, en el que los FUERTES SEAN JUSTOS, los DEBILES SE SIENTAN SEGUROS y se PRESERVE LA PAZ.

    No se llevará a cabo todo esto en los primeros 100 dias. Tampoco se llevará a cabo en los primeros 1000 dias, ni en la vida de este gobierno, ni quizá siquiera en el curso de nuestra vida en este planeta. Pero empecemos.

    (…)

    Los clarines vuelven a llamarnos. No es una llamada a empuñar las armas, aunque armas necesitamos; no es una llamada al combate, aunque combate entablemos, sino una llamada a sobrellevar la carga de una lucha año tras año, «gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación»: una lucha contra los enemigos comunes del Hombre: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma.

    ¿Podemos forjar contra estos enemigos una alianza grande y global al norte y al sur, al este y al oeste que pueda garantizar una vida fructífera a toda la Humanidad? ¿Quieren participar en esta histórica empresa?»

  13. Naciendo

    Aquí también tenemos muchos niños pobres, ahora con la crisis ….más.
    Parece la posguerra, algunos niños van a clase sin lapices, sin desayuno…. se mendigan becas, que son necesarias, para lo básico…comer.
    Jóvenes desesperados……..
    Si somos privilegiados, al menos, yo me siento algunas veces así, al ver lo que veo, doy gracias por lo que tengo, por lo que no tengo, incluso por ver la diferencia.
    Sensible articulo, saludos.

  14. Auxi

    Adolfo Yañez, que sensibilidad tienes siempre en tus reportajes, los cuales siempre tocan nuestra fibra sensible y nos hace reflexionar, gracias a ti nunca olvidamos a esa lotería de la vida, que tenemos y desperdiciamos con tanta frivolidades que lamentablemente en el mundo que vivimos no nos damos cuenta de la suerte y la lotería que nos a tocado:

    buenas noches y gracias.

    1. Prisciliano

      Me encanta, Auxi, que mis colaboraciones en este foro te hagan reflexionar. Y me encanta que compartamos idéntica sensibilidad a la hora de dejarnos estremecer por la caprichosa «lotería de la vida».

      Un fuerte abrazo. A. Y.

  15. franjfg

    Muy buen articulo el de hoy. Está totalmente claro, que independientemente del lugar donde te toque nacer eres una victima. Es un mundo con una crueldad increíble, aunque parezca casi imperceptible o no se quiera ver. El problema de la opacidad con respecto a las desigualdades latentes en este mundo, es consecuencia a mi modo de ver del modelo educativo. Me explico. El niño que nace en condiciones paupérrimas no tiene opción, sin embargo, las personas que nacen en una posición acomodada, desde su inicio educativo les son interiorizadas las premisas de que esto es así, unos viven bien y otros mueren de necesidades. Obviamente como esto es así no se puede cambiar. Hemos hecho que lo anormal sea lo normal.
    Siempre me quedará una duda. Imaginaros por un momento que desde que nacemos hasta digamos unos treinta años, viviéramos en un mundo donde todas las personas tienen las necesidades cubiertas, no se conocen las desigualdades, suena utópico, lo sé, pero haced el esfuerzo e intentad imaginarlo. ¿Qué pasaría si de repente nos mostraran el mundo tal como es, con toda su crueldad? ¿No creéis que moriríamos de pena? o ¿que lo resolveríamos todo en un momento?
    Saludos

    1. Prisciliano

      Ese supuesto del que hablas, Franjfg, no es tan irreal como crees. Muchos hemos vivido durante largos años ajenos a otras realidades que no fueran las que nosotros disfrutábamos y las que disfrutaban personas de nuestro entorno, de nuestro nivel social, de nuestra cultura… Cuando nos ha sido dado acercarnos «al mundo tal como es, con toda su crueldad» (como tú dices)hemos experimentado una conmoción y un malestar que arrastraremos ya de por vida. Y sentimos la impotencia de no saber hacer muchas más cosas que escribir un pobre artículo.

      Un abrazo. A. Y.

  16. Amadeus

    Muy queridos amigos:

    Debo decir que muchas veces pensé sobre esta cuestión aquí tratada, primeros y terceros mundos, niños que nacen con un pan debajo del brazo y otros que no lo han visto ni en fotografía, educaciones universitarias y fortísimos analfabetismos, …

    Resulta fácil ver lo que unos tenemos y otros no tienen, quizás hasta haciendo que se sienta uno culpable por ser afortunado, pero ¿quién es afortunado?

    Creo que seré la nota discordante de los comentarios vertidos con este artículo, pero qué alegría que podamos ser tan ricos y diversos.

    A veces resulta muy fácil ver los problemas ajenos, tanto que engordamos, sentimos lástima o todo lo contrario, furia, castigo merecido. Es cuando nos salen los ímpetus salvavidas, cuando creemos que vamos a aportar felicidad dando a otros aquellos que no tienen lo que nosotros, y, haciéndolo, calmamos nuestras conciencias, conciencias que educacionalmente vienen marcadas con el símbolo de pecado de nacimiento, y, aparejada, la culpa perpetua por todo y por nada.

    ¿Por qué nos agrada tanto solucionar lo que está afuera?

    No soy de los que nació en el tercer mundo, no nací sin pan, no padecí analfabetismo, pero sí tuve oportunidad de convivir entre ellos, esos a los que ahora dedicamos nuestros pensamientos, y no son tan “pobrecitos”. Desafortunadamente para ellos, estando lejos de los que todo lo tienen, o creen tener, no pueden ver la realidad de este primer mundo. Y digo desafortunadamente porque conocerlo les daría muchas alegrías, no sólo a los que piensan en lo material, viendo las grandes cantidades de metales de dudoso brillo que se barajan, que tan atractivos resultan, que se veneran, que son elevados a la altura de dioses que toda felicidad otorgan, que están al alcance de quienes lo pongan en su punto de mira. Decía, no sólo a los que piensan en lo material, sino también en los que piensan en lo inmaterial, y éstos últimos, también se sentirían felices, podrían decir “pobres gentes, qué desafortunados son y qué injusta es la vida con ellos”.

    ¿Nosotros desafortunados? ¡Habrase visto tamaña estupidez!

    Pues sí, la estupidez se ha visto y se ve. Queremos darles felicidad aportándoles esos metales, esos dioses en forma de monedas que hasta poderosas religiones adoran como únicos y verdaderos. Queremos darles esos dioses nuestros para que alegren sus vidas, para que conozcan el cielo, nuestro cielo, el mismo cielo en el que los niños no conocen a sus padres porque están todo el día trabajando para darles “lo mejor”, que no están en casa el día en que se enamoraron por primera vez, que en su primera relación sexual, lo único que saben, si es que lo saben, es que deben usar un preservativo, que tienen que aprender lo más valioso de la vida a través de señores a los que se les paga, si es que éstos consiguen enseñarles algo, porque caso contrario tienen que recurrir a sus amigos, amigos que como ellos nada de la vida y la experiencia saben, que tienen que forzarse a luchar en la vida sin más apoyos que los de personas tan poco cualificadas como ellos (porque desde críos se les inculcó, por omisión, que los padres no están ahí), pero eso sí, con dinero, dinero que lo va pagando todo, dinero que les hace temer, esconderse en casa, tanto más cuanto más se tenga, tanto dinero como para que haya niños que no hayan podido jugar con sus amigos salvo en el interior de sus mansiones, que no pueden permitirse el lujo de salir en libertad a ver el campo, los ríos, la fauna, porque siempre han de estar acompañados, aunque sólo sea para poder vivir moderadamente sin miedo a ser asaltado. Niños solitarios, niños que crecen convirtiéndose en la generación más solidaria que haya existido nunca para poder cubrir una carencia, poder disfrutar de ese cariño compartido con aquellos a los que ayudan, cariño que no conocieron en casa porque se traducía en una palabra -te quiero- empleada muchas veces para encubrir la realidad de que no se expresaba de ninguna otra manera que no fuera la verbal, y que, como verbal que es, se la lleva el viento, y el viento se lleva hasta la videoconsola, que a buen seguro más de uno aborrecerá por no haber estado a la altura de “padre” que, por parte de quien la regaló, le fue encomendada como misión para cuando estuviera triste, desconsolado y perdido.

    Podemos verter lágrimas por otros, pero estad seguros de que ellos también las vierten por nosotros en la batalla que supone esta vida, batalla que para todos es igual aunque cada uno luche en distintos frentes.

    Sí, hay desigualdades, pero no tengo tan claro que las aquí expuestas sean tan injustas, y, si lo son, ¿para quién? Ellos no habrán visto nuestros brillantes dioses, pero los nuestros, los de nuestras casas, tampoco han conocido la riqueza que ellos poseen, ni tampoco la han visto en fotografía, porque lo más importante de esta vida no es susceptible de ser fotografiado.

    Afectuosos saludos para todos.

    P.D. Adolfo, siempre te estoy llevando la contraria, me siento culpable 😉

    1. Prisciliano

      Amigo Amadeus:

      Me ha hecho sonreír tu frase final. No, no te sientas culpable por llevarme siempre la contraria. ¿Por qué tenemos que estar de acuerdo? Lo importante es que estemos a gusto dialogando, coincidiendo o disintiendo. Y yo lo estoy contigo, créeme, mientras leo tus argumentos, aunque no los comparta.

      Algunos de esos «dioses» y de esos «metales de dudoso brillo» de los que tú hablas estoy seguro que también los rechazo yo. Pero hay otros bienes como el de la cultura, el del pan, el de la dignidad humana, el de la sanidad, etc., que a mí me cuesta encontrarlos en ciertos ambientes que no los quisiera ni para que nacieran en ellos mis hijos ni mis nietos. Ni siquiera me gustan para gentes que no conozco, pero que veo cómo se juegan la vida por llegar a nuestros «metales» y a nuestros «dioses». Cuando pagan un precio tan alto por acercarse al bienestar que disfrutamos en el llamado primer mundo, es seguro que no deben hallarse muy felices en ese otro mundo que dejan detrás. Si algunas tribus de África (por poner sólo un ejemplo)son un paraíso, me extraña que los occidentales no se precipiten en masa por ir hasta allí.

      Un abrazo muy cordial, amigo.

      A. Y.

      1. Amadeus

        Mi querido Adolfo,

        no puedo llevar la contraria a tus afirmaciones porque ciertas y palpables son, peeeero, siempre hay un pero.

        Si por movimiento de masas nos debemos regir, en este primer mundo hace mucho tiempo que se conocen los que en teoría son los métodos para llegar al éxito. Están al alcance de todos y dudo mucho que el hecho de que no se practiquen en masa pueda llegar a ser sinónimo de que no se siente interés por ese éxito.

        Son unos pocos los que quieren ese éxito máximo (en toda la amplitud de la palabra éxito) y están dispuestos a sacrificarlo todo, unos cuantos nos vamos conformando por el camino en algún punto dado y otros muchos se pasan la vida dando palos por todas partes tentando darle alguna vez a la piñata, estos últimos seguramente son los que más sacrificaron de todos, pero la falta de perspectiva les hizo perderse en la falta de definición de metas, en no tener claro qué es lo que su naturaleza les pide como «éxito» y colofón a una vida para dejarse llevar por los estándares que la sociedad impone de pequeñitos y fugaces éxitos que tan pronto llegan, se desvanecen.

        A mi no me sirve lo que dicte la masa, me servirá poder decir el día que muera «hice lo que realmente deseaba, a ello me entregué y me colmó de satisfacción, muero feliz», cosa que no creo que muchos vayan a poder decir, a lo mejor ni siquiera yo.

        Un abrazo fuerte, amigo además de verdad. 🙂

  17. Angeles

    Amadeus, muy interesante tu extensa reflexión, en la que no sobra ni una coma.
    Efectivamente, muchas veces hemos querido irrumpir en sus paises para portarles lo que nosotros creemos de más valor. Hace 500 años, la religión, mientras nos quedabamos con sus materias primas.

    He viajado a algunos de esos países, y es cierto que en muchos no se puede vivir, ni beber ni comer, no hay agua, y la tierra está agrietada, en otros países, hay revueltas, pero como dice Amadeus, el infierno está aqui en la tierra, y no por tener más dinero , uno es más feliz, sobre todo si es un niño, teniendo cariño, alimento básico, juegos, otros niños, naturaleza, y padres que les quieran, son felices.

    En nuestro primer mundo está empezando a haber suicido infantil y adolescente, cosa que en los países del tercer mundo , desconozco si lo hay. Hay asesinatos, en las maras de El Salvador, pero tambien he visto mucha felicidad en algunos países de Africa, donde viven en contacto con la naturaleza, y donde la llegada del pescado es una fiesta diaria, cuando las barcas y los pescadores, en la puesta del sol, recogen las cajas llenas de peces y las traen a la tierra. Es una fiesta en el pueblo. Son felices, mucho más que lo somos aqui, doy fé: sus rostros risueños, alegres, juguetones, su confianza en la vida, en la naturaleza…

    Ya lo dijo Jesús: «No os preocupeis de lo que comereis o bebereis, no veis que los pájaros del cielo se alimentan y las flores del campo son vestidas con las mejores galas?»…

    Cada día su afán.

    1. Prisciliano

      Amiga Ángeles:

      Creo que no es justo que demonicemos a nuestra sociedad occidental. ¿Hay en ella fallos? Por supuesto, pero es, en muchísimos aspectos, el escalón más alto al que ha sabido llegar la humanidad. Y argumentos como que «el infierno está aquí, en la tierra» y que Dios nos concederá el sustento como se lo concede a los pajarillos del cielo y a las flores del campo, ¿qué quieres que te diga?, creo que a muchas gentes del siglo XXI no nos convencen y nos tranquilizan en absoluto.

      Pero respeto tus opiniones y te saludo cordialmente. A. Y.

      1. Angeles

        Amigo Prisciliano: Pienso que el poder de la mente es muy importante. Si considero que sin dinero no hago nada ni soy nadie, y si encima no tengo dinero y nadie tiene dinero, ni posibilidades de conseguirlo , porque se ha esfumado, la conclusión es muy triste: nos deprimimos, nos sentimos mal, con una gran frustración e impotencia que paraliza toda nuestra conducta.

        Si por el contrario tengo pensamientos positivos, aunque esté en la cárcel (ejemplo cercano de Mario Conde), tengo más posibilidades de no hundirme, de salir airoso de todas las relaciones que mantenga, y de que ese ánimo positivo lo contagie a más personas.

        Para mí el dinero no es lo más importante, lo más importante es la comida, la bebida y un techo que me de cobijo, si eso no nos falta, tenemos nuestra mente para crear nuevas condiciones de vida que nos aportarán más felicidad. Por ej. si estamos en el paro, y nos gusta pintar, es hora de hacerlo, si nos gustaba tocar un instrumento, puede ser hora de hacerlo, si nos gustaba cocinar, lo mismo, en fin, que para mí el eje del mundo ha sido el dinero, pero no lo es ni creo que lo sea. Es una cosa más, pero no la única. Anoche en la intervención de Mario Conde, él dijo: es el único problema el déficit que tenemos? Contestó que no, que era un problema más pero no el único.

        Cuando no se tiene dinero, hay que hacer funcionar la imaginación, la creatividad, la formación, etc. para ponernos en marcha y hacer lo que nos gusta. A lo mejor haciendo lo que nos gusta, no nos deprimimos y acabamos ganando dinero. Entonces será una consecuencia, pero no un fin. Nuestro fin es sentirnos bien y ser felices aqui y ahora, estemos donde estemos y con quien estemos. Encontrar esa paz interior que nos dará claridad para enfocar la vida de forma positiva y poder resolver nuestros problemas.

        Esa es mi opinión. Un saludo,

      2. Angeles

        Pienso que es el hombre occidental el escalón más alto alcanzado, por su nivel de evolución físico, emocional y mental, pero no nuestra sociedad que está mal dirigida , para nada considero que esta sociedad sea el escalón más alto: está altamente tecnificada y es muy perniciosa y altamente tóxica para todos, donde lo humano ha sido arrinconado y se ha entronizado la máquina y el dinero.

        Mientras tengamos a esos dos dioses controlándonos, el poder se lo damos a ellos, y nos vacíamos , nos quedamos a merced de ellos. De ahí el alto indice de enfermedades y trastornos psíquicos en el primer mundo.

  18. EOLO

    Somos capaces de crear un sistema arbitral en el tenis que en tan solo decimas de segundo realiza un analisis de donde la pelota ha votado; somos capaces de «clonar» animales, alterar nuestras verduras, navegar por internet … pero no somos capaces de vivir para todos y con todos. Si no hubiera guerras, si la economia no exisitiese, si los medios de comunicacion no cambiaran el animo social, si todos fueramos un poco mas humanos y mas «naturales» … quizas esos niños que hoy pasan hambre o sufren, no exisitiran, por que viviriamos en un mundo sin stress, sin nervios, …no se,… un sueño.
    Gracias por tu escrito y por «removernos» las conciciencias, queda mucho por hacer.

    EOLO
    uuuuuuffff

    1. Prisciliano

      Sí, Eolo, algo podemos hacer entre todos para que el viento de la historia convierta algún día en realidad esos sueños a los que tú aludes. Muchos de los bienes de los que disfrutamos han sido posibles porque, antes que nosotros, hubo hombres y mujeres que creyeron firmemente que las utopías se podían alcanzar.

      Un abrazo. A. Y.

  19. Ylex

    Buenos días.
    Desconozco si voy a repetir algo, no he podido leer todos los comentarios.
    Resulta que vamos por la vida de sociedad avanzada… ¿avanzada? ¿hacia donde?.
    Podemos poner un hombre en Marte, y no hemos sido capaces de avanzar ni un milímetro en lo que se refiere a humanidad.
    Pretendemos la globalización de los mercados, del tránsito de mercancías, la libre circulación del dinero.
    Pero las personas, que deberían ser la unidad básica sobre la que se articulara toda sociedad, esas, no pueden circular libremente.
    Toda la libertad del mundo para en dinero, prioridad absoluta a la rentabilidad, y abandono total de las necesidades más básicas del 75% de la población mundial.
    ¿Es eso una sociedad avanzada? ¡Debería caérsenos la cara de vergüenza, en 2000 años de evolución, y no hemos conseguido nada, y lo peor, es que seguimos por el mismo camino absurdo, adorando a un mero instrumento, una herramienta, como es el dinero.
    ¿Imaginais un mundo en el que el valor predominante fuera la fabricación de martillos? Pues igual de absurda es la sociedad que hemos construído.

    Mientras no empecemos a pensar que tiene que haber, que hay para todos, esto no va a funcionar.

    Si, esa es la reforma pendiente, la de hacer del mundo un ecosistema global armónico, en el que todos los miembros de la especie huana tengan su sitio y su función.

    Nos queda, en ese aspecto, todo el camino por andar.

    1. Prisciliano

      Dices en tu comentario cosas muy importantes, Ylex: «Toda la libertad del mundo para el dinero, prioridad absoluta a la rentabilidd y abandono total de las necesidades más básicas del 75% por ciento de la población mundial…» Así es, desgraciadamente. Pero las mujeres y los hombres tenemos manos, corazón, cabeza y un cierto sentido de la justicia. ¡Algo podremos y deberemos hacer!, ¿no te parece?

      Gracias por tus líneas.

      Un abrazo. A. Y.

      1. Ylex

        Si, algo podemos, y debemos hacer. Creo que es ya eltiempo de estudiar cómo ha de ser el nuevo sistema más humano y equilibrado por el que noshabremos de regir, cuando veamos claramente el buen camino, y nos decidamos a no recorrer más el equivocado, ese que nos ha traido hasta donde estamos.

        Si, con calma, sin ruido, pero con tesón, constancia y voluntad, es nuestro deber, iniciar la marcha por ese camino que ha de dejar un mundo mejor a nuestros descendientes.
        Firmemente así lo creo.

        Adolfo, se me olvidó decirlo antes, gracias por la humanidad que traslucen tus escritos. Gracias, de verdad. Hace mucha falta.

  20. Luna

    Hola Adolfo, ayer escuché un fragmento que me hizo pensar en tu escrito. Ahí va, seguro que muchos ya habéis leído el libro.

    EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO. Mark Twain

    “En la antigua ciudad de Londres, un cierto día de otoño del segundo cuarto del siglo XVI, le nació un niño a una familia pobre, de apellido Canty, que no lo deseaba. El mismo día otro niño inglés le nació a una familia rica, de apellido Tudor, que sí lo deseaba. Toda Inglaterra también lo deseaba. Inglaterra lo había deseado tanto tiempo, y lo había esperado, y había rogado tanto a Dios para que lo enviara, que, ahora que había llegado, el pueblo se volvió casi loco de alegría. Meros conocidos se abrazaban y besaban y lloraban. Todo el mundo se tomó un día de fiesta; encumbrados y humildes, ricos y pobres, festejaron, bailaron, cantaron y se hicieron más cordiales durante días y noches. De día Londres era un espectáculo digno de verse, con sus alegres banderas ondeando en cada balcón y en cada tejado y con vistosos desfiles por las calles. De noche era de nuevo otro espectáculo, con sus grandes fogatas en todas las esquinas y sus grupos de parrandistas alegres alborotando en torno de ellas. En toda Inglaterra no se hablaba sino del nuevo niño, Eduardo Tudor, Príncipe de Gales, que dormía arropado en sedas y rasos, ignorante, de todo este bullicio, sin saber que lo servían y lo cuidaban grandes lores y excelsas damas, y, sin importarle, además. Pera no se hablaba del otro niño, Tom Canty, envuelto en andrajos, excepto entre la familia de mendigos a quienes justo había venido a importunar con su presencia.”

    Saludos.

    1. Prisciliano

      Gracias, Luna, por «visualizar» con un texto nada menos que de Mark Twain esas diferencias enormes e injustas que la lotería de la vida marca en los niños al nacer. Son diferencias que todos podemos ver con sólo dejar que nuestros ojos se fijen en cuanto nos rodea.

      Un beso. A. Y.

      1. Angeles

        Pero no solo hemos de fijarnos en sus ropas, en su comida, en sus circunstancias externas, hemos de fijarnos en sus estados de ánimo, en sus sonrisas, en sus rostros, en sus juegos, en su espontaneidad, y compararlos con nuestros niños «abandonados» en sus casas porque sus padres , ambos , están trabajando, o en guarderías, donde los niños occidentales apenas pisan un bosque, o simplemente la tierra, porque no salen del asfalto y de su casa.

        ¿Que nuestros cuerpos tienen todas las comodidades? Absolutamente de acuerdo. ¿que tenemos mucha más higiene, medicinas y vacunas, y por ello hemos erradicado muchas enfermedades del cuerpo?, Absolutametne de acuerdo, pero y la alegría de corretear por el campo, fundiendonos con la naturaleza? Todo eso se ha perdido. Hemos pagado quizás un precio demasiado alto por vivir unos años más.

        Todo depende de como lo miremos. Está claro que hay grandes injusticias en el planeta, pero no solo a nivel económico, tambien a nivel emocional. Y a veces lo emocional puede doler tanto o más que lo económico. Si mis padres tienen dinero y no los veo, o no significo nada para ellos, es como si no los tuviera, por mucho dinero que tengan, y crearán una huella de orfandad o ausentes, lo cual puede crear consecuencias desfavorables en el futuro de ese niño. Si mis padres no tienen dinero, pero me aman, me apoyan, me abrazan y me ordenan, tengo unos padres que me harán crecer fuerte psicológicamente, y mi amor por ellos seguirá.

        Solo era un apunte: las condiciones materiales no lo son todo, pues se ha demostrado que en nuestro mundo las tenemos, y no por ello somos más felices, sino que a veces somos mucho más desgraciados, quizás porque creemos que el tener es más importante que el ser. Por ello, tener, sí, para ser, y ser tambien, para tener y poder compartir con los demás.

        1. Calixto Arosa

          Buenas noches, Ángeles.

          Te respondo aquí sobre lo que me comentabas ayer, por no tener posibilidad de hacerlo allí dónde me planteabas la pregunta.

          Lo que yo sé sobre la sociedad biosófica que edita la revista Biosofía en cuestión, es lo que hay disponible en la red:

          http://www.revistabiosofia.com/index.php

          Yo sólo soy un usuario que tiene este link en favoritos. Me interesan casi todos los contenidos de la misma, pero, en especial, todo lo que ha escrito Rudolf Steiner y los comentarios que sobre él se hacen en Ella.

          Saludos!

          1. Angeles

            Gracias Calixto. He estudiado algo de la Antroposofía hace muchos años, y tuve una amiga que se fue a Alemania a estudiar Eurritmia allí. Es un tema que hace años no he vuelto a hablar, y pensé que ya había pasado a la historia. Me alegra que se recupere ese conocimiento que yo creía perdido, la verdad.

            Es cierto que hace mucho tiempo que lo perdí de vista, pues ahora han salido temas muy interesante, como Pensamiento positivo (La ley de la atracción), que bien entendido, es muy interesante.

            De Rudolf Steiner, recuerdo gratamente un librito que se llamaba «Como superar el presente estado de crisis psiquico», y creo que describía muy bien la sociedad que estamos viviendo ahora.

            Gracias.

  21. samsara

    Agradezco en estos momentos en los que la política nos absorve tanto, un escrito sobre niños, sobre la lotería de la vida.
    Esta semana precisamente, en un aeropuerto pude ver a un niño ciego, tendría unos ocho años, no se si me conmovió verle o es que yo estaba un poco más sentimental de la cuenta, el caso es que estuve tiempo reflexionando, algo parecido a lo que tu defines como lotería de la vida. Entre mis reflexiones, como no, la típica de : cuando nos quejamos, nos quejamos sin mirar a otros que están peor. ¡Y es verdad!, pero se nos olvida amenudo.
    La vida es muy dura y ha sido así siempre para casi todos, pero en los últimos tiempos, y en algunos paises, se ha evolucionado y mejorado. Tu lotería Alfonso, habla de hoy, desde una perspectiva de una persona que vive en un entorno con más facilidades, pero si viajamos en el tiempo, era todavía peor. Hemos nacido en un pais mejor, en un tiempo mejor, nos ha tocado la lotería, pero no nos entristezcamos, ni siquiera nos sintamos culpables, ni tú ni yo lo hemos elegido, simplemente hemos tenido suerte. Mira la naturaleza y observa lo dura que es la vida, lo que le cuesta a los animales sacar a sus retoños adelante, incluso sobrevivir ellos. Que dura es la vida para casi todos, para los niños, para los viejos, para los jóvenes, para las fieras, para los peces…
    También es dura para los ricos, los mediopensionistas, porque hay mucha falta de amor. Conocí una muy triste historia de un padre muy rico que tuvo tres hijos muy, muy desgraciados y que le hicieron a él también muy desgraciado.
    Sintámonos culpables si pudiendo dar no lo hacemos,pero no me refiero sólo a dinero, sino a Amor, a cuidados, a escuchar, a ayudar, a proteger, pero no por que nos haya tocado la lotería.
    Un cordial saludo.

    1. Prisciliano

      Efectivamente, Samsara, en la lotería de la vida no sólo se reparte dinero. Esto puede ser algo de relativa importancia, pero no es lo único en lo que debemos fijarnos. En mi artículo hablaba de afectos y familias, de capacidad para poder decidir sobre la propia existencia y de equilibrios emocionales, de cultura, de igualdad de oportunidades, de trabajo, de hospitales, de supermercados, de bibliotecas, etc., etc. El que crea que todos estos bienes se hallan repartidos por igual entre los humanos, creo que se equivoca. Y sí, creo como tú que si no damos algo de lo mucho que ciertos afortunados tenemos, es como para sentirse culpables.

      Un abrazo. A. Y.

  22. Jean

    Si existe algún camino hacia la justicia y la igualdad, creo que el primer paso está en reconocer que somos egoístas. Nos viene dado de naturaleza. La gran mayoría de nosotros dedicaremos nuestra vida a buscar nuestra felicidad y nuestra realización personal. Viviremos para nosotros, no para los que tienen menos.

    Lo digo porque al hablar de este tema mucha gente dice que «el mundo es injusto»: el mundo es injusto porque nosotros somos injustos, y probablamente lo sigamos siendo durante la mayor parte de nuestras vidas.

    Es mejor reconocer la realidad, por penosa que sea, que dejarnos llevar por una autocompasión que no nos corresponde. Al menos estaremos mirando en la dirección correcta.

  23. jtamames

    Llego tarde a tu escrito, perdona el retraso.

    Muchas veces, en este Foro, hemos hablado en clave de reencarnación.

    Desde esa perspectiva, hemos estado en muchos más sitios de los que aparentemente creemos al observar sólo esta vida.

    Esa misma clave es la que debería animarnos a mirar a todos los seres humanos como prójimo.

    Nuestra familia no debiera ser los 4 que estamos bajo un mismo techo. Cada vez más, como pide el budismo, debemos considerar a todo ser sintiente como parte nuestra.

    Faltan siglos para aprehender y para vivir a nivel colectivo y planetario esta experiencia.

    Pero los seres más avanzados han dado prueba de que puede vivirse.

    Hay días de silencio, de oración por la humanidad. Hoy es uno de ellos.

    Tanto por hacer, tanto por amar.

    Que las fuerzas no desfallezcan.

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