Fundación Civil. Sede en Bilbao. Respeto.

Estudié en Deusto. Mi fermento intelectual se forjó en aquellos años en el País Vasco. De los Jesuitas aprendí algunas cosas extremadamente positivas. Mi examen de religión en segundo curso se apartó de la doctrina oficial que constituía, aparte de credo religioso, casi un credo político. Pero era lo que yo sentía. Me llamaron a capitulo para comprobar la sinceridad de mis planteamientos. Me dieron matricula de Honor.

He conocido a muchas gentes del País Vasco en mi vida. Entre mis íntimos amigos se cuentan quienes llevan sangre vasca. En algún caso, además, sangre que políticamente no es coincidente entre sus diversas fuentes. Tengo un gran respeto por el País Vasco. Su espíritu emprendedor está en la Historia de España.

No tengo ninguno por asesinos sean del color que sean. Asesinos existen en todas las tierras, desgraciadamente para la humanidad. La generalizaron ilegítima no es es sólo conceptualmente indigna. Es humanamente deleznable

He visto algunos comentarios improcedentes a raíz de que nuestra Fundación tiene su sede en Bilbao. Iñigo Gomez Bilbao se prestó a concedernos domicilio en su despacho. Queremos significar con ello muchas cosas. Todas positivas. Ninguna negativa. Estamos agradecidos a Iñigo. Y estamos agradecidos a quienes con nosotros quieren pensar y actuar de modo integrador. La violencia solo engendra violencia. Cualquier forma de violencia, incluida la verbal

Por eso resultan improcedentes esos comentarios.
Por eso y porque atentan a los fines de este Foro, a esos escasos límites que nos hemos auto impuesto. Entre ellos el rechazo a cualquier tipo de xenofobia y el estímulo de cualquier forma de violencia. No es aceptable. Ningún despertar de la sociedad civil puede hacerse apelando al racismo, la xenofobia y la violencia. Lamentablemente existen asesinos y violentos. Pero nosotros no estamos dispuestos a serlo ni a responder con las mismas armas. Para eso hemos inventado el derecho

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228 pensamiento sobre “Fundación Civil. Sede en Bilbao. Respeto.

  1. rapatius

    Vale Ángeles… No estaba claro, reconozco, y ahora lo aclaro: ¡Pues claro que no me gusta la guerra, ninguna guerra!, ni creo que realmente le guste a nadie que haya estudiado el tema a fondo, que lo conozca por experiencia, o por cercanía de otros…
    Pero, al citar la moda del Tsun Tzu entre ejecutivos agresivos, creí que quedaba implícita la crítica a la dinámica del SISTEMA que lleva, indefectiblemente, a esas actitudes y formas de entender la vida. Es válido para cualquier sistema competitivo. Da lo mismo esas pequeñas «luchas» entre hermanos para ganarse un «sitio» en el seno de la familia, que la lucha feroz, bajuna y sin cuartel, adobada cede cinismo y «buenos modos» que se libran a muerte en los partidos-mafia para escalar posiciones rumbo a la cúpula, paraíso de ambiciones y posibilidades PERSONALES (porque, por supuesto, eso del «bien de los ciudadanos» y demás, son meras florituras retóricas y efectistas, de cara a la masa idiotizada por esa enorme falsedad que llaman «ideologías», en las que los primeros que realmente no creen son los propios políticos, sean del color que sean). Eso son guerras. Al final, las guerras a tiros y bombazos, con ser absolutamente destructivas, criminales y sangrientas, seguramente son menos dañinas que las otras, pues ante todo, producen rechazo general, mientras que las guerras partidistas, acaban creando daños en las poblaciones de carácter mucho más profundos, pues afectan a los valores, al comportamiento de las generaciones futuras, y a la verdadera convivencia y aceptación entre unos y otros que, finalmente, pertenecemos una misma tribu, en la que estimular las diferencias y las diversidades, siempre acaba en el establecimiento de comparaciones y de éstas, se llega fácilmente al desprecio, y por él, al rechazo e incluso el odio, germen futuro de nuevas guerras de las brutas, en un círculo vicioso cuya salida, si la hay, es difícilmente previsible.
    Quienes atizan esos rescoldos, quienes los reavivan, por bajunos intereses particularistas, sean de partidos, de finanzas, o de patrioterismos de campanario, orientados hacia la satisfacción de las apetencias y secretos deseos personales de quienes los atizan, son los verdaderos criminales responsables de tantos desastres. Solo que esas cosas no están tipificadas en ningún código penal o criminal. Es más, incluso a menudo se tienen por méritos, lo que no son más que egoísmos de la mayor bajeza y disimulo.
    Sin embargo, no podemos caer en la ingenuidad. La guerra está siempre implícita en todo cuerpo social. Nos bajamos del árbol antes de ayer, como quien dice y no ha transcurrido tiempo planetario o cósmico suficiente como para que hayamos evolucionado realmente. Nos queda camino por recorrer. Pero si miraos a la madre Naturaleza y sus leyes, vemos claramente que nuestro comportamiento competitivo intraespecífico no es sino el reflejo inevitable de un mandato genético aún muy presente en nosotros, como lo está en las bandas de chimpancés, papiones, y otros mamíferos en general. Así nos lo deja bien claro los muchos estudios que se van realizando en el campo de la etología, que podría ser una buena manera de ver con claridad dónde nacen muchas conductas nuestras aparentemente inexplicables… No sigo. Vaya rollo que he metido. Pido disculpas. Desde luego, adelanto que no pienso organizar una discusión sobre esto. Casa cual, si quier opinará, o no, pero por mí corto y cierro. Un saludo.

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