Neoliberalismo versus neocorporativismo

      42 comentarios en Neoliberalismo versus neocorporativismo

La Gran Depresión iniciada en 1929 confirmó que el liberalismo económico y el capitalismo basado en el libre mercado, habían fracasado. Esto no lo digo yo. Lo dice Charles R.T. O´Kelley, en su artículo “The Entrepreneur and the Theory of the Modern Corporation”, publicado en el nº 31 de The Journal of Corporation Law. El autor es el Director del Adolf A. Berle Jr. Center on Corporation, Law and Society, de la norteamericana Seattle University School of Law.

En los Estados Unidos, en lugar de embarcarse en aventuras totalitarias, como hicieron prácticamente casi todos los países europeos como respuesta a esa Gran Depresión, eligieron la vía del New Deal. Este se basó en una filosofía que dio preferencia a una fuerte regulación gubernamental de la Economía, frente a la anterior doctrina del liberalismo económico y la ideología del libre mercado. Lo que se inició con el New Deal duró cincuenta años, hasta 1980 aproximadamente, año en el que se produjo un espectacular cambio: los defensores del mercado libre, del individualismo y de la eliminación de la regulación estatal, volvieron a tomar el control político e intelectual en los Estados Unidos y Reino Unido, y, al cabo de una década, en la mayoría de los países del primer mundo.

Y en el mundo de las Escuelas de Negocios y del Derecho corporativo, los discípulos de la Escuela de Chicago se hicieron también con su control, implantando el paradigma que ha dominado desde entonces. Aquél que dice que la Corporación –la Empresa, diríamos más bien en España– está basada en el contractualismo, en una red de nexos contractuales (contratos de trabajos; contrato de sociedad mercantil entre los socios; contratos con clientes y proveedores, etc.) está basada en un orden consensual de relaciones que se debe regir, según este paradigma neoliberal, sólo por la voluntad de las partes, sin intervención de la regulación estatal.

Este nuevo paradigma contribuyó a valorizar mucho el papel de las Empresas ante la opinión pública, llegándose incluso a una especie de “culto a la personalidad” de los CEO –Gerentes–, parecido al que se practicó con ciertos líderes políticos.

Incluso se ha llegado a decir que el poder alcanzado por las todopoderosas Corporaciones, sitúa a éstas como poderosas y nuevas Instituciones, que en realidad suplantan el poder de los Estados. Estas Corporaciones poderosas concentran un poder económico inmenso, comparable al que tuvo la Iglesia en la Edad Media, o comparable al Poder político del Estado (The Modern Corporation and Private Property, Berle & Means, 1932).

Berle y Means, autores de ese famoso libro publicado en 1932, afirmaron que había tres posibles respuestas frente a esa concentración de poder económico en las Corporaciones. La primera consistiría en que el poder de la Corporación y de sus directivos se pliegue por completo a la voluntad de los accionistas. Es la tesis de muchas legislaciones mercantiles –la de S.A. española, sin ir más lejos–, y ha servido para consagrar la doctrina de la maximización del Shareholder Value, dominante en estas últimas décadas.

La segunda es considerar a los directivos de las Corporaciones como dotados de un poder absoluto, sometido sólo a criterios de moralidad y servicio público. Esta variante se ha ensayado en los Estados Unidos en los años 50 y 60, con la denominación de “Manager-centered model”: modelo de gobierno y dirección de Empresas basado en la tecnocracia de los Managers.

Y la tercera es considerar a los intereses, tanto los de los accionistas, como los de los directivos, completamente subordinados a los intereses de la comunidad. Con el New Deal se eligió en los Estados Unidos esta tercera alternativa, que ha estado vigente en aquel país hasta finales de los años setenta, coexistiendo con la segunda. Hasta que, a finales de los 70, la teoría contractualista de la Empresa (la que ve a ésta como una red de relaciones contractuales) dio alas a la resurrección del liberalismo económico, con su énfasis en el libre mercado y en el individualismo. En definitiva, hasta la aparición del neoliberalismo, de las manos de Reagan y Thatcher.

El New Deal puede resumirse con la siguiente cita, tomada del famosísimo discurso que Roosevelt pronunció el 23 de septiembre de 1932 ante el Commonwealth Club:

“En otros tiempos tuvimos que hacer frente a poderosos gobernantes, de forma que gradualmente los redujimos a Gobiernos democráticos y constitucionales. De igual forma, estamos hoy haciendo algo parecido con nuestras Unidades económicas –las Corporaciones–. La labor del Gobierno es propiciar un orden económico constitucional. Las implicaciones de esto suponen que los responsables de las finanzas y de la industria, en lugar de actuar cada uno mirando su propio interés, tendrán que trabajar juntos en beneficio de la comunidad, del bienestar general, del interés público. El Gobierno tiene que asumir la función de regulador económico, sólo como último resorte, cuando ve que la iniciativa privada ha fallado.”

El New Deal, esa intervención decidida del Poder público en la Economía, se produjo en respuesta a una situación de emergencia en los Estados Unidos, como muy bien remarcó Roosevelt. No fue un capricho de los gobernantes de entonces, sino una necesidad. El orden económico constitucional al que apelaba Roosevelt, era la respuesta al caos de los mercados libres. Como dijo entonces Berle (asesor de Roosevelt), “había llegado la hora de los Managers”, de los directivos sujetos, no al dictado ciego de los mercados libres y de los accionistas, sino al del interés general.

Alguien que vivió personalmente los años de la Gran Depresión ha dejado escritas las palabras tremendas que siguen, al contemplar cómo el liberalismo económico resucitaba a principios de los años 80, en forma de neoliberalismo (Eric Hobsbawm: The age of extrems, 1994):

“Aquellos de nosotros que hemos vivido los años de la Gran Depresión, encontramos que es casi imposible el entender cómo las ortodoxias del mercado libre, en aquel entonces tan obviamente desacreditadas, han podido otra vez volver a gobernarnos desde 1980…”.

Yo pienso lo mismo: ¿acaso la crisis actual no está provocada por el neoliberalismo económico, no es una consecuencia de esa doctrina? ¿Cómo confiar en que salgamos de la crisis, aplicándonos “más de lo mismo”, o sea, más neoliberalismo económico? ¿No sería cuestión de cambiar de rumbo, ante una situación de emergencia muy parecida a la iniciada en 1929? ¿No sería cuestión de aprender un poco de la Historia, poniendo en práctica doctrinas que han demostrado a lo largo de cincuenta años su éxito? Me estoy refiriendo por ejemplo a las seguidas en los Estados Unidos desde los inicios del New Deal, hasta los finales de los años 70. O por ejemplo, y alternativamente, intentando llevar a la práctica una “tercera vía”, apenas ensayada aún, la del neocorporativismo, que es la doctrina opuesta al neoliberalismo económico. Todo menos insistir cabezonamente en mantener vivito y coleando un neoliberalismo económico que nos ha traído la presente crisis.

Del neocorporativismo me ocuparé en otra ocasión, pues no creo que se pueda despachar en dos líneas. Sólo decir ahora lo siguiente acerca de él: es un modelo que tiene como función la de transmitir al Estado los requerimientos de la sociedad, a través de las asociaciones económicas de éstas –las Corporaciones–. Es una forma efectiva de relacionar a la sociedad civil con el Estado, con el Poder político.

Al final, regresamos casi siempre al mismo punto, al que es, mi juicio, el elemento central de la Economía: la Empresa. Según cuál sea el concepto que tengamos acerca de la Empresa, de sus funciones, de lo que supone ser empresario, así marchará la Economía por unos u otros derroteros. Creo que la Historia al menos así nos lo dice. El concepto que tengamos acerca de lo que es una Empresa, una Corporación, va a marcar decisivamente el devenir de los asuntos económicos, sociales e incluso políticos. Por eso me parece tan importante no dejar de insistir en él y volver a él las veces que haga falta, para tomar conciencia de lo que significa la principal Institución de nuestra época: la Empresa.

VN:R_U [1.9.22_1171]
Rating: 9.8/10 (4 votes cast)
Neoliberalismo versus neocorporativismo, 9.8 out of 10 based on 4 ratings

42 pensamiento sobre “Neoliberalismo versus neocorporativismo

  1. BORJA

    Una economía que actué en favor del interés general permite crecimientos sostenidos a largo plazo.

    Una economía que persiga la maximización del beneficio personal en el corto plazo, está condenada a repetir los fracasos actuales.

    Actuando de la misma forma, lograremos los mismos resultados. Ese «mas de lo mismo» al que te refieres.

    Es imprescindible poner las bases para que se genere un cambio en la estructura institucional actual. Cambio que emana desde cada uno de nosotros. Cambio en el que como bien dices la Empresa es una Institución capital.

  2. Socrates

    El peregrino New Deal -como todo lo que planeó Roosevelt– se salvó por el ataque a Pearl Harbor.

    Moraleja: Milton Friedman hizo el resto y Reagan ganó el Oscar de su vida.

    P. S.: The Chigago Boys practicaron en el Cono Sur y después la Thatcher aplicó la buena nueva neoliberal en su maltrecha Gran Bretaña, salvándola de la quema keynesiana (gran lacra y engañabobos).

    1. Pedro Escolano

      Efectivamente, ese fué el detonante que salvó la ingeniería social a gran escala que practicaron Hoover y Roosevelt.

  3. Pedro Escolano

    En alguna ocasión Ud. no ha informado a los foreros que ejerce sus funciones en la Administración Pública.

    Sería muy interesante, que dada su experiencia en este sector, dedicara sus reflexiones a él, puesto que los verdaderos retos que tienen las sociedades desarrolladas, no se encuentran en las corporaciones o empresas, sino en el Estado.

    La economía española, por ejemplo, no se encuentra actualmente lastrada por sus empresas, con todos los problemas que queramos ver en ellas, sino por una estructura de Administraciones Públicas que no hay economía capaz de sostenerla, con una ineficiencia indiscutible, un gasto imparable y un déficit axfisiante.

    En España, al menos, el problema no son las empresas, es el Estado, ¿no le parece?

    Por lo demás, sigue Ud. una visión convencional y desechada hace años, que establece que hasta la llegada de Roosevelt y el New Deal, la economía norteamericana guiada por el laissez-faire no empezó a recuperarse. Esta idea convencional que Ud. presenta como base histórica de su argumentación, es errónea y no fué más que el fruto de la lucha política que llevó a Roosevelt a la Presidencia.

    La presidencia de Hoover practicó la ingeniería social a gran escala, desplegando una concepción de la planificación desde el Estado, un intervencionismo a tope, etc, lo que prolongó y agudizó la crisis del 29. Hoover era conocido como «el gran ingeniero», y desde el principio de la crisis intervino en el ciclo comercial y presionar en él con todos los recursos oficiales. Hizo lo que luego se llamó keynesianismo. Aumentó el gasto público, incurriendo en un enorme déficit, intentando reflotar la economía. Durante los 4 años de gobierno de Hoover se iniciaron más obras públicas que en los 30 años precedentes, etc.

    Y al final, la Ley de Réditos de 1932 presenció el más elevado aumento de impuestos de la historia norteamericana, sus ataques incesantes a las bolsas de valores depreciaron todavía más el valor de las acciones e hicieron huir a los inversores privados, socavó los derechos de propiedad al debilitar las leyes de quiebras, prohibir los embargos e imponer la moratoria de las deudas. Aprobó la Ley de Tarifas aduaneras Smootthwley, que fué un desastre, etc.

    Enfin, que tanto Hoover como Roosevelt eran intervencionistas y les tentaba la planificación e intervención, con lo que lo único que consiguieron fué agudizar y prolongar una crisis que hubiera durado una tercera parte sin sus brillantes ideas.

    ¿Dónde estaba el liberalismo económico que nos ha conducido a la crisis actual?

    1. Evergetes

      A tu pregunta Pedro, creo que se ausento con Carter por segunda vez y todavia no ha regresado.

      Un saludo.

      1. Pedro Escolano

        Debe ser eso, si. Acabo de leer un comentario de Laredo más abajo, que no tiene desperdicio sobre el liberalismo que nos ha conducido a esta crisis.

  4. Q

    El debate político más importante que se está llevando a cabo en los últimos tiempos en el mundo occidental se sitúa entre el neoliberalismo y la socialdemocracia. Y un acercamiento de ambos parece posible cada vez más, pues los socialdemócratas aceptan la opción de menos Estado y servicios más competitivos y los neoliberales se encuentran con la imposibilidad de desmantelar el Estado del bienestar. Laura Zúñiga

    1. Pedro Escolano

      No creo que nadie quiera desmantelar el estado del bienestar, aunque sí adaptarlo a la economía real gestionándolo mejor.

      El debate no es de ahora, es siempre el mismo desde hace 2 mil años o más. Es el debate entre los enemigos del comercio que presentan todo lo comercial como obra de fulleros, y los que pensamos que el comercio es la función social que nos hace humanos en sociedad, porque intercambiar es convertir al enemigo en amigo.

      1. Q

        Qué me va usted a contar, soy hija de varias generaciones de comerciantes, de los de antes, esos que tenían honor y cosas por el estilo, en este foro se publicó un artículo «El tribunal de aguas de Valencia» en mi tierra existe otro.. «El de los hombres buenos de Murcia»… eran otros tiempos ahora hay que luchar con el gigante de las corporaciones, como quijotes… A lo mejor Landero no anda equivocado y hay que buscar de una manera tradicional, si es posible a través la Justicia, evitar abusos sobre los recursos del planeta, que son de todos, a pesar de que exista la propiedad privada, ésto o viajar a la deriva sin rumbo indefinido en la proxima explosión o glaciación planetaria, si es que una se va a los extremos pero no existirían las crisis si esta no fuera nuestra aficción preferida.

        Saludos cordiales

      2. atati

        Pues sí, amigo Pedro, no dudo que hace milenios el comercio contribuyó a convertir al enemigo en amigo, pero varios milenios más tarde, gracias a la avaricia desmedida, a la usura, a la especulación, a la corrupción propiciada por los consorcios, hoy en día la mayoría de las guerras son para «ampliar el mercado» o para expoliar las riquezas naturales del Planeta, con deforestaciones brutales y contaminaciones masivas de las aguas y medio ambiente en general, sin importarles un carajo que una parte de la Humanidad se encuentre privada de los más mínimos recursos para su supervivencia, creando enemigos por doquier, propiciando abusos y explotaciones como si fueran auténticos esclavos, especulando inmisericordemente con productos necesarios; todo ello en nombre de la libertad de mercado y demás excusas que sólo encubren el afán desmedido de acumular riqueza a costa de la degradación de todo lo que haga falta.

        Esto también ha traído tu famosa libertad de mercado, y obviamente cada vez hay más voces que piden una regulación y unas leyes más firmes que pongan coto a tanto despropósito. Y ya ves que va calando en la opinión pública por muchas loas que unos pocos proclamen en defensa de un modelo caduco de producción, relaciones comerciales y especulación financiera.

        1. Pedro Escolano

          Su visión pesimista, negra y ceniza del estado del mundo es preocupante, al menos para su salud. Además parece teñida de violencia y de antagonismo entre pobres y ricos, de oposición marxista de clases.

          Con la finalidad de animarle un poco el espíritu, le aporto unos datos:
          -En 1900 nuestra esperanza de vida estaba en 30 años, actualmente sobrepasa los 67.
          -Según Naciones Unidas, la pobreza se ha reducido más en los últimos 50 años que en los 500 anteriores.
          -El aire y el agua que nos rodean está cada vez menos contaminados, según EPA.
          -En 1970, el 35% de la población de los países en vías de desarrollo pasaba hambre. En el 2010 esta cifra ha bajado al 12%. (FAO)
          -Según la FAO, el porcentaje de superficie boscosa sobre el total de la corteza terrestre ha pasado del 30,04% en 1950 al 30,9% en el año 2000.
          -Cada vez estamos menos enfermos a la vez que vivimos más años, gracias a mejores medicamentos y mayor salubridad, según el Global Burden Disease. El porcentaje de incapacidad por enfermedad es del 8% a lo largo de la vida, mientras hace 100 años llegaba al 35%.
          -En el año 2000 el precio global de los alimentos costaba una tercera parte que en 1957 (FAO).
          -La desigualdad que alcanzó valores máximos en los años 60, se ha ido reduciendo, y los ingresos reales se han triplicado en los últimos 45 años, para el 90% de la población mundial (UN Climate Panel).
          -Trabajamos la mitad de horas que hace 120 años.
          -El número de universitarios en las países en desarrollo, se ha multiplicado por 5 en 30 años.

          Etc.,etc.,etc, pero solo quería inyectarle una dosis de optimismo, no aturdirle con datos u observaciones a las que puede Ud. tener acceso directo. Otra cosa es imaginarse la realidad.

          De otro lado la responsabilidad de la pobreza es siempre de las oligarquías regionales o nacionales y de sus políticas erróneas, en general de carácter anticomercio. Los comerciantes preferimos tener vecinos ricos y solventes con los que comerciar, antes que pobres pedigüeños y problemáticos. ¿Comprende Ud. por qué la lógica del comercio no busca la pobreza de los demás, sino todo lo contrario?

          Sobre sus tendencias hacia «las leyes más firmes», a la coacción y al autoritarismo, ya no le comento nada, porque me temo debe ser consustancial, no sé si a su persona o quiza a sus creencias en cosmogonías deterministas de inspiración astrológica.

          1. atati

            Y dale bola con tu manía de recurrir a alusiones personales y comentarios etiquetadores de intencionalidades. ¿Dónde has aprendido ese estilo, amigo Pedro?

            El hecho que hoy en día las condiciones de vida de gran parte de los ciudadanos de los llamados países desarrolladas sea mejor que hace 50 ó 100 años sólo indica que a pesar de la oposición de los grandes consorcios e intereses del capitalismo puro y duro, la sociedad ha sabido conquistar una serie de derechos ciudadanos que han mejorado algunos aspectos de su vida.

            Pero este privilegio sólo lo tienen una parte de la Humanidad, estando el resto y en especial en el llamado Tercer Mundo en unas condiciones que a todo cristiano como Dios manda debería de hacerle pensar sobre los tejemanejes del «libre mercado» responsable de gran parte de tanta desgracia. No sólo humana sino también medio ambiental, con contaminaciones en la atmósfera como en los mares, como la última gran barbaridad padecida en el Golfo de Mexico, o lo de Hungría del otro día, o la implacable deforestación de los bosques brasileños y africanos promovida por los intereses de las grandes corporaciones que en su afán de ganar más y más dinero les importa un bledo la salud del Planeta, llegando incluso a negar el evidente cambio climático y a gastar ingentes cantidades de dinero para intentar ocultar la realidad, financiando a supuestos científicos y periodistas que nieguen las consecuencias de su política depredadora e irrespetuosa con la Naturaleza.

            Y aunque no te guste que cada vez se sepa más de todas estas barbaridades y pretendas distraer al personal confundiendo o intentando ocultar la auténtica envergadura de tanto desastre humano y medio ambiental, con mortíferas guerras-negocio incluidas, ya ves que con los medios actuales de comunicación e información es muy difícil que no nos enteremos de lo que pasa y de los causantes de todo ello. Difícil tienes que no veamos todo este inmenso montón de inmundicia, amigo Pedro.

            1. Pedro Escolano

              Los datos que aporto son globales, no sólo referidos a las economías desarrolladas.

              La situación del Tercer Mundo, a nadie le interesa, solamente a sus propias oligarquías. Achacar esta situación a los ricos, es una tesis sin fundamento, si se analiza sin prejuicios ni ideas preconcebidas. A nadie interesa tener vecinos pobres, problemáticos y pedigueños, sino gente solvente con la que se pueda comerciar.

              Ud. tiene una visión pesimista y prefiere cerrar los ojos para mantenerla. Pero los datos observables sobre la situación real del mundo, nos indican que podemos tener un moderado optimismo sobre la humanidad, aunque pensemos que debería ser mejor.¡Claro!

              No pretendo distraer a nadie sino informar. Pero a Ud. lo que le gusta es la negrura fúnebre, regodearse en «la inmundicia» del mundo, y consume ese tipo de información mediatizada que vende ese mensaje. Mensaje, que además de erróneo, induce al pesimismo, a lo irracional, a los miedos inexistentes y a soluciones suicidas. Si desea informarse, vaya a las fuentes directas que le menciono en los datos que di.

          2. Merce

            Gracias Pedro Escolano por traer estos datos. Yo soy de las que piensa que vivimos una etapa de grandes logros y con muchos más por conseguir, lo que pasa es que habrá que esperar a generaciones futuras para que se haga visible. Porque los historiadores, pues eso solo ven la historia y no la actualidad, el momento, será que no viene en los libros.

            Estamos en la era en la que se debe defender (entre otras muchas cosas por supuesto) que los que “hacen” la economía, los que generan los “dineros” sean quienes tomen más decisiones por no decir todas las decisiones de la administración, de los dineros públicos, porque son los mayores accionistas por méritos propios de que esos dineros de “todos” existan, los empresarios y los trabajadores, sin embargo los que los gestionan son los que estudian para funcionarios muchos convertidos en gobernantes. Y en definitiva endeudados hasta las cejas y tirando piedras a quien les genera el dinero.

            Ahora hace unos minutos estaba escuchando a MC en el Gato sobre el intervencionismo en la educación. Que ahora nos quieren hasta explicar cómo deben o a que deben jugar los niños.

            El trabajo más importante que tiene nuestra clase política por delante es convertirnos en tontos.

            Un saludo

            1. Pedro Escolano

              Estoy harto de todo ese pesimismo que define al mundo como una basura, un lodazal sin esperanza.
              Y que establece un horizonte de esperanza quimérico en el que un día reinará la Virtud y como todos los hombres seremos virtuosos, pues todo será bueno e idílico.

              La Arcadia nunca existió, ni siquiera en la mente de Ovidio. El mundo y los humanos es lo que es; horrible y sublime al mismo tiempo, cruel y tierno, egoista y altruista………
              Pero hay razones para la esperanza, muchas razones. Los agoreros, apocalípticos, cenizos, y otros, nos quieren convencer que esto es una basura, y este pesimismo es el camino seguro para el demagogo de la política, el charlatán de feria, el vendedor de Nuevos Mundos, el inventor de la Nueva Felicidad y otros crecepelos milagrosos.

              Pertenecemos a una civilización que ha alumbrado en la humanidad el pensamiento más profundo, la espiritualidad más elevada, la cultura más creadora, las formas de convivencia política más libres, las economías más prósperas, la ciencia y tecnología más eficaz para protegernos de lo hostil,las normas éticas y morales más universales…….. y ahora, todo eso es basura.

              2.000 años de acumulación de inteligencia, y que han producido el mundo más próspero y justo de la historia de la humanidad, resulta que no valen para nada, hay que tirarlo todo.

              Ver las imperfecciones de nuestro mundo, criticarlas y superarlas, es lo que nos ha conducido hasta aquí. Pero negar nuestro mundo fijandose exclusivamente en sus imperfecciones, es una parcialidad que no debemos consentir.

              1. Mario Conde

                Hay muchos hartos de otras cosas
                Pelear por el hartazgo…
                Por otro lado, no creo que muchos les importen los hartazgos personalizados

  5. Nacho Rivera

    Interesante artículo tocayo.
    Gracias por el esfuerzo.

    Los sistemas económicos, independientemente del signo, signo que no encuentro por ningún lado, consideran al individuo una simple pieza de su mecanicista y fría ortodoxia. Lo cual lo de «individuo» queda fuera de lugar. Y ahí radica todo el problema y sus continuados fracasos.

    Los teóricos de sistemas confunden la parte con el todo cayendo en el peor de los reduccionismos.

    Por otro lado es muy fácil entender que un sistema basado en el ultraliberalismo( palabro que no es adecuado, no hay nada de liberal en ello) al ser intervenido se consiga todo lo contrario y el fracaso sea todavía mayor. Intervenir un sistema que ha sido concebido para no ser intervenido es pura estupidez. Argumento usado por los ultraliberales muy facilonamente…

    Lo que se necesita es un sistema intervenido por las «individualidades creativas» y no por las «individualidades de poder»; el poder del dinero, el poder de las grandes corporaciones, el poder de los medios de comunicación… etc.

    El poder en cualquiera de sus formas y rostros,no es buen sustento para nada que quiera tener un buen final, ni siquiera un buen comienzo.
    Los «ganadores» de este asunto no utilizan la ortodoxia, utilizan el poder, seamos sinceros.

    Gracias por el artículo.

    Saludos cordiales.

      1. Q

        Que te parece este portal?
        http://www.avaaz.org/es/about.php

        avaaz= VOZ

        Ortodoxia, Clasicismo, Perfección… pero la perfección existe? si el mundo no para de cambiar …y tonto el último que se entere.
        A pesar de ello, con la creatividad sólo se pasa hambre. La ortodoxia es como el escalón de descanso en una escalera infinita, o tener tus fichas en el seguro cuando juegas al parchis, poco mas… antes o despues tienes que salir para optar a la victoria, ó a la libertad, pero no a la de boquilla.
        Un besico

        1. Nacho Rivera

          Gracias murcianica, hace tiempo que los sigo, firmo casi todo lo que me llega de ellos.

          La creatividad surge cuando se ha superado la supervivencia. Unos porque pasan hambre y otros porque creen que la supervivencia es tener más. Patología de un mundo diseñado sólo hacia el exterior.

          Un besico.

    1. Pedro Escolano

      Los sistemas económicos que consideran al individuo como una «simple pieza de su mecanicista y fría ortodoxia», son los que parten de una visión de la economía como algo planificable desde un despacho. Son los que creen que la economía se dirige por un «grupo de sabios», que interpretan las necesidades de los individuos, y que interviniendo sobre las magnitudes del flujo económico (cantidad de dinero, precio del dinero, crédito, ahorro, inversiones, aranceles, etc), van a conseguir un sistema en equilibrio que satisfaga las necesidades sociales.

      Es un sueño antiguo del hombre, que siempre que se intenta llevar políticamente a la práctica, sus resultados han sido devastadores. Pero a los hombres nos seducen con frecuencia esos sueños, porque nos atrae la falsa seguridad que prometen, y preferimos la servidumbre a los hazares de la libertad y de la autonomía.

      Al poder también le gustan esos sueños, porque los ingenieros sociales se sienten dioses planificando el mundo.

      Mi punto de vista es que la economía no es algo que se diseña y planifica, sino algo que acontece cuando no existen fuerzas que lo impidan. Y que acontece con mejores resultados, cuando se crea el marco adecuado de seguridad jurídica y de reglas de juego apropiado.

      La única revolución política viable es la que el mundo ha ido haciendo por sí solo, al preferir el trabajo a la indolencia, la creatividad a la rutina, el comercio al saqueo y la imaginación al aburrimiento.

      Quiza es lo que Ud. quiere enunciar como «sistema intervenido por las individualidades creativas y no por las individualidades de poder».

      Y el art. de lo que habla es de lo contrario; de la ingeniería social a gran escala que desplegó Roosevelt y su antecesor Hoover, el gran ingeniero de despacho.

      1. Nacho Rivera

        Totalmente de acuerdo: «Y que acontece con mejores resultados, cuando se crea el marco adecuado de seguridad jurídica y de reglas de juego apropiado.» Si le quita la primera «Y» es perfecto.

        Un abrazo.

  6. Pau Llanes

    Primero: no soy economista, a dios gracias; mi hijo sí, dios le perdone… Sólo soy un observador interesado en las teorías económicas, en sus diversas aplicaciones, en sus hibridaciones ideológicas, en sus efectos y consecuencias. Mi acercamiento a las “escuelas” económicas es más sociológico e histórico que político, más filosófico que metodológico. Por supuesto que mi interés por la economía se ha acrecentado de un tiempo a esta parte: la Crisis, etc… y el debate sobre sus posibles salidas o soluciones. No es extraño pues que desde hace unos meses lea, reflexione y discuta más de lo debido sobre economía… Y leo de todo, de unos y de otros, desde los clásicos hasta los “novísimos”, desde los socialdemócratas hasta los neoliberales, desde los marxistas hasta los anarcocapitalistas… Y voy sacando mis conclusiones, que no es poco en tal caótica marabunta, aunque ni unos ni otros me convencen de sus hipótesis sobre la salida de la crisis, ni siquiera sobre sus causas… No obstante admiro su capacidad intelectual y convicciones para defender lo indefendible, los unos y los otros… Desgraciadamente sólo identifico posiciones maximalistas y totalitarias…

    Como cualquier visión totalitaria del mundo, de la sociedad, las escuelas económicas totalitarias no consideran al mundo como se presenta, en su complejidad y diversidad, pues ignoran y/o niegan su constitución relacional e histórica, sus evidencias simbólicas, antropológicas y culturales. Incluso si utilizan la Historia, lo hacen siempre en su provecho, para justificar su ideología, alterando hechos ciertos o inventando otros falsos presuntamente históricos. Despreciando las otras posibles interpretaciones más o menos objetivas o subjetivas, inauguran un proceso alienante, circular, en torno a una única idea, “su idea” por supuesto… Los totalitarismos se presentan siempre en sociedad utilizando la diferencia en su favor, como factor de superioridad o dominación o autodefensa “necesaria”, aunque paradójicamente manifiesten que su fin último es construir un mundo sin diferencias: socioeconómicas o políticas, culturales o nacionales, lingüísticas, religiosas, étnicas, etc. Pero la única diferencia que habría que eliminar es la diferencia entre dominación y sumisión, es decir todo tipo de discriminación (sea positiva o negativa), incluso aquella que hace “diferente al otro” pero con los mismos derechos… En fin…

    Recientemente estoy leyendo a James M. Buchanan, premio Nobel de Economía en 1986, creo recordar. Precisamente esta tarde leía un artículo suyo titulado “¿Qué deberían hacer los economistas?”, escrito originalmente en 1963. Por supuesto no voy a hacer una recensión del artículo y sus ideas principales, pero sí que quiero compartir en este foro algunas reflexiones que he apuntado en mi libreta de tapas negras, temas a debatir y desarrollar…

    Dice Buchanan que “los economistas deberían concentrar su atención en una forma particular de actividad humana y en los diferentes ordenamientos institucionales que surgen como resultado de esta forma de actividad.” Se refiere al mercado, esa actividad que refleja su propensión a la permuta y al trueque y las múltiples variaciones de estructura que esta relación puede adoptar… Más aún, piensa que el centro de la escena económica es la “teoría de los mercados” y no la “teoría de la asignación de recursos”, que estaría más cerca de una especie de “ingeniería social” política que de la pura economía…

    Eso está muy bien… ¿Pero qué pasa cuando no hay mercado o se ha debilitado tanto que sus bondades no son suficientes para sacarnos de la crisis al menos por un tiempo más que respetable? ¿Qué pasa cuando en un país hay más de 4 millones de desempleados, más del 20% de su población activa, una buena parte de ellos jóvenes a la búsqueda de su primer empleo, y 8,5 millones de pensionistas que reciben en compensación 1/3 exacto de los presupuestos generales del estado… una deuda pública y privada enorme, casi incuantificable, y apenas dinero público o privado para invertir, para producir y crear riqueza, para alentar los mercados, es decir la economía y el flujo de capitales nuevamente que no sea para la especulación y la depredación económica… ¿Y si además su moneda se llama euro y su valor está compartido por una masa difusa de intereses, digamos trasnacionales?

    El problema económico será pues cómo asignar los medios escasos entre fines alternativos (ya no necesariamente competitivos ni solucionables sólo bajo las leyes del mercado). La escasez, la crisis, son quienes nos obligan a “elegir” soluciones… ¿Pero saben realmente los economistas, cuál es el problema? O mejor dicho, ¿Cuáles son los problemas de cada uno de los componentes sociales? Porque son distintos, creo yo, los problemas individuales que los familiares, los de un joven desempleado que los de un pensionista medio, de las empresas grandes o las medianas o las pequeñas, las industriales que las de servicios, las de servicios profesionales que las de la hostelería por ejemplo, en una zona turística o en una ciudad de provincias sin turismo apreciable, de un “autónomo” que de un funcionario, de un banquero que de un moroso, de una administración pública que de una entidad financiera, del País o del Mundo (y no exactamente de las cabeceras de esos periódicos)… No encuentro economistas ni teorías económicas que atiendan esa complejidad y diversidad- Todos hablan del “Problema”, de la “Crisis”, de la “Solución”, únicas, en plan totalitario y maximalista… Y así nos va…

    Decía Buchanan en 1963 que “la teoría de la elección debe dejar de ocupar una posición de superioridad en los procesos de pensamiento del economista” (…) “deseo que los economistas modifiquen sus procesos de pensamiento, que contemplen los mismos fenómenos desde “otra ventana”, por utilizar la apropiada metáfora de Nietzsche. Deseo que se concentren en el intercambio más que en la elección”…

    ¿Cuál es la otra ventana en esta crisis? ¿La de los mercados financieros? ¿La de las empresas y su productividad? ¿La del mercado minorista y la economía sumergida? ¿Los mercados trasnacionales y sus luchas monetaristas “nacionales? ¿La de los asalariados endeudados e hipotecados? ¿La de los desempleados sin recursos? ¿Hay que elegir otra ventana sólo para mirar o para arrojarse al vacío?

    Se define la simbiótica como la asociación entre organismos disímiles y su beneficio mutuo, recíproco… La relación simbiótica entre empresas y trabajadores, capital financiero y entidades reguladoras, sociedad civil y estructuras políticas, sería lo aconsejable, lo ideal, para salir de esta crisis que me da ya igual quienes la han provocado y/o mirado para otro lado… Pero no puede ser, no por ahora… porque se ha quebrado una simple noción necesaria: la CONFIANZA, la creencia misma de que tales simbiosis serán beneficiosas para todos… (cada uno según sus necesidades).

    Cuando se quiebra la confianza necesaria, al menos la “suficiente”, es muy difícil arrimar el hombro si no se está al borde del precipicio. Cada uno intenta salir de los torbellinos a su manera, individualmente, aún a costa del “otro”. Sólo cuando el final trágico es inevitable se comienza a colaborar… pero ya no hay solución posible. Los humanos, como nuestras sociedades, somos suicidas vocacionales, u homicidas funcionales, por estado de necesidad, exceso de miedo y/o instinto de supervivencia…

    La única salida a esta crisis, sobre todo de confianza “social y económica”, es el ACUERDO, el pacto, la colaboración simbiótica… Pero eso requiere fundamentalmente TRASPARIENCIA, las cartas boca arriba, tener las cuentas claras… dejarse de “esoterismos” económicos, de cuentas trucadas, de intereses bastardos… Y los acuerdos suponen verificaciones objetivas, relación de incumplimientos y agravantes, de sanciones y recompensas, es decir de premios y castigos… (colectiva e individualmente, no somos tan distintos que el perro de Pavlov).

    Está claro que debemos asociarnos cuando solos no sabemos ni podemos salir de la crisis o de la isla desierta, como Robinsón y Viernes. El mercado no es competitivo por sí mismo; hay que poner reglas que lo hagan competitivo cuando la ferocidad individualista o monopolista se han “pasado tres pueblos” y amenazan con desequilibrios insostenibles o apropiaciones delictivas… Son los excesos humanos, la codicia desmedida, sus disparates, no del mercado, los que ponen en peligro nuestra precaria estabilidad social y económica…

    Dice Buchanan, y estoy de acuerdo con él, que “el mercado o la organización de mercado no es un medio para el logro de nada. Por el contrario, es la materialización institucional de los procesos de intercambio voluntario en los que participan los individuos en sus diversas calidades… Se observa a los individuos que colaboran unos con otros, que llegan a acuerdos, que comercian. La red de relaciones que surge o evoluciona de este proceso comercial, el marco institucional, se denomina ‘el mercado’” (…) “Una institución “ineficiente”, aquella que produce resultados “ineficientes”, debido a la naturaleza del hombre, no puede sobrevivir hasta, y a menos, que se introduzca la coerción para evitar el surgimiento de acuerdos alternativos”… Eso es lo que ha sucedido ni más ni menos con las entidades financieras especulativas, con los “ingenieros” financieros ocupados sobre todo en saltarse las reglas, con las empresas y los empresarios preocupados más en sus lujos individuales que en sus compromisos empresariales, con los políticos ineptos e inoperantes, caprichosos y miopes, corruptos y ajenos al servicio del bien común, y en general con los individuos de la llamada sociedad civil que dejaron hacer y participaron cada uno a su manera en esta “locura colectiva” de especulación insostenible, exceso de consumo y crédito desmedidos, fraude fiscal, insolidaridad social, etc…

    Lo jodido de la situación actual en España es que los problemas económicos no sólo son complejos y diversos, y sus soluciones no pueden ser únicas ni comunes, ni sólo nacionales, sino que también quienes deberían liderar los cambios y las salidas, darnos algo de esperanza objetiva, están ellos mismos sumidos en su mayor crisis de confianza y estima social: los economistas en general, los empresarios, , los sindicatos, y sobre todo los políticos, de todos los bandos e ideologías… Así, ¿cómo van a proponer acuerdos o a reinstaurar la idea del “bien general”? Sólo cabe el Pacto “trasparente” y simbiótico al que antes me he referido… o la desobediencia civil y la ley de la jungla, incluso la revolución civil, apartidista, ácrata y ultraliberal… O lo que Dios quiera, que también es una solución… ¿no?

    Por último, una frase de Buchanan en el artículo de referencia… Cuenta que cuando él era recién licenciado leyó una frase recurrente en la puerta del despacho del economista Frank Ward: “El estudio de la economía no impedirá que usted pase hambre pero, por lo menos, sabrá por qué le pasa esto”… A mí, como soy de filosofía y letras y además escritor y ocupado en cosas de estética, lo que se me da bien es a imaginar soluciones ingeniosas ––que dejo para otro momento––… y sobre todo escribir epitafios… Así sea; así será…

    Saludos desde el otro lado, de madrugada… y nuevamente “disculpas” por mi largueza…

    Pau Llanes

    1. Pedro Escolano

      Muy interesantes las ideas que nos trae de Buchanan y las reflexiones que Ud. realiza sobre la teoría de asignación de recursos.

      En este sentido, mi punto de vista es que la asignación de recursos, como Ud. señala, siempre conduce a la ingeniería social y al despotismo de los «sabios», que saben como gestionar y planificar la asignación de los recursos. El resultado nunca ha sido positivo, sino más bien en muchos casos devastador.

      El intervencionismo de Roosevelt y su antecesor Hoover, arrastró a los norteamericanos a una depresión profunda, que probablemente, con los puntos de vista de Buchanan hubiera durado 3 años o menos.

      Y es es que la economía no es algo que se diseña y planifica, sino algo que acontece cuando no existen fuerzas que lo impidan. Y que acontece con mejores resultados, cuando se crea el marco adecuado de seguridad jurídica y de reglas de juego apropiado. Por ello estoy con Buchanan en que lo importante no es la asignación de recursos sino la teoría de funcionamiento de los mercados.

      ¿Qué pasa cuando éstos se derrumban? Se pregunta Ud. Pues un montón de desgracias, pero superarlas sólo consiste en por un lado, intentar aliviarlas mediante la utilización de las reservas, y poner los medios para que los mercados se reconstruyan lo más rapidamente posible.

      Es decir, lo contrario que hicieron Hoover y Roosevelt, que se centraron en la signación de recursos públicos a gran escala, en lugar de en el funcionamiento de los mercados.

      1. Pau Llanes

        Gracias por su comentario y sus indicaciones. Me alegro de nuestro común interés por las ideas de Buchanan, sus reflexiones, sus intuiciones y premoniciones acerca de la crisis que desgraciadamente se han manifestado en estos dos últimos años, en especial sus advertencias hacia la deuda pública. Le confieso que mi mayor interés por Buchanan, así como por Tullock y Brennan, entre otros, viene dado sobre todo por sus críticas a los modelos “políticos” de gestión y administración pública, su ineficiencia en la toma de decisiones ––ajenas no sólo al mercado sino, lo que es más grave, al bien común y al estado de bienestar social que prometen y escamotean con sus mentiras y acciones delictivas, sus derroches, caprichos y corrupciones…

        Desgraciadamente los hechos me confirman que la madre de todos los problemas está en el sistema político, en los excesos del poder político, en el proverbial cinismo de los políticos al considerarse depositarios de una voluntad popular por encima del bien y el mal, sin apenas responsabilidades, salvo las llamadas “eufemísticamente” responsabilidades políticas… que en realidad no van más allá de la hipótesis de perder unas elecciones e irse de rositas a casa a montarse un despacho de tráfico de influencias e informaciones privilegiadas… Sobre la Public Choice deberíamos debatir, Escolano, y ver qué hacer para poner límite a las decisiones y atropellos de los políticos y gestores públicos, exigirles sus responsabilidades, también para desmontar ese tinglado a escala universal que ya es absolutamente insostenible…

        Pero también para ver cómo se depuran las responsabilidades de quienes han sostenido o alentado tales desmanes. Porque no me negará Ud. que ha habido quienes se han saltado las reglas del mismo mercado jugando con ventaja, interpretando perversamente las bondades del impulso comercial a favor de su codicia, la especulación desmedida, el derroche improductivo, la corrupción funcional de los políticos y sus políticas, es un decir… Alguien tendrá que pagar el destrozo, ¿no? O será necesario un “chivo expiatorio” para volver a empezar desde cero… no lo dude.

        Además, estoy absolutamente seguro que lo peor está todavía por llegar…

        Mientras tanto, ¿qué hacer para recomponer ese estado “arcádico” de mercado reconstituido en donde vuelvan a fluir los acuerdos, los contratos y compromisos, la productividad, los beneficios, en fin la economía? No olvide que estamos en crisis (aunque todavía no sea la tormenta perfecta que muchos intuimos en un futuro próximo)… Como señalaba en mi escrito, el problema económico en periodos de crisis es cómo asignar los medios escasos entre fines alternativos (ya no necesariamente competitivos ni solucionables bajo las leyes del mercado). La escasez, la crisis, son quienes nos obligan a “elegir” soluciones… y hay que hacerlo aunque nos gustaría dedicarnos a otras cosas, ¿no?
        Por ejemplo en cuanto la deuda pública y/o privada…

        ¿Hay que pagarla? ¿Suspenderla temporalmente? ¿Renegociar las cláusulas?… ¿Provocar la inflación para reducirla artificialmente? ¿Reducirla mediante una política fiscal recaudatoria extraordinaria que sirva para amortizar más rápidamente lo adeudado por las administraciones públicas?… ¿Qué piensa Ud. al respecto? No creo que el mercado vaya a regenerase sin solucionar o al menos enmendar este asunto… porque si fuera así, para qué preocuparnos con la deuda si el mercado todo lo soluciona antes o después, con deuda o sin ella, ¿no? Algo habrá qué hacer mientras tanto…

        Y con respecto al gasto social “comprometido” también habrá que hacer algo, ¿no?… ¿Es sostenible seguir gastando en pensiones un euro de cada tres de los contemplados en los presupuestos generales? Habrá que “elegir”, ¿no?… “rescatar” capital tributado mediante impuestos para invertirlos en producción, mercado y en general en reactivar la economía… No pienso que reducir impuestos en este caso sea la solución, porque es muy probable que el ahorro vaya derechito a pagar deudas y no precisamente en reactivar la economía mercantil. Así que en esta situación prefiero que realmente una parte de los capitales “liberados” vayan realmente hacia una economía productiva y no a enterrarla en deuda o en nuevos caprichos. Aunque parezca una paradoja, es más probable que en estos periodos de crisis los políticos y administradores públicos se lo piensen mejor y tomen decisiones más acertadas, al menos más trasparentes… ¿Ud. confía en los bancos y entidades crediticias en estos tiempos de crisis? ¿Confía en los traficantes de deuda al por mayor? ¿Cree que todo el chorro de dinero que han recibido estos años ha ido a reactivar la economía o a comprar deuda especulando con ella?

        Ya dije, Escolano, es un problema de CONFIANZA, es decir de absoluta desconfianza… ¿Y así cómo se reconstruye el mercado?

        Elegir… esa es la clave, ahora… Y elegir supone sobre todo seleccionar, poner a un lado a los unos y en el otro a los otros… Los buenos y los malos, los corrompidos y contaminados, los ineficaces y gravosos, a un lado… y el resto enfrente… Hay que tomar decisiones eficientes de mercado y supervivencia, Escolano… Y esperar que los unos, más fuertes o mejor preparados, más eficientes, con mayores niveles de productividad y desarrollo, ayuden a los otros poco a poco, por solidaridad, compasión o interés… Ni más ni menos… Así es la vida, la economía, ¿o no?

        El problema económico hoy no es el mercado, lo siento… acaso, con suerte, será mañana… El problema económico hoy es “elegir” con eficiencia, y no sólo económica… (es decir, no “cueste lo que cueste”, sino sabiendo en realidad qué cuesta y cómo vamos a pagarlo)… También me refiero a la eficiencia social, humana, etc. ¿Y si no, qué? ¿Desobediencia civil, revolución, jungla?

        Saludos… Pau Llanes

        1. Pedro Escolano

          En el caso de España, me parece que el estado es un gran problema, el más gordo que tenemos.

          Cuando hablamos de la baja competitividad de nuestra economía, es imprescindible considerar que entre el 50 y 60 y algo por ciento de los costes empresariales del factor trabajo, provienen del Estado. ¿Es sostenible ese modelo?

          Yo no me metería en depuración de responsabilidades, porque eso es un pozo sin fondo. Y para poner orden en el sistema político de España, pues las reformas hay muchas personas que dicen cuales serían y con las que estoy de acuerdo:
          -Atajar el gasto superfluo, es decir todo aquello que no necesario o que son funciones que no tienen por qué ejecutar las administraciones públicas.
          -Reducir el tamaño, acorde con la economía real
          -Reformar la Ley Electoral, para corregir los efectos de subrepresentación y sobrerepresentación
          -Una Ley de Presupuestos que obligue a todas las AAPP y un órgano supervisor o inspector que audite las cuentas
          -Hacer más competitivo y abierto el sistema de representación de partidos
          -Reforzar el Estado de Derecho y la separación de poderes
          Y algunas otras cosas más que me dejo.

          Yo lo que busco es que alguna vez haya políticos en España, que en lugar de vendernos motos y más motos, nos cuenten programas electorales, proyectos sensatos. Por ejemplo; «pues yo me propongo reducir el gasto de gestión de esto o de lo otro, sin bajar las prestaciones ni subir los impuestos, en un x%». Esta lógica es algo normal en la actividad empresarial, pero no en el Estado, donde la lógica siempre es gastar más.

          Y desde luego, las deudas (la externa), hay que renegociarlas y con quitas. Nuestros acreedores privados intentan garantizar la deuda privada de la economía española mediante avales públicos. ¡Qué listos! Pero ellos también se metieron en esos negocios de casino y esa sobreinversión no productiva voluntariamente, y ahora no quieren perder un euro. Si los activos que financiaron se han devaluado, también tienen que perder dinero. ¿No le parece?

  7. Merce

    Ahora mismo en el 2010 la peor empresa que tenemos es la de todos, el Estado, de una empresa espero eficacia y beneficio para mantenerla. Y esta, el Estado es un cachondeo difícil de encuadrar en algún punto de la historia, podría ser la etapa del neosurrealismo.
    Se puede leer en portada de algún medio gallego que tenemos algo más de 50 altos funcionaros de la Xunta que llevan 16 meses sin destino y sin hacer nada cobrando el sueldo integro. ¿esto pasaría en una empresa privada? Ni de coña, solo en la del estado pasa esto primero se colocan a las personas y luego se crea el puesto. Y si fuera esto aislado, pero esto pasa por todo el territorio. Y con esto nos relacionamos la sociedad civil, con esto estamos representados.
    Quizás no se trate de ir a la historia ni a doctrinas, quizás sea falta de sensatez y de mucha honradez por quien trata y dirige los asuntos sociales y políticos.
    Para la empresa privada es más difícil atender las obligaciones intervenidas por el estado que manejarse en el mundo competitivo que nos ha tocado. Algo falla, y los que nos fallan son los que por encima estamos manteniendo.

    1. LAREDO

      Lo que dices, en efecto, nunca pasaría en una empresa privada, entre otras cosas, porque mantener a estos sujetos sin destino ocasiona una pérdida patrimonial.Y en una empresa privada esa pérdida es asumida por una persona que ve como su dinero disminuye o desaparece.

      En la administración se ven las cosas de distinta manera, porque el dinero no es de nadie. Así que se mantienen sin destino a 50 o a 500, porque nadie, absolutamente nadie va a perder un euro de su suelo. Se dilapida dinero ajeno, no propio. Eso sí, la sociedad será esquilmada porque tendrá que hacerse cargo del dinero que cuestan semejantes desmanes.

      Vamos, esto es como el mobiliario urbano, que como es de todos, no tiene el estado de conservación del mobiliario que tiene la gente en sus casas.

      Un saludo cordial.

    2. Pedro Escolano

      También creo con Ud. que el problema no son las empresas como parece señalar el articulista, sino el estado, que fagocita la economía real.

  8. LAREDO

    Buenas tardes:

    Hoy, la verdad, estoy de buen humor. Y me encuentro con el enésimo intento de I Landero de convencernos de lo imposible de creer a poco que tengas algo de sentido crítico. Aún así, y ante semejante ofensiva por parte del Séptimo de Caballería de Landero, me rindo. Hoy leo lo siguiente:

    “Yo pienso lo mismo: ¿acaso la crisis actual no está provocada por el neoliberalismo económico, no es una consecuencia de esa doctrina?”

    Sí, me rindo, tienes razón: Todo lo que sucede en el mundo y la crisis que nos asola deriva del neoliberalismo económico. Y te digo más aún: El toro que mató a Manolete era un toro neocon también. Me ha convencido de tal forma que te daré aún más argumentos a favor de que la culpa de todo la tiene el neoliberalismo con una enumeración de hechos causantes de la presente crisis:

    1.- Bajar artificialmente y por decreto el precio del dinero, para situarlo por debajo de la inflación, para que todo el mundo se endeude hasta las cejas, estados incluidos, castigando, por lo tanto, a las personas ahorradoras, que se han esforzado durante muchos años para conseguir esos ahorros, deriva de una doctrina neoliberal, claro. Extender una especia de estado socialista encubierto a base de que todo el mundo tenga de todos los bienes y servicios sin haberlos generado con su trabajo, sino más bien aprovechándose del ahorro de los demás, es también un pensamiento liberal de lo más clásico.

    2.- que los salarios suban por encima de la productividad siguiendo la inflación e incluso por encima es un pensamiento liberal, de los liberales de toda la vida.

    3.- Que las grandes empresas sean dirigidas por gestores profesionales que no son dueños y otros agentes extraños con interés más bien en “comerse la empresa” y en llenarse el bolsillo que en mantenerla, es también pensamiento liberal puro.

    4.- No hay nada más ultraliberal, como bien sabes, que mantener una administración pública improductiva totalmente y sobredimensionada, cuyo personal directivo “tira” literalmente cantidades ingentes de dinero en comidas, coches y demás parafernalia mientras que en la sociedad civil las está pasando canutas.

    5.- Es totalmente ultraliberal que esa administración, auténtica losa para la sociedad civil productiva, suba los impuestos municipales por ejemplo un 5% cuando la inflación es de un 1%. O sea, que cada vez menos trozo de tarta para nosotros y cada vez más trozo de tarta para la LOSA.

    6.- Como sueles hablar del shareholder value como del demonio hoy te hablaré yo a ti del satisfacer-a-todo-dios Value, también conocido como todos-queremos-ser-funcionarios Value o todos-a-poner-el-cazo Value. Principios, todos estos, que consisten en que a la vista de que el que hace empresa y emprende algo es castigado como el demonio, cosido a impuestos y saqueado para pagar a la LOSA improductiva pública y privada, las nuevas generaciones aspiran a “enchufarse” en la administración o trabajar o ejecutar alguna actividad de forma sumergida para no pagar un euro y poder cobrar del estado todo aquello que se pueda en forma de ayuda o subvención. Vamos, que cada vez hay menos a quien cogerles dinero y más gente pidiendo que les den dinero, ayudas y subvenciones. Ahí está una de las claves de la quiebra del mal llamado estado el bienestar. Esta forma de pensar que acabo de describir es claramente ultraliberal también, como no podía ser de otra manera.

    Podía seguir toda la tarde, pero creo que con estos seis puntos es suficiente para darte la razón. Es más, ¿porque crees que Cuba está como está?. Pues porque aplica de forma exagerada los principios ultraliberales que he expuesto con anterioridad. Si es que Fidel Castro nos tiene a todos engañados. Si se afeitara la barba verías a un ultraliberal como la copa de un pino.

    Un saludo cordial.

    1. Pedro Escolano

      Sr. Laredo, por favor, ¡no se rinda! No nos deje sin disfrutar de sus argumentaciones precisas y hoy con buen humor. Me encantan los 6 puntos sobre el liberalismo económico que nos ha traído esta crisis.

      Pero Landero es incombustible en su empeño, aunque bien es verdad que predica pero nunca debate, y claro no se cansa, con lo cual seguirá predicando.

      1. Merce

        Pues que siga porque tiene bastante razón. ¿Pero qué sería de todos esos de la Administración intervencionista y vividora sin empresas?
        Nos hemos pasado con esto del estado de bienestar que al final se menosprecia al que en realidad hace un país que son los empresarios y el sequito de trabajadores.
        Para la Empresa la Historia es la misma repetida sobrevivir de tanto intervencionismo, tanta guerra y tanta clase gobernante viendo en el exceso.
        Lo curioso es que la mayoría que los que toman las grandes decisiones no han trabajado en su vida en la empresa privada, y menos han tenido empresa propia.

      2. LAREDO

        No, eso no sucederá porque tengo, al menos, la misma resistencia que Landero. Y eso que Landero demuestra tener tenacidad, sin duda. Hay que estarle agradecido, por cierto, porque gracias a sus artículos algunos podemos explayarnos con lo que pensamos.

        Un saludo.

  9. Bgrial

    Hola,

    Estoy de acuerdo con que las administraciones regulen y normaticen las empresas y cada tipo de empresa encuentre un marco jurídico siempre y cuando se deje la libertad de ejercio al empresario.

    Es responsabilidad de las administraciones la protección de nuestros recursos, bien sean naturales o patrimoniales.

    Si bien el liberalismo ha terminado de demostrar que no es la mejor opción ya se había hecho notar anteriormente pero ¿por qué el corporativismo? ¿no deberíamos buscar un intermedio que se adapta a nuestras circunstancias políticas, económicas y sociales? ¿por qué no buscar un modelo flexible que pueda ir evolucionando con la sociedad?

    Creo que lo que le falla a la Administración es que tiene el poder de control y la potestad de sancionar y muchas veces brilla por su ausencia y si le añadimos la falta de cultura empresarial que en vez de buscar un interés general se busca únicamente el propio, el resultado es el que tenemos. Las administraciones por dejadez y los responables de empresa buscando la manera de burlar la normativa dentro de la legalidad.

    Conciencia, quizás sea la palabra clave ya que sin ella cualquier sistema falla; o también puedo citar esa frase de: el sistema no falla, fallamos nosotros.

    Saludos

    1. Pedro Escolano

      ¿A qué liberalismo se refiere Ud.? ¿Cuando ha existido? ¿En los gobiernos populistas del PP y del PSOE?
      Le recomiendo que lea el excelente comentario que en este hilo hace Laredo, y si después de eso sigue Ud. pensando que «el liberalismo ha terminado de demostrar que no es la mejor opción», nos cuente sus reflexiones.

      1. Bgrial

        Lo hice y sigue anclada en mi pensamiento, ¿reflexión? ya la hice y debe respetar que no esté de acuerdo con el liberalismo, no me gusta y no sólo he tenido que leer el comentario del Sr. Laredo, hay más fuentes. Si a usted le parece una buena opción a mi no y no voy a tener la osadía de decirle a usted lo que debe pensar.
        Sólo añadir que la teoría liberalista me parece perfecto, pero al llevarlo a la práctica acaba en populismo como muy bien indica usted, (aunque eso tampoco es liberalismo) o en clasismo y mala distribución de la riqueza ¿Qué lo que estoy enunciando no tiene nada que ver con el espíritu del liberalismo? Cierto, pero mucho que ver con el egoismo del propio ser humano.
        De todos modos gracias por su atención.
        Y si usted pudiese entrever sólo mis ideas seguro que se reiria porque hasta yo mismo pienso en que resultan quimeras; sólo un dato; responsabilid y ser consecuente, sin cambiar nada lo cambiaríamos todo.
        PD que no me incline por el liberalismo no significa que no disfrute leyendo los magnificos artículos del Sr. Laredo.

        1. Pedro Escolano

          Estoy con Ud. que lo ideal sería el imperio de la Virtud, pero desafortunadamente el mal existe (el egoismo que menciona Ud.) y por eso se necesitan las Leyes.

          Seguro que sus pensamientos no son quimeras y que si los comparte nos ayudarán a todos. Anímese.

  10. LAREDO

    «La Oficina Federal de Empleo anunció hoy que el número de desempleados cayó este mes de octubre en Alemania por debajo de la cota de los tres millones de personas, la cifra mas baja desde hace 18 años, con un índice que se redujo en 0,2 puntos hasta el 7%.»

    Información de lo más interesante. En plena crisis de intensidad histórica resulta que Alemania reduce la cifra de paro a la que había hace 18 años. Y reduce el paro reduciendo el gasto de la administración lo cual ha sido criticado de forma contundente por todos los «sabios» economistas.

    ¿A la vista de las crifras, quién tenía razón, Merkel o los que propugnaban que para crear mucho empleo el estado tiene que disparar el gasto?

    El ahorro, como siempre, da sus frutos.

    Un saludo

    1. Maytreya

      Me has quitado la noticia del teclado, lo he leido y me ha dado mucho que pensar. ¿que estamos haciendo nosotros???

      1. LAREDO

        Pues nosotros exactamente lo contrario, de hecho el presidente del gobierno manifestó de forma pública que el gasto no se podía reducir porque se paralizaba la actividad económica. Eso sí al poco tiempo recibió una llamada de Merkel y otra de Obama y por arte de magia, en breves días, lo que era gasto se convirtió en el mayor recorte social de la democracia.

        Resulta interesante observar hechos que demuestran quién tiene el mando de verdad en este mundo.

    2. Pedro Escolano

      No cabe duda, el ahorro y la buena administración siempre da sus frutos. El resto, las políticas de diseño intervencionista como las de Hoover y Roosevelt o las del gobierno de España, salvando las distancias intelectuales y por no ofender la memoria de Hoover y Roosevelt, conducen a eternizar y agudizar los problemas.

Los comentarios están cerrados