Creo que tenemos que ser claros, aún a riesgo de estar equivocados. El cambio profundo que algunos no tienen mas remedio que comenzar a admitir, ese cambio que afecta al modelo, se centra y concentra esencialmente en el sistema financiero. Ningún Gobierno ha comprado aciones de empresas industriales, a pesar de que pueden estar tan o mas dañadas que los bancos. Hoy, sin embargo, la prensa señala que General Motors y Chrysler piden el Presidente de los Estados Unidos 8.000 millones de euros para su fusión. Seguro que han pensado que si el Gobierno está para ayudar a bancos en crisis que han generado un problema, pues que ayude a empresas industriales con problemas, porque ese dinero quizás deberían haberlo pedido prestado a la banca, pero si no puede o no quiere darlo habrá que acudir al Estado. ¿Esto es una mera anécdota?.
No. No es solo un paréntesis en la economía de mercado. Es mas profundo. Ya se que algunos dirán que todo volverá a su cauce dentro de poco, que la crisis será dolorosa pero pasajera. Que pronto, una vez caidos los caidos, todo volverá a ser como antes era. No lo creo. No lo veo así. Me cuentan que en mi familia paterna alguien,quizás mi tatarabuelo o así, tenía la concesión de transporte entre Madrid y el Escorial, lo que resultaba particularmente importante por ser sede Real. Bueno pues en el horizonte surgieron los coches, los vehículos a motor. El transporte de mi antecesor se efectuaba, por supuesto, en diligencia. El hombre aseguró que no había que temer porque ese artefacto, el coche, jamás sustituiría a la elegancia del viajar en diligencia…La quiebra fue total, absoluta y plena.
A veces los deseos de seguir como estamos se anteponen a la realidad. Por eso, quizás, siempre me interesó el estado de las sociedades antes de una catástrofe. Me preguntaba como no se daban cuenta de que el desastre se avecinaba de modo inexorable. Cuentan los hombres del campo que la naturaleza siempre transmite señales del inmediato futuro. Basta con leerlas.Se ve que entre otras cosas hemos perdido esa capacidad.
Bueno pues en mi opinión lo que está en juego es el crédito, el papel del crédito, y por ende el modo de organizarse el sistema financiero. Decían que los gestores públicos de la banca crearon problemas.¿Puede decirse que los gestores privados los han obviado?. ¿Acaso en el modelo privado de gestión del crédito no asistimos a un problema de magnitudes desconocidas?. Es un hecho, no una opinión. El asunto no es solo elegir entre modelo privado o público. Como siempre es cuestión de individuos y de formación. Un sistema privado con individuos formados en la vieja ortodoxia, esa que ahora comienzan a aceptar que fue un error, generará problemas. Sin duda. A la vista está.
Pero los empresarios “reales” se preguntan qué tienen ellos que ver con ese asunto, porque lo que quieren es que el dinero, el crédito, les llegue en condiciones adecuadas,ajustadas, desde luego, a la solvencia de sus empresas. Y es que sin un flujo adecuado de crédito la economía se para. Así, sin más, se para, se colapsa. Y si se para….
El flujo de dinero, el crédito, es en este sentido un bien colectivo.Como las carreteras. Como la salud. En fin, no hace falta seguir. Hace unos años cuando decía estas cosas sonaban raro. Ahora suenan raro las contrarias. Eso que llaman el poder del péndulo….
El verdadero problema es como aseguramos que el flujo de dinero va a seguir siendo adecuado al crecimiento de la economía real, que no va a sufrir demasiado como consecuencia de concepciones virtuales emanadas de centros de dogmática profesoral, de falsos profetas de liras fingidas. Este el el asunto: como organizar el crédito para el futuro que se avecina. Y la experiencia de la gestión privada del dinero-por-el-dinero y las consecuencias de la libertad de circulación de capitales (lease ahorros y financiaciones correlativas) se va a traducir en un nuevo modelo.
No tengo dudas de que la sociedad tomará conciencia de que es necesario un control social del crédito. Digo control social no digo nacionalización. ¿Qué es control social del crédito?. Pues me parece claro: que si es un bien colectivo, tendremos que organizar formas de control social para que no se destrocen entramados reales por concepciones virtuales del dinero y las finanzas. A debatir cómo. Presiento que el fin del monopolio privado en la gestión del crédito tiene días contados. Habrá, claro, autopistas de peaje. Pero tambien otros medios de ir de Madrid a Barcelona. Bueno, esto creo.