De nuevo gracias a todos los que comentáis y enviáis correos

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Ayer, 19 de Enero, a eso de las cinco menos cuarto de la mañana, abrí Internet para disponerme a enviaros el mensaje de cierre del blog. Curioso, pero el satélite que tengo instalado en esa zona de la sierra de Sevilla como única solución que me ofrecen a una conexión medio aceptable -aunque cara de narices- a la red, decidió no funcionar, y no tengo la menor idea del porqué. Tuve que volver sobre mis pasos, localizar el portátil que ya había guardado en su maleta porque en un par de horas, a lo sumo tres, saldría de viaje a Madrid con mi hija y su hijo, conectarlo, enchufarle el cacharro ese USB de Vodafone y comprobar que…tampoco funcionaba. La cosa se ponía fea, como si de una conspiración se tratara. Claro que los conspiradores de afición suelen dormir a esas horas de la madrugada y prefieren, como los meditadores de academia, elegir horas mas civilizadas para sus menesteres compuestos de vacío envuelto en nada.

Así que de nuevo sobre mis pasos, otra vez de regreso al lugar donde guardaba mi maleta, abrirla, sacar el disco duro en el que guardo los programas, desinstalar lo instalado, reinstalar lo instalable y, finalmente, comprobar que eso de que a la tercera la vencida es un refrán castellano que tiene su miga, su aquél, que dicen los sabios. Pues funcionó y pude cumplir con el designio que llevaba madurando unos cuantos días y que veía acercarse a compás de desfile militar a eso que llaman el inevitable.

Estoy seguro que algunos aficionados a las sincronías en sus diversas modalidades, tonos y texturas, incluso a una versión de opereta bufa de las llamadas leyes del Karma, interpretarían las fallas de conexión a internet como presagio, una señal, una advertencia de que el blog no debería cerrarse, una suerte emblemática de admonición de la Naturaleza que decidió mostrarme con semejante proceder, en una alianza Naturaleza/Tecnología de corte morganático, de que mi decisión era cuando menos precipitada y seguramente errónea de base.

Pues yo no. Creo que esas “señales” son fruto de imaginaciones deseosas de aventuras extras, como si la aventura del vivir cada día no fuera suficientemente elocuente de la llamada “estructura de la complejidad”. La aventura del vivir en general y de lo que nos queda por pasar en los tiempos venideros, porque los que vislumbramos la otra orilla hacia la que nos empuja la existencia sabemos que cada día resulta mas dificil encontrar un vado seguro por donde cruzar, y que mas vale aprender a nadar por si las aguas deciden mostrarse en crecida violenta…No. Mi decisión no fue repentina, ni fruto de un calentón emocional, ni de un arrebato de domingo noche. Por supuesto que no. No suelo consumir esas frutas ácidas.

Precisamente por ello, para mostrarme en mi firmeza, entendí que esos obstáculos eran solo fallos técnicos, sin carga esotérica adicional alguna, y, en todo caso, si queréis que naveguemos juntos unos segundos por las aguas superficiales de los mares del esoterismo de salón de niños malcriados, diría que eran prueba en el rito iniciático de una muerte imprescindible. Y las pruebas se sitúan en el camino del que aspira a la iniciación precisamente para ser superadas, porque no se puede llegar al valle sin cruzar las montañas, aunque algunos aborígenes de Australia conocen senderos secretos por los que transitar en ese viaje. Pero ni somos aborígenes, ni esto es Australia, ni, lamentablemente, sabemos de montañas y valles lo que ellos acumulan en su saber verdadero, que es tanto como conocer los mejores emblemas del alma de la humanidad. Así que si creéis que nada sucede sin que tenga que suceder, os digo que esas pruebas sucedieron para mostrar la firmeza de lo decidido y la necesidad de ejecutar lo que mi mente había diseñado. Bueno mi mente iluminada por la experiencia de otras plasmadas gráficamente en los post del blog, para ser un poco maspreciso.

Diseñado no sin dolor, porque admitirlo es solo sincerarse. Pero ni un miligramo de menor firmeza al pulsar el enter después de escribir lo que dejé redactado como despedida. Y a fuer de aumentar enteros la sinceridad al ampliar su círculo, os digo que algunos de los comentarios de ayer ratifican la certeza de lo decidido en esa madrugada. Mejor dicho, lo ejecutado, porque decidido, lo que se dice decidido, funcionó como un gerundio: cada día, en cada uno de esos enfrentamientos sin sentido, o sin mas sentido que la rienda suelta al abanico de la frustración individual, en los comentarios fruto de coberturas faciales con caretas electronico-virtuales, se regaba la semilla que acabaría dando el resultado de la extinción.

Y que conste que supuestos ataques personales a mí, o a MC, que pueden ser temas diferentes, en nada han tenido que ver con esta decisión. Ante todo porque compruebo que han brillado por su ausencia. Creo que uno, el de un supuesto profesor universitario que se dejó llevar por emociones y que desapareció en el instante en el que le preguntamos por razones, lo que sucede demasiado a menudo, por cierto. No recuerdo mas.En todo caso sobre mi corteza corporal y sobre todo espiritual, esas cosas resbalan sin huella, sin trazo, sin hacer camino. No penetran, como las malas cremas en la dermis. Sinceramente no se trata de eso.

Pero han sido tantos los comentarios recibidos ayer, día en el que, debéis saberlo, superamos con mucho el máximo histórico de número de entradas en el blog, y tan considerable el número de correos recibidos en mi cuenta que pensé en daros las gracias de modo colectivo antes de que desapareciera esta página de la Red. Por cierto, llamé a Paloma, si Secretaria, un montón de veces para que contactara con los informáticos con esta finalidad de la ceremonia de extinción de la página, aunque la embalsamaran para la posteridad, sin necesidad de pasarla por el horno crematorio.Pues los informáticos se sumaron al conjunto de complejidades, a ese puñetero magma de contaminaciones, y resulta que ayer ni contestaron al teléfono, ni atendieron los correos, y fue Paloma quien tuvo que soportar esas llamadas mías en las que le expresaba que no entendía donde andaba esa gente que estaba dejándome mal. Porque anuncié que la pagina desaparecería en cuanto los contactara. No sabía que decirme, a salvo, de un no entiendo por qué no me contestan….

Bueno, pues da igual. De nuevo prueba para la firmeza. De eso se trata. Asi que agradezco lo que me decís. Pero la decisión es firme. Porque nace de las entrañas de los comportamientos humanos. “Es que internet es así”, razonan algunos. Bien, no lo discuto; pero sucede que en ese “así” no quiero consumir mis energías, ni creo que sea un “así” adecuado para mis finalidades, que no son, obviamente, disfrazarme con ningún nick y asistir a un carnaval de frivolidades, instintos de bajo vientre, reflexiones de mala cama y calamidades de espíritus convulsos, en el que no quiero ser invitado y menos aún asistente. No me sirve.

Por ello, como dicen algunos de vuestros comentarios, debemos repensar. Si encuentro alguna fórmula os la diré. Pero el sendero que recorríamos nos conducía a un abismo estúpido en el que ni siquiera había distancia aceptable entre el suelo y el precipicio. Un abismo de ridiculeces, un charca de agua seca que muestra tierra resquebrajada.

Por eso solo cambio mi decisión en un punto: dejo esta página abierta un poco mas para vuestras sugerencias. He imprimido y guardado lo de ayer. Esto se queda abierto un rato mas por si tenéis ideas que aportar. Mi correo igualmente está activo en blog.marioconde@me.com

Lo unico seguro es que no volverá el camino de antes. Ya fue ensayado. Busquemos otros sin nostalgia del pasado. Quizás lo encontremos y de ser asi, como decía JS, será para mejor. Claro, porque peor que íbamos, difícil. Lo unico cierto es que innominadamente no sabemos dialogar. Somos así de raros. ¿Por que hay violencia?. Porque somos violentos, dije en el Congreso por la Paz de Septiembre 08. ¿Porque no podrá haber diálogo innominado en el futuro?. Porque la experiencia ha demostrado que no sabemos dialogar de esa manera.Bueno, algunos sí, otros no, pero una gota de tina china estropea la limpieza de un vaso de agua cristalina. Así que nos queda eso, trabajar, y si encontramos un camino lo recorremos, y si no siempre nos quedará París, como en la despedida de Casablanca.

Gracias y un abrazo a todos