El fracaso del sistema

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281huerta 14

Durante el fin de semana tuve la oportunidad de leer un artículo aparecido en el diario El País del sábado 7 de Marzo. La ausencia de internet en donde me encontraba y el interés de los temas que dejé para el fin de semana me reprimieron de añadir mas carne a un menú ya de por sí sobrado. Pero el artículo tiene importancia y este blog debe conocer su existencia. Su autor es Sami Naïr (Tremecén, 1946), político y pensador francés de origen argelino. He leído en sus biografías oficiales que es experto en cuestiones de inmigración y que ostenta el “sueño de un mundo solidario, en el que la integración de los inmigrantes y la superación de las diferencias entre hombres y culturas se produzca mediante un diálogo enriquecedor”. No es poco, desde luego, no es poco. Os adjunto un pdf.

Nada mas comenzar el artículo escribe: “Esta crisis está demoliendo sin piedad los prejuicios, las normas, los valores de quienes creyeron inocentemente en la santa eternidad de este sistema”. Realmente me sorprende la terminología “(“sistema”) y el diagnóstico, porque en mi opinión es acertado. Es adecuado definir al sistema como un conjunto de “prejuicios, normas y valores”, aunque para ser mas precisos habría que añadir la red de intereses que lo integran y el proceso endogámico en la selección de personas. Pero por el momento es suficiente. Lo que ya no comparto al cien por cien es que esos prejuicios y valores hayan sido creídos “inocentemente”. Es probable que no se tratara de creencias puras sino de adhesiones al código del sistema en función de intereses de diferente genética, aunque es aceptable sostener que algunos -sin duda los menos- mantuvieran esa inocencia en la aproximación

Por alguna parte de este blog está escrito por mi que es imposible pedir a quienes durante años han aplicado unos postulados que consideraban certeros, que administren con éxito el fracaso derivado de esos mismos postulados en los que creyeron o simplemente aplicaron como ortodoxos. Incluso lo señalé claramente en algunos programas de TV. Pues bien, Sami Nair escribe con lucidez: “Están superados por la rapidez de la crisis, su profundidad, su complejidad, pero también están paralizados para actuar porque son prisioneros de los esquemas ideológicos dominantes, de conceptos que se han vuelto inoperantes, de los reflejos de autojustificación de la propia responsabilidad en la crisis”.

Este diagnóstico es cierto y desgarrador. Los que aplicaron unos dogmas que se demuestran responsables del caos que nos toca vivir tienen que asumir ahora la gestión del fracaso, buscando soluciones que se sitúan más allá de sus convicciones demolidas por la dictadura de los hechos. ¿Es posible? Creo sinceramente que no, pero en todo caso me parece ineficiente, por emplear una palabra propia de su terminología. “Podríamos desgranar cien ejemplos mas de nociones y conceptos que hay que revisar para afrontar esta crisis mundial”, dice Nair. Claro, porque todo un esquema se ha hundido. ¿Y que hacen las “elites”? Según Nair focalizan la atención sobre medidas secundarias, olvidando intencionadamente que éstas no son las causas sino las consecuencias de un sistema que las ha hecho posibles”. No puedo estar mas de acuerdo

El jueves pasado, dos días antes del artículo recibí dos peticiones de editoriales españoles para escribir sobre lo que sucede. Una de ellas me aclaró que mi libro el Sistema, una vez transcurridos quince años, es libre, en el sentido de que he recuperado mis derechos y puedo, si procede, reeditarlo. El libro fue retirado de la circulación casi de urgencia, y no por falta de éxito porque, a pesar del empeño puesto en evitar su circulación, creo recordar que se aproximaron a los ochenta mil los ejemplares vendidos en 1.994. Recibo cada día más peticiones del libro. Pero creo que mas que reeditarlo convendría alguna otra alternativa en la que estoy empezando a trabajar.

Al día siguiente, viernes, tuve la suerte de almorzar, a su petición, con cincuenta personas de alto nivel intelectual, dotadas de conocimientos mas que suficientes para disfrutar de un diálogo fructífero. Allí expuse mi tesis: lo que estamos viviendo es, precisamente, el fracaso del sistema. Realmente esto es lo que está sucediendo: una crisis del sistema. Personalmente no considero exagerado aludir a un fracaso del modelo, pero no sólo en lo financiero, en lo económico, en la riqueza financiera y en el proceso de creación de riqueza real, sino en su conjunto. Es el modo-de-pensar acerca de cómo debe organizarse la relación del hombre con el hombre y del hombre con las cosas, de como entender el circuito de creación y de distribución de riqueza, de como definir la pirámide de prioridades sociales, de cuales son los valores prioritarios que deberían integrar un código de conducta….en fin, todo este catálogo de ideas, valores, supuestas verdades impuestas como ejemplares ortodoxias…Creo humilde y sinceramente que eso es lo que ha fracasado. al tiempo que creo que resulta muy difícil que algo así sea reconocido desde las esferas del poder que se decidieron a implementar y ejecutar con ahínco lo que ahora fracasa. ¿Cómo pedirles que gestionen lo por ellos provocado? Como digo no es honesto pedirlo ni eficiente intentarlo.

En esa comida, unos comensales muy relacionados con la Universidad estuvieron de acuerdo en el diagnóstico de que la Universidad está silente, amordazada, pero silente y amordazada por algo que se dio a sí misma, al igual que la ausencia de intelectuales preparados para cumplir su cometido de rebeldía del intelecto es debida a su entrega a las causas de la llamada ortodoxia. Detrás de todo ello, claro, el proceso de excesiva acumulación de poder que convierte, poco a poco, día a día y asunto a asunto, a eso que llamamos libertad-real en un sueño que se aleja, que se escurre entre las vivencias diarias. No fueron pocos los comensales que aceptaron que la situación social se tensará sobremanera, admitiendo como común denominador del pensamiento de los asistentes que la dinámica en la que nos encontramos conduce a un incremento de la violencia en el seno de la sociedad….

La tesis de la comida fue: hay que hacer algo cada uno desde sus sitios, desde nuestros lugares en la sociedad. Por cierto que a ese encuentro acudió uno de nuestros contertulios de este blog. Con esa idea de necesidad de actuar me fui al campo. Y al siguiente día me encontré con ese artículo que os comento.

Mientras tanto las noticias/rumores se extienden. Se habla de devaluaciones masivas derivadas de la impresión de papel moneda para hacer “frente” a la crisis. De venta de oro por parte del IMF, del dinero que huye hacia bienes raíces, de empeoramiento progresivo de la salud bancaria debido al clima económico general, del aumento en flecha del paro y de su correlato inevitable de tensión social…Escuchar todo esto provoca susto. A algunos miedo.

Pero lo complicado del asunto es el estado de la propia sociedad. Algunos, con mayor o menor acierto, somos capaces de articular un diagnóstico. Otros siguen noqueados sin querer entender, quizás sin poder entender. Y si no quieren/pueden, díficilmente tendrán aptitud para gestionar. Mientras tanto, el sistema sigue el proceso de desmoronamiento. No es una visión catastrofista. Es, creo, una visión con dosis nada despreciables de realidad. Y no es catastrofista porque el hecho de desaparezcan determinados modos de pensar no sólo no me parece mal sino, por el contrario, muy positivo para un futuro. No se trata de decir que el modelo capitalista ha muerto. Pero es claro que algunos de los modos de entender ese modelo en su conjunto han fracasado y el coste del fracaso parece mucho mayor de lo que nos imaginábamos.

Pero, está bien eso de concluir el almuerzo diciendo que cada un debemos aportar desde nuestros sitios sociales lo que podamos. Está mejor expandir la idea de servicio. Pero la cuestión es ¿cómo? Porque la sociedad civil se entregó en manos de la política. Decidió abstenerse, alejarse del debate público, permitiendo que lo político aglutinara y absorbiera lo público. Con ello el desierto institucional se instaló entre nosotros. ¿Dónde tenemos foros de debate para abordar esta situación?. Alemania parece que ya está pensando..¿Nosotros?. Alguien señala a la blogosfera como único camino, como el sendero que permanece abierto…¿es suficiente?. No lo se pero en todo caso un mea culpa por el desierto institucional consentido debería sonar con fuerza.

Bueno, de momento tenemos algo: cada día son mas los que entienden que no es una cosa de bancos, ni de hipotecas, ni de derivados, ni de codicias, ni de especulaciones, ni de construcciones o promociones…Algunos creen que es mas profundo. Algunos sienten que es el modelo de convivencia el que está fracasando. Algunos comprenden lo que queremos decir con eso de crisis de valores, al margen de palabras. No es suficiente, pero es algo. Cuando muchos creen algo acaba por suceder y acaba por encontrarse la vía adecuada para implementarlo.

¿Campo cuántico de conciencia?

No se, tal vez sea iluso, pero es lo que siento
Buenos días