A lo largo y ancho de dos fines de semana hemos atravesado con general mesura -no exenta de alguna excepción aislada- el conflicto inherente a dos asuntos de envergadura: la investigación con células madre embrionarias y maduras y el aborto de las menores de edad. Hoy, de cara a un nuevo espacio de viernes/sábado/domingo, traigo a colación otro asunto conflictivo, animado, precisamente, por el modo y manera de tratar los dos anteriores, aunque aquí, a riesgo de impertinencia, debo pedir especial cuidado en el comentario.
El asunto es simple: el Presidente francés, al menos según la prensa, parece que es partidario de establecer en la sociedad francesa una radiografía de la población estructurada por etnias. Vamos, una especie de diferenciación en base a europeos, africanos, blancos, negros, amarillos, asiáticos…No se exactamente cómo y de qué manera se elaborarán las categorías con arreglo a las cuales se procederá a esa descripción de la humanidad habitante en Francia, pero el factor elemental será la etnia, la pertenencia a uno u otro grupo étnico.
Obviamente un análisis de este tipo, una información de esa naturaleza, no es por sí sola y sin mas un supuesto de xenofobia, algo penado por leyes nacionales e internacionales en tanto que implica desconocer la unidad esencial de la dignidad humana. Pero no cabe duda de que es una iniciativa polémica. De hecho ya ha recibido, al menos según la prensa, una serie de críticas muy poderosas.
El asunto es doble. Por un lado, la iniciativa en sí misma. Por otro, las posibles consecuencias negativas derivadas de la información suministrada. En el primer plano, ofrecer datos estadísticos es aparentemente neutro. Una radiografía de composición étnica de una población no es ni buena ni mala. Es un dato, un hecho. Pero hay hechos que por su mera existencia transmiten información potencialmente explosiva. Porque ponen -o pueden poner- en marcha emociones, en ocasiones difícilmente controlables. Así que semejante iniciativa trasciende el aparentemente neutro valor de lo estadístico para encajarse de lleno en un elemento conflictivo en lo convivencial. Ofrecer esa información puede despertar, como digo, emociones negativas. Y estas pueden generar comportamientos negativos. Porque los modos de comportamiento, como tantas veces repetimos, derivan de los modos de pensar, y los modos de pensar no siempre se edifican con la neutralidad del razonamiento, sino a veces con la visceralidad de ciertas emociones
Ya sabéis que una cosa es decir que somos Uno, que la Humanidad es el objetivo de la acción y otra demasiado distinta en excesivas ocasiones que la conducta de todos sea fiel a semejante postulado en el que decimos creer. La tendencia a la separatividad es seguramente esencial a lo que llamamos el conocimiento fragmentario. El lenguaje nos ayuda a ello. Como ya he escrito en mas de una ocasión, el lenguaje es elemento descuartizador por esencia de la realidad. La fragmenta, la divide, la descuartiza, nos convierte en plural lo unitario, nos provoca pérdida de la verdadera perspectiva. En el fondo con el lenguaje proposicional en muchas ocasiones generamos una realidad virtual (realidad de lenguaje) con la que, o sobre la que, adoptamos decisiones y configuramos conductas individuales y colectivas.
Y una de las zonas en las que la separatividad se ha mostrado mas dañina a lo largo de la historia es la diferenciación étnica. La separación del mundo en razas y la consideración de unas como superiores a otras. La discriminación por razón de raza es un delito. Pero esta categorización jurídico penal, inevitable y necesaria, no elimina el prejuicio en el fondo del corazón de todos los ciudadanos del planeta. Las investigaciones sobre en ADN humano evidencian que no tenemos soporte científico real para una diferenciación cualitativa de la humanidad en base a consideraciones científicas. Así que lo jurídico se edifica además sobre lo científico. Pero con todo y eso, estoy seguro que muchos que aceptan verbalmente la igualdad racial no ajustarían su conducta hasta sus últimas consecuencias a ese postulado en el que dicen creer.
Y dado que este es el caldo de cultivo real, dado que existen emociones larvadas en el fondo de muchos corazones humanos, ¿tiene sentido, goza de oportunidad una iniciativa como esta?. ¿Es suficientemente importante conocer esa composición como para aceptar los riesgos de la mala utilización que puede derivarse de la misma?. Cierto es que nunca me ha gustado rechazar iniciativas en base a la posible perversión en su utilización por mentes retorcidas. Todo descubrimiento científico es susceptible de ser mal utilizado. Un rayo láser puede servir para salvar vidas. Y para destruirlas, claro. La energía nuclear es capaz de destruir millones de vidas y también para salvarlas en sus utilizaciones médicas. Por eso la distinción que he efectuado en alguna ocasión entre magos blancos y magos negros. La Magia, como la Ciencia, son campos neutros. Quienes somos blancos o negros, en este sentido de bondad/maldad, somos nosotros, los humanos.
Pero como lo somos, como es evidente que en muchos corazones se encierra la violencia, hay que tener cuidado con lo que ofrecemos como posibilidades al desarrollo de esas tendencias negativas. Ayer, en un interesante y productivo almuerzo con mas de cincuenta personas formadas, aludí a uno de mis postulados favoritos. El problema no es solo el mercado. El problema son los humanos que controlan los mercados. Porque si los humanos con poder se alimentan de avaricia, los desperfectos que pueden causar son enormes. Y si existe concentración de poder, la dimensión del desperfecto puede ser gigantesca. Por eso necesitamos hoy mas que nunca, a la vista de la globalización de la economía y la cultura, que los dirigentes de toda unidad que ejerza un tipo de poder, dispongan de una formación sólida y de un código de valores inamovibles. Pero no inamovibles en la palabra sino en la conducta, no en la declaración sino en la acción, no en la teoría sino en el hacer de cada día. Y en nuestras carnes estamos sufriendo las consecuencias de haber concentrado el poder sin exigir a quiénes lo ejercen la correspondiente concentración en los valores esenciales de la dignidad humana.
Y en esto de las diferencias raciales y culturales el cuidado debe ser todavía mas exquisito, porque si miramos hacia atrás, a ese surco del hombre en la historia al que alude Cioran, nos daremos cuenta de la gigantesca tragedia que esas emociones negativas han causado a la humanidad una, otra y otra vez. Y no estoy seguro de que las lecciones de la historia se hayan grabado con tinta indeleble en el corazón de los humanos de hoy. Seguro que hemos mejorado mucho, pero, ¿es el momento de iniciativas de este porte a la vista de las enseñanzas de la historia?.
Soy perfectamente consciente de que este asunto es un afluente de un río de mayor envergadura: la libre circulación de las personas, el derecho de los pueblos a preservar sus tradiciones culturales, el derecho a la defensa de un modo de vivir, de un equipaje de creencias..en fin, esos temas que todos tenemos en la mente. La universalidad de los planteamientos genéricos tropieza en ocasiones con la evidencia de los hechos discriminatorios. ¿Que pensaríamos si, por ejemplo, la estadística demostrara que un porcentaje del orden del 25 por 100, por decir algo, de la sociedad francesa es de origen musulmán/africano? ¿Que efectos se producirían en la sociedad francesa? ¿Qué reacciones serían previsibles?
Un país moderno en cierta medida ya carece de fronteras, al menos de fronteras entendidas como se concebían en el siglo pasado. Hemos caminando, con mejor o peor acierto, a la uniformización de políticas esenciales para colectivos mayores, como la política monetaria, fiscal, de defensa, farmacéutica, medicina…en el seno de estructuras superiores como puede ser la Unión europea. Pero el sentido de pueblo permanece, y quizás al establecer un referente superior, lo mas inmediato, lo mas cotidiano, se convierte, para bien o para mal, es mas nuestro. Algunos países ven como ciudadanos procedentes de otros viven en sus territorios pero no se integran en su cultura, en sus tradiciones, e incluso en sus leyes. Ejemplos límites nos golpean: la ablación femenina, por ejemplo. Es una conducta reclamada por una tradición cultural -por así llamarla- muy distante de la nuestra y que se practica en sus territorios. El cambiar de lugar físico de residencia no provoca automáticamente el cambio de modo-de-pensar, porque las tradiciones culturales arraigadas tienen un indudable arrastre espacio/temporal.
El conflicto surge por todos los poros del problema. Y no sólo con diferencias raciales, continentales. No solo en el diálogo norte/sur, por ejemplo. Sino en el propio mundo de la viaja Europa. ¿O ocaso no se habla con cierto desprecio de ciudadanos procedentes de ciertos países europeos, los mas pobres por cierto?. O incluso tratándose de ricos, como sucede en algún lugar de nuestra geografía en donde ciudadanos alemanes se asientan por la bondad de nuestro clima y lo excelso de ciertas partes de nuestro paisaje y clima, y se ajustan a sus propios comportamientos, a su idioma, tradiciones, mantienen sus restaurantes con cartas exclusivas en su lengua, sus periódicos, sus radios locales, y hoy en día hasta sus gestores municipales propios. Comunidades que se incrustan en el seno de otras. Pero para mantenerse diferentes no para integrarse en sus culturas
Estamos ante una sociedad pluriracial en muchas zonas de la vieja Europa. Países como EEUU son estructuralmente pluriraciales. Hoy una persona de color ocupa la Presidencia del país mas importante del mundo. Mientras tanto Francia trata de elaborar una radiografía étnica.
Mientras tanto, llegan pateras con cadáveres ante un mundo que parece carecer de sensibilidad ante semejante brutalidad, ante tan descomunal tragedia, que si explica algo, que si evidencia algo, es el descomunal fracaso de nuestro modelo de convivencia. Mientras hablamos de derechos humanos en demasiadas ocasiones construimos barreras a su eficacia.
¿Estamos preparados para una sociedad multicultural?. ¿Qué es el muticuluralismo?. ¿Es la convivencia en un territorio de focos excluyentes de diferentes comunidades basadas en sus etnias, en sus tradiciones seculares? ¿Es el multiculturalismo un elemento que disuelve guetos (ghetto) o una experiencia que los crea y alimenta?.
En fin, como véis y como sabéis el asunto tiene infinidad de aristas. Por eso lo dejo este fin de semana encima de nuestra mesa. Lo malo es que nuevo me encontraré, creo, fuera de cobertura. Pero ya intentaré darme un paseo por aquí.
Gracias por vuestra mesura en un asunto tan conflictivo.
Buen fin de semana