Encuesta sobre El País

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blogLas conclusiones de la encuesta sobre el Grupo Prisa no me parecen una buena noticia. Hemos tenido frente a nosotros las preguntas durante muchos dias. Las preguntas/respuestas son ásperas. Todas  menos una: la que permite responder que el Grupo Prisa atiende solo a los hechos reales, a la información por la información. Lo malo, lo peor, es que esa posición no ha superado el cinco por ciento de los votos emitidos.

El resto, el abrumador 95 por ciento, se corresponde con las otras tres alternativas: o intereses económicos propios de ese grupo, o intereses políticos de afines o intereses del Sistema.

El conflicto potencial entre intereses (conveniencia) y el hecho neutro, la información pura (neutralidad) se salda abrumadoramente en favor de los primeros.

Esto equivale a sostener que ese grupo para los votantes de la encuesta no practica información sino que es devoto de intereses. Si queremos saber que ocurre en asuntos en los que los intereses económicos o políticos se encuentran presentes, sus publicaciones no son el mejor medio de conseguirlo para el 95 por 100 de lo votantes de la encuesta.

Cierto es que la encuesta no tiene carácter cientiíico. La base estocástica, como dicen los técnicos, no permite sostener que esas conclusiones tengan validez mas allá del blog. Es cierto. Pero tambien lo es que en este blog se producen cientos de miles de visitas mensuales. Eso es todo.

Con ello, no tiene caracter científico, pero me parece que tiene sabor triste. No es bueno que opinemos de esta manera de unos medios importantes en la sociedad española. Pero no dejemos de pensar que no son los votantes de la encuesta, ni los mas de 3000 afiliados  permanente al blog los responsables de ese resultado.

La perdida de credibilidad no afecta solo a El País. También a otros. Y eso es todavía peor. Quizás por ello se anuncian nuevos productos informativos en el horizonte nacional. Si fuera para atender a la información y desatender a los intereses, serían bienvenidos. Un productos periodístico tiene derecho a sustentar una posición ideológica, pero no a confundir editorial con información. Quienes editorializan la información acaban sufriendo las consecuencias.