Concepto de Empresa: ¿debemos reformar nuestra legislación mercantil? (1ª parte)

Existen en la actualidad diversos asuntos que afectan al concepto de empresa, entre los que se encuentra el conflicto que afecta al derecho de voto de los accionistas de las sociedades anónimas, al que se hace referencia en el otro artículo que hoy se publica. Este artículo, del que mañana se publica la segunda parte, profundiza en la necesidad de reforma de la regulación de las sociedades anónimas para logar una mayor estabilidad de nuestro sistema económico. En los años veinte del siglo pasado, surgió en Alemania una doctrina acerca del concepto de Empresa –»La Empresa considerada en sí misma»–, que se recogió luego en la ley alemana de S.A. de 1937. ¿Es válida aún esa doctrina hoy, a la vista de la crisis?

A nuestra legislación mercantil le pasa lo que a otras: está hecha en base a una realidad económica y social que hoy es distinta a la que había cuando se dictaron tales normas. Hoy se han producido avances y cambios en la realidad, que exigen a su vez una modificación en nuestra legislación mercantil reguladora de las Empresas, de su misión y de su forma de gobernarse.

Hay una corriente, que empieza ya a ser poderosa, que aboga por esa reforma. Es una corriente que ya había antes de la crisis. La crisis no hace sino acentuar la necesidad de esta reforma. Esa corriente puede verse por ejemplo en ciertas tendencias de la denominada responsabilidad social corporativa y de los códigos de gobierno corporativo. Es una tendencia contraria a la que ha imperado hasta ahora, basada en maximizar el valor de la cotización bursátil de las acciones de la Empresa –Shareholder Value–, doctrina ésta última que, a juicio de muchos, es la causante principal de la actual crisis económica.

Si nos remontamos a la Historia, encontraremos antecedentes de este movimiento de reforma de las sociedades mercantiles capitalistas –de las S.A., principalmente–, en Alemania. La primera gran crisis económica y bursátil se produjo en Alemania en los años 1872 y 1873, en los cuales el valor bursátil de las acciones de 444 S.A. cayó por debajo de la mitad. Esta crisis fundacional de las primeras S.A. provocó que se elevasen muchas voces demandando fuertes reformas en la legislación mercantil reguladora de las S.A., abogándose incluso por la eliminación de esta forma de sociedad capitalista, dados los excesos que había producido. Por ejemplo, el gran jurista Jhering, en su obra Zum Zweck im Recht, comentó a este propósito que “la Sociedad anónima, en su actual regulación, es una de las peores construcciones de nuestro Derecho”.

Desde aquella crisis, se ha planteado en Alemania la cuestión de los intereses que el Estado y la Sociedad tienen en la S.A., en su gestión y marcha económica, dadas las enormes consecuencias que una crisis en las grandes Empresas provocan en el Estado y en la propia sociedad.

Si bien inicialmente la jurisprudencia alemana se inclinaba por indicar que la administración y gestión de la S.A. se encomienda a lo que decida la mayoría de los accionistas. No se contemplaba la existencia de un interés propio de la S.A., distinto del interés de los accionistas. Se consideraba que el interés de la S.A. se determinaba exclusivamente por lo que decidían los accionistas por mayoría. Mayoría a la cual debían secundar el Consejo de Administración –Vorstand–, y el órgano de control y vigilancia –Aufsichtsrat–.

Para los Administradores de la S.A. no entraban en juego otros intereses a la hora de gestionar la Empresa, que no fueran los expresados por la mayoría de los accionistas. No se tenía en cuenta para nada la enorme importancia que las grandes S.A. tienen para el Estado y para la sociedad.

En aquel ambiente se produjo la Primera Guerra Mundial. Walther Rathenau, hijo del fundador del gigante eléctrico AEG, y Presidente de esta gran Compañía tras la muerte de su padre, fue nombrado por el Gobierno alemán como máximo responsable de la política referida al aprovisionamiento de todas las materias primas necesarias para el país. En aquella economía de guerra dirigida por Rathenau –que según The Times del 11 de noviembre de 1915, se había convertido en la más gigantesca Organización industrial habida en toda la Historia del mundo–, el genio organizativo alemán creó una nueva forma de S.A., que en realidad fue una S.A. mixta, en la cual los representantes del Estado tenían bastantes poderes.

Esas sociedades mixtas estaban enfocadas hacia el interés general, no hacia la obtención de beneficios. Esta experiencia marcó fuertemente a Rathenau, y le sirvió para poner por escrito sus propias reflexiones e ideas sobre la Economía en varios libros que publicó por aquella época –De las cosas que están por venir (1917); y La nueva Economía (1918). En esas obras, se contemplaba a las S.A. como Empresas Autónomas, situadas en un lugar intermedio entre el Estado y las Empresas estrictamente privadas. Esas Empresas autónomas quedan desligadas del poder dominical de los accionistas y adquieren una existencia objetiva, que hasta entonces sólo habían tenido Instituciones como el Estado y la Iglesia. En estas Empresas, los intereses del Estado y de la sociedad son los prioritarios, tienen rango preferente frente a los demás intereses –los de los accionistas, por ejemplo–, y a ellos debían atenerse los Administradores de la Empresa.

Por esa época publicó Rathenau una obra específicamente dedicada a la S.A., titulada Vom Aktienwesen (1917). En ella desarrolla su concepción de la Empresa, del papel que juegan los intereses de los accionistas, los del Estado y los de la sociedad. Destaca el hecho de que las grandes S.A., las grandes Corporaciones, han adquirido una importancia tan grande, que su funcionamiento correcto se sale del ámbito de los estrictos intereses privados, para entrar en el ámbito de los intereses del Estado y de la Sociedad. El interés del Estado y de la Sociedad se ha de sobreponer, en estos casos, al mero interés de los accionistas. La gran S.A. no puede servir a los solos intereses de los especuladores.

Esta postura conducía a un fortalecimiento de la postura de los Administradores, frente al anterior poder omnímodo de los accionistas.

Durante la República de Weimar, el pistoletazo de salida que Rathenau había dado con sus obras, generó una intensa polémica doctrinal, jurídica, económica y política, que se tradujo en la denominada doctrina de la “Lehre vom Unternehmen an sich” –doctrina de “la Empresa en sí misma considerada”, podríamos traducir–.

Esa doctrina se resume en que, dada la enorme importancia que las grandes Corporaciones habían adquirido para el Estado y para la Sociedad, no era ya concebible que esas S.A. fuesen consideradas como meros objetos de los cuales los accionistas fuesen sus propietarios, y de los cuales, por tanto, pudiesen disponer a su libre antojo; sino que habían adquirido una personalidad autónoma, con intereses propios, que no tenían por qué coincidir siempre con los intereses de los accionistas. Se acababa así la “dictadura de los accionistas”, y empezaba una nueva concepción de la S.A., que cristalizó en la Ley de S.A. de 1937, la cual, en su artículo 70, señalaba expresamente que el Consejo de Administración tiene que administrar la S.A. teniendo en cuenta el interés general, el del pueblo y la Nación, así como el interés de la propia Empresa.

Esa Ley, si bien se promulgó en pleno apogeo del régimen nazi, no tuvo nada que ver con la ideología nacionalsocialista, sino que más bien hunde sus raíces en la República de Weimar, en la doctrina de la Empresa recién expuesta. República de Weimar que era lo más opuesto al régimen nazi. No en vano el asesinato de Walther Rathenau en junio de 1922, siendo Ministro de Asuntos Exteriores, a manos de extremistas de derecha, se ha considerado como el primer crimen del Tercer Reich.

Aquella Ley de S.A. de 1937 respondía a la concepción de que la S.A. no debería perseguir sólo la obtención de beneficios con destino a los accionistas, sino que, además de eso, la S.A. tenía que atender muy importantes obligaciones y deberes de cara a la Sociedad y de cara a la Economía en su conjunto. Esa Ley de 1937 tenía su antecedente en el proyecto de ley del Ministerio de Justicia, del año 1930. Ese proyecto de Ley perseguía el objetivo de que las Empresas alcanzasen su independencia frente a las cambiantes mayorías de accionistas, partiéndose de la idea de que el interés propio de la Empresa, superior al interés individual de los accionistas, debe ser protegido por las leyes. Se partía de la idea de que la S.A. no es únicamente una forma societaria dirigida a obtener beneficios para repartirlos entre sus accionistas, sino que, además, y por encima de ese interés de los accionistas, la S.A. realiza funciones que responden al interés general del pueblo, de la Sociedad y de la Economía nacional en su conjunto.

Después de la Segunda Guerra Mundial vino el milagro económico alemán, hasta principios de los años setenta, que hizo que aquellas teorías sobre “la Empresa en sí misma considerada” se olvidaran, apagándose su eco.

No obstante, renace la cuestión con la polémica jurídica acerca del concepto del “interés de la Empresa”, concepto que emplea por primera vez el Tribunal Supremo alemán en una Sentencia del año 1975. Desde entonces, la polémica doctrinal ha ido creciendo en Alemania, especialmente tras la aparición de las doctrinas referentes al Shareholder-Value y al Stockholder-Value y de la responsabilidad social corporativa.

De forma que en la actualidad existe una corriente en Alemania que aboga porque se recoja en su legislación mercantil, actualizado y ampliado, lo que ya se recogía en el artículo 70 de la Ley de S.A. de 1937, que fue suprimido en la reforma de dicha Ley operada en 1965, por entenderse entonces que “se sobreentendía que toda S.A. sirve al interés general de la Sociedad, del Estado y de la Economía, y no sólo al interés de los accionistas”.

Hay muchos hoy día que piensan que eso no puede sobreentenderse sin más, sino que  ese gran principio general debería recogerse expresamente en la legislación mercantil, para que sirviese de guía práctica obligatoria de conducta a los Administradores y directivos de las S.A.

Si se deja esta regulación sólo a los Códigos de gobierno corporativo, eso parece insuficiente. Debe ser una Ley general la que regule estas cuestiones, y no un conjunto de estándares internacionales de aplicación voluntaria.

Hay mucho en juego. Por ejemplo: ¿qué pasaría si el Banco Santander, por culpa de un súbito agravamiento de la crisis financiera y económica, se viera envuelto en una caída parecida a la de Lehman Brothers? ¿Acaso afectaría eso sólo al interés de los accionistas, y no más bien al interés general de toda la Sociedad y del Estado?

No vale pensar que lo que pasa es sólo culpa de las personas. Sin dejar de reconocer que las personas también tienen su parte de culpa en esta crisis, por su actuación individual –y si alguno cometió delitos, para eso están los Tribunales de justicia–, no es menos cierto que también ha habido fallos gordísimos de Sistema, que son los que en definitiva han causado la crisis, más que las actuaciones individuales. O sea, hay unos Sistemas bancarios, financieros y económicos que se ha demostrado que no funcionan bien, que no cumplen bien sus funciones básicas. Eso puede deberse a defectos en el diseño de tales Sistemas, frente a los que ninguna persona virtuosa y con las máximas capacidades puede hacer nada, ya que las reglas del Sistema se le imponen inexorablemente a su propia voluntad.

De manera que hay que ir a nuevos diseños en nuestros Sistemas económicos, financieros y bancarios, pues los actuales han demostrado de sobra su fracaso. Sólo en épocas de crisis se vuelven a poner en cuestión, a replantearse, los fundamentos de la arquitectura que los sostienen. Mientras el edificio está en pie, nadie se preocupa por su estado, salvo que aparezcan síntomas de deterioro –grietas…–. Pero cuando los edificios se tambalean, hay que preguntarse si las estructuras que los sostienen están bien diseñadas y calculadas, hay que cuestionarse el fundamento sobre el que se construyó y está basada toda la construcción.

Eso mismo pasa con los Sistemas sociales, políticos y económicos. Es lo que ocurre con las crisis económicas y financieras. En los años 20 y 30 del siglo pasado, se replantearon muchas cosas –doctrina del concepto de “la Empresa en sí misma considerada”, etc. –, que hasta la aparición de la crisis de aquellos años parecían definitivamente asentadas.

Hoy día es verdad que la mayoría parece pensar que no hay que cambiar mucho las cosas. Pero hay otros que pensamos que es el momento de cuestionarse los fundamentos de los Sistemas sobre los que está basada nuestra vida. Que por ejemplo deberíamos replantearnos el concepto de la Empresa, así como la regulación que nuestra legislación mercantil hace de las sociedades capitalistas. Para que se contemplen de verdad, armónicamente, todos los intereses confluyentes en una Empresa: los de los clientes principalmente, los del Estado, de la Sociedad, de los proveedores y acreedores, los de los trabajadores y los de los socios capitalistas. Todos, pero ponderándolos por orden de importancia.

El interés general y público, el de todos, está en lograr la estabilidad de nuestro Sistema económico, especialmente del financiero, por ser éste el sostén de la Economía real. Porque si el sector financiero no contribuye a aumentar la riqueza colectiva, querrá decirse que está fallando en algo. Y ese fallo nos afecta a todos, no sólo a los accionistas de los Bancos. De aquí la necesidad de una nueva regulación de nuestras sociedades anónimas, especialmente las S.A. del sector financiero –los Bancos, principalmente–. Nos jugamos en ello nuestra supervivencia como sociedad.

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30 pensamiento sobre “Concepto de Empresa: ¿debemos reformar nuestra legislación mercantil? (1ª parte)

  1. JoseRamonL

    Es importante considerar el contexto histórico y apuntar a las formas políticas que el gobierno corporativo y su fracaso acaban por imponer. ¿No?.

  2. jtamames

    En general, soy mucho menos de reinventar el sistema que tu, con independencia que como a ti me atraigan las prácticas de la socialdemocracia europea, que no parecen tan subordinadas a la conveniencia como las de los países latinos.

    Creo que ahora hay sobre el papel un buen equilibrio de fuerzas en el que todos los “stakeholders” pueden verse atendidos.

    Otra cosa es que cada grupo de presión o de poder vaya a lo suyo.

    Es como la división de poderes. Sobre el papel existe, en la práctica cada cual la utiliza en su provecho y antojo.

    No creo que hagan falta muchos cambios de leyes para reinventar la sociedad anónima: hace falta utilizar las que tenemos con prudencia, mimo, sentido común. Más aún: con dignidad y honestidad.

    Creo en cambio que los mercados si deben ser reinventados, pues no tiene sentido que se conviertan en casinos donde se juegue «a la baja». Eso si que significa cambiar su función, que es la de permitir fuentes de financiación para las empresas y propiciar mecanismos de liquidez para sus accionistas.

    En el final del párrafo 9 parece que pones en el mismo rasero a “accionistas” y a “especuladores”. Yo creo debes revisarlo.

    Un abrazo

    1. Meizoso

      @jtamames,
      Perdona mi ignorancia, «stakeholders» quiere decir.. ¿interesados?.. y.. ¿en cualquier contexto?.

      Aprovecho para felicitarte (si me permites tutearte) por el sentido común que llenan tus escritos.

      1. Inmaculada

        @Meizoso, Stakeholders son los terceros que custodian el dinero apostado por otros, grupos de interés genéricamente hablando, que pueden, de alguna forma, influir en la empresa y también verse influidos.

  3. Meizoso

    Me preocupa mucho sentir cada vez más la concepción de empresa, aunque sea una SA, como algo material y apersonal que debe dirigir sus intereses en velar principalmente por el bienestar del pueblo.

    Perdónenme ustedes pero no veo ninguna diferencia en tener esa concepción a poder exigir a una persona que estudie, que se forme, que se desarrolle o que enfoque su vida en ser mejor persona para que su participación en la sociedad nos pueda aportar un bienestar a los demás. ¿Sería lógico esto o atentaría contra la libertad?. Lo mismo opino yo de ese tipo de ideología cada vez más extendida que intenta hacer de la empresa un mecanismo que parece que debe servir cada vez más primando los intereses del puebló más que los de los propios accionistas. Ojo, estoy a favor de los principios de economía sostenida, de ser solidario, de velar por los intereses de todos. Pero de ahí a tener la sensación como empresario de que algunos intenten hacer ver al pueblo que mi empresa está hecha para ser un recurso estatal donde prima su bienestar.. no paso. La empresa es algo totalmente personal, creativo y me atrevería a decr divino pues una empresa no es más que una creación siempre hecha por individuos. Y por ello creo que la idea que les seduce a algunos de empezar a meter mano en dirigir las SA no es nada positiva ni coherente, esas nuevas leyes siempre serán interpretadas por terceros y no sé yo quién nos asegraria que esos terceros velasen por tales intereses.

    Me asusta ver a un grupo de extrabajadores de NISSAN tirarle piedras a la empresa que les ha dado de comer durante mucho tiempo por realizar un ERE necesario. Me austa sentir en el pueblo la impresión de que la empresa está hecha con la obligación de dar trabajo, de asegurar las mejores condiciones y de velar más por los intereses del trabajador que por los propios, me asusta hacer una entrevista y que la persona me mire por encima del hombro me diga con prepotencia, «A ver, qué me ofrece usted?». Yo he tenido la inquietud de crearme a mí mismo, de trabajar 18 horas diarias cuando mis amigos iban al instituto, de llevar 6 años sin vacaciones y de trabajar cada día con la intención de servirme a mí mismo, y a los demás. Pero que nadie utilice nunca mi empresa como recurso propio como baza para el pueblo.

    1. Inmaculada

      @Meizoso, Absolutamente de acuerdo contigo, que cuesta mucho esfuerzo, muchísimo, levantar un proyecto que siempre es iniciativa propia, pero no me negarás que cuando das empleo a alguien, esa persona o personas dependen de tí de alguna forma, no directamente sino de la marcha de la empresa, ya no eres tú solo, y la red, las influencias cada vez son mayores.
      Sí hay personas del tipo que tú dices: qué me ofreces?, y peores tipo: yo cobro x de desempleo y prefiero quedarme en mi casa, ante esas situaciones te desmoronas momentáneamente y piensas: qué felices son, para que me meto yo en esto? o qué pasaría si todos pensáramos así, y al instante siguiente te vuelves a rehacer y piensas: de acuerdo, pero esto es lo que yo quiero y voy a luchar por ello.
      De acuerdo que no somos una institución de benficiencia, para nada, pero las empresas las forman personas, partes interesadas como hablábamos más arriba.

    2. pabl030

      De acuerdo en que tu empresa es tu creación, tu obra de arte y tu legado. También de acuerdo en que es algo sagrado para tí y por tanto es exigible que para los demás sea como mínimo algo digno de respeto, si no de reconocimiento.

      Yo también elegí mi propio camino y decidí que quería hacer y no con pocos problemas respecto al resto del rebaño, por eso entiendo tu posición.

      Lamento decirte que a día de hoy las empresas están condenadas a sobrevivir y no a expandirse porque no existe en España mentalidad de expansión si no de vivir acomodado y por parte de nuestros políticos no existe el más mínimo interés de protejer el talento si no de todo lo contrario. Esto es buscar obsesivamente a quien destaca para tomarlo como una amenaza a la igualdad y atacarle para igualarlo al resto siempre por debajo.

      Esta situación se debe a la gran crisis de valores española y no a la crisis económica mundial, a los valores que nos han impuesto los que equivocan la igualdad de oportunidades con que todos somos iguales, ayudar con discriminar positivamente y a la equivocación que supone tratar a quien destaca como si fuera un depredador para el resto, identificando al empresario como especulador y no como creador y trabajador de su propio proyecto en beneficio propio y ajeno.

      Asi mismo la inversión de valores consistente en identificar al empresario con el especulador, se debe a la inmadurez psicológica y a la visión cortoplacista que ha gobernado el mundo financiero y de los negocios y a la que los españoles nos hemos sumado tratando de prolongar la cultura del pelotazo idenfinidamente. Identica emoción estéril que la del jugador ante el beneficio instantáneo.

      Este sistema económico sobre el que no se había intervenido en España ni en el resto de los países, con medidas regulatorias tendentes a establecer valores objetivados en la supervivencia y no exclusivamente el beneficio masivo. Estaba destinado a fracasar estrepitosamente antes o después y ahora nos hace plantearnos nuevas visiones de futuro, para no volver a cometer los mismos errores.

      Para identificar problemas de futuro y nuevas situaciones es necesario primero plantearnos el presente y puesto que lo vamos a afrontar con el único objetivo de la supervivencia, sin ansias expansionistas. Yo he optado por pasar desapercibido y mantenerme a flote viendo sin ser visto, valorando que hay mucha gente que está pendiente del que destaca para machacarlo y alargar así su propia agonía. Observando, analizando y tomando nota, reduciendo y fidelizando mi círculo de influencia, disminuir las fuentes de mi información (apagar la tele) en función de la utilidad objetiva de la información que me aportan y de la utilidad que dicha información tiene para mí en vez de para el resto y desobedecer cualquier provocación dirigida a que actúe emocionalmente y cometa errores. Para eso están los demás.

      El resto es aguardar contemplativamente mientras se desmorona todo lo que estaba construído sin cimientos y dejar que se generen nuevos nichos, nichos sobre los que no hay que poner atención para restarles importancia de cara a los competidores y actuar con la astucia del zorro para instalarme en ellos o permitir que los pocos elegidos que se mantienen a mi lado se instalen y asegurar de ese modo mi permanencia, aumentando mi ecosistema y gente de influencia. Esto último no se debe a un afán expansionista ni especulador, si no más bien al legítimo derecho de mejorarme a mí mismo y mejorar mi entorno. Un acto evolutivo que heredé geneticamente antes de tener uso de razón.

      ¿¿El futuro cual es?? EL EQUILIBRIO. Es la tendencia universal (el TAO). Consiste en que quien ha realizado una carrera de velocidad tendrá que pararse a descansar y hacer unos estiramientos antes de retomar la carrera con más calma si las lesiones se lo permiten, mientras que los fondistas seguimos corriendo inteligentemente manejando variables como la zancada, la respiración o la forma de pisar y sin parar de hidratarnos.

      Volviendo a la relación entre trabajadores y empresarios que tan denostada está y ante la presunta obligación del empresario de trabajar 18 horas al día para regalar dinero. En un futuro a largo plazo (como el fin de la crisis) confío en una restructuración de los valores en función de las necesidades, para entonces quienes ahora tienen 20 años, ya tendrán 30 y habrán evolucionado adaptados al tiempo que les habrá tocado vivir. Todavía quedarán algunos de los que ahora tienen 30 y 40 que se creían exclusivamente sujeto a derechos, algunos de ellos, los mínimos serán suficientemente inteligentes y habrán hecho estiramientos mentales para empezar a sentirse parte de la empresa que les da trabajo y no un ente ajeno.

      Los sindicatos como están concebidos hoy en día no tienen futuro a diez años vista, ya que su único posible futuro es ser organismos de control y conciliación de la vida en la empresa interviniendo activamente en la conciliación de los conflictos dentro de la empresa desde un punto de vista objetivo. Para cumplir con esa función de servicio a los trabajadores y a la empresa, por supuesto, no serán necesarios tantos sindicalistas pero sí más preparados y hará falta que tengan una visión estratégica e imparcial.

      Espero que mi opinión haya sido de utilidad, si no lo ha sido me da igual, para mí sí lo ha sido escribir ordenadamente lo que fluía por mi cabeza después de leer tu post.

      Un saludo.

  4. Q

    Excelente artículo, no solo por lo que dice sino por la facil comprensión para cualquiera que no sea especialista en economía como es mi caso. La S.A. realiza funciones que responden al interés general del pueblo, de la Sociedad y de la Economía nacional en su conjunto, esto es una realidad, si se tuviera en cuenta esta medida en todos los paises sería un princípio practico de economía humanizada pero si hay demasiado intervencionismo del Estado en esta figura puede que los capitales creen otras figuras por las que escaparse quizá las Fundaciones que no tienen ningún control Estatal, es igual que ocurre con los capitalistas que invierten en bolsa, esas sociedades que se crean para no pagar practicamente nada por los beneficios obtenidos. En la microeconomía la cooperativa es otro recurso importante. Desde mi ignorancia creo que hay un error de base, hay gente que juega con la economía real limitada en la medida que sea por la legislación del pais de turno y hay una economía ficticia de mercados finacieros, para mi salas de apuestas, en dónde los listos miran desde lejos, con perspectiva y apuestan al caballo ganador, y cual es el caballo ganador pues el que mas rendimiento saque con menos coste, eso si no apuestas a la baja que sólo Dios sabe que será eso, pues yo digo una cosa si todos queremos un mundo mas humanizado debe hacerse un consenso mundial eficaz de economía sostenible, empezando por el medio ambiente y siguiendo por los excesos de especulación a costa de la dignidad humana. Claro estoy hablando de utopias, es mi especialidad.

  5. Osnofla

    Vamos bien para un lunes, querido amigo, (no robo el dicho, lo echo en falta). Y dicho esto, sigamos. Estoy muy de acuerdo que hay que reformar y que no va a ser fácil, pues detrás de muchas acciones, caras que les ponen, hay muchos de los mismos, es decir, excesiva acumulación de acciones usando a testaferros e incluso controlando el resto por auto-cartera. No se los términos técnicos, disculparme, pero hay una queja generalizada de que las empresas cotizadas en el Estado español, en cualquiera de los dos mercados o los que sean, no dejan en la bolsa un número suficiente de acciones que pudiera llegar a poner en riesgo lo que ellos llaman «riesgo de control”, solamente sacan a bolsa un porcentaje muy pequeño, quedando siempre amarrado el resto en personas o colectivos de referencia. De esta manera es prácticamente imposible dar un giro a la gestión de los Consejos.
    Ojo con poner el ejemplo del Santander u otros bancos y cajas españoles, pues dicen que lo que se escribe se cumple y no deben andar muy lejos de serios problemas. Es más, en el capítulo de las entidades financieras, obligaría por Ley a dejar un 50% de los fondos que entregan los clientes, más un 50% del valor de cotización. Lo primero por salud mental y evitar que juzguen sin decirnos donde con un dinero que no es suyo, y encima nos llaman morosos, no nos ponen la alfombra al entrar, cobran demasiado para lo mal que nos atienden, y un montón de cosas más. En cuanto a lo segundo, iría por el sentido de equilibrar riesgos y resultados de sus cuentas. Más inversión en I+D+i y similares.
    Hay una posibilidad que en su día se estudio, y es como todo. La Ley mercantil de sociedades anónimas debe cambiarse. La Ley o Leyes de la Justicia. La Ley del Ejército es demasiado obsoleta, aún tienen artículos dos en las Academia de cuando Carlos V. Y un montón más. La sociedad, las empresas, muchos colectivos más, como la educación, van muy por delante de los legisladores. Estos se pierden en discusiones bizantinas que no llevan a nada.
    Me ha gustado su escrito, claro que sí. Pero tenemos que ser muchos para que nos hagan caso.

    1. Cativa

      @Osnofla, (disculpas por el off-topic pero al haberse cerrado comentarios en el otro post…).

      Buenas noches Osnofla, yo sí que soy tonta así que me tiro a la piscina y te pregunto, lo de que haya compañeros que insinúen que JS escondió respuestas o las publicó donde no debía, ¿lo decías por mi comentario? En parte creo que no, porque añadías «queridos» a «compañeros», pero en parte creo que sí porque me parece que el mío es el único comentario que puede dar lugar a esa interpretación (si he leído bien los demás).

      Sólo quería aclararte que nada más lejos de mi intención, y si se entendió así pido disculpas a JS. Abomino cada vez más de la palabra escrita, no la domino nada. Quería cumplir un objetivo personal, no echar porquería insinuatoria sobre nadie.

      Me parece que estoy siendo tonta de todas todas:

      – Por si me expresé tan mal en mi comentario que dio lugar a esa interpretación
      – Por si no te referías a mí y no he sabido (de nuevo) encontrar el comentario que ha dado pie al tuyo
      – Por disculparme ante una de esas suspicacias a las que la virtualidad es tan dada, en lugar de relativizar su importancia
      – Por estar escribiendo esta justificación tan larga

      Si se borra lo veré lógico. Un saludo cordial.

      1. Osnofla

        @Cativa, Para nada querida amiga. Sabes que solo ocurre una cosa. Hay veces que debajo de las aportaciones aparece la palabra responder, es donde pinchamos y se abre la opción de respuesta. Bien, en ocasiones esto no ocurre, no se el por qué, y no es posible responder en la casilla donde queremos dejar el comentario. Pienso que puede ser un problema nuestro que lo cerramos apretando donde no debemos o bien un tema técnico que seguro dará, nuestro querido amigo Manolo, con la solución. Y no te llames tonta, pues yo soy de esa familia de cuadrupedos, ignorante total en estos menesteres y me siento a gusto aprendiendo. Por lo demás encantado de poder cambiar opiniones contigo. Y or último, cuando me dirijo en general con el queridos amigos, es eso, genérico, para todos/todas. Buenas noches y muchas gracias. A ver si lo hago ahora bien y no meto la pata.

        1. Cativa

          @Osnofla, gracias a ti por tu respuesta tan amable que me alegra la noche. No hay modo compañero, tenemos que reconocer que en los secretos del funcionamiento de la plataforma somos tontos todos, Manolo nos ayudará a ser menos torpes.

          Un saludo cordial.

  6. Auxi

    Realmente enriquecedor y interesante tu tema y profundizar sobre este articulo, para los que somos ignorantes de la parte jurídica y solo nos basamos en lo que nos dicen los asesores es bueno saber la realidad.
    Entiendo que un cambio podría ayudar pero no seria un poco a jugar, ya que nisiquiera respetamos las que tenemos y no la utilizamos como deberían.
    Pero si su cambio seria lo mejor para ayudar a acelerar la economía que es el motor de todo y traería estabilidad, creo que todos estaríamos de acuerdo.

  7. mjm

    Tener una participación mayor o menor del capital social de una empresa, significa que soy propietario de esa empresa en ese porcentaje, pero en absoluto puedo intervenir en las decisiones empresariales de esa empresa, incluso con un porcentaje altamente significativo. Curiosa dicotomía.

    Si pudiera intervenir en las decisiones de la empresa, significa que soy empresario, y ¿es que puedo ser empresario por el hecho de haber comprado acciones de una empresa?

    Yo defino el empresario como aquel que no solo aporta capital a una empresa, sino que asume “riesgo” y es capaz de gestionar.

    Claro que veo imprescindible una reforma Mercantil. Lo veo estableciendo tramos, que permitan, que en determinadas ocasiones se pueda acceder a la gestión de la empresa desde arriba, pero que quede perfectamente estructurado por una legislación mercantil clara y no al gusto de los Consejos de Administración. Estos han de asumir que una parte del capital puede ser adquirido por terceros y que hay otros propietarios en la empresa que no pueden obviar. Si quieren blindaje que no coticen en bolsa o no vendan sus acciones.

    En unos primeros tramos, retribuiría las acciones, no vía beneficios, si no, lo remuneraría como cualquier otra financiación de la empresa, vía algún otro baremo empresarial (volumen de ventas, pe), y garantizaría a su compra una cotización mínima en caso de necesidad de venta. Establecería otros tramos superiores donde ya podría existir una combinación de remuneración de capital y participación en beneficios (o pérdidas), pero donde ya se pudiera formar parte de las decisiones de la empresa.

    …continuará

    Un saludo y gracias por su artículo

  8. es_María

    La empresa privada en términos generales y dependiendo del ramo no es una institución de beneficencia ni tampoco tiene corazón, y sí en cambio entiende de beneficios ante el accionista y el consejo de administración. Habría que intentar ponerle coto a las ganancias desmesuradas en un encubierto marketing de carencias, luego no ofrecidas al usuario, y sobre todo si tocamos temas humanos que me parece lamentable. Obviamente debería haber una rigurosa legislación frente a todas las empresas ya sean sociedades anónimas o limitadas, e incluso fundaciones gestoras,(supongo, que el la modalidad elegida habrá alguna ventaja fiscal) siempre y cuando esas empresas ofertaran un servicio social y de calidad humana. No quiero desmarcarme al hilo del tema, pero como todo tiene varias lecturas, yo me permito hacer esta salvedad que desgraciadamente conozco bien.

  9. I Landero Autor del artículo

    Hay una opinión – por ejemplo la expuesta más arriba por J. Tamames -, según la cual no se considera necesaria una modificación de la legislación mercantil reguladora de las S.A., por entender que ésta permite solventar todas las dificultades.

    Discrepo de esta postura, y me baso para ello en el propio concepto del Derecho. La razón de ser del Derecho es asegurar las buenas condiciones de vida de la sociedad , y para ello usa el monopolio de la fuerza residente en el Estado.

    La raíz etimológica de la palabra Derecho nos descubre que el significado último del derecho es el de ir por el camino que conduzca de manera directa, recta o derecha al fin u objetivo perseguido por la norma. De esa raíz etimológica y semántica proceden los vocablos Droit, Diritto, Recht, dirigere, rex, regere, regula, rectum, directum, Richter, regir, etc . En todas las lenguas se viene a significar lo mismo. Que no es otra cosa que indicar que Derecho es el medio para encaminarse por el camino que, de manera directa y correcta, conduce al fin previsto. De aquí viene, por ejemplo, la expresión vulgar, no jurídica, de actuar “ por derecho”, o de obrar rectamente.

    La medida del Derecho no es la verdad, sino la de la finalidad, la de conseguir el camino o itinerario que más derechamente conduzca a la finalidad prevista. Todo el Derecho no es sino una continua creación de caminos para conseguir las finalidades previstas o queridas por la comunidad, por la sociedad, a la que todo Derecho sirve, como emanación del poder colectivo residente en el Estado.

    En la Edad Media y Moderna no se empleaba el término “ función”, no se hablaba de las funciones del Derecho, sino más bien del “effectus legis”, como decía nuestro Francisco Suárez en su tratado de las Leyes. Aunque sí se usaba mucho en esas épocas el concepto de “universitas”, que no significaba otra cosa que la Unidad de lo que aparecía como separado – “in Unnum vertere” = unificar lo disperso – . Hoy hablaríamos de Sistemas, y de las funciones de un Sistema jurídico, legislativo…

    Aplicando todo lo anterior a nuestra legislación sobre S.A., puede haber llegado el momento de entender que la función de la ley, su objetivo último ( que es asegurar las buenas condiciones de vida de toda la sociedad, de la “universitas”, del Todo, de la comunidad, frente a los intereses de las partes componentes : es lo que en latín se llamaba asegurar el “bonum commune”, el bien común ) , en el caso concreto de las S.A., podríamos entender que se cumpliría mejor si una nueva ley de S.A. estableciese como finalidad u objetivo último de toda S.A la satisfacción de los intereses de la propia Empresa, como distintos y superiores a los intereses particulares de los accionistas , los cuales sólo están interesados en maximizar los dividendos y el valor de sus acciones. Ese interés propio de la Empresa podría considerarse que es maximizar el beneficio de los clientes, por ejemplo.

    Si renunciamos al valor ordenador del Derecho, de las Leyes, estaremos retrocediendo en el camino de la civilización, iríamos a la disolución del Estado y de la sociedad, dejándolo todo en manos del más fuerte económicamente. Esto y la ley de la selva es lo mismo. Volveríamos a una anarquía- en realidad ya estamos en ella, creo yo, y por eso lo brutal de la crisis -, en la cual sólo impera la ley del más fuerte económicamente, no la ley de la mayoría social, a la que las normas jurídicas deben servir siempre – “ bonum commune” – .

  10. Friedrich

    Mi opinión, como he dicho otras veces, es que más que profundas transformaciones en los conceptos jurídicos y económicos lo urgente es que los instrumentos con que contamos se utilicen como es debido. Nos imponemos organismos reguladores y de supervisión que al final acaban siendo meros tentáculos de la política. Dicho eso, el interesante artículo de hoy me suscita algunas reflexiones:

    – ¿Quién decide en cada momento cuál es el interés de la empresa como conjunto? Los accionistas mayoritarios aúnan el concepto más representativo de lo que una compañía es y persigue. Se diluye la opinión variada de los minoritarios, pero se obtiene la agilidad necesaria para la toma de decisiones.

    – La divergencia de criterios políticos al gobernar un Estado (por la alternancia democrática) puede hacer inviable una perspectiva a medio/largo plazo en la planificación empresarial; avances y retrocesos que se pueden justificar por la diferente realidad social y política del momento, pero que económicamente son insostenibles en el sector privado. Mi opinión aquí: lo privado por un sitio, y lo público por otro. Una cosa es la supervisión, que produce reglas iguales para todos los participantes y que es imprescindible, y otra la actuación como agente económico del Estado en los mercados, que distorsiona su funcionamiento creando desigualdades con los agentes privados (por ejemplo, miembros de un ministerio con poder regulatorio sentados en consejos de administración de empresas públicas, como en otros tiempos).

    – Por último, y lo más importante de todo, en nuestro ordenamiento ya existen figuras jurídicas que permiten modular los derechos individuales con el bienestar común, no veo que haga falta modificar la legislación mercantil: por ejemplo la llamada función social de la propiedad en el artículo 33 de la Constitución, o la afirmación en su artículo 128 de que toda la riqueza del país está sujeta al interés general. Estos conceptos son evidentemente necesarios, pero son también peligrosos por cuanto comodines con que arrasar los derechos individuales (ej.: Rumasa). No me parece buen camino hacer que proliferen esa clase de indeterminaciones.

  11. be

    Estupendas anotaciones, I Landero.
    Es que todo esto suena un poco fuerte, pero se impone algún tipo de regulación, por lo menos a nivel de entidades financieras, a mi me parece obvio a la vista de todo lo que ha pasado y sigue pasando.
    Las nuevas medidas que pretende imponer Obama en un proyecto de regulación financiera anunciado el pasado enero limitando al 10% el máximo de depósitos del país que pueda controlar una sola entidad, contestan a idénticos principios de los recogidos en este post.
    Cuando las dimensiones de las s.a. o corporaciones que sean alcanzan determinadas magnitudes y su repercusión entra de lleno en el ámbito de intereses del Estado y la sociedad, necesariamente debe protegerse algo más que el mero interés del accionista.
    Cuán cierto es eso que dice I Landero de que el sistema financiero es el sostén de la economía real, y que si no contribuye a aumentar la riqueza colectiva, es que está fallando algo.
    Si una entidad que opera en el mercado financiero pretende vender dinero a 3 meses con un diferencial de hasta 8,84% por encima de lo que marca el euríbor a ese plazo, es que algo está fallando, o mejor dicho, está fallando todo.
    Lo que está haciendo ahora la banca en este país, -cargar sobre las espaldas de todos las pymes y ciudadanos españoles la mora que ellos solitos se han forjado-, está terminando de hundir a la economía.
    Si eso no es interés general del Estado y de la sociedad y no se hacen precisas leyes reguladoras, es que yo no entiendo nada…

  12. Manuela

    Hola buenas noches:
    Totalmente de acuerdo con el artículo, el problema es siempre el mismo sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, en este caso vemos los defectos del sistema porque la casa se está viniendo abajo. Como dice el artículo , mientras no salen grietas, no nos paramos a analizar si tenemos una casa asentada sobre una verdadera piedra angular o simplemente se les ha olvidado ponerla.
    Personalmente pienso que el sistema está mal regulado o mejor dicho poco controlado, sobre todo el financiero, se hizo la vista gorda ante demasiados atropellos y al final todo está sujeto por una pinza. Mientras las grandes empresas y sobre todo los bancos no tengan una función de generar riqueza para la sociedad el sistema falla y no me refiero a una riqueza ficticia, me refiero a riqueza que genere beneficio, mientras eso no ocurra siempre estaremos en una rueda, cada X tiempo volveremos a subir y a caer en picado, eso se debe a una mala regulación y a un deficit en el control de determinadas sociedades .
    ¿qué es un banco? cuando nos lo preguntan siempre pensamos en un edificio donde nos dan dinero pero no nos damos cuenta de cual fue el origen. Un banco, una banca, un asiento ,normalmente sin respaldo donde los banqueros se sentaban en determinadas plazas para ejercer de prestamistas.
    Es decir un asiento sin respaldo uffff, mal origen.
    También puede ser una mesa de trabajo, normalmente el banco del carpintero, donde trabaja, tiene sus herramientas, ejerce su actividad y consigue hacer una pieza.
    No me gusta pensar en el origen de la Banca, como lugar donde se sentaban, sin resplado, prefiero pensar en un banco de artesano donde se ejerce una actividad para crear un objeto beneficioso para el cliente.

    Se necesita urgentemente cambiar la ley de S.A, más regulación, más control, las actividades de determinadas empresas, independientemente de que tengan que dar beneficios a sus accionistas también tienen que darlo a la sociedad y siempre, siempre con control.

  13. Teilhard

    Una vez más pensamos que las soluciones radican en más normas, más leyes, más controles, en vez de confiar en la libertad y creatividad del individuo. Normalmente detrás de una gran empresa de esas hay un gran líder una enorme iniciativa y un gran poder emprendedor. Si el banco de Santander resulta muy grande y su tamaño puede resultar un riesgo, lo que hay que hacer no es limitarlo, si no dejar que el individuo, el ciudadano, perciba y se responsabilice de ese riesgo si es que finalmente existe, no vaya a ser que sea todo lo contrario.

    1. Manuela

      @Teilhard, Buenas noches Teilhard, la creatividad está muy bien pero por suerte o desgracia en determinas esferas la creatividad está muy bien cuando se funda, cuando se crea, luego esa creatividad tiene que tener un proyecto, estar regulada y sobre todo controlada. Excesiva creatividad tampoco es bueno para la salud.
      En cuanto a la libertad, maravillosa palabra, los individuos tienen que ser libres pero la libertad de las empresas no se puede llevar a rajatabla, imagínese que tan libres quieren ser que se olvidan de hacer sus pagos a Hacienda.

      Todo tiene que tener un control Teilhard, al menos en el ámbito empresarial , la creatividad está muy bien en los inicios o incluso en el mundo artístico pero incluso en el arte, la creatividad tiene que tener una planificación, si una obra no tiene una buena base, una buena estructura, una buena proporción esa obra no se mantiene en el tiempo. Así pasa en el mundo empresarial, hay un emprendedor que tiene una idea creativa, la pone en funcionamiento pero esa idea tiene que ser una buena idea y sobre todo tiene que estar bien planificada y si con el tiempo, esa idea cada día crece más, eso requiere un control para que e l caos no se apodere de la creatividad.

      1. Teilhard

        @Manuela,

        Muy señora mía,

        Lamento ese afán suyo por controlar a quien ha demostrado sus capacidades y ha realizado su proyecto ¿se le ocurre a usted alguien más adecuado para decidir sobre un proyecto ,institución o empresa que quien la ha creado?

        Aún más lamento leer una frase del tipo “excesiva creatividad tampoco es buena para la salud”. Hace usted mofa de algo muy serio. La creatividad es la base del progreso.

        También lamento que confunda usted los términos del debate. Nadie está defendiendo ningún incumplimiento de la legislación, ni grave ni leve y por ende tampoco el impago de impuesto. Por supuesto que las empresas deben pagar los impuestos y cumplir con el resto de la legislación vigente.

        Muy señora mía, el CAOS no lo introducen quienes han demostrado saber crear un COSMOS, sino quienes se acercan a él con afán controlador ante su propia incapacidad.

        Creemos entre todos una sociedad que permita y proteja esos espacios donde el espíritu idealista del ser humano crea pequeños cosmos de los que todos nos beneficiamos y librémonos de aquellos que pretenden asfixiar con su manía controladora la creatividad que nos es consustancial.

        Teilhard

  14. jotauve

    Concepto de Empresa:
    una Empresa es un bien común.
    ____________
    a partir de ahí ya no sé elaborar más por que el BIEN COMUN parece que lo hemos tirado por la ventana. No nos damos cuenta pero así está siendo. Mirar si nó cómo se están tirando las construcciones porque NO HAY DINERO.

    Es un problema de reformar la ley mercantil ?
    ó es un problema de reformar nuestro comportamiento ?

    Hemos de recuperar el sentido de la palabra BIEN COMUN antes de proceder a reformar leyes.

    Y claro aprovecho esta intromisión para reivindicar el Bien Común de la Plataforma.

    1. Teilhard

      @jotauve,

      ¿ tiene que ver el BIEN COMÚN con el SENTIDO COMÚN?. ¿No deberíamos también recuperar el SENTIDO COMÚN? ¿Puede haber un COMÚN BIEN si no hay COMÚN SENTIDO?

      1. jotauve

        @Teilhard,
        1.- claro
        2.- yo creo que no lo he perdido pero comprendo perfectamente que por distintas causas, todas ellas relacionadas con los sentidos ó con los sentimientos, lo pueda perder a veces. El sentido común me habla de templanza siempre y me dice que no he de exagerar las cosas, por el bien, entiendo, de todos.
        3.- sí. Por ejemplo, yo tengo un ordenador y yo no entiendo su lenguaje.

        si en vez de decir común bien, hubieras dicho bien común, es mucho más fácil.

        Común es comunión
        una Empresa es un bien común.

        y el Bien Común de la Plataforma aún sigue, espero que, trabajando.

  15. EL ZURDO

    Sigo los blogs e intervenciones mediáticas de nuestro anfitrión desde comienzos del 2009 pero no me sentí impelido a enviar un comentario hasta que leí en el blog que acaba de cerrarse un texto recordando a Rathenau, supongo que del mismo autor de este artículo. En el momento que se me ocurrió registrarme fue justo cuando la transición entre ese blog y la actual plataforma, por lo que pasó mi ocasión. Ahora la recobro y digo lo que quise decir ante aquella primera semblanza de Rathenau, que considero a este hombre una de las personalidades más visionarias del pasado siglo (lo de visionario en su sentido más cabal y funcional y digno de admiración) y su muerte uno de los hechos más trágicos de entonces a hoy, en tanto que dominó de acontecimientos infaustos que podrían haberse evitado, incluyendo la II Guerra Mundial (en esta entrada de mi blog trato de explicarlo). Es muy sugerente reencontrarme con Rathenau en espacios de Mario Conde y en estos tiempos en que, con un punto anticrístico, ZP pretende emular a Suárez con una grotesca parodia de Transición que recuerda a las parodias pardas, no menos anticrísticas, de los afanes regeneracionistas de gentes como Rathenau (no se olvide la razón que dieron sus asesinos de su acción: «quería levantar Alemania y no podíamos consentir que eso lo hiciese un judío» -el mismo sectarismo, el mismo resentimiento que hoy lleva a ZP a negar el espíritu de la Transición y pretender conectar directamente con una II República que en su mente es más reduccionista juego de rol que realidad compleja y llena de claroscuros; así mismo, en las mentes de los liquidadores de Rathenau esa regeneración de Alemania por su revanchismo y cerrilidad y fuga de las realidades sólo podía llevar a lo que llevó-).

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