Feliz año

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Hoy me incorporo tardíamente por eso de ser un poco humano y sucumbir a tertulias interesantes que se prolongan mas allá de mi horario habitual. Vamos que me acosté mucho mas tarde, dicho mas rápido y con menos literatura, y, por tanto, también me levanté mas tarde. Aquí, en el Sur, es el valle del Biar, la mañana anda bastante cubierta y vestida de gris, por lo que no me extrañaría que lloviera un rato o varios ratos, con lo que lo de la recogida de aceituna esta campaña se complica un poco, pero es que nada parece quedarse fuera de esa norma en este 2008 y no digamos en 2009

Mal color, muy malo. Hay que llamar a las cosas y a los años por su nombre y este que termina, el 2008, ha sido bastante perverso en algunas cosas pero el que viene,ese que tiene un número bastante bonito, 2009, ese si que tiene pinta de querer amargarnos la vida a base de palabras como depresión económica, que podrá provocar, al menos en algunos, lo mismo pero en versión psicológica o mental. Hasta el asesor de Obama ha sentenciado que los datos de la economía americana son mucho peores de los inicialmente previstos. Uno ya no se sabe donde terminan los límites de la palabra peor.

Pero no voy a ponerme a hablar de desgracias. Ni de alegrías. Esto de los fines de año desde siempre me ha resultado una convección mas. Lo es, sin la menor duda, el calendario, en el sentido de que trocea algo como el tiempo que solo convencionalmente admite esa práctica, pero sobre todo lo que me parece convencional es la celebración forzada. Convencional o no pero la verdad es que todos casi todos los años acabamos montando algo, con tradición de uvas o sin ellas, para pasar la noche, para, como dicen por aquí, echarla para atrás.

Así que hoy no digo nada mas que esto: felicitaros el año que viene, y eso significa que sea menos malo de lo que anuncian. En cierta medida depende de nosotros, en el plano colectivo y en el individual. En el primero porque si todos nos ponemos a decir que la cosa va a ser entre catástrofe y liquidación por derribo, acaba apareciendo algo de eso. Al menos eso creen los que, como yo, sostienen, que el pensamiento es materia. Sutil, si se quiere, pero materia capaz de transformar la realidad. Bueno, eso que llamamos realidad, que es lo de fuera en versión matrix. De ahí eso de que el pensamiento es acción. Pero pedir un poco de colaboración de todos no es un mero voluntarismo de iglesia pía. Hay cosas inevitables en su existencia pero modulables en su intensidad. Al menos podríamos intentarlo.

Pero en lo que cuenta, en lo individual, sí que depende de nosotros. Somos mente.Al menso en esta parte, en la otra (Fernando) ya se que no. Nuestra mente al pensar consume memoria. Nos instalamos siempre en los participios pasado o futuro. Consumimos pasado o futuro. Fijaros en las conversaciones que generalmente mantenemos. Casi siempre hablamos del pasado y del futuro. El presente es el gran ausente. Y el presente es lo único real, admitiendo que haya algo que merezca ese atributo. La vida con la atención alejada del presente no es vivir sino soñar. Por eso, venga como venga el año, si nos concentramos en el presente, en cada presente que solo es un presente, y decidimos soportar lo insoportable y convivir con lo inevitable, pues seguramente todo funcionará mejor. Os lo digo por experiencia de muchos años por esos sitios tan curiosos que llaman de Alta Seguridad los técnicos, prisiones los funcionarios y la talegos los presos.

Bueno, no me quiero alargar que no es día para eso. Si voy viendo cosas que merezcan la pena antes de las doce os las voy contando. Pero cosas sin demasiada carga emocional. Quizás resulte inevitable que en estos días nos acordemos de quienes no están entre nosotros. Por que todos, como decía la poesía del hurdano, hemos tenido un perro y a nuestro perro nos lo mataron, en versión de deslealtades, traiciones, ingratitudes, quereres no correspondidos, fracasos, frustraciones, ilusiones perdidas, emociones inconclusas, noches de dormires agitados….Y todos en demasiadas ocasiones volvemos la vista al pasado en forma de consumo de recuerdos. Pero es un error. El pasado es un sitio al que no se puede ir. No hay vehículo que allí nos lleve. Por eso mis grandes ausencias no son tales, y no porque hayan pasado a ser recuerdos sino todo lo contrario: porque son presencias en otro estado de manifestación. Por eso a todos nos queda algo por acariciar, algo por querer, algo por ilusionar, algo por sentir, y algo que sume todo ello, nos queda algo por vivir. Porque todos tenemos alguna esperanza guardada en una urna y dos o mas anhelos con romero en un jarro.

Este año que se va nos trajo el blog, entre otras cosas. El 2009 veremos como crece la criatura. Si es que crece, claro…

Feliz año a todos y suerte a George Borges que mañana corre la San Silvestre. Bueno y a todos los que hagan la misma locura.