La fotografía de Alcudia y de Liguria

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Lerici, Liguria, Italia, un atardecer de agosto 2008

Todo lo que comenta Ana a propósito de como obtener una buena fotografía es correcto y si se siguen sus pasos normalmente el resultado es adecuado. Cierto es que un buen equipo ayuda. El mío,al menos sobre el papel, es de lo mejor: uso una Nikon D3 de formato completo. Esa fotografía está tomada con un objetivo de luminosidad 2.0, es decir, bueno, aunque tengo un 85 mm de 1.8 mejor. Todos, claro, de Nikon.

Pero la fotografía nace en la mente antes que en la máquina. Hay que verla, primero, y verla significa concebirla. Por eso es un arte, porque es la mente de quien decide aquello que va a ser fotografiado lo que origina el resultado. Bueno, la mente en sentido amplio, muy amplio. La fotografía nace en el mismo lugar que la música, así que la mente debe ser entendida como referente, nada mas. Luego, claro, el equipo.

Por ejemplo, paseábamos en grupo por el puerto. La luz de la tarde creaba colores. María, que nada entiende de fotografía pero que de vez en cuando crea cuadros con arenas de varios colores, se fijó en la visión, en la composición cromática, en la tipología de colores y a continuación añadió .

– Si alguien pinta eso que vemos la gente creerá que no es real y además dirán que es cursi. Y si tomas una fotografía dirán que las has retocado con los programas de tratamiento.

Pues sí, tal vez sea así. Pero no me importa. La fotografía es hija de un instante y si se me permite es hija de una emoción nacida en el instante. Por eso, al contemplarla, las reacciones son diversas, como lo son, por ejemplo, ante un óleo de Van Goh, cuyos colores muchos aseguraron ser irreales y sin embargo existen. Los he visto muchas veces en nuestro campo sevillano.

Esta fotografía de Alcudia deriva de otra anterior. Nació este verano, en la Liguria italiana. Era ya tarde y los restos de un sol mortecino iluminaron la playa de Lerici. Tomé la máquina, apunté y disparé. Sin trípode, solo con pulso. Supuse que nada interesante surgiría. Pero me llevé una gigantesca sorpresa. Os adjunto la fotografía. Creo que alguno que tenga sensibilidad descubrirá que en ese instante tambien hay emoción pero menos, mucho menos, que en la de Alcudia.