Y ahora resulta que, según me cuenta un medio de comunicación de esos llamados tradicionales, en Inglaterra, y no se si en otros sitios simultánea o sucesivamente, comienza una campaña en favor del ateísmo. Sí, en favor de la apuesta por la inexistencia de Dios. Curioso que coincida con la evidencia de una catástrofe economicofinanciera de escala mundial. ¿Sincronía?. No creo, pero no reniego de la categoría.
Bien, lo cierto es que leo que algunas personas que no identifica el articulista por pertenencia a colectivo alguno decidieron que estaban cansadas, hartas para mayor énfasis, de la existencia de dios, -aunque no aclara las razones para sentir semejante agotamiento- así que decidieron convertirse en beligerantes de su existencia, organizar una soldadesca destructora de fantasmas mentales, y se pusieron en marcha pidiendo al público, a la gente anónima se supone, fondos para financiar unos anuncios que deberían aparecer en ciertos autobuses que recorren la ciudad de Londres y no se si de otras localidades pertenecientes a la nunca bien ponderada Inglaterra. Con un contento -me gusta la expresión sureña- nada disimulado el redactor de la noticia cuenta que la respuesta fue entusiasta: los 6.000 euros que se marcaron como objetivo se transformaron en mas de 60.000 en un plazo muy corto.
El entusiasmo de los organizadores de la campaña se desbordó al comprobar que mas personas de las previstas inicialmente y mas generosas de lo imaginado se mostraban, con los hechos que no sólo con las palabras, dispuestas a pagar para que se dijera al mundo que Dios ha muerto…(mensaje algo viejo, creo, con sabor rancio, como los malos aceites que venden algunos), o mejor dicho, que no ha muerto porque nunca llegó a nacer mas allá de la mente de algunos iluminados y de otros espabilados que usaron la existencia, la supuesta existencia de ese Ser Superior como técnica, mas rudimentaria que sofisticada, para edificar un poder omnímodo, aunque de vez en cuando tuvieran que apuntalarlo con unas cuantas hogueras inquisitoriales en las que una escoria humana a la que llamaban herejes debería arder por cometer el delito del que fue acusado y condenado post mortem mi admirado Maestro Eckhart:”querer saber mas de lo conveniente”, en palabras de Juan XXII, el Papa de Avignon, insigne autor de la bula condenatoria “Di Agro Dominico”.
Bueno pues, al parecer, ciertos autobuses circulan ya con un mensaje del siguiente tenor: “Dios probablemente no existe, así que disfruta de la vida”. Creo que son estos los términos. Tal vez no exquisitamente literales, aunque sí preservan el sentido original que es lo que importa, porque el literalismo excesivo es una forma poco sutil de tiranía. La introducción de la palabra “probablemente” se convierte en argumento de prudencia para quien redacta el articulo, una muestra inequívoca de su buen hacer. No afirman que Dios no existe. Se limitan a constatar la improbabilidad de su presencia. ¿Improbabilidad matemática, lógica, emocional?. No lo dice. ¿Hay algo como una improbabilidad emocional?. Si existe la inteligencia emocional, la respuesta es sí.
Pero, en fin, sigamos. Así que a la improbabilidad de la existencia de dios le corresponde la certeza de vivir la vida sin problemas. Es decir, disfrutando. ¿Por que la probabilidad de la existencia de un ser superior impide el disfrute de la existencia, de la humilde vida de humanos?. No lo sé. No lo explican. No lo dicen. Sucede que algunas personas, dejemos ahora el asunto en algunas sin necesidad de apelar al término muchas, algunas personas -decía- son felices, disfrutan de su existencia precisamente al concebir en su interior, al sentir la presencia de lo que llaman divinidad, al recibir como experiencia la conciencia de lo superior. Pero, en fin, esto ahora no cuenta para los que organizan la persecución, que tiene el aspecto de una nueva cruzada de corte negador. Sigamos. O sea, los términos de la ecuación son: Dios no es demostrable, ni en existencia ni en inexistencia. Es solo probable. Si es probable que exista, entonces no cabe el disfrute de la vida. Si es improbable su existencia, entonces a disfrutar que son dos días. Ciertamente la consistencia argumental, la solidez de lo edificado sobre estas bases y semejantes solares, me parece de una endeblez propia de un montón de nada. No es que constituya un sofisma, es que así planteado se acerca bastante al concepto de estupidez que discutí en mis años mozos universitarios.
El entusiasmo de los 60.000 euros no concuerda con lo que percibo por mis alrededores, ni con la amplitud de los movimientos de búsqueda magmática de nuevas formas, nuevos canales en los que verter una suerte de espiritualidad vieja de nuevo cauces. Algo de esto ya he escrito en este blog. Por otro lado, la cifra no es espectacular. Me pregunto cual sería el éxito en España de la misma campaña pero al revés. Aún a pesar de lo cortos de liquidez que andamos por la crisis, una cifra semejante se conseguiría con poco esfuerzo, aunque sería escasamente productiva. A mi modo de ver lo que se esconde detrás de esa campaña es una rebelión no contra la existencia de Dios sino contra la existencia de la Iglesia. Mejor dicho, de las Iglesias y de sus comportamientos.
Si nos centramos en España pocos dudarán de que la Iglesia Católica se encuentra en fase de declive pronunciado. No me interesan ahora los números, las estadísticas. Me resulta indiferente que el porcentaje que se declara católico practicante sea el x o el y por ciento, entre los jóvenes, los maduros o los del umbral. Lo que no me resulta discutible es el declive, la caída, casi el despeñarse en el que se encuentra el modelo tradicional de Iglesia. ¿Sólo por lo que se consideran posturas incoherentes en temas como las relaciones sexuales, el aborto y otros?. Creo que no. Se trata, una vez mas, de un modo de comportamiento de la Iglesia en la vida laica derivado de un modo de pensar, de un modo de concebir lo religioso que debería penetrar a golpe de dogma y fuego, y nunca mejor utilizada esta palabra.
La percepción de que los comportamientos eclesiales tienen muy poco que ver con el mensaje originario de Jesús el Cristo es una evidencia. Se siente. La percepción de que la vivencia formal de lo religioso no pasa de una mera manifestación social, de que la religión no traspasa los límites de la epidermis del supuesto espíritu humano, es una constatación implacable. Y eso, claro, aleja. De la Iglesia, y por derivación de su Dios. Pero no sólo de la Iglesia católica sino de las demás. Los ejemplos de los católicos en EEUU envueltos en crímenes contra menores sobre los que se cometen indecentes e intolerables abusos sexuales generan un lógico rechazo sobre lo religioso tan profundo, tan anclado en las esferas densas del interior de lo humano, que tardará tiempo en reponerse de sus ondas expansivas, de sus efectos secundarios. Y las demás Iglesias, sobre todo en áreas en donde dominan, sufren las consecuencias de escándalos de semejante porte. Al final resulta que las perturbaciones de sus comportamientos afectan al sexo y al dinero, a la lujuria y a la codicia. Así que en las Iglesias, al menos en ciertos rincones de ellas, viven los mismo actores del peor drama humano.
Ante semejante experiencia, ¿cómo va a resultar incomprensible que algunos se sientan hartos de ese Dios que protege semejantes actitudes?. Así que se niega a un Dios concreto, al protector de esas Iglesias sentidas en la experiencia diaria. Pero de ahi a negar la existencia de cualquier dios hay una distancia que la emoción no permite contemplar con nitidez, o eso creo. Tal vez es mi emoción la que no me deja ver. Es posible, pero escribo como lo veo. Además de este Dios de la Iglesia, creo que desaparece del escenario el modelo del Dios antropomorfo, el que se me fue en mis años mozos a pesar de buscarlo por todos los rincones de las Iglesias del barrio de Deusto en el que consumía mi tiempo de universitario recién llegado. Es Dios, creo, reclama unas dosis adicionales de fe del carbonero que resultan complejas de sostener al día de hoy. El Dios paternal de lenguaje directo y ocupación omnipresente y omnisciente funcionó en momentos históricos determinados, sobre todo para sustentar la conciencia de seguridad que fue característica esencial del medioevo. Pero al dia de hoy es, como digo, mas complejo. Asi que que si el mensaje de los autobuses debiéramos entenderlo como que el dios de las iglesias y su versión antropomorfa posiblemente no existen, no sería nada especialmente corrosivo, ni dañino, ni extravagante. Otra cosa es que eso deba anunciarse en autobuses. La Estética no es patrimonio de todos, desde luego.
Con independencia de estas consideraciones, la campaña se basa además en que la ciencia -dicen- constata la inexistencia de Dios. ¿Qué ciencia?. La que entiende como método científico la reproducción en laboratorio de la experiencia para atribuirle el rango de científicamente certificada. ¿Qué laboratorio?. El diseñado por la propia ciencia, claro…. ¿No es válido el laboratorio del interior del ser humano que percibe con nitidez supina la presencia de lo superior?. No. ¿Por qué no?. Por que no es reproducible en un laboratorio exterior. ¿Quiere decirse que lo que no es exteriormente reproducible no existe?. No es que no exista, es que científicamente no es homologable y su negación científica es equivalente a su inexistencia para ordenar la convivencia humana, al margen de que cada uno en su casa pueda sentir las experiencias que quiera. Planteamiento tradicional. Lo cierto, lo reproducible en escala de laboratorio es la materia. Asi que racionalismo y materialismo se hermanan con cientifismo, y juntos configuran la trinidad de la no existencia de ser superior alguno. Insisto en “Alguno”, porque se trata de eso, no de un Dios concreto de una religión especifica cualquiera que sea su influencia mundial, local o cósmica.
Pues aquí resulta que se patina un poco porque la física de Newton se muestra alicorta ante los descubrimientos de la Física Cuántica y del paradigma holográfico, algo que le habría resultado incomprensible al gigante cientifico del XVI. ¿Incomprensible?. Quizás no tanto porque no se si todos saben que después de formular su ley de la gravitación universal, el bueno de Newton se dedicó por el mundo a buscar la sustancia alquímica capaz de transmutar todos los metales en oro…y no quería hacerse rico de materia. Su oro no era físico. Su riqueza buscada, añorada para ser mas preciso, se encontraba en las habitaciones del espíritu humano. ¿Un hombre así diseñó una física como la que conocemos?. Claro. Algunos creen que cuando decimos que la palabra no es la cosa es que negamos valor al lenguaje. Para nada. Lo situamos en su territorio. Las palabras no crean cosas. Las cosas existen aunque no existan las palabras. Pero, en fin, sigamos que queda poco.
Así que la Física Cuántica se rebela y no sólo evidencia el concepto de campo protagonista, no solo demuestra que en el proceso de observación el observador es parte sustancial de lo observado, no solo evidencia que se puede ser al tiempo onda y partícula, sino que demuestra que no existe, o al menos no son capaces de localizar, ese trozo puro, nítido, cristalino y final- de-todos-los-finales de su añorada materia. No aparece. En su lugar surge un vacío.. Un Vacío lleno, claro. ¿Un vacío lleno?. ¿Estamos jugando con las palabras?. Bueno si alguien siente que eso es jugar con palabras, pues qué le vamos a hacer. Lo cierto es que el desconcierto de los físicos todavía no ha trascendido lo suficiente. Libros como “La búsqueda científica del alma” se quedan presos de los aceleradores de partículas, pro mucho que sea un premio Nobel quien lo firme. Claro que son libros de los noventas, del siglo pasado para que suene mas rancio.
Bien, concluyo. La campaña me parece que se basa en esos fundamentos, que esa es la música de fondo que la alimenta. Y frente a todo esto se percibe en el ambiente una nueva forma de espiritualidad magmática. Ya dije que la preeminencia actual de lo oriental parece provenir del fracaso de Occidente en la gestión del misterio. La vivencia del interior de uno mismo será intransferible e irrepoducible en laboratorio, pero lo que cuenta es que es real, cierta, evidenciable, contrastable,en nuestras probetas, matraces e instrumental del laboratorio del alma. Un día dije que por mucho que la Física Cuántica negara la existencia de Dios mi experiencia interior seguiría viva. Si conduce hacia un Vacío repleto de Energía, pues mejor, pero no son los aceleradores de partículas lo que fundamenta mi sentido de lo Superior, sino la constatación interior sentida al margen de experimentos científicos de uno u otro corte. Y ese sentido de vivir cerca de la Esencia o alejado de ella es exactamente lo que cuenta.
Ya me diréis que opináis sobre estos temas