Un almuerzo en Wellington con Alfonso Guerra y El Mundo flotando en el ambiente

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En los últimos meses he decidido asistir a clases pronunciadas en centros de Post Gradudados y a ciertos foros compuestos por personas de la sociedad española, de distintos ámbitos pero con mínimo común denominador de naturaleza intelectual, que suelen organizar almuerzos o cenas a los que invitan a aquellos que les parece interesante escuchar o conocer de primera mano sus respuestas sobre los interrogantes que acumulan. Acudí al CEU y a Esade, en el primer grupo, y a dos foros estas dos últimas semanas. Proyecto, además, participar en encuentros con empresarios de diferentes regiones a los que ellos mismos me invitan. No pongo normalmente condiciones distintas a las de que preferiría que no existiera prensa, y no porque almacene periodistofobia en mi interior (¿tendría motivos para ello?) sino porque sin la presión de saber que alguien puede publicar lo que dices, o lo que no dices, o lo que dices de manera distinta a como fue dicho, si esa presión no se encuentra entre los invitados, la naturalidad en las preguntas y las respuestas aumenta muchos enteros.

¿Por qué hago estas cosas?. Exclusivamente porque son una manera de conocer el sentir de la sociedad o de ciertos sectores cuando menos. Las preguntas expresan preocupaciones. Y de estas se puede legítimamente extrapolar sensaciones y sentimientos sociales. Por cierto, he dicho en el almuerzo de hoy, justo al comienzo, que me sentía libre y una mujer me preguntó qué era eso, o dicho de modo mas directo, por qué decía que era libre, a lo que respondí de urgencia asegurando que nosotros estamos presos de una red tejida con intereses y sentimientos. Cuando la parte compuesta de intereses es dominante, la libertad no pasa de una mera palabra. Las redes de sentimientos son también redes, pero de otra textura. Libre es el que no se encuentra atrapado por ninguna de ellas. Ese es libre puro. Yo confieso humildemente que mi red de intereses materiales se sitúa bajo mínimos.La de sentimientos en ascenso. No se si le convenció la respuesta aunque su cara parecía indicar cierta satisfacción. Yo, por el contrario, me quedé algo asustado porque -pensé- cuando escriba esto en el blog vamos a ver la reacción de Mabuse, Rambo, F d´Eiro, su abuela y otros voluntarios de la dialéctica… en fin, costes que uno asume por meterse en camisas de mas de once varas.

Tanto el de la semana pasada como el de hoy resultaron almuerzos agradables. Os lo cuento, sin citar nombres de asistentes para no romper intimidades, porque así todos tenemos una cierta ventana abierta a esos foros y consiguientemente a esas preocupaciones. Supongo que ya sabréis cual ha sido la primera pregunta de hoy. No podía ser de otro modo: el desdichado asunto de Guerra, el Ave y el Tao….Ya se que alguno dirá que vaya foro culto si empieza con semejantes estupideces. No. La pregunta se hilvanó a través d e un discurso que la mujer -porque era una mujer- edificó en torno a mi trayectoria en la que quiso localizar como factor dominante lo que ella llamó “la desmesura”. Para ella mi vida era desmesura en estado puro. El mejor estudiante de Deusto, el mejor abogado del estado de la Historia, el banquero mas joven, el banquero mas admirado, el banquero mas insultado, el banquero mas preso, el preso mas libre, el ex-preso con mas audiencia mediática, el mas sobreviviente de los muertos del sistema…Bueno pues no está mal. Le faltaron otros terrenos en los que la llamada desmesura podría hacer apariciones interesantes, como la demesura en la búsqueda del interior de uno mismo, terreno en el que siempre he sido desmesurado por eso que llamo el insomnio del espíritu, pero, en fin, con todo y eso la explicación de la desmesura le llevaba a sospechar, al menos como hipótesis, que por demesurar un encuentro en el Ave lo relatado podría medio cierto. Solo medio porque todo no había forma de deglutirlo con y sin desmesura por enmedio.

Pues no. Le conté la verdad. Y ahora os la relato a vosotros. En editorial Séneca llegamos a la conclusión de que un libro interesante podrían ser unas conversaciones con Alfonso Guerra, un hombre que no ostenta poder real, al que se le supone una inquietud intelectual y que nunca ha sido un seguidor enfermizo del mercado como asignador de rentas. Lo cierto es que en 1992 juntos asistimos en Moscú a un Seminario que tenía como objetivo enseñar a los moscovitas, que se asoman a la aventura del mercado desmantelando de mala manera sus viejas estructuras supuestamente marxistas, como hay que manejarse en este mundo de capitalistas, de dueños y empleados, de cajas y beneficios, de cash flow y balances y de reguladores financieros que no permiten que se les escape ni una…..Menos mal que entonces sostuve mi tesis que el mercado hay que conocerlo porque no es tan tierno como dicen. En demasiadas ocasiones es mas cruel de lo permisible cuando de vidas en sociedad se trata. Pero entonces esos cánticos de sirena se escuchaban medio mal. El Dios Mercado subió al altar y se acabó. Bueno pues Alfonso Guerra andaba por allí. ¿Incómodo?. Hombre para un socialista imperturbable, al menos en lo formal, acudir a explicar las bondades del sistema capitalista no sería el mas agradable de los desayunos, pero la vida nos reclama a veces roles un poco pesados y tenemos que echarnos la carga a las espaldas.

Bien, pero ahora que el mercado, al menos el financiero, ha mostrado sus vergüenzas en forma de cirrosis galopante, escuchar las reflexiones de Alfonso Guerra, en una conversacion amena, quizás tuviera interés. Así que quedamos en ver si le podíamos localizar y proponerle la idea del libro. Pues por eso de las sincronías de Javier León resulta que al volver en Ave de Sevilla, en el Ave moderno que no tiene compartimentos, en un asiento a la derecha, solo, algo mas grueso y con un libro en las manos, se encontraba Alfonso Guerra. Me acordé de un encuentro que tuvimos en el mismo tren, pero en version antigua, en el año 1994, poco después de la intervención de Banesto. Vino a sentarse a mi lado y a decirme unas palabras que siempre agradecí. Por cierto, no nos arrodillamos ninguno de los dos en ese momento.Lo digo por si lee alguien de El Mundo el Blog y dice que eso que relató ayer sucedió realmente hace ahora 14 años, que nunca se sabe con esto de las historietas…

Bueno, pues además de acordarme de ese gran detalles, me vino a la mente lo del libro de Séneca. Me acerqué. Hablé con él unos dos minutos. No se levantó y yo me incline un poco para no andar a gritos. Quedamos en vernos. Me dio su teléfono y me fui a mi asiento. En el vagón viajaban pocas personas, creo recordar. La escena transcurrió como la acabo de contar. Por cierto que no le he llamado porque a los pocos días alguien contó el encuentro en una columna de opinión. ¿De qué diario?. Pues, claro, de El Mundo. Preferí esperar un poco. Y ahora, unos dos o tres meses después, viene la noticia -es un decir- con genuflexión, tao, arrepentimiento, futuro, mercado…una amalgama por la que sin la menor duda hay que felicitar a su autor, porque engranar tanta cantidad de coña marinera junta no es fácil.

Le dije a la mujer que planteaba el asunto que sus tesis de la desmesura se quedaba algo corta, porque si fuera esa la línea constante de mi modesta existencia, arrodillarse discretamente no es demasiada desmesura. Para hacer honor a mi supuesta trayectoria debería haberme arrodillado, cantado el Tantun Ergo, acostado en el suelo, implorar el perdón de los dioses del Olimpo, encender algo de incienso y rematarlo con alguna rumba al uso porque para eso veníamos de Sevilla, que lo de las tierras de Maria Santísima es cosa sería.

Bueno pues ya sabéis la historia. Lo dejo aquí porque me voy que tengo algo que hacer. De madrugada os relato el resto del almuerzo que fue interesante. Así es como si hubiéramos almorzado todos juntos.

Que sí, Mabuse, que ya se que dices que yo he comido y los demás no, pero hombre es que cada día tenemos mas visitas en el blog y no cabemos.

Buenas noches y hasta mañana

(He cambiado el nombre Wellington porque me avisó Joaquín tamames que estaba mal escrito….Perdón a vosotros y gracias a Joaquín)