Juan Jose Calaza

      Comentarios desactivados en Juan Jose Calaza

140ponte hermida 1  015

Andaba yo revuelto por dentro -y algo se me notaba por fuera- con la idea de que renunciáramos a la soberanía monetaria sin que nadie o casi nadie se diera cuenta de que algo semejante sucedía por obra y gracia de un consenso unánime de la clase política y empresarial. No se muy bien por qué pero lo de los consensos unánimes nunca me gustó demasiado. Suelen desprender un olorcillo rancio, un aroma a acuerdo subterráneo tejido con intereses que tira para atrás. Pero nadie alzaba la voz. Se instaló aquello de que quien no ensalzara al Euro, quien no lo viera caminar bajo el palio de la ortodoxia, era un antieuropeo, que es como un antisistema pero en versión continental.

Aún así y todo, asumiendo los riesgos, que no eran despreciables, me decidí a pedir públicamente un referéndum para tal decisión alegando que si los franceses, los irlandeses, los daneses y demás criaturas pudieron votar sobre la nueva moneda, pues nosotros, los de aquí abajo, los del Norte de Africa como suelen decir algunos para alterarnos, pues deberíamos poder participar de una fiesta parecida. Pues no. Y la negativa provocó que los españoles nos adhiriéramos con entusiasmo a la renuncia de nuestra soberanía financiera sin saber en que consistía. Ni la financiera ni la soberanía en general.

De repente un libro. Hablaba del euro. Tenía buena pinta. Lo escribió un catedrático que decidió impartir sus clases en Francia. Se llamaba Calaza. Nunca había oído hablar de él. Leí el libro. Literariamente bueno. Económica y financieramente, mejor. Me puse contento y creo que le escribí. Bueno, da igual, lo cierto es que como fuera o fuese entramos en contacto.

Desde aquel día hemos compartido algunas cosas. Materiales, es decir, intereses, ninguna. De otro orden sí. ¿Afectos?. Pues si afectos. Y respeto por la coherencia humana y la altura intelectual que en mi caso es supuesta y en el suyo cierta.

Hablando de afectos. Hace unos días en Vigo me decía:
-Te estoy tomando mucho cariño, maricón, y no quiero.

JJ Calaza tiene miedo al cariño por las personas. Yo se por qué. Pero no tengo derecho a contarlo.

Es un hombre altivo, inteligente, impertinente, soberbio, coherente, burlón, despreciativo, magnifico escritor, gran polemista, cabeza estructurada, erudición completa, experiencia sobrada, y con todo y eso lo que le sucede es que eso de los cariños…

¡Ah! y le horrorizan los frívolos y los progresistas de salón.

Su relación con el sexo femenino, al menos en lo verbal, casi diría en lo literario, deriva de sus miedos a los cariños de todo tipo. Así que mejor hacer el amor que amar. Eso parece….

Le horrorizan los nacionalismos. Intelectual,histórica y políticamente. No lo disimula. Se atreve de manera casi suicida a expresarlo con las palabras mas gruesas que despacha el de la Real Academia

Es intolerable. Absolutamente intolerable su léxico en ocasiones. Insoportable. Irritante. Pero lo intolerable, irritante e insoportable no oculta lo inteligente, agudo, sarcástico y profundo. A veces detrás del insulto se esconde el elogio, detrás de la descalificación el respeto, detrás de lo soez la ternura y encima del descaro la pasión contenida por esa difícil labor que consiste en soportarse a uno mismo sintiéndose profundamente humano, terriblemente humano. Y no disimularlo. Casi como Cioran, de quien hablamos mas de una vez, porque conocía que Savater se hizo experto en el rumano, le gustaba aquello de “estoy dispuesto a dimitir de mi condición de humano”. Pero él no quiere dimitir. Al contrario: quiere exagerar lo humano, de cintura para arriba, de cintura para bajo y en el mediopensinismo estomacal.

Por eso en ocasiones me irrita. En otras me asusta. En las mas me alegra verle producir lo que produce.

Por todo eso lo echaríamos de menos en este blog. Porque no quiere hablar de economía, y sabe lo que hay que saber, porque asegura que lo suyo son las obras de arte….Cuidado que de pintura también sabe

Digo que lo echaríamos porque volverá. Si bien se que solo una voz puede pedirle que vuelva por estas tierras con ciertas garantías de éxito: la mía.

Así que si vuelve, y decide insultar, ofender, vituperar, emplear lenguaje soez o lo que sea, ya sabéis de quien se trata. De alguien que se encuentra tan lejos de la mediocridad que desde su atalaya existencial ni siquiera alcanza a verla.

Quien quiera aguantarle que le aguante. Quien desee ignorarle que le ignore. Quien se sienta ofendido que recuerde lo que digo. Quien quiera contestarle que se atenga a las consecuencias. Nada le gusta mas al catedrático metido a marchante de pintura que le contesten a sus agresiones verbales….

Por cierto, la base de datos de correos censurados sigue vacía. Si vuelve…