La Caida del Sistema

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130El sistema en ruinas

Esther Ibáñez ha escrito en el blog con su propio nombre y uno de sus apellidos. Como algunos de vosotros, renuncia al Nick y se identifica. Y su objetivo es plantear una pregunta que a muchos podría parecer terrible. La formula en estos términos:

-¿Qué pasaría si la mayoría de nosotros retiráramos nuestros ahorros de los bancos y decidiéramos, por ejemplo, ingresarlos en bancos éticos que no estuvieran contaminados de la especulación financiera?

En realidad parece preocuparse por los efectos de una decisión, pero lo verdaderamente importante, al menos en primera instancia, es el fundamento moral de algo así. Dicho en términos mas concretos: ¿tenemos obligación moral de retirar el dinero de los bancos?. Un acto tan concreto, ¿puede reconducirse al plano moral?.

El sustrato lógico de su pensamiento parece ser: todos somos conscientes de que los bancos, el sistema financiero, nos ha engañado. Se han dedicado a eso que llaman la “riqueza financiera” al margen de la “riqueza real”. Lo primero es virtual. Lo segundo el motor del crecimiento. Su actuación en los prados de lo “financiero puro” se ha traducido en un gigantesco agujero de proporciones cósmicas, jamás vistas por la humanidad. Ese agujero virtual lo ignoraron quienes estaban encargados de vigilar la banca (los inspectores y autoridades de los correspondientes bancos centrales, como el de España, por ejemplo). Tampoco lo detectaron los políticos, a pesar de disponer de ingentes medios para espiar y controlar al vida de los ciudadanos. Tampoco se enteraron los medios de comunicación a pesar de sus expertos equipos destinados a eso que llaman periodismo de investigación. ¿Es creíble?. No, no es creíble.

En realidad, dice Esther, lo que existe es “una connivencia entre estado, entidades financieras y medios de comunicación”. A mí personalmente esta “connivencia” no puede extrañarme porque es exactamente la tesis de mi libro El Sistema escrito en 1.994 y que se tradujo en consecuencias de todos conocidas.

La visión de Esther a partir de ese instante tiene tonos apocalípticos, aunque sería mas exacto escribir tonos que algunos considerarían apocalípticos. Asegura:

-Se ha iniciado una cadena imparable de acontecimientos. Un sistema económico que estaba basado en su totalidad en el crédito, de repente se ha quedado sin él, los bancos no dan absolutamente nada a pesar de las inyecciones del estado con el dinero de los ciudadanos. Resultado: disminución considerable del consumo, cierre de pequeñas y medianas empresas y reducción de plantillas en empresas grandes con el consiguiente aumento de paro, que generará a su vez morosidad e impago de deudas bancarias. La morosidad y los impagos a la banca es un lujo que no se pueden permitir bancos y cajas y es solo cuestión de tiempo que empiecen a caer.

¿Apocalípticos o reales?. No es que el sistema económico se encuentre basado en el crédito, es que el suministro de dinero en condiciones de regularidad es un presupuesto para el crecimiento económico. Las entidades financieras canalizan el ahorro de una comunidad al servicio de la inversión en creación de riqueza en el seno de esa comunidad. Sin crédito soportado en ahorro no pueden financiarse proyectos generadores de riqueza. Es así como el crédito debe ser una constante en la ecuación económica.

Esa “ortodoxia financiera” elaborada por banqueros de salón y por funcionarios ajenos al dolor de una nómina ha interrumpido el proceso de manera abrupta. Ha consumido el ahorro de muchos arrojándolo por un agujero gigantesco generado por la “riqueza financiera”. Lo malo es que ese despropósito no se traduce en pobreza para sus autores, sino en pobreza para una comunidad que permanecía totalmente ajena a semejantes maravillas. Ni tampoco para los teóricos que anatematizaron durante años a quienes se atrevían siquiera a cuestionar sus letales postulados, cuyo grado de responsabilidad en la crisis se me antoja de proporciones muy elevadas. Vuelvo a decirlo: entidades financieras malas se encuentran en el proceso de destruir empresas reales buenas. Este es el verdadero asunto.

“Los bancos no dan absolutamente nada a pesar de las inyecciones del Estado con el dinero de los ciudadanos”. Eso dice Esther. Hay que entender el fondo del asunto. Los bancos tienen un problema de liquidez. Se han apalancado en exceso. Se han financiado con dinero exterior que deben devolver. Por eso el aval del Estado a esos bancos. Para que les sigan prestando. ¿Es que si no aparece el Estado no les prestarían en los mercados internacionales?. Pues eso parece. ¿Por qué el Estado tiene que avalar a esos bancos creadores del problema?. Porque el sistema financiero es decisivo. Ya, pero, ¿por qué el Estado no avala a las empresas que lo necesitan directamente y nos dejamos de intermediarios que son los causantes del problemas?.
Esta última pregunta me la formuló un gallego en mi ultima comparecencia en Vigo. Pues porque no hay vehículo adecuado para ello, le respondí. El hombre, sin inmutarse demasiado, añadió: “Pues la creamos, porque hace falta para hoy y para mañana”. En eso estoy, volví a responder. En que la gente entienda el valor social del crédito y que el fracaso del sistema financiero mundial nos lleva a reconsiderar imperativamente cómo organizar la transferencia del ahorro hacia la inversión en el seno de una comunidad. En definitiva, a buscar un nuevo modo de organizar la actividad financiera.

En cierto sentido ese nuevo modo es el viejo modo, el de los banqueros que entendían que su misión era financiar a empresas creadores de riquezas y no dedicarse a especular en bolsa, a crear derivados, a las mortales piramidaciones, a las parcelaciones de créditos, a financiar viviendas que jamás demandó el mercado…. Bien, todo eso es así, pero se trata de entender el papel del crédito, de comprender como no debe gestionarse, en afirmar que es imprescindible un suministro regular y no especulativo del dinero a la economía real y buscar la estructura juridico/política mas adecuada para no volver a tener problemas similares en el futuro. Porque presiento que si las cosas vuelven a ser como eran es solo cuestión de tiempo que volvamos a tener un problema como el que tenemos, solo que mayor, si cabe, claro.

Esther da un paso mas. Trasciende la liquidez y se adentra en la solvencia: “Es solo cuestión de tiempo que los bancos empiecen a caer”. ¿Es cierto lo que pronostica?. No lo se. Pero es cierto el riesgo. La banca, según Recarte, prestó 600.000 millones a las familias; 150.000 millones a la construcción y 350.000 millones a la “promoción inmobiliaria”. Dicen que la construcción vuelve a niveles ¡de 1960!. Pues difícil que devuelvan los créditos. La actividad inmobiliaria es residual y la deuda de 300.000 millones es real. Si las familias no ingresan dinero, ¿como devolver los 600.000 millones?. Si todo ello se traduce en una morosidad superior a ciertos limites….

Es verdad que la banca española partía en situación mejor que otros sistemas financieros sobre todo por las provisiones de morosidad. Pero empezarán a consumirlas. Esas previsiones y provisiones tienen un límite. Si la caída es muy superior a lo que cubrían pues servirán de algo pero no solucionarán el problema. Por encima de sus limites aparece la solvencia como problema. Si los bancos no prestan no ingresan. Si no ingresan sus resultados no pueden ser buenos. Si tienen resultados malos y morosidad alta, el asunto se complica. ¿Este panorama es real?. ¿Siquiera es previsible?. Pues algo parece lógico que pueda pasar en esa línea. No creo que afecte a los grandes bancos ni a las grandes cajas de ahorro. Pero, ¿quien iba a decir que el City Group tendría necesidad de la gigantesca cifra de 350.000 millones de dólares para no quebrar?. Decían los griegos que el asombro es el pórtico del conocimiento. Pues es tanto el asombro que consumimos que nos convertiremos todos en sabios.

No veo factible que todos nos pongamos de acuerdo para retirar el dinero de los bancos. Sencillamente no encuentro una respuesta logística. Eso, claro, provocaría la destrucción del sistema financiero, y seguramente del real. No me parece mal que algunos que piensan como Esther (que no son pocos) lleven su dinero a bancos “éticos” como ella dice. Esta sucediendo. Consuelo explicó en el blog un ejemplo muy concreto. Si tu propio banco te niega un crédito por sus problemas y te crea a ti un problema letal que nada has tenido que ver en la gestación de los agujeros de tu banco, entonces ¿por que razón seguir trabajando con ellos?.

Porque el sistema financiero es un oligopolio…Y muy poderoso. Por eso yo en mi época cuestionaba las fusiones bancarias como gran panacea. No me oponía a ellas pero llamaba la atención sobre un punto: permitían mas tamaño y mas eficiencia, pero también mas concentración de poder y yo cuestionaba pagar en términos de mejor convivencia la mayor ganancia económica. Porque la sociedad pagaba con su independencia, con su confortabilidad de convivencia y los beneficios económicos no eran para todos sino para los gestores y accionistas de las entidades fusionadas. Algunos encontrarán demagogia en mis palabras. Pues lo siento.

Creo que hay que pensar que esas soluciones drásticas no son operativas. Pero al tiempo no podemos dejar de repensar el valor del crédito. Es extremadamente importante. En este blog se recogió días atrás una advertencia formulada en 1939,

“Hay quien dice que el sector bancario es un sector económico cuya única finalidad es trabajar para tener máximo beneficio, igual que una compañía de gas o cualquier otra empresa que funciona para obtener el máximo beneficio. Sin embargo es un punto de vista equivocado, porque no se dan cuenta que un sector que proporciona un elemento esencial para la economía, tiene que tener a la vez un control de sus salidas y un control de los precios de estas salidas o estos suministros, precisamente porque su ministro -el dinero- es esencial para las vidas y para el bienestar de todo el pueblo , de cualquier comunidad que dependa del dinero.

De forma equivocada o no, cada vez existe en mayor medida la convicción en las mentes de las personas y en las Organizaciones, que las finanzas tiene que estar en el futuro como los sirvientes de la industria, y que toda la prosperidad y el bienestar de este país y del Imperio es de mucha más importancia que la prosperidad y el bienestar de la City de Londres y que los beneficios de los banqueros internacionales”.

Son palabra de Vincent V. Vickers que fue Director del Banco de Inglaterra entre 1.910 y 1.919. Son palabras pronunciadas en 1.939. Si queremos podemos continuar con nuestro oídos sordos a reflexiones como estas. Quizás de hacerlo sea complicado legitimar nuestros futuros lamentos..