El papel del conocimiento

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167Escuela de Atenas

He comprobado la protesta de Joaquín y Fernando por mi retraso en la entrada de hoy. Dicen que se me han pegado las sábanas. Bueno, en realidad he sido yo el que se ha pegado a ellas. A la hora de siempre, a esa hora que algunos consideran enloquecida para levantarse y válida para otros menesteres, preferiblemente seguir durmiendo, intenté hacer lo de siempre, pero no pude. Quizás el cansancio y mas probablemente la incipiente gripe que trato de controlar y que espero conseguir, aunque el tiempo por aquí abajo no ayuda en exceso. Lo cierto es que ayer a las 11 ya intentaba dormir y hoy hasta las 6.30 no he tenido fuerzas para ponerme de pie. Finalizadas mis cosas he entrado a ver los comentarios de ayer que me quedaron pendientes. Un número elevado, mas de ciento cincuenta, lo que evidencia que ayer el dialogo entre participantes fue la base del comentario, y no importa demasiado si es de utilidad. Depende de vosotros.

Al leerlos vi que se planteó la pregunta de cuando sale mi libro Cosas del Camino. Creo que para Febrero o Marzo, pero es asunto a tratar con Javier León que acaba de regresar del Norte de Europa. La segunda reflexión se centraba en la conveniencia de confeccionar un libro con las entradas y comentarios del blog. No es mala idea y la verdad es que siempre rondó por mi cabeza. El asunto es que maquetar un libro de esta naturaleza, si queremos que sea un producto mínimamente elaborado, requiere algo de tiempo. Tengo que buscar alguien que me eche una mano. Me gustaría recibir vuestras sugerencias, las ideas que tengáis acerca del libro, si es que consideráis que merece la pena. Con ello podría elaborar un primer borrador y ver si funciona.

Os comenté que en mi estancia de Huerta leía un libro de Krishnamurti. Asumo que a alguno de vosotros no os importa nada o que, incluso, no tenéis la mejor opinión de sus tesis. Lo respeto. No es mi caso. La lectura en profundidad de sus textos me ha llevado a terrenos en los que creo que he conseguido cosas de valor en este sendero que recorremos. Pero es muy posible que otros no sean capaces de localizarlas. O que no le encuentren sabor alguno. Sin que se me entienda mal, lo comprendo, porque las creencias son, como tantas veces digo, buenos adormecedores de angustias, aunque es verdad que si la angustia es suficientemente profunda mas tarde o mas temprano el adormecedor pierde todo su poder analgésico.

Quisiera comentar con vosotros un punto: el papel condicionante del conocimiento en la estructura del pensar. Algo de esto ya surgió días atrás, en una discusión/conversación de altura en la que, quizás por temor o por exceso de prudencia, el número de participantes fue corto. Bien, el asunto es en el fondo la vieja frase de Jesús el Cristo diferenciando el pensar de los hombres versus el pensar de Dios, a la que ya me he referido, ese postulado de “Toda Sciencia trascendiendo” de San Juan de la Cruz, equivalente a su “si quieres saber algo de todo no quieras saber algo de nada” o a la total desaparición de la esfera individual en el diálogo, la fusión completa en Dios de M. Eckhart. Detrás de todo esto no se esconde solo el papel de la egocentricidad, el famoso entre nosotros lenguaje proposicional, sino el verdadero papel del conocimiento acumulado. ¿Como funciona el conocimiento?. Me refiero a su funcionamiento en la vida del camino, no en nuestro quehacer ordinario.

SI partimos de la base de que el proceso del pensar reclama la fragmentación de lo real, porque el lenguaje es un instrumento fragmentador por excelencia, llegaremos a la evidente conclusión de que cualquier que sea la intensidad de nuestro conocimiento siempre será fragmentario. Dicho quizás mas claramente: nunca podremos conocer todo. Incluso mas: por la vía de la fragmentación, del conocimiento fragmentario, nunca podremos ascender al conocimiento del Todo. Parece casi un postulado elemental, pero no lo es tanto. El papel, o, mejor dicho, el valor que se concede a la erudición, en cuanto acumulación de conocimientos, se encuentra, precisamente, en contradicción, con lo que acabo de escribir. La cuestión es: ¿cómo valorar el conocimiento adquirido?. O quizás mas claramente, ¿como opera el conocimiento en nuestro camino?.

Es cuestión ardua y difícil, donde las haya, al menos en el estado actual de concimiento empírico del funcionamiento cerebral, o tal vez mental, que todavía queda por diferenciar, si es que hay diferencia, entre mente y cerebro… Ya apuntó algo Fernando en días pasados y dije que poco a poco trataríamos de profundizar en el asunto. Hoy, para comenzar el año, algún apunte derivado de esta frase de Krishnamurti:

-”Una mente que adquiere conocimiento para funcionar, es una mente condicionada por su propio conocimiento. La mente que se haya atestada de conocimientos, ve de acuerdo a esos conocimientos, de acuerdo a ese condicionamiento. La mente está llena de imágenes, palabras y símbolos. Ella piensa a través de todo eso.

Yo tengo una imagen de usted y miro a través de esa imagen. eso es distorsión. La imagen es mi condicionamiento. El vaso con todas las cosas dentro sigo siendo el mismo vaso cuando nada contiene.

La percepción solo es posible cuando no hay imagen. La percepción es solo posible cuando no hay símbolo ni idea ni palabras. Y una mente que está llena de imágenes no puede percibir. ve a través de las imágenes y en consecuencia está deformada” (Krishnamurti Tradición y Revolución Editorial Edhasa. (pgs.. 48 y 49)

Creo que estas palabras merecen un segundo, unos cuantos segundos de reflexión antes de arrojarlas por la borda del rechazo sistemático. Cada día se avanza mas y mejor en el conocimiento del funcionamiento cerebral en el proceso de toma de decisión. Por ejemplo, parece ser que es empíricamente demostrable que cuando decidimos algo, sea un si o un no, el cerebro ya lo ha decidido antes. Poco me importa que ese antes sea una unidad de tiempo medida en términos de milisegundos. Lo que cuenta es que es antes, y cuenta porque entonces la decisión es mecánica y el aporte volitivo del supuesto sujeto es realmente ínfimo, en caso de que sea existente.

Eso sería el condicionamiento máximo. El acto de pensar respondería, entonces, a una pura y dura mecanicidad,construida obviamente sobre datos que solo en la memoria se pueden almacenar. Desmitificaríamos algunas cosa,s desde luego, pero no por desmitificar debemos alejarnos de tratar e saber quienes somos y como funcionamos en realidad.Pregunta: ¿quien o qué sería el centro decisor?

¿Y que tiene que ver todo esto con el camino?.
“Toda Sciencia trascendiendo”. Ni mas ni menos que eso….

Bien, os dejo este asunto planteado. Espero opiniones y comentarios para volver sobre él y convertir este tema en un debate. A ver que tal se presenta en este campo el 2009…
Espero.