El sabor de Dios en el Maestro Eckhat

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Meister Eckhart. Treinta días con un gran Maestro espiritual”. Es el título de un documento que me ha remitido JuanArmas. Contiene posiciones del Maestro, del gran místico, que sorprenderán seguro a mas de uno educado en lo que podríamos llamar costado ortodoxo, y a la par exotérico, del catolicismo.

Eckhart fue dominico. Centró su actividad de manera notable en los conventos de mujeres. Consideraba vital el papel de la mujer en la comprensión de la existencia humana. Invirtió muchas horas de su vida en prédicas en sus conventos. Fue criticado por ello. Eckhart sufrió las envidias de ortodoxos de su momento. Por ello, mas que por sus doctrinas fue sometido a juicio inquisitorial.

A Eckhart, el Miguel Martín de turno le envió al acusador público del momento. Juan XXII, Papa de Avignon, avaló la operación de su amigo el obispo envidioso. El Maestro fue condenado. Su Bula, Di Agro Dominico, es un altar de la elocuencia ortodoxa. Primero, porque no se respetó una norma elemental y le condenaron después de muerto. Además, porque la razón de su condena, como ya he escrito en estas páginas, residió en que “quiso saber mas de lo conveniente”. No olvidaros de esta frase. Es capital para entender el funcionamiento de todo sistema de poder organizado.

Eckhart fue rehabilitado en el Concilio de 1.960. Quizás os sorprenda saber que fue el actual Pontífice, Ratzinger, en su condición de autoridad de la Congregación de la Fe, uno de los impulsores de devolver al místico a un lugar de preponderancia dentro de la Iglesia, lugar del que fue expulsado no por la herejía de sus doctrinas sino por la malsana envidia de sus congéneres con poder.

El documento tiene interés para quiénes sienten la búsqueda dentro de su interior. Sorprenderán mucho sus afirmaciones. Pero son una fuente inagotable de meditación. Por eso os adjunto el texto en formato pdf para quien quiera descargarlo.

Y hoy unas frases: “Todo tiene el sabor de Dios. Dios brilla en todas las cosas”.

¿Tienen sabor panteísta?. ¿Recuerdan a Raimundo Llull, el beato mallorquín, contemporáneo del Maestro alemán?. Dios está en todas partes. Esta frase que repetíamos de pequeños es asimilable porque su referencia es el contexto espacial, algo que la mente comprende con tal de no elevarse a la noción de infinito. Pero “todas partes”, sin querer permanece en referencia al plano de lo visible en este mecanismo de comprensión epidérmico. Por ello no causa destrozos interiores apreciables. Lo mismo sucede con “en todo tiempo”, porque de nuevo la categoría temporal aquí no sufre de exceso de abstracción. Un Dios en todas partes y en todo tiempo es encajable en la noción de Dios antropomorfo sin deterioro mental interno.

Pero, “todo tiene el sabor de Dios” ya no es lo mismo. Dios está en todas las cosas y en ellas brilla…. Aquí lo antropomorfo se desvanece de manera irreparable. “Sabor de Dios”….Es que Eckhart…..

Aquí os dejo el documento y el sabor. Para quien desee saborearlo y perdón por la redundancia.

Por cierto, en uno de los días pasados, alguien planteó la cuestión de si Dios nos necesita a nosotros o nosotros a El. Creo que fue Serena quien aclaró que es Dios quien nos necesita a nosotros.

Eckhart resolvió este asunto hace muchos años. En su opinión, nosotros no necesitamos a Dios para ser-nosotros. Porque no sabemos si existe. Podría ocurrir que no existiera, pero nosotros sí seguiríamos siendo. Sin embargo, si Dios verdaderamente es, no puede serlo sin sus criaturas. Así que Dios nos necesita, una vez que existimos, para existir El.

Porque el sabor de Dios está en todo

Y otra frase de Eckhart que sugiere JuanArmas para futuras reflexiones:
Dios me acepta, tal como ahora me encuentra”.

Dice Juanarmas “me parece interesante por cuanto engloba el concepto de la culpa. Y también el del perdón. Dios no juzga. Dios es Amor Incondicional. Dios Unifica”.

Buenos días