la guerra de los jueces

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Me comentaba el lunes alguien que, además de inteligente conoce bien el mundo de los medios de comunicación, que muchas de las predicciones que efectuamos en las primeras andaduras del blog se van cumpliendo con una precisión llamativa. Será que conocemos como funciona el Sistema. Bueno lo cierto es que es agradable escuchar cosas así, viniendo de quien vienen, claro. Pero ahora a lo que voy: una de esas predicciones afectó al conflicto entre los jueces, al Poder Judicial, supuestamente uno de los pilares del modelo constitucional. Ya dije entonces que habían medido mal porque la aparición de un medio de comunicarse entre ellos al margen de los oficiales iba a propiciar una gestación y desenlace del conflicto totalmente novedoso, y hasta sorpresivo para los políticos. Así ha sido.

Al comienzo, los medios de comunicación que causaron el problema al querer tener razón a toda costa en el caso Tirado, que provocaron la rebelión de los jueces al ver que se condenaba a un juez por algo que -según ellos- no era de su competencia, no quisieron darse por enterados de que sus diatribas y descalificaciones, sus anatemas de anti-sistema y otras lindezas parecidas, que tan buen resultado propiciaron en el pasado, se mostraban no sólo estériles sino estimuladores de la unión en el seno del colectivo. Y los políticos acostumbrados a que los medios de comunicación prepararan y hasta condicionaran su camino negociador, se encontraban con que a mas descalificaciones mediáticas más difícil culminar las negociaciones. Y cuando esos medios quisieron legitimar como interlocutores a las asociaciones judiciales pensando que con ello todo sería más fácil,se encontraron con que provocaron una movimiento de corte asambleario en el que las citadas asociaciones no fueron invitadas precisamente por su posible maleabilidad

Así que ese medio de comunicación comenzó la retirada. Cambió titulares en topografía, extensión y contenido, dulcificó los editoriales y presentó el conflicto de manera diferente. Hasta permitió ciertos articulos de opinión en su páginas que mostraban una apariencia de neutralidad. Pero ya era demasiado tarde y todo siguió su curso, porque los “organizados” se percataron de su victoria, inesperada al menos en su contundencia. Y la huelga del 18 de Febrero, a pesar de tantos contras, parece que finalmente se llevará a efecto.

No estoy ni poniendo ni quitando razón. De este conflicto me interesa el modo de gestarse, de conducirse y de concluirse en cuanto que es una auténtica innovación y un precedente muy digno de ser tenido en cuenta para medir el poder de los nuevos instrumentos de comunicación y la inocuidad de ciertas proclamas frente a ellos.

Ahora le oca el turno al Consejo del Poder Judicial. Dicen que mañana hay un pleno extraordinario de ese organismo. Algunos están solicitando que se pronuncie sobre la procedencia o improcedencia del derecho de huelga de los jueces. Constitucionalmente no puede hacerlo, pero políticamente es un baza que algunos -ciegos- parecen querer jugar como último remedio a los males que ellos mismos crearon. No creo que el Consejo entre en ese juego, a pesar de sus muchos pesares. Seguramente se centrará en los servicios mínimos, asunto que sí le compete, pero sin entrar en declarar la legalidad o ilegalidad de la huelga. Pero si lo hace la sorpresa será mayúscula. Si no al tiempo.