Ayer os desgrané el proceso evolutivo, el modo de dar la noticia de la intervención del Gobernador del Banco de España en el Congreso. La firma de Claudi Pérez en El País evidenciaba ese modo tan peculiar de confeccionar “noticias” que ha caracterizado a algunos redactores de ese diario que casi siempre interpretan los deseos de la dirección para “edificar los hechos” de sus crónicas. Por eso contrasté un poco con El Mundo, que en algunas ocasiones, seguramente excesivas, utiliza técnicas parecidas. En la versión final de la noticia en el diario de hoy, Claudi Pérez omite cualquier referencia a Banesto….Se trataba simplemente de comprobar que con comportamientos de este tipo no es de extrañar el progresivo deterioro de la prensa escrita. Una vez mas Internet, al menos al día de hoy, es lugar para encontrar versiones de los hechos diferentes de aquellas canalizadas por la “voluntad o deseos de la dirección”.

Lo que importa es que hemos pasado de una situación de extrema solvencia del sistema financiero español a la existencia de serios riesgos de crisis. Inevitablemente recuerda el proceder político en los albores de la crisis: no pasa nada, España tiene la economía mas saneada de Europa…. y después empezaron a admitir la palabra crisis y poco a poco la depresión empezó a ocupar un tímido lugar en su lenguaje. Bueno pues ayer parece que se enzarzaron Gobernador (Gobierno) y oposición (PP). El debate es que ahora el PP dice que la situación es dramática. Así lo redacta Claudi Pérez, pero visto lo visto lo escrito no tiene por qué corresponderse con lo sucedido. No obstante lo transcribo: “Esas cautelas encendieron los ánimos en la bancada del PP. “Su deber es advertir sobre lo que se nos viene encima, que por supuesto usted conoce porque lo tiene encima ya”, exclamó Montoro en alusión a la que a su juicio es la punta del iceberg: la posible fusión de Caja Castilla-La Mancha con Unicaja, forzada por los problemas de la entidad manchega. “¿Cómo puede decir que no sucede nada? Le vamos a exigir responsabilidades en el momento pertinente: cuando haya que movilizar recursos públicos para alguna entidad. Entonces me va usted a repetir que en España no pasa nada”, atacó Montoro en un discurso salpicado de descalificaciones.”

Y al parecer la respuesta del Gobernador deja de ser un canto a la magnífica situación de las entidades españolas para comenzar a admitir que tendrán problemas y graves. ”La banca “se enfrenta a un problema de morosidad por el paro y el reventón inmobiliario, y va a sufrir por el encarecimiento de la financiación”, dijo. Además, las entidades afrontan una caída del negocio mundial, y el nivel del crédito “no va a volver por donde solía. El sector está dimensionado con alegría, y habrá que reestructurarlo”.

Bueno, pues lo que ya hemos dicho en este blog, que los problemas de liquidez se acaban transformando, o pueden transformarse en problemas de solvencia al convertirse en morosidad. Desde hace meses venimos insistiendo en este punto, quizás porque conocemos como funciona la banca y nuestro conocimiento de la banca, como del modo de proceder del Poder, es un conocimiento basado en experiencia directa.

El problema es doble: a) la morosidad de la banca y b) el modo de contabilizarla. La morosidad es obvia. Los problemas del sector real de la economía se traducen en dificultad de pago de los créditos existentes. El banco no presta. Porque no puede o no quiere. Así se convierte en fábrica de morosos. Los morosos afectan al balance y cuenta de resultados de la banca. Reducen su capital. En consecuencia reducen la posibilidades de prestar y el circulo vicioso se instala. Parece mentira que ignoren -o quieran ignorar- algo tan elemental. Pero lo peor de todo deriva de la modificación efectuada por el gobierno en cuanto al modo de contabilizar activos empresariales en general y bancarios en particular. La sanidad contable reclama que los activos se encuentren en el balance contabilizados a precios de mercado. Pero ahora se dice que pueden dejarlos al precio en el que los compraron. Y eso, además de alterar a posteriori -como dicen los juristas- las reglas del juego, permite a la banca contabilizar la morosidad de un modo tal que disfraza la verdadera situación de solvencia de la entidad que practique esa política. Y no solo eso, sino que, además, afecta al préstamo al sector real y al precio del dinero, es decir, a los tipos de interés que cobran.

El pasado Domingo, Daniel Villalba, catedrático de Economía de la Empresa, publicaba un buen articulo referido a este asunto: el modo de contabilizar los bancos afecta a la disponibilidad de crédito por las empresas y a los tipos de interés de los préstamos que concede. Os cito un párrafo que os interesa seguro.

“Un pequeño ejemplo nos ilustrará sobre dos formas de hacerlo y sus consecuencias. Imaginemos que hace dos años un promotor pidió un crédito a un banco para una promoción de un piso que la tasadora del banco valoró en 100.000 euros. El banco, prudentemente, le concedió un crédito por el 80% de esta cantidad: 80.0000 euros. A su vencimiento, el promotor no consigue vender el piso y, por tanto, no puede devolver el crédito al banco. Ante esta situación, el banco tiene dos grandes alternativas: una, declarar al promotor como moroso y, eventualmente, quedarse con el piso y subastarlo. La segunda posibilidad es decirle al promotor que le compra el piso por un precio igual al de la deuda, esto es, por 80.000 euros. En la segunda no se apunta ninguna pérdida, ya que no está obligado a poner el activo comprado a precio de mercado, de acuerdo con las últimas normas del Gobierno sobre valoración de activos. Pero, de esta forma, los 80.000 euros quedan invertidos en un bien que no produce nada y, en consecuencia, es un dinero que no puede ir a parar a las pymes productivas que lo necesitan. Es más, nuestro banco deja de percibir intereses sobre la deuda que tenía, por lo que, para tener los mismos ingresos, se verá obligado a subir el tipo de interés a otros clientes que si son solventes”.

La cuestión se complica si asumimos el importe real de la inversión crediticia de los bancos en viviendas que ahora no se venden. El autor pone un ejemplo: “En España hay alrededor de un millón de viviendas por vender. La mayoría financiadas por la banca. Si consideramos que cada vivienda tiene un préstamo medio de 120.000 euros, resulta que tendríamos 120.000 millones de euros totalmente esterilizados. Bienes que ni producen ni son utilizados en el bienestar de las personas, además de tener costes de mantenimiento”.

¿Que pasaría si se elimina esa norma y se obliga, como siempre se ha obligado a los bancos a contabilizar sus activos a precios reales?. Pues que se liberaría mucho dinero para poder ser prestado al sector real, se ganaría en conocimiento de la verdadera situación del sector. Lo malo es que algunas entidades podrían ser declaradas insolventes. Pero, claro, si eso es así, como dicen por el Sur, lo que sea ya está aquí. Parece que no quieren aprender de la experiencia de Japón. En los próximos días escribiré sobre el paralelismo de esta crisis con la japonesa.

Ahora os dejo con estas noticias. No solo escriben de una manera peculiar algunos periodistas. también ciertos políticos. Por cierto, Montoro….