Buscando el ser normal

      51 comentarios en Buscando el ser normal

“Dios mueve al jugador y éste la pieza… ¿Qué dios detrás de dios la trama empieza?”

Jorge Luis Borges

Edmund Kemper era un joven americano de conducta modélica. Cuando su padre les abandonó, su madre le envió al campo a casa de sus abuelos. Un día, sin razón aparente, asesinó a los ancianos a sangre fría; tenía quince años. Cuando se le preguntó por qué lo había hecho, respondió que quería saber qué se sentía al matar a sus abuelos; fue ingresado en un centro psiquiátrico. Allí, el equipo de psicólogos descubrió que ese niño había sido víctima de una enfermiza presión psicológica por parte de su madre, así como que poseía un coeficiente intelectual excepcional, suficiente para ser admitido en organizaciones como Mensa.

Esa misma inteligencia le indicó cómo granjearse poco a poco la confianza de los responsables del centro, hasta acabar teniendo acceso a las anotaciones de los psicólogos en los expedientes de los enfermos. Pudo así memorizar las respuestas que estos consideraban propias de una persona “normal”. Tras un periodo de reclusión prudencial fue puesto en libertad por su excelente conducta.  A pesar de que el propio Ed Kemper solicitó encarecidamente que no se le enviara de nuevo con su madre, los psicólogos consideraron que ésta podría ser una buena terapia… Esa decisión tuvo como consecuencia los asesinatos de seis adolescentes y el ultraje sádico de sus cadáveres. Aparentemente el asesino cometía sus crímenes a modo de desahogo, pues todos los perpetró tras una fuerte discusión con su madre. Hasta que una noche, cuando la tensión se le hizo insoportable, la mató a martillazos mientras dormía. Luego la decapitó y usó su cabeza como diana de dardos. Finalmente tuvo relaciones sexuales con el cadáver y le extrajo las cuerdas vocales, para luego tirarlas al triturador de la cocina. Fue sentenciado a cadena perpetua. Pasado un tiempo solicitó que se le practicara una lobotomía, petición que le fue denegada. Hoy en día continúa cumpliendo condena en la Prisión Estatal de Vacaville, mostrando un comportamiento intachable. Entre otras actividades, participa activamente en diversos estudios sobre la mentalidad de los asesinos en serie y lee libros para los reclusos ciegos.

Aunque éste sea un ejemplo tan desagradable como extremo, nos plantea en su más cruda desnudez el enigma de la conducta humana. ¿La naturaleza sana y “normal” de una persona –es decir, lo que dignifica, da valor y sentido a su humanidad- hay que fundamentarla en nuestra inteligencia analítica, lógica y racional, o más bien en el sentir emotivo o sensitivo que nos induce a empatizar en pensamiento y sentimiento con las circunstancias de otras personas? ¿Existe realmente algún patrón que pueda resultar fiable para revelar la auténtica naturaleza de las personas? Lo cierto es que existen individuos que han perdido el equilibrio mínimo mental que nos permite considerarnos relativamente “sanos”, y sin embargo pueden aparentar un comportamiento “normal” y honesto; como de igual modo en otros casos, individuos con una emotividad anulada -no ya sólo en empatía con sus congéneres sino en el íntimo contacto con sus propias emociones o sentimientos- pueden también fingir, en ese juego de puesta en escena que no deja de ser la vida en sociedad, una actitud mimética, como de cálida cercanía.

¿Qué nos hace confiar en una persona? Inicialmente, el valor de su palabra. Con mayor o menor decepción, todos hemos experimentado los efectos de haber depositado cierto nivel de confianza y expectativas en personas de las que apenas conocíamos sólo sus palabras. Si lamentablemente su proceder termina por dar crudo testimonio de la falsedad de su actitud, ¿debiéramos considerarnos víctimas de un engaño circunstancial o deliberado, o más bien de nuestra ingenuidad por la levedad con que hemos brindado confianza y construido expectativas, basándonos en la palabra de quien en los hechos no ha dejado de ser un completo desconocido?

¿Qué hace creíble a una persona, que le otorga credibilidad? Esencialmente, que haga lo que diga y crea en lo que haga. Al fin y al cabo, la coherencia con uno mismo nos hace ser coherentes con los demás. Frente a la “comprensible” motivación de quien desde la astucia busca obtener un interés y por ello, si es preciso, seduce, engaña o miente, se da también el caso del engaño por sublimación patológica: una recreación a escala de juego de rol, que se alimenta tanto del proceder del personaje que se sabe personaje (o al menos, se supone que lo sabe), como de la reacción de quienes caen en su juego y son reducidos a meras piezas de ajedrez, ajenos inicialmente al cariz de tales engranajes.

Ante estos comportamientos tan anormales como innaturales, cabe preguntarse: ¿por qué y cómo se han enfermado y deteriorado aquellas relaciones humanas en las que un simple apretón de manos sellaba la palabra dada, sin necesidad de aval alguno? ¿Qué nos hizo distanciarnos del compromiso asumido hasta el sacrificio -“sacrificio”, en su sentido etimológico de elevar ese compromiso a “sagrado”-, para acabar en algunos casos pervirtiéndolo, atrofiándolo y reduciéndolo a una decepcionante marrullería protocolaria? Es de suponer que aquellos individuos que en las relaciones humanas pecan como norma con su palabra -al creer, en su criterio, que quien engaña de entrada gana-, proyectan en ese trato con los otros, junto con la evidencia de su conflicto interior,  su incapacidad para dignificar lo que da fe y testimonio de su valor intrínseco como persona.

Es posible que el factor represivo inserto en la educación recibida por todos para poder convivir en sociedad –aquella que nos alienta a ser siempre sinceros, salvo en los casos (numerosos) en que nuestra sinceridad pueda resultar vergonzosa, comprometedora, incómoda o molesta para el otro o para nosotros-,  fragüe en el interior de cada uno un aspecto enfermizo, que busca aislarse del contacto directo y espontáneo con el sentir natural de nuestra persona. Este proceso de huida inconsciente, que casi todos experimentamos en alguna medida, puede en los casos más extremos derivar en conductas violentas, autodestructivas o en comportamientos de patología psicótica en la interpretación de la realidad, aunque en la inmensa mayoría de las personas no suele ir más allá de una tenue como melancólica sensación con la que a veces se nos tiñe el momento de cierto vacío.

Aceptar la existencia de nuestro conflicto interior y abrirse a él sin juicios es una excelente manera de ahondar en su naturaleza, para -por medio del valor terapéutico y sanador del perdón- comenzar a recorrer el largo camino de desestructurar los rasgos limitadores y parasitarios de quien nos han enseñado a creer que es más real que nuestra auténtica identidad: aquella que refleja fielmente y con total normalidad lo que en verdad somos, y que une en su esencia, a pesar de su infinita disparidad, a todos los humanos que existen, existirán o han existido, desde los más santos a los más “perdidos”.

Buscar el ser normal implica perder (soltar) lo que nunca hemos sido.

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51 pensamiento sobre “Buscando el ser normal

  1. BORJA

    Me lleva el artículo a la reflexión sobre lo que quiero que una vida sea. Entiendo por vida ese periodo de tiempo incierto que se me ha dado para actuar en el plano actual. Tengo un inicio y tendré un fin.

    A lo largo de ese periodo de tiempo puedo ser personaje, tantos como quiera crearme. Puedo ponerme caretas que tapen lo que en mi interior soy para salir a escena a actuar. Y terminar una vida respondiendo a la pregunta «¿qué has sido?, la respuesta «todo menos yo».

    También puedo ser yo mismo, sin caretas, desde mi interior. Terminará así una vida seguro de que los actos que he dejado, aquellos que he hecho en esta vida con la que se me ha obsequiado son los míos. Dejo mis actos, no los actos de mis personajes.

    Cuando los actos son los míos, los de mi interior, existe coherencia entre lo que digo y hago. No hay conflicto entre personaje y yo, porque somos lo mismo.

    Sólo cuando mi personaje de (por decir algo), político, o abogado, o intelectual,… no es coherente con mi yo, surge el conflicto entre ambos personajes y palabra y acto no acompasan.

  2. Pau Llanes

    Excelente artículo: contenido más que interesante, preciosa forma literaria, sugestivo es poco… Gracias de nuevo por tus aportaciones.

    Ya sabes que me intereso por la extensa y densa red de interpretaciones que ha provocado el descubrimiento de las neuronas espejo, cada día más sorprendentes, y especialmente todo lo que tiene que ver con la empatía y la natural sociabilidad que tales neuronas condicionan y estimulan. En varias ocasiones he escrito al respecto en este foro, aun con todo quisiera aportar algo nuevo al hilo de tus reflexiones.

    La evidencia de las neuronas espejo, aparentemente determinista, sustenta el hecho de una sociabilidad instintiva, natural, en el ser humano. Curiosamente, el anarquista revolucionario ruso Kropotkin afirmaba ya hace más de un siglo que la ayuda mutua era un instinto moral, una ley natural y que —aun admitiendo la competencia— “en cualquier circunstancia la sociabilidad es la mayor ventaja en la lucha por la vida. Aquellas especies que la abandonan están condenadas a la decadencia”…

    No obstante, el tema de la empatía seguirá siendo uno de los territorios de fricción entre la Filosofía moral y los neurocientíficos investigadores de las neuronas espejo en el comportamiento humano y su intersubjetividad. En el extremismo neurobiológico encontramos afirmaciones inequivocamente deterministas como las de Goleman: “el que este flujo de la empatía a la acción ocurra de modo tan automático hace pensar en unos circuitos dedicados precisamente a esta secuencia. Por ejemplo, cuando uno oye el grito angustiado de un niño, la aflicción que siente impulsa la necesidad de ayudar”… También Ramachandran, director del Centro del Cerebro y la Cognición en la Universidad de San Diego, confirma tal empatía neuronal: “Decíamos, usando una metáfora, “siento el dolor del otro”, pero ahora sabemos que mis neuronas espejo —a las que llama en ocasiones “neuronas Dalai Lama”— pueden sentir, literalmente, tu dolor.”

    Algunas de las consecuencias más directas de esta empatía genérica tendrían que ver con la evolución de la especie humana. Los biólogos Robert Boyd y Peter Richerson plantean que la cooperación a gran escala en la especie humana, incluso con individuos no emparentados genéticamente fuera del grupo familiar, se vio favorecida por la selección y la lucha por la supervivencia ya que la empatía y el hecho de entenderse con los demás supondrían ventajas para todos. El paleoantropólogo Richard Leakey afirma al respecto que “somos humanos porque nuestros antepasados aprendieron a compartir su comida y sus habilidades en una red de compromisos que se cumplían”…

    Gary Olson se pregunta críticamente por qué se ha avanzado tan poco en extender esta orientación empática hacia las vidas distantes, a aquellos que se encuentran fuera de determinados círculos morales de camarillas: “Dado un mundo colmado de violencia abierta y estructural, nos vemos obligados a explicar por qué nuestra intuición moral profundamente arraigada no tiene mayor efecto de mejora, por qué no produce un mundo más pacífico”… Olson expone las opiniones de algunos autores que sugieren esta desconexión a causa de los múltiples sistemas masivos de creencias, incluidos los religiosos y políticos que intervienen en los estadios de reflexión, deliberación y decisión del ser humano en sociedad. La empatía sería el punto de partida original del que surgieron el lenguaje y la cultura, pero a lo largo del tiempo la misma cultura filtraría e influiría en el modo en que la empatía evolucionó y se ha expresado en cada tiempo… Estos sistemas de creencias tienden a invalidar los rasgos automáticos, pre-reflexivos, neurobiológicos que deberían unir a la gente. Sería pues el modo que nos educan y se nos entretiene el que evitaría, paradójicamente, que nos enteremos y/o entendamos el dolor de los demás. Estas circunstancias podrían bloquear nuestras percepciones —como una especie de spam de sensaciones y sentimientos contradictorios que nos abruman e impiden defendernos llenando nuestra “memoria moral”—, volviéndonos incapaces de reconocer y saber expresar nuestros sentimientos morales…

    El sistema de neuronas espejos, su mecánica, también explicaría las anormalidades: por ejemplo, han puesto de manifiesto las carencias de empatía en comportamientos psicóticos de sujetos que tenían dañados algunas áreas determinadas de su cerebro relacionadas con las emociones y los juicios morales.

    Te preguntabas en tu texto: ¿Qué hace creíble a una persona, que le otorga credibilidad?… Pues bien, seguramente tiene que ver con las neuronas espejos, también… Daniel Goleman, en su citadísimo libro “La inteligencia emocional”, afirma que estas neuronas detectan las emociones, incluso las intenciones de la persona con quien hablamos, y reeditan en nuestro propio cerebro el estado detectado, activando en nuestro cerebro las mismas áreas igualmente activas en el cerebro de nuestro interlocutor, creando una especie de “contagio emocional”, como si adoptáramos los sentimientos del otro. Según recientes investigaciones se ha observado que las áreas premotoras del cerebro del ser humano en donde se encuentran las neuronas espejo se estimulan y activan en mayor grado cuando las acciones motoras que vemos no están aisladas sino que pertenecen a un contexto que para nosotros tiene un significado determinado, esto implicaría una cierta interpretación neuronal e identificación de las intenciones de quienes tenemos enfrente.

    Según la “Teoría de la Mente” parece ser que cuando somos testigos de una secuencia de acciones llevadas a cabo por una persona o grupo tendemos a atribuirle a éstas algún significado, es decir a explicarnos los comportamientos de los demás de un modo consistente según nuestra propia experiencia y discurrir. Esto es así porque cuando un individuo realiza cualquier acción capta y almacena no sólo las sensaciones que le produce sino también las intenciones que le impulsaron a hacerlo. Cada intención queda asociada pues a acciones específicas que la expresan y cada acción evoca las intenciones asociadas con ella. Esta articulación de nuestro psiquismo en asociaciones “intención/acción/intención/” se corresponde por igual en nuestros interlocutores lo que provoca parecidas atribuciones de intención e interpretaciones semejantes. De esta forma, el otro atribuye naturalmente al observador la intención que tendría la acción si la realizase uno mismo. Algunos autores han visto en tales correspondencias de interpretaciones, emociones y sentimientos el origen del “contagio emocional”, es decir que un individuo tiende a sentirse tal como se sienten los que están en su entorno…

    En fin, me alargué más de lo que quería… pero es que el tema me “pone”, es un decir… Gracias por vuestra indulgencia.

    Saludos desde mi madrugada… Pau Llanes

    1. Maytreya

      Es de los pocos largos que me he leído, muy interesante, yo lo había observado pero no conocía la teoría. Las mentes se contagian, quiero entender, creo que es cierto y cuando se encuentran dos mentes opuestas en formas de procesar y sentir ¿Cuál contagia a cual?

      1. Osnofla

        La Ley de la Gravedad, Querida Amiga. La física cuántica dice muchas cosas que antes nadie se atrevía a decir.

      2. Pau Llanes

        Disculpa mi retraso al contestarte. Ya sabes, la distancia horaria…

        Buena pregunta, para hacer pensar… Primero: las actitudes y emociones negativas o positivas contagian por igual… es como el virus de la gripe, para entendernos. No obstante parece ser que la compenetración más eficaz, es decir el contagio más efectivo se da a partir de ciertos movimientos casi automáticos, sincronizaciones excepcionalmente veloces, ritmos vocales digamos más musicales. Hay que tener en cuenta que este sistema de neuronas espejo está directamente conectado con el sistema motor… Acaso estos movimientos, gestos y tonos expresan una mayor convicción y por lo tanto pueden contagiar su ánimo más eficientemente al «otro» interlocutor con el que se interactúa… Cuántas veces nos sentimos «seducidos» por ciertos gestos, leves movimientos, tonos de voz, ¿no? Ese hablar con el cuerpo, ciertas formas y maneras de trasmitir, pueden ser incluso más convincentes que los contenidos del mensaje…

        Gracias por tu atención. Espero que te vaya bien en el encuentro en el monasterio…

        saludos… Pau Llanes

  3. maribelium

    Interesante artículo, aunque es complicado responder a muchas de las preguntas que formulas.

    Añado alguna cosilla que ahora me viene, después de leerlo.

    Con respecto a lo que es «normal», existe concepto de normopatía o de normosis, que se refiere a la patología de la normalidad. Se trataría de personas que hacia fuera son «normales», pues su conducta exterior es intachable, pero están vacíos o enfermos por dentro. Se han olvidado de quienes son y viven a través de una máscara.

    Conocer a alguien lleva tiempo y supone, percibir, sentir, intuir, etc. Son muchas las dimensiones a tener en cuenta, pues las personas somos complejas.

    Además, la verdadera captación del ser del otro está ligada a la capacidad de captar el ser propio. Si vivimos en la máscara de la normalidad, nos resultará difícil mirar más allá de las máscaras.

    Con respecto a los santos y los «perdidos», ambos pueden estar en cualquier ser humano. El salto a un lado o a otro, no siempre es fácil de determinar, pero al menos, hay que dejar el beneficio de la duda y apoyarse y apoyar en el salto a la «santidad».

    Saludos y buen día

    Maribel

  4. Esencia

    Es tan fino, tan sutil ese trazo que nos separa…como profundo el daño que podemos causar y causarnos. Nuestros actos, son la creación de nosotros mismos…Se abre el telón…

    Llevar a la reflexión comportamientos, no sólo los reconocidos o llamados patológicos, no sólo el de los demás, sino el nuestro propio, nos permitirá detenernos en el significado de lo que son las relaciones sanas, en el por qué se ha hecho ley en esta vida ante tanta mente retorcida, tener que retorcer cada día más nuestro colmillo para poder sobrevivir y no ser victima de la desaprensión y falta de consideración de los demás. Es una reflexión muy necesaria, para poder revelarnos contra nosotros mismos, para dejar de justificarnos y poder reaccionar.

    El único patrón que existe es la conducta, el comportamiento. Para intentar comprender un determinado comportamiento, tendríamos antes que profundizar en los hechos y experiencias personales que lo preceden y condicionan. En esas etapas, periodos o estadios de su desarrollo y analizar si se han superado y consolidado adecuadamente, si han evolucionado, o por algún motivo se han quedado estancados. Ya que como muy bien apuntas, la infancia tiene un papel decisivo en la formación y es de ahí de donde suelen venir muchas de las causas, cadenas y esclavitudes que motivan y condicionan un determinado comportamiento, por complejo, inestable, absurdo, enfermizo o retorcido que este sea.

    En un trocito del camino comentamos un día, que una persona sin palabra es menos que nada. También he comentado alguna vez, el valor que tenia y tiene para algunas personas estrechar una mano, ese gesto para los “ganaeros” y gente de campo incluso hoy en día, sigue siendo ley. Esa palabra dada es y debería ser para cualquier persona suficiente garantía. Porque si una persona no es fiel, no es leal con su palabra, con sus relaciones con los demás, no lo será con nada en la vida y esa falta de respeto hacia la vida y las circunstancias de los demás, hacia si mismo, nos demuestra un desequilibrio en su estilo de vida que hará perder toda credibilidad en su persona. El que no lo es en las pequeñas cosas, no lo será tampoco en las grandes … ¿Cuáles son las pequeñas y cuales las grandes? ¿Hay prioridades o medidas en el valor de tu integridad, honestidad, lealtad o fiabilidad?. Una persona sin palabra, tan sólo es un mendigo de si mismo lleno de vacíos y soledades, sin tan siquiera la capacidad de determinar sus propias posibilidades o consecuencias. Es el eterno errante y a la vez único rehén de sus propios engaños, de su falta de respeto, de su falta de seriedad. Porque una persona, tiene el valor que tenga su palabra y su conducta, no existe otro valor, todo lo demás es flor de un día, luz de gas, un guion con fantasías.

    Hemos hablado en muchos artículos de la conducta, de eso de aprender a escuchar lo que hacen las personas, más que lo dicen con palabras tantas veces premeditadas, adornadas, manipuladas y falsas que demuestran que no son la cosa… Hemos hablado muchas veces de aprender a identificar esos matices que diferencian las huellas en el camino y que silentes, son la indiscutible manera de expresar lo que realmente somos. Si, hemos hablado muchas veces de ello, pero es que aprender, está visto que sólo aprendemos tropezando, tal vez porque las heridas del desengaño por profundas que estas sean, duelen menos que llegar a reconocer que tenemos que perder la confianza por completo en el ser humano y algunos, seguramente ilusos de más, nos permitimos el lujo aún hoy en día, de no querer retorcer nuestro colmillo sin antes haber brindado la oportunidad de demostrar que aún no está todo perdido en la humanidad, que si depositas tu confianza, no siempre tiene que ser traicionada, pisoteada o motivo de diversión.

    Me ha gustado mucho tu artículo. Es un inmenso honor compartir trocitos del camino, con quien te demuestra que aun quedan personas con palabra y en las que se puede confiar sin necesidad de tantos avales y certificados de garantía.

    Muchas gracias. Buenos días a todos.

    1. atati

      «Que si depositas tu confianza, no siempre debe ser traicionada», dices amiga Esencia. Ahí está la manera inteligente de comportarse por muchas traiciones que haya podido haber; no se puede sucumbir ante las decepciones porque entonces el causante de la decepción habría ganado y la persona decepcionada habría perdido para siempre.

      En el fondo habría que estar agradecido a las decepciones, porque así se aprende, se adquiere experiencia, se sabe detectar antes a los posibles engañadores; pero sin renunciar al juego, sin miedo a que igual es otro estafador, porque si así lo fuera, pues se seguiría aprendiendo, no sólo a conocerlos mejor sino también a desarrollar el desapego que te inmuniza ante las decepciones emotivas pero no te impide continuar estableciendo las relaciones humanas y la entrega de tu confianza a quien se crea conveniente aunque suponga con el tiempo otra decepción. Es un juego que si se quiere siempre se gana aún en los casos de creer haber perdido. Muchos saludos, estimada amiga.

      1. Esencia

        Ganadores y vencidos…tal vez es tan sólo una cuestión de capacidad ese aprendizaje que comentas, atati. De entender que la culpa no está tan sólo en quien disfruta engañando, sino también en quien se deja engañar, porque el ser cauto no está reñido con abrir la puerta de la confianza cuando llamen a ella, al final, siempre gana quien es autentico con su corazón y no espera nada a cambio como tantas veces nos has dicho y esa experiencia, sólo se encuentra recorriendo este camino de sonrisas y lagrimas que nos ofrece esta vida, con todas sus consecuencias. Un abrazo.

  5. Maytreya

    Gracias Juan, muy bueno, es por eso que la circunstancia de la persona tiene menos importancia que los sentimientos que percibe en esa circunstancia.
    Cuando empezabas a contar la historia del muchacho, me ha parecido que iba a hablar de Obama ya que así comenzó su historia, abandonado por su padre y cedido a sus abuelos por su madre, pero no, el final es muy distinto, y Obama también debe tener buen coeficiente intelectual, la diferencia fueron los sentimientos.

  6. Aguamarina

    Gracias Juan por este humanísimo artículo que nos revela como siempre la fragilidad humana.Personalmente,cuando empecé estudios de Psicología esta era mi gran pregunta:¿Los pensamientos o los sentimientos?O de que manera contribuyen al laboratorio de la naturaleza humana y sus resultados en esa química.No somos conscientes en ese proceso de las aleaciones que incorporamos (inconsciencia)responsable o no…y por que.Lo que creo es que cuando nos vamos haciendo mayores,cada vez más nos despojamos de ideas,razonamientos lógicos,y nos vamos quedando a solas con los afectos como único asidero,como la esencia de nosotros mismos ,espejo donde mirarnos.
    El corazón es nuestra mejor fuente de información,nuestra reserva emocional,como gestionarla,optimizarla y expandirla como foco creativo al que dirigir nuestro intelecto acaba siendo o ha sido siempre nuestro gran reto con el que la partida de la vida nos invita al juego.Es sumamente agotador tenernos que «articular»para ser socialmente «normales».Esta es la gran trampa.Creo que pensamos al amparo de lo que sentimos,si nos fallan los afectos,el sentir la unidad en el calor humano el rompecabezas está servido.

  7. Elena Enriquez Alcina

    Os traigo un ejemplo de un trabajador que cobra bruto al mes 2.975€

    Calculo Mensual.Tantos por cientos calculados sobre el bruto mensual.

    Bruto: 2.975 €
    IRPF: -595 €20%
    S.S.Trb: -203 € 6,80%
    Coste S.S.Em: 1.009 €33,91%
    Coste Em Trab X:4.781 €60,71%

    1. Elena Enriquez Alcina

      Ese 60,71% lo recauda el Estado, un 26,80% recaudado a través del bruto del trabajador y un 33.91% pagado directamente por la empresa. Al final el empresario está pagando un 60,71% al estado. Los datos son muy significativos. Y está claro que el problema nace en el Estado.

  8. MARIAJO

    La palabra, es la carta de presentación de un hombre normal. Después… vienen otras cosas, pero, sus diálogos, sus gestos, y sus miradas, deberían darnos suficientes datos para su previo conocimiento. Pero eso es una ingenuidad. Cuando ves sus comportamientos es cuando quizás se podría atisbar algo de su forma de ser y de su manera de estar entre nosotros. Mas eso, es también en muchas ocasiones una falsedad, porque el corazón del hombre es caprichoso y su mente en ocasiones irracional y pueden responder sus actitudes a patrones aprendidos y, ser sus acciones, meras aptitudes interpretativas en este teatro de títeres en el que estamos abriendonos cada uno nuestro camino. Porque, el desengaño, no tiene porqué determinar un engaño previo o meditado del emisor, sino una ensoñación del receptor que solo quiere ver y entender lo que sus valores le conducen a clasificar. ¿Pero cuantos valores hay? Porque yo me encontrado con bastantes, como trajes hechos a medida. Plurales como religiones, educaciones y constumbres familiares.
    No sabemos quienes somos, ni con quien estamos, ni como vamos a actuar o interpretar nuesto papel en cada acto de nuestra existencia. Solo nos queda dejarnos llevar por la confianza, aunque nos la machaquen. Abandonarnos a la esperanza, aunque nos la trunquen y seguir confiando que dentro de nosotros, muy dentro, hay alguien que es igual a todos lo demás. Intentar llegar a ese ser, ayudarle en su soledad, comprender su locura, apoyar su recuperación y pensar que amar, es vernos como parte de cada energía que forma este mundo. Somos tan indefensos que cualquier toque de viento puede quebrarnos y, la fortaleza, se configura mas grande si consiguimos que algún día, deje de ser individual.
    Gran artículo Juan. He disfrutado. Un abrazo.

  9. Elena Enriquez Alcina

    Disculpadme he puesto mis comentarios en un post que no correspondía. Las prisas.

    Perdona a todos y al Blogmaster.

  10. diferente

    Yo creo que la idea que lanzas en tu post es fundamental y deberías haberla marcado en rojo y subrayado, y es que si uno no se conoce a sí mismo, su laberinto emocional y mental interno, poco o nada tendrá que hacer frente al contrario.

    Tiene sentido, hasta cierto punto, retirarse en silencio a descubrirnos a nosotros mismos para centrarnos en la tarea, ejemplar y fascinante, que nos pone en bandeja nuestra propia identidad. Sin embargo, digo hasta cierto punto, porque también es verdad que el contrastar y verificar conductas y emociones con la humanidad suele ser productivo, enriquecedor y distraído..aunque también arriesgado..incluso peligroso..

    En cualquier caso bien es verdad que el ser un buen observador suele ayudar en la certera percepción del otro. No hay nada que me entretenga más que esta observación.. para mí es como una especie de meditación..

    Un abrazo Juan por tu reflexión!

  11. Alcyon

    Gracias Juan.

    Un articulo que lleva a muchas reflexiones.

    Pienso que existen pocas personas autenticas y verdaderas.

    Que funcionan pensando, sintiendo y actuando, en forma armonica y en coordinación conjunta.

    Las personas se encuentran en muchos casos, disgregadas, rotas, en pedazos, luchando unas partes con otras. Y en estas circustancias pedir coherencia en el actuar o comportarse es practicamente imposible.

    Como muy bien dices «aceptar la existencia del conflicto interior» es la clave para poder regenerarse, y encontrar al verdadero Ser que cada uno somos en nuestro interior.

    Los problemas para que esto suceda, es que la sociedad tiende a homogeneizar a todos, y no permite que se expresen las idiosincrasias, y particularidades individuales.

    Esto hace que las personas, no puedan llegar a ser ellas mismas, tratando de copiar patrones, actitudes, formas de actuar, que no son suyas. Produciendo con esto personas muy superficiales y vacias.

    La solucion es clara, crecer y madurar como personas desde su interior. En el interior de uno esta la verdadera riqueza.

    Del exterior o de otros poco se va a sacar, funcionando de una manera homogeneizada, mecanica e inconsciente.

    Corrijo, si se puede sacar del contraste, del funcionamiento de espejo con otros, pues nos permite hacernos mas conscientes de nosotros, y de nuestro mundo. Y todo esto nos ayuda a aprender y a madurar en la vida.

    1. Esencia

      “Las personas se encuentran en muchos casos, disgregadas, rotas, en pedazos, luchando unas partes con otras. Y en estas circustancias pedir coherencia en el actuar o comportarse es practicamente imposible.”

      Cuanta razón llevas Alcyon, por eso es tan importante reflexionar sobre nuestros actos, para resolver y reconocer posibles conflictos interiores unos y para comprender que las expectativas de otros suelen quedar solamente en eso. Por eso a veces, después de conseguir una necesaria distancia con un determinado hecho, es difícil saber cual de las partes levanto el telón, si el que mostró lo que simplemente era, o el que imagino la obra.
      Un abrazo.

      1. Alcyon

        Gracias Esencia.

        Concibo el desarrollo personal y espiritual, como ir, ser y funcionar, desde una mayor unidad.

        Y sino se reconocen las polaridades y oposiciones dentro de uno, estas no pueden resolverse. (esto igualmente vale a nivel social)

        En realidad la unidad tambien es la clave del desarrollo colectivo, ser una unidad de consciencia, y acción armonica y justa.

  12. vermeer

    Querido Juan:
    Excelente e interesentísimo post el que nos traes hoy, trufado de verdades, en mi modesta opinión y que comparto contigo.
    Por un lado, hablas del desfase, del desajuste que hay, en muchísimas ocasiones, en las personas entre lo que pretendemos ser, lo que aparentamos y lo que somos en realidad en nuestra esencia íntima. O como reza el dicho «las apariencias engañan». Uno de los grandes temas universales, apasionante para mí, tratado muy a menudo en la literatura y por ende, en el cine, y cuyo epítome, podría ser el personaje de R.L. Stevenson «Dr. Jekyl y Mr. Hyde».
    El gran Calderón de la Barca también habló del tema en el gran teatro del mundo, donde cada persona desempeña uno de los múltiples roles e intercambiable según las circunstancias y también, en unas ocasiones se puede ser actor y en otras, meramente espectador, según surja la ocasión.
    Pienso también que, más temprano o más tarde, todos desvelamos nuestra verdadera naturaleza interior por muy camaleónicos que podamos ser. Entonces, al ser desenmascarada, se puede caer del pedestal esa persona impostora, que no es cómo dice ser, pudiendo incluso salir malparada de la caída y fagocitada y aniquilada por su propias falacias.
    Me gustaría recordar una frase de la venerable Madre Teresa de Calcuta, que nos trajo hace poco Koldo Aldai en un magnífico post. En mi opinión es muy adecuada en este sentido: «Si eres honesto y franco, eres vulnerable. Sé honesto y franco de todas maneras». La suscribo plenamente.
    Por otra parte, el caso de Ed Kemper que traes a colación, escalofriante como todos estos casos de asesinos múltiples. En mi opinión y a pesar de que no soy psicólogo ni psiquiatra, creo que todas estas personas con algún tipo de problema mental e instintos asesinos, tienen en común infancias infelices, madres, como en este caso, que se podría calificar de castradora. En suma portan una carga emocional muy negativa y demoledora en sus tempranas vidas y que no pueden superar, al parecer, y pasan de ser víctimas a ser verdugos, creo yo. Yo he repetido muchas veces que creo que la infancia es la gran despensa de felicidad, o de desgracia, de desdicha, de nuestras vidas. Lamentablemente, como en este caso.
    Haciendo una referencia cinematográfica, si se me permite, muchos podemos acordarnos de la madre del protagonista de Psicosis de Hitchcock, por poner un ejemplo.
    A veces, la realidad supera la ficción y la vida real y la ficción se solapan en muchas ocasiones, creo.
    Por último, en mi humilde opinión, pienso que la enorme presencia e importancia que ha adquirido en nuestras vidas la aparición de Internet y sus diversas formas de comunicación, las redes sociales y todo este mundo cibernético, ha dado lugar a un tipo de relaciones humanas, en general, menos sinceras, más superficiales, dónde no ves, de entrada, la cara, la expresión de tu interlocutor, y por ello, quizás, albergue gente marrullera, como dices tú, cuya arma principal sea la falsedad, el engaño, el llevar permanentemente una máscara. Hay mucha mentira, en general. Pero, por supuesto, todo tiene dos caras, la positiva y la negativa, la dualidad presente en nuestras vidas y las nuevas tecnologías tienen un aspecto muy positivo también, simplemente por el hecho de comunicarnos con gente desconocida y amigos en lugares alejados o remotísimos de nuestro entorno. Algo fabuloso e impensable hace poco tiempo.
    Desde luego, ha dado un vuelco la forma en que las personas socializábamos antes de aparecer las nuevas tecnologías, es decir, de persona a persona, con más contacto directo con nuestros congéneres, quizás, donde damos por hecho las amistades sin egoismos, simplemente ser amigos porque sí, sin más y sin menos. Parece que cada día es más complicado hallar amigos así.
    Mil gracias y mis felicitaciones, Juan, por tu magnífico post.
    Siento el haberme excedido en la longitud.
    Un afectuoso abrazo.

    1. Esencia

      Hola Vermeer. Nos traes un punto interesante en este artículo de comportamientos y de buscar el ser “normal”. Internet, esa mina de conflictos inagotable que a la vez que desengaños, nos abre a un mundo de experiencias, poniéndonos a prueba. Un abrazo.

  13. alf-iris

    Yo me quedo con la grandeza de ese ser humano que se lanza al mar arriesgando su vida para salvar a otro. Vamos lo normal.
    Pero para que eso se lo natural, tiene que existir lo contrario, lo anti-natura…, aquello de que la oscuridad es la falta de luz… la razón por la que el ser humano lucha y habita en este estadio, y da sentido a nuestra existencia.
    Aunque afortunadamente casi siempre existe una explicación médica detrás de cada caso execrable, el bien no tendría sentido si no existiera el mal. Cada uno es libre de elegir, y de justificar sus conductas ante quien tenga que hacerlo, nada es por nada, ni somos quien para juzgar a nadie, ni siquiera a Neira y a Puerta…, podemos hablar de empatía, de mentalismo, de energía positiva y negativa y hasta de intoxicación etílica a modo de explicación, agravante o atenuante, pero la fuerza nos viene del más allá y nosotros decidimos hasta donde queremos luchar.
    Para conseguir tener 3 amigos, primero te habrán tenido que traicionar trescientos, pero por esos tres que te quedan merece la pena seguir dándolo todo una y otra vez, hasta tener al menos doce.
    Al igual que por naturaleza, el perro no come carne de perro, por esa misma naturaleza el ser humano es noble.
    La palabra es lo único que tenemos, hagan lo que hagan los demás y sean cual sean las circunstancias, como dijo Shakespeare, todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más el honor. Vamos, lo normal.
    Y que nadie se olvide que la vida es breve.
    Gracias por el artículo.

  14. verano1914

    Qué fuerte la historia de Edmund Kemper, sobre todo porque acabó con la vida de gente que no tenía nada que ver, estuve leyendo la biografía, pero si leés faltó amor en esa crianza, faltó seguridad, o sea tampoco es porque sí que se enloqueció. Yo sé perfectamente que mis limitaciones tienen que ver con lo que yo interpreté de falta de cariño, o excesivo miedo, más que con lo que uno puede tener de capacidad, o de voluntad. El afecto y la como se trasmita, es clave una autoestima sana de parte de los padres es fundamental. Y es el sí o el no de una vida más o menos plena. Obvio que tienen que haber límites, pero este chico, cuando lo era, fué tratado recontra mal. No justifico su locura y sus crímenes, si hubiera perdido yo alguien de mi familia, pero qué enferma estaba la madre, el padre,y bueno acabó todo en una tragedia que tocó no solo a su familia sino a otras. Sin duda hay que ser honestos con nosotros mismos, y es muy duro a veces reconocer nuestras cosas, pero claro también tenemos puntos positivos, producto de lo que hemos recibido. Es clave el amor de la familia, el tiempo, la paciencia, el ejemplo que haya coherencia en la familia por ej un padre sugiere no fumes porque es malo y está fumando, hay que formar y trasmitir desde alegría,cariño límites desde el ejemplo eso falla muchas veces. Me gustó el tema es interesante, gracias. Si en la familia la primer organización a la que pertenecemos y cumplimos rol de hijo padre hermano tiene que ser sana, para después proyectarnos en la vida plenamente, claro perfectos nunca vamos a ser pero felices y eso no es poco!!

  15. atati

    Bueno, amigo Juan, el tema que has traído se las trae. Dejando a un lado casos tan extremos como el del chico ése que pedía a los supuestos entendidos del comportamiento humano que no le mandaran con su madre y que en todo un alarde de eficacia profesional fueron incapaces de ver las señales emitidas que supongo debieran haber sido detectadas mucho antes de las desgracias y horrores cometidas posteriormente por el pobre pero sádico muchacho; pues decía que en casos más corrientes y molientes de los de andar por casa, y sin tener los supuestos conocimientos de esos profesionales incapaces de detectar la gravedad del problema del chico, pues obviamente es muy difícil saber quién te está dando gato por liebre hasta que un día se despista y te entrega la liebre con unas garras de felino y una cola gatuna más evidentes de su naturaleza que si hubiera maullado a todo pulmón.

    Entonces es cuando caemos del guindo y comprendemos que todo el tiempo nos había estado engañando, o aparentando cualidades inexistentes, o que todo se debía a algún tipo de interés personal tras sus maneras seductoras repletas de amabilidad, encanto, simpatía o atractivo exterior.

    Al fin y al cabo, la mayoría de los seductores suelen ser expertos en vender «su producto», y claro, cuando son descubiertos o simplemente cuando ya no les interesa seguir con el juego, pues muestran sus auténticas cualidades, que casi siempre nada tienen que ver con lo aparentado hasta entonces.

    Es muy difícil detectar a un experto del engaño, porque si no, no sería un experto, y lo único que queda es tener la fortuna de descubrirlo cuanto antes y con los menores costos emotivos posibles.

    Pero así es cómo se aprende, como bien sabemos, conociendo a todo tipo de personas, sabiendo que no es oro todo lo que reluce, teniendo la picardía de aplicar la prueba del algodón consistente en comprobar los hechos y compararlos con las bonitas palabras, y ante la natural decepción que suelen ocasionar, no perder nunca la fe en el género humano porque afortunadamente son más las personas que van de frente por la vida que aquellas expertas en el timo, aunque sólo sea porque cada vez sabemos más y es más difícil dejarnos seducir por una boquita de piñón, y eso hace que los estafadores emocionales sean una especie en vías de extinción.

    Muchas gracias amigo Juan por tu excelente artículo tan lleno de humanidad e interés por las cosas de los humanos, aunque muchas veces nos parezcan muchas cosas de los humanos como verdaderas infantiladas.

  16. Osnofla

    Bueno Juan, Querido Amigo. Un artículo interesante, dentro de tu línea de escribiente, orador del haciendo, que deja abierta la conclusión del modo de ejecutar nuestra triste vida. La inducción a cometer errores que aparecen vestidos de otras cosas, son los métodos de enseñanza que desde siglos imperan por estos, los llamados reinos…

    ¿De qué nos preocupamos? Difícil pregunta, pues si fuese fácil nos ocuparíamos de otras cosas muy diferentes a las que nos ocupan y preocupan. La palabra egoísta es la definición del ser pero en su concepto de lo global, del equipo, pues si lo plasmamos como un hecho, una realidad, individual, la verdad es que el egoísmo no existe, como tampoco el pecado, la envida y otros palabros similares, que no dejan de ser conceptos aprendidos de grandes enseñadores que fueron los que tuvieron interés claro y definido por generar estas bastas maneras del convertirnos en sus esclavos a perpetuidad. Y cuando sabiendo quien eres lo dices, nadie te cree pues te sales de lo acordado, acotado, y por ello, al no haberlo previsto se convierte simplemente en lo contrario, en lo imprevisto.

    Gracias por escribir aquello que sientes que debes reflejar para mover nuestras neuronas y hacerlas menos cómodas en su recipiente. No tenemos cura de ningún tipo, aceptamos cualquier cosa como válida, buena o mala, sin tener claro el concepto de la existencia de lo que puede ser malo o bueno. Definimos lo que nos dicen o han dicho que debe ser, pero no conocemos con criterio propio y cierto la validez de ese análisis tan superficial pero a la vez tan importante.

    Cuando en el proceder de andar nuestros respectivos Caminos, nos torcemos un pie, tobillo o nos caemos, no es culpa del suelo, de las piedras, de la tierra, del barro, del viento, lluvia o calor, el Sol y la Luna no influyen en ello, entonces a quien le hacemos responsable de lo bueno o malo de lo acontecido. Respuesta: deberíamos acusarnos a nosotros mismos de esa circunstancia y de sus consecuencias. ¿Qué es lo bueno o lo malo de este suceso? Para mi nada, ningún concepto o situación la puedo tomar como buena o mala si la miro desde la justeza de la realidad. Es lo que es, una torcedura, una rotura o una caída en mí caminar. Creo que mejor será tomarlo como una experiencia. Y aquí es donde aparece el problema. ¿Qué interés han tenido en que algo tan simple se convierta en un mal o en un bien? En muchas cosas las podemos analizar y veremos que coinciden en el todo.

    Debemos comenzar por preguntarnos ¿quiénes somos cada uno de nosotros? ¿Qué debemos hacer en nuestras Vidas? ¿Qué misión debemos cumplir? ¿Por qué tenemos que aceptar las maneras y métodos de nombrar a las cosas, los actos y hechos como buenos o malos?

    Desde que somos caminamos por senderos inciertos que nos obligan a tomar decisiones comprometidas y poco gratas a tenor de lo visto a diario. Debemos comenzar por ser nosotros y saber que somos y lo que queremos. Y para ello hay que comenzar desde cero otra vez. Lo estamos viendo a diario y no queremos oírlo, sentirlo, vivirlo. Preferimos seguir siendo marionetas que disfrutan haciendo lo que nos dicen y ya está.

    Las cosas están ahí desde siempre, el mal en su concepto, todo aquello que es negativo, son elementos, sensaciones irreales inventadas que permiten seguir manteniendo el orden establecido por quienes se aprovechan de nuestra idiotez e incultura general de lo más simple.

    Somos lo que queremos ser pues es más cómodo así que tener que trabajar para ser como deberíamos ser. Nos asusta saber la verdad y nos encontramos cómodos en la mentira. Los culpables de todo somos nosotros y solamente nosotros, ilustres crédulos “del todo mentira”.

    Gracias por el enlace de Mensa, me he divertido mucho, me han invitado para hacer el test de entrada. Será que los Locos tenemos otra manera de ver las cosas.

  17. olindico

    Al leer el artículo, me ha venido a la memoria un programa de Punset, donde un primatólogo exponía sus últimos descubrimientos sobre el comportamiento. Parece que se ha demostrado que la bondad, la cordialidad y los buenos modales, no son rasgos solamente humanos. En sus experimentos, demuestran como aquello que llamamos bondad, se dá en los mamíferos superiores como un mecanismo existente en la propia naturaleza.Llegando a la conclusión de que la bondad, forma parte de la evolución de la naturaleza. Y que lo antinatural, es actuar para hacer daño a otros sin causa que lo justifique. Es simplemente un mecanismo que tiene la naturaleza para proteger la vida, en una economía de actos y ahorro de energía. Es decir, todo ser vivo es bueno por naturaleza y la propia evolución, en su perfeccionamiento, desecha determinados comportamientos dañinos a la especie.
    Por otra parte,y como experiencia personal, he observado que un alto grado de intelecto(que no inteligencia) no corre parejo a elevados sentimientos ni convicciones de índoles espíritual. A menudo me he encontrado que suelen ser opuestos. Por supuestos he observado excepciones a ello. En las últimas décadas, se ha hecho demasiado hincapie en la formación intelectual y las normas de conveniencia para el sistema por encima de la capacitación integral del individuo, y estamos creando computadoras orgánicas en vez de ayudar al desarrollo humano y un sistema de convivencia basado en derechos y principios esencialmente humanos, que nos integren de forma natural en el mundo que vivimos. Es como si hubiéramos creado un mundo aparte del mundo. Sin darnos cuenta, de que la evolución puede tomarnos como un agente patógeno en el camino de la evolución y la naturaleza actúe en consecuencia. Creo que hay valores profundos que son más que humanos: verdad, justicia, disciplina, esfuerzo,honor, valor,sinceridad, bondad, belleza y un largo etc. que nos hacen ser humanos por encima de distinciones intelectivas y formalismos varios. lo esencial, como decía el principito, es invisible a los ojos. Pero parece que no al corazón(no me refiero al órgano físico), ese gran misterio…

  18. Charo

    Ay, esas madres que someten bajo presión a sus hijos, castrantes y desestabilizadoras, cuanto daño hacen.

    Muchas gracias por tu artículo Juan, felicidades.

  19. Eliseo de Bullón

    A nivel sicológico, el ser normal no tiene porque ser el ser equilibrado.

    Vivimos entre pulsiones de lo externo y lo interno. De ahí debería surgir el equilibrio. Pero muchas veces hay una desproporción entre ambos polos. Y con uno, no podemos compensar al otro.

    A nivel sociológico, la sociedad normal no tiene porque ser la sociedad equilibrada.

    El equilibrio no suele ser lo normal.

    1. Eliseo de Bullón

      O sea, lo normal (de norma, o lo que debería ser normal) no es lo normal (lo habitual, la que vemos alrededor).

      ¿Soy normal si soy como los demás, o soy normal si cumplo lo que mi ADN humano me pide, o sea, buscando el equilibrio interior en exteriores equilibrados?

  20. EOLO

    Tremendo el caso de Edmund.

    Gracias Juan, no pares de escribir.

    EOLO
    uuuuuuffff

  21. Tata

    Caminamos por el borde del precipicio. Mantener la senda y no caer, no depende solo de nosotros. Nuestra fortaleza y conocernos puede ser un gran apoyo, pero existen muchas más variantes.

    Debemos admitir que convivimos seres incompletos con seres completos y que la mente humana es muy muy frágil, bien por traumas, bien por procesos degenerativos. Ahí no hay bondad ni maldad, hay enfermedad.

    Sigo confiando en el ser humano (con mis precauciones de siempre)

  22. juanarmas Autor del artículo

    El germen de este escrito fue una experiencia.

    Mario Conde ha afirmado desde los inicios del blog lo que para él es pura certeza: “somos nuestra conducta”. Muchos compañeros han hecho suya desde entonces esta máxima. En lo personal, creo que en parte es así: “nos manifestamos a través de nuestra conducta”. Sin embargo, sigo pensando y creyendo que ante todo y sobre todo somos nuestra intención; intención que, como tal, es propia de nuestra intimidad y es más difícilmente manifestable, salvo en los casos en que ésta se expresa acorde con nuestra conducta. Me lo explico.

    Una persona puede mantener una conducta intachable –especialmente, un personaje público-, y sin embargo albergar en su motivación real una intención egoísta; si no siniestra. De igual modo, una persona puede tener una sana intención en su proceder, pero por conflictos personales o lazos del destino, exteriorizarlo en una conducta insana u opuesta a su verdadera intención. Por eso comentaba que para mí, al margen del aspecto espiritual o moral –de hacer el bien o aspirar a mantener el corazón limpio (o al menos, no acumular más polvo)- existe un punto aún más esencial y que es afín a todos los seres humanos que han venido a este mundo: mantener a nivel interno una sana sincronía –sana, que no idílicamente perfecta- entre lo que se cree, se siente, se hace y se piensa.

    Creo firmemente que si conociéramos las vivencias que cada uno de nosotros ha experimentado desde su nacimiento y cómo las hemos ido interpretando -si no aceptaríamos del todo algunos procederes individuales-, sí comprenderíamos al menos el grado de patología que arrastra cada persona, y podríamos entonces ser más compasivos y comprensivos con sus omisiones y actos errados.

    Como decía el Maestro en un artículo que se dedicó a la Vipassana, «todos somos potencialmente asesinos». Seamos o no consciente, lo aceptemos o no, compartimos ese fondo común; esa sombra subconsciente en la que parece ser yacen todos nuestros pensamientos como especie. En el caso de Edmund Kemper, conociendo un poco su vida, su intención parece ser menos monstruosa de la que posteriormente dictó su conducta. Y en el caso que motiva esta entrada, estoy seguro también que ha de haber una intención honesta aunque truncada por conflictos internos, manifestados en una conducta que ahora, desde la lejanía del tiempo, sigo considerando sinceramente patológicos. Pero hablando de maestros, creo que hay que reconocer nuestra incapacidad para ahondar en lo insondable de lo humano y adoptar la actitud del padre de Ram Dass, quien avejentado por el peso de los años no perdía la sonrisa interior al tener que dedicarle una eternidad y mucho esfuerzo a cualquier acción cotidiana. Según comenta Ram Dass: “Encontraba satisfacción en el cumplimiento de cada tarea por pequeña que fuera; sonreía con gusto y añadía tranquilamente: “esto es lo que hay”. Pues eso: esto es lo que hay.

    Agradezco la oportunidad que me brinda Mario Conde de expresarme, especialmente este día, así como vuestra visita; y muy especialmente, la participación de Borja, Pau Llanes, Maytreya, Osnofla, maribelium, Esencia, atati, Aguamarina, Mariajo, diferente, Alcyon, vermeer, alf-iris, verano1914, Jugador, olindico, Charo, Eliseo deBullón, Eolo, Tata… y quien se anime a compartir su opinión o experiencia.

    De vuestra participación colectiva quiero destacar lo que me llevo a mi reflexión personal:

    .- “A lo largo de ese periodo de tiempo puedo ser personaje, tantos como quiera crearme. Puedo ponerme caretas que tapen lo que en mi interior soy para salir a escena a actuar. Y terminar una vida respondiendo a la pregunta “¿qué has sido?, la respuesta “todo menos yo”.

    .- La evidencia de las neuronas espejo, aparentemente determinista, sustenta el hecho de una sociabilidad instintiva, natural, en el ser humano.

    .-“Somos humanos porque nuestros antepasados aprendieron a compartir su comida y sus habilidades en una red de compromisos que se cumplían”…

    .-“Cuando un individuo realiza cualquier acción capta y almacena no sólo las sensaciones que le produce sino también las intenciones que le impulsaron a hacerlo. Cada intención queda asociada pues a acciones específicas que la expresan y cada acción evoca las intenciones asociadas con ella”.

    .-“Existe el concepto de normopatía o de normosis, que se refiere a la patología de la normalidad. Se trataría de personas que hacia fuera son “normales”, pues su conducta exterior es intachable, pero están vacíos o enfermos por dentro. Se han olvidado de quiénes son y viven a través de una máscara”.

    .-“ La verdadera captación del ser del otro está ligada a la capacidad de captar el ser propio. Si vivimos en la máscara de la normalidad, nos resultará difícil mirar más allá de las máscaras”.

    .-“ Sólo aprendemos tropezando, tal vez porque las heridas del desengaño por profundas que estas sean, duelen menos que llegar a reconocer que tenemos que perder la confianza por completo en el ser humano”.

    .-“ Una persona tiene el valor que tenga su palabra y su conducta, no existe otro valor, todo lo demás es flor de un día, luz de gas, un guion con fantasías”.

    .-“ La circunstancia de la persona tiene menos importancia que los sentimientos que percibe en esa circunstancia”.

    .-“ Cuando nos vamos haciendo mayores, cada vez más nos despojamos de ideas, razonamientos lógicos, y nos vamos quedando a solas con los afectos como único asidero, como la esencia de nosotros mismos ,espejo donde mirarnos […]”Es sumamente agotador tenernos que “articular” para ser socialmente “normales”. Esta es la gran trampa. Creo que pensamos al amparo de lo que sentimos, si nos fallan los afectos, el sentir la unidad en el calor humano el rompecabezas está servido”.

    .-“ Solo nos queda dejarnos llevar por la confianza, aunque nos la machaquen. Abandonarnos a la esperanza, aunque nos la trunquen y seguir confiando que dentro de nosotros, muy dentro, hay alguien que es igual a todos lo demás. Intentar llegar a ese ser, ayudarle en su soledad, comprender su locura, apoyar su recuperación y pensar que amar, es vernos como parte de cada energía que forma este mundo. Somos tan indefensos que cualquier toque de viento puede quebrarnos y, la fortaleza, se configura mas grande si conseguimos que algún día, deje de ser individual”.

    .-“Tiene sentido, hasta cierto punto, retirarse en silencio a descubrirnos a nosotros mismos para centrarnos en la tarea, ejemplar y fascinante, que nos pone en bandeja nuestra propia identidad”.
    .- “Las personas se encuentran en muchos casos, disgregadas, rotas, en pedazos, luchando unas partes con otras […]En el interior de uno esta la verdadera riqueza”.

    .-“ La enorme presencia e importancia que ha adquirido en nuestras vidas la aparición de Internet y sus diversas formas de comunicación, las redes sociales y todo este mundo cibernético, ha dado lugar a un tipo de relaciones humanas, en general, menos sinceras, más superficiales, dónde no ves, de entrada, la cara, la expresión de tu interlocutor […]Hay mucha mentira, en general. Pero, por supuesto, todo tiene dos caras, la positiva y la negativa, la dualidad presente en nuestras vidas y las nuevas tecnologías tienen un aspecto muy positivo también, simplemente por el hecho de comunicarnos con gente desconocida y amigos en lugares alejados o remotísimos de nuestro entorno. Algo fabuloso e impensable hace poco tiempo”.

    .- “Para que eso sea lo natural, tiene que existir lo contrario, lo anti-natura…, aquello de que la oscuridad es la falta de luz… la razón por la que el ser humano lucha y habita en este estadio, y da sentido a nuestra existencia […]Que nadie se olvide que la vida es breve”.

    .- “El afecto y cómo se trasmita es clave. Una autoestima sana de parte de los padres es fundamental”

    .-“ Al Jugador le mueven los jugadores y Dios es la pieza”. (A lo que pregunto a jugador: “Y si Dios es omnipresente, ¿no será Dios el dios detrás de dios, los jugadores, el tablero y las piezas? 🙂

    .-“ Así es cómo se aprende, como bien sabemos, conociendo a todo tipo de personas, sabiendo que no es oro todo lo que reluce, teniendo la picardía de aplicar la prueba del algodón consistente en comprobar los hechos y compararlos con las bonitas palabras, y ante la natural decepción que suelen ocasionar, no perder nunca la fe en el género humano”.

    .-“ Nos asusta saber la verdad y nos encontramos cómodos en la mentira”.

    .- “Hay valores profundos que son más que humanos: verdad, justicia, disciplina, esfuerzo, honor, valor, sinceridad, bondad, belleza y un largo etc. que nos hacen ser humanos por encima de distinciones intelectivas y formalismos varios. Lo esencial, como decía el principito, es invisible a los ojos. Pero parece que no al corazón (no me refiero al órgano físico), ese gran misterio…”

    .- “Esas madres que someten bajo presión a sus hijos, castrantes y desestabilizadoras, cuánto daño hacen”. (Los padres son inicialmente dioses para el hijo).

    .- “El equilibrio no suele ser lo normal”. (Como una paradoja más, la anormalidad social enmascara de normalidad procederes que luego, en el individuo, crean vacío y culpa.)

    .-“ No hay bondad ni maldad, hay enfermedad”.

    Hoy es tiempo de encuentro y recogimiento para los compañeros que han acudido a la Xuntanza. Seguro que será también un éxito y una oportunidad para comprobar hasta qué punto somos más de lo que nos hacemos valer por nuestros actos. En este caso la intención es pura, como lo es también la que se manifestará con idéntico éxito el próximo fin de semana.

    ¡Que el sano espíritu de la paz y la armonía nos guíe a todos!

    Feliz y próspero encuentro.

    (Gracias y disculpad el tamaño del comentario.)

  23. Aloe

    Buenos días.

    Un artículo muy interesante. Nos cansamos de repetir, que la primera cosa que nos refleja es la palabra y así es , pero esta debe ir respealdada por unos cuantos actos más.
    Continuamente comprobamos como en el intervalo de cinco minutos la persona ha cambiado de opinión- algo que no es malo , siempre que sea para mejorar- pero por desgracia no suele ser el caso. Asi todo siendo , seres humanos llenos de inesactitudes, es posible que algo fundamental nos falte.
    La ausencia de humildad en nuestros actos, hace que siempre nos refiramos a ellos en lugar de a nosotros, ya que me parece que esa madre, no es «esa madre»… siempre señalamos. Es lo que no entiendo de todo esto.
    Aceptar el conflicto de nuestro interior e intentar comprender que tanto lo bueno como la malo radica en nosotros… debería ser motivo suficiente para no tener que juzgar a nadie e intentar mejorar nuestro propio yo.

    Creo que perdemos mucho tiempo sacando conclusiones sobre la conducta de los demás.
    Y dando por hecho determinadas actitudes, cuando apenas nos conocemos a nosotros mismos.

    Es una modesta opinón.

    Buen Fin de semana, saludos al foro.

    Gracias Juan por el excelente artículo.

    Bsa, aloe.

  24. Charo

    Me encantó el artículo, los comentarios de nuestros compañeros, y el colofón que le has puesto. Precioso.
    Un abrazo Juan.

  25. Manolo Franco

    En la tarea de buscar el ser normal ¿(buscar a un ser normail, o buscar ser uno mismo normal?), lo mas «normal» que vamos a encontrar es que no existe.

    Nadie es normal. La diferencia entre los «buenos» y los «malos» es que los primeros mantienen unos códigos de conducta, basados en una serie de valores, o de temores, que les obligan a no salirse de lo «normal», mientras que los «otros» no tienen esos valores, o esos temores. Dicen los entendedidos que todo lo que no es lo uno o lo otros, suele obedecer a algún tipo de trastorno transirorio o enfermedad.

    Y entonces cómo sabemos si alguien es «normal». Pues el resultado de su conducta te permitira conocer su comportamiento, pero eso no implica que no te engañe, ni que no quiera engañarte, o que nunca lo hará.

    En mi caso, yo doy la oportunidad que me engañe, hasta que esa oportunidad se malgasta, y entonces no hay otra, o de haberla, sera porque a mi me interese y ya contare yo con las debidas reservas para que ante un nuevo engaño no me vea afectado.

    Lo que no se puede hacer es correr riesgos con personas con la única garantía de su palabra, porque las personas, como decia Forres Gump, son como una caja de bombones, y nunca sabes lo que te vas a encontrar.

    Por ejemplo, yo no organizaría unas vacaciones con alguien a quien no conozco personalmente. 😉

  26. alicia gonzalez

    Gracias por tu post, el cual está magníficamente expuesto. Pudiera ser que la clave estuviera en que nos tomamos demasiado en serio. O, como bien dijo G. K. Chesterton:
    Los ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos con ligereza..
    La fantasía nunca arrastra a la locura; lo que arrastra a la locura es precisamente la razón. Los poetas no se vuelven locos, pero sí los jugadores de ajedrez.
    Saludos.

  27. Marien

    Gracias Juan. El relato comienza,
    “…Cuando su padre les abandonó, su madre le envió al campo a casa de sus abuelos…”
    Tras leer las aportaciones, me sorprendo, se busca y encuentra diversos culpables, en toda la historia. ¿Pero la raíz no es el abandono del padre?. ¿Se encontraría ahí realmente todo el desarrollo e implicados posteriores?. ¿Habría sucedido lo mismo si el padre no les hubiera abandonado?. ¿Porque eludimos el origen, el comienzo, intentado encontrar justificaciones en actos consecuentes que originan la historia?.
    Claro, que en toda la historia, se deja entrever, que la castradora, malvada, es la madre. Supongamos que los actos de la madre, hubieran sido los detonantes de abandono del padre. Bien. ¿Tenia que abandonar también a los hijos, digo el padre?. ¿Veía y se relacionaba Edmund Kemper con su padre? ¿Fue el padre el que proyecto en su hijo el odio desencadenando los hechos posteriores?. ¿Que no acepto Edmund de su vida y por qué?…
    El titulo del articulo, es muy sugerente, “Buscando ser normal” ¿quien comenzó la anormalidad, si no el padre?.
    Saludos.

    1. juanarmas Autor del artículo

      Realmente no sé quién fue más culpable de esta situación: si el padre, la madre o el propio Edmund Kemper. Quizás nadie fuera culpable. Quizás, parafraseando el interesante comentario de Aloe, ninguno supo aceptar su conflicto interior, con sus luces y sus sombras, y prefirieron sacar conclusiones sobre la conducta de los otros, dando por hecho determinadas actitudes, cuando apenas se conocían a sí mismos.Vivimos en una sociedad que emplea el juicio como un látigo y que nos enseña y adoctrina a convertirnos en nuestros propios carceleros.

      Creo que Manolo Franco también señala en la misma dirección cuando afirma que: “La diferencia entre los “buenos” y los “malos” es que los primeros mantienen unos códigos de conducta, basados en una serie de valores, o de temores, que les obligan a no salirse de lo “normal”, mientras que los “otros” no tienen esos valores, o esos temores. Lo comparto. Sucede que hay casos -que no necesariamente tienen que derivar en conductas manifiestas autodestructiva o violentas- en que la persona no es consciente de la naturaleza del miedo que le limita a abrirse al mundo. Si tengo miedo a las serpientes puede consultar a un profesional e intentar varios métodos, pero si no sé si quiera la naturaleza del miedo que afecta y distorsiona mis percepciones, mis pensamientos, mis sentimientos y mis emociones, ¿cómo se cura? : )

      Creo que alicia gonzalez da en la clave cuando señala que nos tomamos demasiado en serio. Volviendo al inicio del hilo, Borja lo hilvana al recordar lo que constantemente olvidamos: que todos los que hoy estamos poblando el planeta estaremos muertos en menos de cien años.

      Y sí, siempre: vivimos y somos convertidos en una sociedad que emplea el juicio, la culpa y la condena permanentemente.

      A las preguntas que planteas no tengo respuesta, si bien es cierto que el enfoque dado en el texto es el que apuntas. Fue el que ha dado el propio Edmund Kemper y quienes vivieron ese caso. También, el del documental por el que tuve conocimiento de su caso. Puede verse en internet. En éste trozo, el inicio del documental, se centra en su infancia, si bien hay aspectos que quizás para las personas que les afecten estos temas puedan resultar hirientes.

      http://www.youtube.com/watch?v=79TtN_aGaa4

      Gracias.

      1. Charo

        Acabáramos, visto el enlace que envías, mi criterio sobre el caso da un giro de 180º. Se trata de un esquizofrénico, entonces esto convierte a su madre en víctima,no culpable de nada, como no lo sería si en vez de esquizofrenia tuviera diabetes, no se puede hablar de normalidad cuando se trata de enfermos mentales. Son individuos con los que la convivencia es imposible sobre todo para los familiares más cercanos.
        La esquizofrenia es una enfermedad de carácter endógeno, no exógeno, no es una personalidad vulnerada por presiones familiares ni ningún factor creado por el entorno.

        Realmente, creo la persona más autorizada para opinar sobre este tema es Maribelium, que sin duda habrá tratado a más de una persona así.
        Un abrazo.

    2. Charo

      Marien, capítulo aparte de que es condenable que un padre abandone la familia, si el sujeto central de la historia es un enfermo aquejado de esquizofrenia, con abandono o sin abandono del padre, no hubieran cambiado las cosas respecto a su enfermedad. Como digo más arriba, ese tipo de enfermos no lo son por razones exógenas como comento a Juan en un ulterior comentario.
      Un abrazo.

  28. RicardoB

    Gracias por estimular a nuestra conciencia con algo tan complejo como determinar lo que es normal.

    Por suponer o especular, creo que mientras mas afinidad sentimos con los demás, mas normales nos sentimos y al contrario, mientras mas separados o diferentes nos sentimos de los demás, mas anormal se nos puede ver.

    Parece ser que el humano siente una necesidad de ser igual a los demás, esto le proporciona la seguridad de que su conducta e intención son afines a los del colectivo con el cual convive. De hecho, el que sienta la individualidad como algo que lo distingue del colectivo, ya se puede identificar tanto en pensamiento como en conducta como algo anormal, y esta diferencia, hasta que se logra asimilar, suele llevar un cierto componente de dolor existencial. Conlleva aprender a hacer las paces con el yo soy distinto, aunque sea poca la diferencia.

    Cierto es que entre la apariencia exterior de normalidad y la vivencia interior, puede existir un abismo, como lo reflejas en el caso de el desafortunado Edmund Kempner. De aquí puede nacer la frase «las apariencias engañan».

    En una cultura social en donde el engaño, la seducción, la ilusión y la verdad se confunden con suma facilidad, poder definir objetivamente lo que es normal puede ser un arma de doble filo. Para los alemanas, mientras Hitler ganaba la guerra, era normal seguirle ciegamente… me parece que lo de «normal» merece mucho cuidado.

    Como siempre, tus aportaciones son un valor normalmente muy valioso en este foro, Gracias juanarmas

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  30. alf-iris

    Siempre buscamos culpables en lugar de intentar poner todos los medios a nuestro alcance para que esa clase de hechos no vuelvan a ocurrir, o mejor, buscar nuestra parte de culpa y aplicar la empatía con los causantes si es que realmente creemos que todos formamos parte de un mismo todo.
    Entiendo que probablemente estemos ante un trastorno esquizofrénico o cualquier otra enfermedad similar que justificaría lo injustificable, pero si así no fuera, yo creo que los culpables seríamos todos nosotros, más aun si tenemos en cuenta el cúmulo de circunstancias que acompañaron a esta persona desde pequeña y lo fácil que es convertir algo frágil en monstruoso, lo bueno en lo malo y la paz en violencia.
    La ira es el origen de toda violencia y aparece sobretodo en las personalidades más frágiles, cuando éstas son objeto de burlas desde el colegio, o estan presas dentro de un físico no deseado como es el caso de Edmund Kemper, abandonado por su padre, despreciado por su madre y por toda su familia.
    Su enorme complejo de inferioridad le hacía sentirse odiado por el mundo, al cual concibe como su mayor enemigo, esa circunstancia alimentaba su saña y su ira, que sólo podía descargar a través de sus víctimas, algo muy típico de los asesinos en serie. Nosotros creamos este tipo de demonios, no hace falta buscarlos en las calderas del infierno, esas son las auténticas fuerzas del mal, las que realmente existen. “Hágase tu voluntad…” no la de mi personalidad humana.
    No sólo somos conducta e intención. Somos Voluntad, intención y conducta, precisamente la intención y la conducta muchas veces son las que nos desvían del camino.
    Gracias por el artículo y por el posterior post Juan.

  31. Auxi

    Me encanto este articulo.

    Si lamentablemente vivimos en una sociedad donde ser sinceros con los demás es malo, decirle al otro la verdad, lo que hace que la mente engañe al engañado, cuando la mente desea realmente otra cosa.
    También, se ha creado esta conducta porque vivimos con miedo y solo queremos oír mentiras de nuestra realidad.
    Yo sufro mucho y hago sufrir a los demás ya que siempre digo la verdad.
    Somos todos culpables, por eso imternet, se ha convertido en un exito ya que las personas dicen y hablan sin miedo, tal cual lo sienten.
    Vivimos en una burbuja de mentira, de complacencias inutiles, de miedos escondidos, de miedo a ser rechasados.
    Todo eso es no ser normal, ser normal es ser tu mismo, ser tu mismo es quererte, es ser feliz.

  32. Socrates

    Cuando el hombre pierde, al mismo tiempo, la perspectiva del fin y sentido último de su vida, quedan así sin respuesta las preguntas más fundamentales que quizá, no supo hacerse así mismo el prójimo Edmund Kemper: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte y el crimen que, a pesar de tantos «progresos» técnicos subsisten todavía? ¿Qué valor tienen las «victorias» logradas a tan caro precio de incluso, deshumanizarnos sin darnos ni siquiera cuenta de ello? ¿Qué puede dar el hombre a la sociedad? ¿Qué puede esperar de ella? ¿Qué hay después de nuestra muerte y de la de nuestros prójimos y compañeros de camino? Sin duda, quiénes no sepan responderse ni hacerse las anteriores preguntas, no sabrán plantearse éstas otras que están en la base de todo ser moral: ¿Cómo debo ser? ¿Cómo debo vivir? ¿Qué es lo que debo hacer, o debo evitar?. Así, la quiebra moral de nuestro tiempo no es sino expresión de una quiebra más profunda: la quiebra del mismo hombre. Gracias por Juan por tu interesante y original artículo.

    P. S.: Ted Bundy, otro afamado asesino en serie estadounidense, trufó su cadena de execrables crímenes con la salvación de morir ahogado de un niño ante la mirada de los padres del menor. Y yo me pregunto, para el padre y la madre de aquél niño socorrido por el criminal, ¿Ted Bundy será bueno o malo? 🙂 🙁 Qué paradójico es el ser humano…

  33. Angeles

    Juanarmas, gracias por tu interesante artículo. Pero en él veo dos temas diferentes:

    1.- El caso de un ser aparentemente normal o super normal (un genio con una inteligencia muy elevada), cuya personalidad se transformaba periódicamente tras una discusión con su madre, en un asesino.

    2.- La posterior reflexión que haces sobre la coherencia, y sobre el equilibrio interno entre el triángulo de oro o trígono ígneo o de fuego, que los cabalistas, los rosacruces y tantas órdenes secretas practicaron: Cabeza, corazón y manos, unidos en una misma acción, o lo que es lo mismo: inteligencia o raciocinio, emoción y actos, unidos en la misma acción. Esa conducta unitaria nos confiere equilibrio interno, pero siempre que esté rozando el Dharma o la Ley, la Justa acción, la correcta acción, esa que según dijo Emmanuel Kant, la podriamos convertir en universal porque sería buena para toda la humanidad. El equilibrio , la unidad es importante, pero esa unidad tiene que estar dentro de la Recta Acción o de la Buena Accion que denominaría Kant a esa acción que podríamos universalizar.

    Así que además de que el trígono ígneo esté en perfecta armonía, este triángulo tiene que estar enfocado en la Recta Acción o Dharma.

    Y nos preguntamos: ¿Hay alguien que esté ne la Recta Acción, hay alguien que sea bueno?. El Maestro Jesús contestó a esa pregunta cuando un discipulo le llamó Buen Maestro, y él contestó: No me llames bueno, pues bueno solo es mi Padre que está en los Cielos. Parece que en esta tierra no hay nadie bueno, quien más o quien menos tenemos defectos, tanto a nivel físico (miopía, sordera, pies planos, etc) como a nivel psíquico (más extravertido que introvertidos, demasiado emocionales o demasiado mentales, dependientes, nos sobra autoestima o nos falta, etc. etc.)… En este mundo imperfecto solo hay criaturas imperfectas, pero que en base a esa imperfección están continuamente evolucionando hacia estado de conciencia más elevados, cada vez más perfectos.

    El caso de Edmund Kemper, raro entre los raros (no abunda, gracias a Dios), es el caso de una persona inteligente (por encima de la media) y que a raiz de algunas pequeñas discusiones, se dedica a asesinar. Esto se podría entender porque ocurre dentro de él una gran transformación de su personalidad, como si una entidad que no es de este mundo se apoderara de su cuerpo y su mente, y cometiera los mayores delitos. Quizás un caso de doble personalidad o de enajenamiento mental, como si de una invasión de otra entidad se tratara.

    La psicología aún está en pañales, sobre todo despues de haber querido ser muy científica , para ganar puntos frente a su hermana la medicina (que estudia el cuerpo físico), mientras que la psicología debe estudiar los cuerpo sutiles (mental y emocional), por ello debe estar ahora bien abierta a todos los descubrimientos de la física cuántica, cuando nos dicen que todo está en nuestro interior, y que cada uno fabrica su propia realidad. ¿Realmente la fabrica uno solo o en connivencia con otras entidades invasoras : mentales y emocionales, que la ciencia todavía no ha descubierto?.

    Me temo que estamos en un mundo misterioso, y me inclino a pensar que hay entidades de energía mental y emocional, que no conocemos, producto de poluciones tóxicas, de emanaciones humanas , que a lo largo de los años se han reunido. Algunas Escuelas de pensamiento, las llaman Egregores, o cuando son muy grandes: Arcontes, que invaden a algunos seres humanos débiles o en periodos dificiles de su vida.

    Juanarmas, escribes muy bien, me ha gustado mucho tu artículo. La ciencia tiene ante sí muchos misterios, y no debe ponerse anteojeras que le impidan ver la sorprendente realidad que nos rodea.

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