Un Asiento en el Camino

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En un campo andaluz, en las tierras de María Santísima, en un singular paraje situado mas o menos a mitad de camino entre la ermita de San Benito, de devoción festiva creciente, y la dedicada a la Virgen de Aguas Santas, aguas que dan vida a un arroyo al que le llaman el Siete Arroyos y a una Hermandad que presume ser la mas antigua de Andalucía, encontré un pago, como dicen en castellano antiguo, un sitio que en los viejos mapas figura como “asientos de Sevilla la Vieja”.

En las localidades cercanas los mas agrietados por la edad aseguran haber escuchado (los andaluces utilizan constantemente esta palabra,) comentar algo sobre ese sitio, sobre esos asientos, pero sin que fuera nadie capaz de esbozarme siquiera un leve apunte de qué era un asiento y menos aún de si por allí existió o no una Sevilla a la que decían La Vieja. De haber existido, ¿que tipología tendrían sus habitantes?. ¿Alguna comunidad especial?. Una vez que me formulo una pregunta que me interesa degluto mal convivir con la ausencia de respuesta de minima confortabilidad. Me siento incómodo. No me gusta nada no saber. Se entiende: no saber de lo que me interesa. De algunas cosas no sólo no me importa sino que me ejercito en el ignorar. En esos asuntos menores aplico la máxima de San Juan de la Cruz: toda ciencia trascendiendo…

Pero en este asunto de Los Asientos ando revuelto por dentro y por fuera buscando información. No es de hoy, claro. Uno se convierte en peregrino de variadas certezas que reclama consumir para eso que llaman serenarse. Con Javier León exploramos algo el territorio tiempo atrás, pero lo mas que alcanzamos fue una aproximación iniciática. Quizás asiento -me decía Javier- se refiera ahora a un alto en el camino, a un lugar de descanso en el caminar espiritual, un pago de referencia entre la mítica Montaña de los Angeles y la mas prosaica ciudad a la que llaman la Vieja Sevilla. Puede ser. Tiene algun sentido. Seguimos. Continuo. He contactado con un catedrático que seguramente me podrá arrojar luz sobre el enigma.

En todo caso es cierto que en todo caminar el momento de reposo y meditación forma parte esencial del camino. Detenerse en quietud. Ayer lo comentaba con una amiga acerca del valor de la llamada meditación: si simplemente te sometes a una quietud absoluta por un minimo periodo de tiempo y procuras separarte de tus pensamientos, con eso, solo con eso, ya avanzas, ya caminas. El valor de la quietud….

Precisamente ayer, mientras esperaba para asistir a una consulta médica a quien se sometería a ella, miré con indiferencia hacia la autopista de A Coruña. Siete de la tarde de un día cualquiera. Tráfico de cierta intensidad en dos direcciones. Una vía, dos direcciones. Teóricamente unos iban y otros venían. ¿Quien define el ir y venir?. Un punto de referencia. Imaginé la existencia y sus dos direcciones, vida y muerte. No me atrevía a ponerle nombre a ninguna porque en ambos casos vivir/morir es parcialmente ir y parcialmente volver. Cuestión de punto de referencia. Nada más. Es así como al ascender al plano Superior las referencias relativas se difuminan, carecen de sentido. Vivir y morir…vibraciones de la existencia. Estremecimientos del absoluto. Sentí que en demasiadas ocasiones los humanos nos convertimos en consumidores de anédcotas que gustamos de elevarlas a nuestras particulares categorías…

Acudimos al examen de una medicina basada en la concepción integral del individuo. (Dr. Carvajal y Moriano) Hablaremos de ella dentro de poco porque es asunto mayor. (Profundicé a raíz de la enfermedad/muerte de un ser muy querido para mi). Luego, al regresar a casa, antes de acostarme, leí un correo de alguien que visitaba nuestro blog. Se sentía cerca de nuestras inquietudes pero -decía- carente de los conocimientos necesarios para penetrar en nuestro mundo.Aseguraba que, incluso, en ocasiones le resultaba complejo acostumbrarse a nuestro lenguaje. Demasiado elevado, decía…. Sentí que se fuera, que no se atreviera a continuar en nuestro circulo porque presentí que tenía algo que aportar a todos nosotros y, desde luego, a sí misma. Presiento que volverá. Alguien dice que somos adictivos…. Sí, volverá.

Pero se asustó. ¿Asustamos?. ¿Son nuestros asuntos y nuestras palabras capaces de asustar?No estoy seguro de que sea así, pero me asaltan las preguntas. ¿Nos elevamos en exceso en el verbo y contenido?.

Este blog nació para ser útil. ¿Lo estamos siendo?. ¿Nos alejamos en exceso?. ¿Nos situamos en alturas capaces de provocar vértigo?. Yo no lo siento así, pero no soy yo quien cuenta porque no nació para serme útil exclusiva ni preferentemente a mi sino a otros. A los otros.
Claro que soy consciente de los otros soy yo, los otros somos todos, porque la fragmentación, la separatividad, es solo un desenfoque de la mente fragmentaria.

Por eso hoy quiero detenerme en este Asiento de nuestro caminar y preguntaros, porque sois coautores de este producto. ¿Estamos siendo útiles?. ¿Nos concentramos en exceso en eso que llamo Cosas del Camino espiritual?. ¿Lo hacemos de manera que pueda resultar beneficiosa para otros o nos dispersamos en temáticas que consumen un exceso de abstracción?.

Gracias a todos