Del asco, las sílabas, las palabras y…otra cosa seria

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Al final conseguí llegar a Madrid sano físicamente y ¿salvo?, pues depende de qué. Lo de Orense, como os dije, fue bien en la conferencia -asistió uno de los asistentes al blog a quien conocí personalmente al finalizar- y en la cena de la que os di un breve apunte ayer. Me sorprendió la franqueza con la que uno de los asistentes se desenvolvió en sus intervenciones, precedidas de una reflexión que en gran medida comparto:-”Sabes Mario…En mi estado actual lo único que me ata al propósito de vivir es la curiosidad…la curiosidad por saber de lo otro….”

Pero, al margen de ese planteamiento, al descender a campos mas terrenales, por decirlo de alguna manera, y visto lo visto durante el acto de la conferencia y en las intervenciones posteriores, se adentró por un camino aparentemente duro, sobre todo para recorrerlo así, sin mas, en directo, sin preparativos de ninguna especie. Reflexionaba al tiempo que hablaba y por eso se interrumpía a si mismo, como si quisiera perfilar la idea, esculpirla de modo que acrecentara su inteligibilidad y redujera su dramatismo:

-”Si…claro…lo que pasa es que tú tenías que estar muerto….solo así se entiende lo que hicieron…no tiene sentido que sigas vivo….Ese es el fallo..”

No pareció sorprender al auditorio algo tan intenso. Al contrario, otro de los asistentes, sin poner ningún grito en ningún cielo, se limitó a contribuir al debate con otra frase digna de la mejor de las atenciones.

-Seguro que lo intentaron, o a lo mejor pensaron que Mario mismo lo haría..:Ahora ya es tarde. No pueden hacer nada. Se les volvería contra ellos…”

Ya os imagináis que con semejantes ingredientes la cena careció de desperdicio. Mi tierra gallega dispone de un catálogo relativamente generoso en la tipología de humanos que produce, pero abundan aquellos que rehuyen el drama en la forma para vivirlo en la esencia, esto es, sin ruido, sin griterío, con un silencio contenido en el que cada palabra es un consumo de energía que puede resultar superfluo y hasta demoledor.

Confieso que estoy de acuerdo con la reflexión. Sí, el guión era ese. El modelo del Sistema, de todo Sistema, desde que existe el mundo creado por el pensamiento humano, se reproduce a sí mismo y siempre incluye la destrucción física como respuesta a eso que Juan XXII llamaba “el saber inconveniente”. Unas veces es escandalosa y ejemplar, como la hoguera, otra mas angosta de miras, como el fusilamiento al amanecer, y una tercera, la del siglo XX, menos sanguinolenta porque se reduce -es un decir- a eso que llaman muerte civil, a tratar por todos los medios -nunca mejor utilizada la expresión medios- que un sujeto desaparezca cuando menos del área de influencia social. Pero, admitámoslo, la muerte física es mas expeditiva, mas eficaz, y si conseguimos que parezca un accidente….Si queréis algún día hablamos de este sórdido territorio. ahora volvamos por los fueros las dos habitaciones de ayer.

Se me ocurrió mentar la diferencia entre emociones y sentimientos y reducir a las primeras a la dimensión de pensamientos. El ejercicio provocó la nutritiva discrepancia en los comentarios. George Borges señalaba que “no me es difícil hablar de mi camino. Solo son palabras. Tampoco distingo entre sentimientos y emociones. Pertenecen a una parte de mi y no tienen mayor elaboración. Surgen solos, sin mi autoría. Van conmigo, como mi cuerpo, que me ha sido dado, sin pedirlo yo. Son rudimentos que me vinculan al placer y al dolor”. No, creo que no, disiento. Bueno, disiento en cuanto a los sentimientos, y me sumo contento en lo que a las emociones se refiere. Pero es que el eje central de ayer, el que mas terremoto interior pareció generar, residió en la palabra “asco”. no tanto en la reflexión del monje, como en la utilización de un término que sonaba a excesivamente duro. ¿Duro?. Si duro, porque produce miedo, y un miedo que vive en una gama nada despreciable de variedades.

Joaquín Tamames “Más que asco, y volviendo a “El jardín de los senderos que se bifurcan” podemos ser conscientes de nuestro “innumerable contrición y cansancio”. Esta contrición, este cansancio, incluyen ya el asco sin necesidad de obviarlo y explicitarlo de un modo tan patente y también un poco obsceno, en mi opinión. Así que asco puede que si, pero con potencial divino.”. Bueno pues no tengo inconveniente en sustituir asco por contrición si con ello se reduce la obscenidad, pero flotamos en la forma, en la inocuidad de las sílabas, porque si sabemos qué queremos decir, lo de menos es el acoplamiento de una sílabas con otras. A mi la palabra asco no me parece obscena, ni siquiera me da asco. Es lo que es. Solo eso.

Seamos sinceros y admitamos como dice Cioran que el sendero que deja el hombre en su recorrido por la Historia no es precisamente para dedicarle un aplauso preñado de fervor. Y, como alguien dice en el blog, si no empezamos por llamarnos a nosotros mismos por nuestro nombre no conseguiremos entendernos. Superemos las palabras. Incluso los conceptos. Acudamos a lo que llamo la dictadura del hecho. Cuidado con refugiarnos en la estética vacía de la sonoridad lingüística. A los hechos. Identifiquemos el hecho. Aislemos los juicios de valor que en la mayoría de los casos forman parte de su estructura. Despejemos las creencias. A los hechos. Es difícil, claro que lo es. Pero….

Permitirme que traiga a colación ahora lo que pronuncié en alta Voz el pasado Septiembre en el acto organizado por la fundación Ananta en Madrid con asistencia de mas de dos mil personas.

“Admitámoslo. Algo está fallando. Y o falla Dios, los dioses o…..Fallamos nosotros. Los humanos. He vivido y convivido y hasta en cierto modo participado con la brutalidad del humano contra el humano. He visto como en sus conductas el ansia de poder, de dominación del hombre sobre el hombre en ocasiones se vestía de codicia, en otras de crueldad, en algunas de odio, en otras de sadismo. En fin, notas de la sinfonía de la violencia. Y confieso humildemente que en alguna ocasión, cuando he sufrido en mi carne y la de mis seres queridos las notas mas agudas de la violencia, me he sentido perdido buscando por qué esa actuación del ser humano. Y al replegarme a mi interior, al buscar dentro de mí-mismo explicaciones a lo que sucede fuera, me encontré de golpe con el valor del sufrimiento.
Porque no hay camino que necesariamente conduzca a la verdad. La verdad es solo una experiencia Y el sufrimiento es camino de la verdad. Creo que el verdadero sufrimiento, el que tiene su origen en nuestro reconocimiento interno, es el caldo de cultivo en el que pueda fermentar el verdadero amor. Nadie que no haya sufrido intensamente debería ejercer un miligramo de poder. Todo el que ha sido capaz de soportar lo insoportable y de congratularse con lo inevitable, es capaz de una forma de amar diferente, en la que no hay perfiles, en la que no existen dos, ni siquiera uno, sino un ninguno, un retorno, consumido nuestro espacio tiempo, al anonimato del Silencio del que también se compone la Eterna Melodía. Porque el amante de la verdadera música se congratula con los instantes de silencio que habitan entre sus notas.
En el camino del espíritu, en la introspección, en ocasiones tenemos que ser capaces de superar un cierto asco que sentimos al contemplarnos de verdad. Avanzamos a base de reconocernos en nuestra propia pequeñez, lo que constituye el pórtico imprescindible para identificarnos, después, en la grandeza de pertenecer a la raza humana.
Existe la violencia porque somos violentos. Admitámoslo. Existe la codicia porque somos codiciosos, admitámoslo. No nos neguemos. De hacerlo no avanzaremos.
Nos hemos dotado de un sistema de convivencia edificado sobre formas ostensibles de violencia. Nuestras instituciones y nuestra vida diaria rezuman violencia

Porque cuando un medio de comunicación relata como hechos lo que solo son intereses espurios, eso es violencia

Cuando los políticos adoptan decisiones basadas en la mera conveniencia y al margen del interés de la humanidad, eso es violencia.

Cuando los encargados de administrar justicia se pliegan los deseos del príncipe y violentan el derecho Natural y la norma escrita, eso es violencia.

Cuando rechazamos a seres humanos que atraviesan continentes movidos por el hambre en base a su pertenencia a supuestas culturas extrañas, eso es violencia

Cuando se financian proyectos solo edificados sobre una avaricia sin mas sentido que el de la acumulación, olvidando y marginando a las necesidades reales, eso es violencia.

No quiero seguir. No hace falta. Si nos quedamos en silencio con nosotros mismos un rato cada mañana veremos, si somos sinceros, su gigantesca extensión. Y lo peor es que vivimos acostumbrados a esa violencia en una sociedad que la consume. No la sufre sin mas, sino en ocasiones la consume de modo voluntario. Esto sí: esperando, suplicando que la violencia que se aplica sobre otros, que la ve de manera ostensible, no le salpique a ellos…Mientras sufran otros….

Y no sabe que no hay otros, Todos somos una unidad. Nada que sucede a un ser humano deja de sucedernos a nosotros. Somos actores, escritores, tramoyistas y espectadores de la obra del vivir de nuestra humanidad. Y artificialmente nos separamos. Cuando solo protestamos de palabra, sin mas, sin actuar, frente a todas estas muestras de violencia, estamos siendo cómplices de la violencia.

Es claro entonces: al pensar como hombres, a definir nuestra vida en base a la falsa personalidad, nos convertimos en codicia y violencia. En la serenidad de nuestro verdadero yo, en el interior del espíritu, esos atributos no existen, porque, como dije al comienzo, la violencia no existe en el corazón de Dios, sino solo en la mente de los hombres.
Parra erradicarla, para ser como realmente somos, tenemos que alejarnos del modo de pensar de los hombres y acercarnos al modo de pensar de Dios. Fundirnos en él, en terminología de Pablo.
Y todo eso se resume en una frase: la limpieza del corazón. Basta con ser limpios de corazón. No se necesita mas. Ni menos. Porque todos nuestros actos limpios se traducen en Humanidad. Todos nuestros actos sucios, ensucian humanidad. Porque nuestra conciencia individual es solo vibración de la conciencia de la Humanidad. Nada mas. Lo sepamos o no.
Por eso la limpieza de corazón, el lenguaje del corazón, nos permite ascender en niveles de conciencia.

No creamos que es metáfora ni mera literatura. Es realidad. Si yo quiero que viva en mi corazón el ser no encarnado a quien amo profundamente y en cuyo amor me inspiro para seguir amando a otros seres, tendré que tener el corazón limpio, de otro modo no querrá vivir allí.

“No endurezcáis vuestros corazones” dicen los cistercienses cada mañana desde hace mil años
Por eso si queremos paz y erradicar la violencia, la respuesta es la limpieza de cada corazón. Y el alma, el corazón, hay que lavarla a diario porque la suciedad de la ignorancia y de las bajas pasiones se deposita imperceptiblemente a cada instante

En mi camino interior he comprendido esto:
La limpieza de corazón, esto es todo
No tengáis miedo.
No endurezcáis vuestro corazón”.

Esta es la primera parte de lo que quería deciros.
Espero que a lo largo el fin de semana sigamos en contacto.
Por cierto ayer tuve que añadir algunas direcciones a esa lista de correos no deseados…Me da pena. Bueno, al menos es solo pena, no asco..