Enmienda a la totalidad (o esperando a que la bella durmiente despierte de su sueño).

La crisis nos sitúa ante la siguiente disyuntiva: creer que el Sistema económico –el capitalismo– como tal no ha fallado, sino que se trata de simples desajustes puntuales, que serían susceptibles de arreglo mediante pequeños parches –más regulación de los mercados, especialmente de los financieros, etc.-. Y, frente a esta tesis, la de quienes opinan lo contrario, es decir, que la crisis no es de coyuntura sino que afecta al Sistema capitalista como tal, y que por tanto, para superarla, habría que superar el sistema económico capitalista y crear un sistema económico diferente.

De entre los partidarios de la segunda tesis, descarto a todos los totalitarismos, de derecha o izquierda, entre los que obviamente no me encuentro: ni marxistas ni fascistas. ¿Qué queda entonces? Pues algo inédito aún, que está todavía por estrenar. Pero que, como sucede en el cuento de Blancanieves, es como aquella princesa que duerme un sueño profundo y sólo espera el beso de su príncipe para despertarse. Sería la enmienda a la totalidad al actual sistema económico capitalista. Hay voces que reclaman esta posición, y que insisto, no pertenecen a las esferas totalitarias. Hoy traigo una, procedente de un Magistrado –jubilado- del Tribunal Constitucional alemán: Ernst-Wolfgang Böckenförde. Católico y socialdemócrata.

Su postura la expresó en un artículo publicado en el periódico “Süddeutsche Zeitung”, del 24 de abril de 2009, bajo el título: “En qué consiste la enfermedad del capitalismo. La crisis está en el Sistema. La propiedad debe estar al servicio del interés general.”

Según este jurista, no llegaremos muy lejos si pretendemos buscar las causas de la crisis siguiendo sólo la dirección consistente en hacerse preguntas tales como: ¿ha sido causada por la irresponsabilidad y por la ambición de muchos Bancos? ¿O más bien por falta de reglas rígidas para los mercados financieros internacionales?, etc… Porque el Sistema económico que nos rige –el “turbocapitalismo”, en expresión de Helmut Schmidt- no puede ser definido ni explicado haciendo referencia sólo a comportamientos equivocados de personas individuales o de grupos.

Según Böckenförde, la crisis es el fruto de un Sistema que sigue su propia lógica funcional, a la que subordina todo lo demás. Es el Sistema capitalista, que influye en los comportamientos económicos –y en los que ni siquiera lo son– de los individuos y grupos. Los actores en este Sistema no siguen en sus comportamientos sus propios ímpetus, sino más bien los estímulos derivados del Sistema y de su lógica funcional.

¿Cómo es y cómo funciona realmente este Sistema capitalista? Este Sistema sería un “Sistema secundario”, en la terminología acuñada por el sociólogo alemán Hans Freyer en su libro “Theorie des gegenwärtiges Zeitalters” (Teoría de la época contemporánea). Este Sistema se guía en su conducta sólo por la consecución de su propia función, considerando a las personas no en su integridad, sino sólo como instrumentos que realizan unas funciones específicas dentro del Sistema, pero dejando fuera lo que las personas de verdad son o deberían ser.

Esta es la clave, según este jurista, para entender al capitalismo. El cual se basa en conseguir un único objetivo funcional: lograr el máximo beneficio para los socios capitalistas. El único principio regulador debe ser el libre mercado. El Sistema capitalista no tiene como fin la satisfacción de las necesidades de los hombres. El Derecho y el Estado tienen sólo la tarea de asegurar la posibilidad de desarrollo y de funcionamiento de este Sistema.

Los trabajadores son tomados en consideración sólo en base a la función que desarrollan y al coste que comportan. El principio estructurante del Sistema no es la solidaridad hacia las personas.

¿Cuál es, entonces, la enfermedad propia del Sistema capitalista? ¿De qué padece este Sistema? No sufre sólo a causa de sus excesos, ni de la avidez y el egoísmo de los hombres que en él operan. Sino que, sobre todo, el capitalismo está enfermo a causa de su punto inicial de partida, del objetivo funcional que se ha marcado como idea rectora. Por eso, la enfermedad no es posible curarla con remedios marginales, sino sólo mediante un cambio radical en el punto de partida del Sistema, en su objetivo funcional.

Así, se puede llegar a un modelo nuevo, totalmente contrario al del capitalismo. Un modelo que parta de principios totalmente distintos, y que consiga superar el carácter inhumano del capitalismo.

El principio estructurante del nuevo Sistema sería la solidaridad humana.

Böckenförde termina su alegato con estas otras afirmaciones: Yo no soy quién para elaborar en detalle este nuevo Sistema o modelo económico y social. Pero sí afirmo que tenemos fundamentos suficientes para construirlo. Estos fundamentos los podemos encontrar en la tradición de la doctrina social del cristianismo, de la Iglesia. Doctrina que ahora mismo duerme el sueño de la bella durmiente: bastará despertar a esta princesa, y aplicarse con decisión a traducir esos fundamentos a la práctica.

Esta doctrina social de la Iglesia ha asumido durante muchos años una actitud más bien defensiva frente al capitalismo, impresionada por los indudables éxitos de éste. Lo ha criticado en puntos muy específicos, pero no lo ha puesto en entredicho en cuanto Sistema, en su totalidad. Sin embargo, el actual derrumbe del capitalismo debería permitirle a la doctrina social de la Iglesia una crítica radical del capitalismo. Para esto puede uno remitirse simplemente al Papa Juan Pablo II, el crítico más lúcido y enérgico del capitalismo, después de Karl Marx.

Esta nueva orientación solidaria, que tenga en cuenta la naturaleza y la vocación del hombre, no puede venir por sí misma. Requiere la ayuda de un Poder estatal. Pero, ¿dónde se encuentra un Estado capaz de esto? Frente al tejido económico mundial, la fuerza del Estado nacional ya no es suficiente. Y por otro lado, es imposible organizar un Estado a nivel mundial. Esto sólo se puede hacer en áreas limitadas. La llamada está, por tanto, dirigida a Europa. ¿Tendrá Europa la voluntad y la fuerza para hacerlo?

Hasta aquí un resumen del artículo de este jurista alemán. Algunos comentarios: para este autor, el capitalismo es un Sistema que tiene una enfermedad incurable. Por tanto, propone ir a un nuevo Sistema económico y social. El capitalismo se ha demostrado que es lo suficientemente flexible como para operar dentro de regímenes democráticos, pero también dentro de los dictatoriales (actual China, Alemania nazi, España franquista, etc…). Pero es un Sistema sin futuro a largo plazo, pues su lógica funcional destruye todas las estructuras no capitalistas, sin dejar alternativas a su propio fracaso.

Hace sesenta años, Alemania creó la “economía social de mercado”, como alternativa al desastre económico propiciado por el primitivo capitalismo y por el marxismo. Ese modelo quiso ser una tercera vía –no confundir con la de Tony Blair– entre el marxismo y el capitalismo primitivo. Significando la “economía social de mercado” el intento de que la economía de mercado satisfaga también las exigencias de justicia: sería una economía de mercado socialmente justa. Ya que la economía de mercado, dejada a su sola libertad –de ahí el actual modelo de economía libre de mercado, propia del neoliberalismo- es verdad que puede producir eficiencia, pero no justicia necesariamente.

La “anarquía capitalista” –la economía “radical” de mercado-, se pretendió superar en Alemania, tras la segunda guerra mundial, mediante el modelo teórico del ordo-liberalismo, creado por economistas como Wilhelm Röpke, Alexander Rüstow, y Alfred Müller-Arnack, basado casi por entero en la doctrina social procedente de las Iglesias protestantes. El segundo componente de la Economía social de mercado, junto al citado modelo teórico del ordo-liberalismo, consistió en su aplicación real y práctica, a través de la política económica y social de Ludwig Erhard, autor del milagro económico alemán.

La economía social de mercado no es una doctrina o teoría cristiana, pero sí que está inspirada en el espíritu cristiano (en la doctrina social de la Iglesia, protestante en este caso, como diría Böckenförde). Es una síntesis entre los principios de eficiencia, propio de la economía de mercado, y el de justicia social. Los católicos alemanes aceptaron críticamente este nuevo modelo económico.

En definitiva, Böckenförde opina que el derrumbe del sistema capitalista es definitivo. Y que por ello la Economía debería ser reconstruida partiendo desde cero, sobre principios no de egoísmo, sino de solidaridad, tomando como base la doctrina social de la Iglesia. Y tocaría a los Estados, especialmente a la Unión Europea, tomar el control de la Economía.

Este de Böckenförde es un artículo que toca a rebato, pretendiendo remover las conciencias de muchos, que prefieren esconder sus cabezas bajo el ala, en vez de afrontar la realidad. Apela sobre todo a los cristianos, muy adormecidos en general ante las cuestiones colectivas. Porque aún pervive en la mayoría –cristianos o no-, la visión del cristianismo como algo sólo propio de la intimidad privada y personal, algo sólo espiritualista, sin repercusión alguna en la vida social, política o económica. Es la visión estereotipada de los cristianos como personas que “no se meten en política”, y cuyo único lugar serían el templo y el ámbito estrictamente privado -familia, trabajo, ocio-, pero no el lugar público: la Política, la Economía…Visión ésta totalmente contraria a la verdadera esencia del cristianismo.

Ya en la crisis de los años 20 y 30 del pasado siglo, podemos encontrar el ejemplo del jesuita alemán Oswald von Nell-Breuning, a quien el Papa Pío XI encargó estudiar esa crisis económica, fruto de cuyo trabajo salió la encíclica “Quadragessimo Anno”. Para ese jesuita, la Iglesia se había interesado demasiado poco por las cuestiones políticas y económicas, y quizá por ello había sido marginada de esos ámbitos públicos.Nell-Breuning, por el contrario, fue siempre un convencido del aspecto eminentemente práctico del cristianismo. Para él, el cristianismo no debe encerrarse en los estrechos límites de los templos ni de la esfera privada, sino que debe influir en la Política y en la Economía.

Esto último lo traigo a colación, porque aún está demasiado extendida la errónea creencia de que el cristianismo no tiene nada que decir en la Economía o en la Política. Böckenförde, jurista eminente, no opina así, y por eso he traído su testimonio. Porque hay que tener en cuenta todas las posibles aportaciones, enfoques y soluciones para salir de esta crisis, para poder así elegir la mejor y más efectiva. El hecho de que una corriente de pensamiento sea hoy minoritaria, no significa que carezca de futuro. Habida cuenta de que esta crisis ha dejado “sin palabras” a los defensores del dogma económico hasta ahora imperante, por mucho que sus defensores se empeñen en negar la evidencia.

Se propone por Böckenförde a Europa una misión grandiosa: liderar el cambio de Sistema, creando uno nuevo. No reforzar ni “recauchutar” el actual. Nada de reformas parciales, nada de abaratar el despido –que es todo lo que se le ocurre a Miguel Boyer-; nada de reformar las pensiones, como propone Zapatero; nada de nuevas regulaciones financieras. Sino una nueva refundación de Europa, en realidad un nuevo re-Nacimiento, diría yo, que haga volver a los europeos a sus orígenes.

La Iglesia ya tomó sobre sus hombros misiones gigantescas: conservó en sus monasterios la cultura clásica grecorromana; fundó las primeras Universidades, poniendo los cimientos para los posteriores avances científicos, etc… Quizá hoy le aguarde ayudar decisivamente en este nuevo Re-Nacimiento. Esto no supone confundir las cosas: no se trata de instaurar teocracias, ni de injerencias eclesiásticas en la vida política o económica. Se trataría de que los cristianos “de a pie”, los laicos –no los sacerdotes ni religiosos, ni la jerarquía eclesiástica, por supuesto– impregnen la vida económica, política y social con las enseñanzas que se derivan de la doctrina social de la Iglesia, esa gran desconocida por casi todos, empezando por los propios cristianos. Porque el haber olvidado las raíces espirituales de Europa, podría estar en el origen de esta pavorosa crisis.

La Ética debería volver con toda su fuerza a los negocios, impregnándolos. Y también debería volver la Ética a las aulas de las Universidades y Escuelas de Negocios, pero no como asignatura “María”, como sucede ahora mismo. Tendríamos que recapacitar de adónde nos ha llevado el olvidarnos de nuestros orígenes, de nuestras raíces espirituales cristianas. Por el camino de la soberbia, de las reformas parciales, creo sinceramente que no llegaremos muy lejos.

Hay que tener esperanzas, recordando lo que se nos decía en Antígona: “Cuidemos la increíble fuerza creadora de los hombres, así como su alegría, que se pone de manifiesto con cada nueva creación o descubrimiento suyo”.

Hay muchísima tarea por delante. Crear un nuevo Sistema económico. Dar con sus bases teóricas primero, y ponerse a continuación a levantar el edificio. Creo que todos podemos ayudar y aportar nuestro pequeño granito de arena en esta inmensa tarea colectiva.

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134 pensamiento sobre “Enmienda a la totalidad (o esperando a que la bella durmiente despierte de su sueño).

  1. Socrates

    Fukuyama tenía razón.

    En España necesitamos la creación de un partido democratacristiano.

    En los planes de estudios de la ESO hay que incluir la asignatura de Organización de Empresas y abolir la de Educación para la Ciudadanía.

    Gracias por el artículo camarada Landero.

      1. Socrates

        Eugenio, no dí la cara por ti este fin de semana de sincretismo, New Age, miscelánea de credos, tancredismo y anhelos de política práctica y electoralista. Fuí «políticamente correcto» y me comporté como un protopolítico al uso: No me moje como cun culiparlante cualquiera, pero, hoy es lunes y hay que levantar España: Te comprendí con lo del cartelito de marras. Sin embargo, no hay que echar tierra al laudable Proyecto del venerable Joaquín Tamames levantando insidias con las referencias sectarias de Brahma Kumaris y su heroína hindú. Me voy a quitarle las telarañas a la oficina, que ya parece la de Mike Hammer.

        Moraleja: De momento estamos en la vía mística. De momento…

        P. S.: Yo también prefiero al Mario Conde «animal político» y además, deprededador electoral hablando en prosa de temas tan prosaicos como la Política y la urna.

        1. Pedro Escolano

          Pues si, se perdieron Uds. un debate intenso.
          Desafortunadamente, D.Joaquín Tamames interpretó toda la polémica como un complot organizado, como una «cacería para despellejar a alguien» según sus propias palabras, y un intento de descalificación personal.
          Hipótesis insostenible por persona inteligente, como supongo, pero inquietante en todo caso, en relación a su propia filosofía.

            1. Pedro Escolano

              Tiene Ud. razón, aunque disiento en lo de que sea un «temita», a mi me parece un temazo, tan importante o más que el de hoy.
              Dejo abajo mis consideraciones sobre el de hoy.

            2. Socrates

              Apreciada DOÑAJIMENA, del «temita» (como tú lo denominas) ya escribió el dueño de este Foro hace dieciséis años y su reflexión fue plasmada en su obra El Sistema. Mi experiencia en el poder, 1994 y reeditada el pasado año 2009; y no entiendo, por qué hay que ceder al chantaje de cuatro políticos/as profesionales -como la diputada socialista en las Cortes de Castilla-La Mancha y portavoz en el ayuntamiento del municipio toledano de Torrijos, Mª Mercedes Giner Llorca– que ponen el grito en el cielo cada vez que Mario Conde se prodiga en los mass media y en los salones de conferencias hablando de la Sociedad Civil, reivindicando el papel de la Ciudadanía, o señalando las fortalezas y debilidades del Sistema que lo condenó otrora por no callar ante la farsa del establishment. Luego, Lucía, ¿no te parece que, la mejor forma y más elegante de tributarle respeto y veneración al dueño de este Foro donde la libertad de expresión no es nominal sino real, es precisamente departiendo serenamente y debatiendo constructivamente del «temita» que tanto te preocupa a tenor de tus advertencias y reiteradas llamadas al orden y a la cuestión tanto a mí como a otros dos contertulios-debatientes? Un abrazo.

              Moraleja: Éso es lo que los políticos de casta quieren, que no hablemos del «temita»… Doña, permíteme un consejo de amigo: no te arrogues el monopolio de los/as partitócratas.

              P. S.: «ACUSACIONES» SOBRE MI DESEO DE DEDICARME A LA POLÍTICA» «Eran los políticos quienes me «acusaban» de querer dedicarme a la política. (…) Por tanto, ¿no es extraño que sea un «político» quien me «acuse» de querer dedicarme a la «política»? ¿Tiene sentido que alguien «acuse» a otro de intentar dedicarse, precisamente, a lo que constituye el oficio del «acusador»? Yo, sinceramente, creo que no. Lo que ocurre es que detrás de esa «acusación» se localiza el primero de los síntomas de la pretensión endogámica de los políticos. (…) Los «políticos» parecen querer implantar una estructura gremial de tal manera que ellos son quienes atribuyen a una persona el derecho y la posibilidad de dedicarse a la política.» (Mario Conde, El Sistema, Séneca, Córdoba, 2009. págs. 346-347.)

              1. DOÑAJIMENA

                Eva, no he dado una orden a nadie en mi vida.
                Y esto tampoco lo es. Tal vez una simple invitación a cambiar un tema excesivamente manoseado «para mi gusto»

    1. San_do_Medio

      Estimado Socrates:

      En la ESO hay una asignatura de Economía onde ya estudian organización de Empresas.
      Pero, si el sistema capitalista está muerto para qué crear empresas de un sistema ya difunto?..

      Si muere este sistema ( cosa que vienen apuntando diferentes economistas y bastantes estudiosos) no piensas que también morirá el sistema de producción basado en la empresa que conocemos?
      Pienso que sí…

      saludos

      1. Socrates

        San_do_Medio no se equivoque. El Sistema Capitalista está más fuerte que nunca y ni a muerto ni se prevee su defunción. «no piensas que también morirá el sistema de producción basado en la empresa que conocemos?
        Pienso que sí…
        » Pues yo pienso que no fenecerá mientras yo viva, ni tampoco lo verán sus ojos. Saludos cordiales.

    2. we

      Sin duda estimado Sócrates sabrá usted el chiste :
      Estaban en el circo romano celebrando un espectáculo de leones contra cristianos.
      Habian tenido a lso leones unos días sin comer para extremar su fiereza.
      El emperador dá la orden. » Que salgan los cristianos «. salen estos y al momento liberan a lso fieros leones. La lucha no dura ni 15 minutos y al terminar no queda ni un león vivo.
      El emperador furioso dice.
      Ordené que soltasen a lso CRISTIANOS. No a los demócrata- cristianos.

      1. Socrates

        we, aquí seguimos en las catacumbas y amenazados continuamente con el ostracismo, la crucifixión social y el señalamiento hipócrita de los fariseos de toda la vida de Dios.

        Moraleja: Después dicen que la Iglesia Católica es la perseguidora y la inquisidora, pero, ¡si no para ésta laicista, disoluta, nihilista, relativista y degradada sociedad de perseguirnos a nosotros, los hijos del Señor Jesucristo!

        P. S.: 2.000 años después, la generación estebán sigue prefiriendo salvar a los barrabases de turno.

    3. enrica

      Estimado Socrates ,solo quiero comentarte que en una democracia es muy normal tener muchos partidos y tambien tener un partido democratico cristiano,en italia ,ya tienes un ejemplo,tenemos quasi 22 partidos,,,un cordial saludo

      1. Socrates

        Querida Enrica en España -al menos de momento- es dificilísimo el surgimiento de una alternativa democratacristiana, por los propios intereses «políticos» de la Conferencia Episcospal Española. Ésta está muy ligada a los intereses electoralistas y partidistas del Partido Popular. Y yo que soy católico, éso lo veo muy mal. Abrazos.

        1. enrica

          Estimado Socrate,es bien triste lo que me acabas de escribir,la democracia y el estado democratico se rigen en la libertàd de expresion ,son los cimientos de una democracia y como te hablè antes los interes de poder de partidos y No, hacen que se ponga en peligro el mismo Estado democratico.esto es lo que la gente tiene que intender….que tengas un buen y feliz dia.

  2. eugenio de la cruz silva

    Estimado Ignacio :

    Buen y saludable artículo sobre las implicaciones sociales y políticas de la Iglesia Católica, cuya labor en ese campo está muy olvidada.

    Estoy de acuerdo contiguo de que la respuesta de la iglesia como organización política deja mucho que desear en cuanto rapidez a la hora de denunciar la explotación o la injusticia social. Hay demasiados ejemplos de cómo han tenido siempre mejores relaciones con el poder establecido que con la disidencia.

    Uno de estos empleos seria que siendo cierto que la encíclica Rerum Novarum (1891) reconoció las privaciones del trabajador y se propuso aliviarlas, también lo es que Marx ya había publicado El Capital (1867) y fundado la Primera Internacional (28 de septiembre de 1864), conocida como la Asociación Internacional de Trabajadores.

    Y ahora mismo mientras destacados miembros de la iglesia están denunciando hechos demostrados como , y es un ejemplo por que la lista sería larga, la actuación de las multinacionales farmacéuticas ( ver http://www.youtube.com/watch?v=hD-T4eGfzZM ) , la iglesia como institución esta silente, demasiado silente.

    En la estructura de la iglesia mundial hay demasiada filosofía aristotélico-tomista, pues no olvidemos que ambos, Aristóteles y tomas de Aquino, justificaban la existencia de la esclavitud, siendo sus planteamiento políticos por lo tanto plenamente conservadores.

    La doctrina de la iglesia en su papel de dinamizador social esta escasa del viento del cambio y así le va ( veremos como la pederastia va obligar a la abolición del celibato cuando este debería de haberse quitado hace un par de siglos atrás)

    Un saludo

    1. Pedro Escolano

      A mi parece que el capitalismo de las sociedades desarrolladas, ha puesto en práctica durante los últimos 60 años, muchas de las aspiraciones de la doctrina social de la iglesia.
      ¿Qué son los seguros sociales? ¿Qué es la sanidad pública universal? ¿Qué es la protección al desempleo? ¿Qué son los sistemas fiscales progresivos? ¿Qué es el sistema de pensiones? ¿Qué es la asistencia social? ¿Qué son todos esos servicios sociales que promueven las administraciones públicas? ¿Qué es la financiación de las ONG´s y la ayuda al desarrollo? Y muchas otras cosas más.

  3. Q

    Pues yo lo que propondría es la refundición de todas las religiones, antes de nada, puestos a pedir, eso sí que sería solidaridad. La solidaridad, pues claro que hace falta, pero es una cualidad intrínseca al hombre, no creo que haya que ser cristiano para tenerla. Sí, es verdad, religión y política unidas mueve marabunta (dejemos a los elegidos aparte) pero se trata de no serlo, de que pensemos y sintamos por nosotros mismos, que sí, que tenemos los bastones de las religiones, que están muy bien, que son milenarios; protestantes, luteranos, cristianos unidos en una Europa común. Si es que tenemos una historia ya muy larga como para creernos ciertas ideas, hay un poso social de valores fruto de la historia religiosa del hombre que hace escéptica a demasiada gente. Que tal una de solidaridad porque sí, sin que ninguna autoridad moral lo mande, simplemente porque es el único camino lógico, si es que nos empeñamos en complicarlo todo… en fin…
    Una escéptica.

  4. Elena Enriquez Alcina

    El artículo es interesantisimo.

    Y toca un punto crucial que explica el porque estamos donde estamos, su objetivo funcional, la estructura sobre la que se crea.

    Han fallado los dos grandes modelos reinantes durante el siglo XIX, XX y XIX, el comunisco y el capitalismo, pero el modelo empirico de conocer la verdad basado en la experiencia, en los hechos, en la historia no nos asegura el conocimiento certero de un modelo éxitoso, tan solo nos muestra los fallos de los anteriores.

    El error, parte del hombre. Los extremos. Las consecuencias son propias del comportamiento humano.

    Por eso es tan importante tomar consciencia de uno mismo, ya que los modelos están creados y ejecutados por personas.

    Si no hay buena materia prima, es dificil que el producto final tenga calidad.

    1. Pedro Escolano

      El objetivo funcional del capitalismo hace ya muchísimos años que dejó de ser exclusivamente lograr el máximo beneficio para los socios capitalistas, al menos en las sociedades avanzadas. Y realmente ha desplegado los objetivos de la doctrina social de la iglesia, mal que bien, y con un coste mal gestionado.
      Si esto no es cierto, ¿Qué son los seguros sociales? ¿Qué es la sanidad pública universal? ¿Qué es la protección al desempleo? ¿Qué son los sistemas fiscales progresivos? ¿Qué es el sistema de pensiones? ¿Qué es la asistencia social? ¿Qué son todos esos servicios sociales que promueven las administraciones públicas? ¿Qué es la financiación de las ONG´s y la ayuda al desarrollo?
      No creo que el capitalismo esté difunto, afortunadamente para Ud. y para los demás, aunque siempre hay enterradores.

  5. Eliseo de Bullón

    Se comenta en el, como siempre, excelente artículo de I Landero que el sistema económico capitalista es un sistema que busca solamente el fin del máximo beneficio económico para los accionistas de cada empresa, siendo los ciudadanos (trabajadores y clientes) solamente piezas del engranaje de ese sistema.

    Y se sugiere que la magnitud del fin (máximo beneficio) ha forzado tanto el engranaje, que el sistema se ha gripado. Hemos querido ir más rápido de lo que daba el motor.

    Varios autores proponen una economía social, donde la solidaridad sea uno de los fines del sistema. Y se propone también recuperar un modelo social desde la visión del cristianismo.

    La Constitución Española vs Doctrina Social de la Iglesia.

    Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia. (C.E., Artículo 33. 1).
    La tradición cristiana nunca ha aceptado el derecho a la propiedad privada como absoluto e intocable: «Al contrario, siempre lo ha entendido en el contexto más amplio del derecho común de todos a usar los bienes de la creación entera: el derecho a la propiedad privada como subordinada al derecho al uso común, al destino universal de los bienes».(D.S.I., 177)

    Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación. (C.E., Artículo 38).
    El libre mercado no puede juzgarse prescindiendo de los fines que persigue y de los valores que transmite a nivel social. El mercado, en efecto, no puede encontrar en sí mismo el principio de la propia legitimación. Pertenece a la conciencia individual y a la responsabilidad pública establecer una justa relación entre medios y fines. La utilidad individual del agente económico, aunque legítima, no debe jamás convertirse en el único objetivo. Al lado de ésta, existe otra, igualmente fundamental y superior, la utilidad social, que debe procurarse no en contraste, sino en coherencia con la lógica de mercado. (D.S.I., 348).

    Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio. (C.E., Artículo 31. 1).
    Es necesario que mercado y Estado actúen concertadamente y sean complementarios. El libre mercado puede proporcionar efectos benéficos a la colectividad solamente en presencia de una organización del Estado que defina y oriente la dirección del desarrollo económico, que haga respetar reglas justas y transparentes, que intervenga también directamente, durante el tiempo estrictamente necesario, en los casos en que el mercado no alcanza a obtener los resultados de eficiencia deseados y cuando se trata de poner por obra el principio redistributivo. En efecto, en algunos ámbitos, el mercado no es capaz, apoyándose en sus propios mecanismos, de garantizar una distribución equitativa de algunos bienes y servicios esenciales para el desarrollo humano de los ciudadanos: en este caso, la complementariedad entre Estado y mercado es más necesaria que nunca. (D.S.I., 353).

    ¡Muy, pero que muy, interesante!

  6. Rafa Martínez

    En resumen, la receta que propone el filósofo aleman católico y socialdemócrata Wolfgang Böckenförde, consiste en implantar un sistema económico basado en la solidaridad humana, y aplicando la doctrina social del cristianismo, en contraposición al sistema capitalista que está basado en el egoismo ( libre mercado ).

    Olvida el filósofo aleman, que millones de cristianos han operado en el sistema capitalista a todos los niveles, egoistamente y han ayudado a que el sistema fracase.

    No me vale la justificación de que el Sistema Capitalista operaba por encima de las personas y anulaba su conocimiento y su credo.

    Por qué los cristianos no han aplicado la doctrina social de la Iglesia cuando operaban en los mercados?

    Hay cristianos en absolutamente todos los ámbitos económicos y en todos los órganos de representación…y que ha pasado? ha primado el EGOISMO, la AVARICIA, la AMBICIÓN DESMEDIDA…

    Ha fallado el Sistema , o es el ser humano quien ha fallado? Yo lo tengo clarísimo…

    Saludos.

    1. jotauve

      Correcto,
      pero porqué ha primado el Egoismo, la Avaricia y la Ambición Desmedida ?
      Porque se ha actuado con Usura todo el tiempo.
      En el Sistema me refiero.
      Y la Usura no es un sí pero condicionado.
      Porque si nó tendríamos que inventar otra palabra que expresara que está prohibido ganar dinero con el dinero.
      Eso es lo que hace que el Egoismo, la Avaricia, etc se desboquen sin control alguno, y ese comportamiento dentro del Sistema no puede tolerarse porque lleva a resultados catastróficos periodicamente del que sólo se benefician los que más dinero tienen.
      Ahora es el tiempo de cambiar y lo haremos porque la vida gana siempre.
      ___________________________
      Me ha parecido un artículo muy interesante.

    2. Pedro Escolano

      Realmente el capitalismo de las democracias avanzadas, ha llevado a la práctica los objetivos de la doctrina social de la iglesia. ¿Qué son los seguros sociales? ¿Qué es la sanidad pública universal? ¿Qué es la protección al desempleo? ¿Qué son los sistemas fiscales progresivos? ¿Qué es el sistema de pensiones? ¿Qué es la asistencia social? ¿Qué son todos esos servicios sociales que promueven las administraciones públicas? ¿Qué es la financiación de las ONG´s y la ayuda al desarrollo?
      Otra cosa es que qué coste, y con qué eficacia de gestión.

      1. Rafa Martínez

        Por supuesto que el libre mercado ha funcionado y lo seguirá haciendo, pero siempre que se respete el verdadero LIBRE MERCADO, es decir, sin la intervención de los Estados y el poder de los Bancos Centrales ( los promotores de la actual burbuja ).

        En la actualidad hay una intervención brutal del mercado, que es incompatible con el llamado sistema capitalista al que ya algunos dan por finiquitado ( erróneamente ).

        En todo caso, estimado Pedro, no debemos preocuparnos porque nos encontramos inmersos en plena Era Acuario y los astros nos guían sabiamente..

        1. Pedro Escolano

          Entre la era de acuario, las defunciones del capitalismo, el anti occidentalismo, las refundaciones de la economía, el sacerdote chiflado de las vascongadas………. esto es no parar, pero estimulante, ¿no? asi no se nos queda el cerebro anquilosado y se ejercitan los dedos.

          Yo soy de los que pienso que para cambiar una realidad es infinitamente más eficaz observarla que imaginarla, pues lo primero nos dice hacia dónde está yendo, y lo segundo con qué sueña cada cual.

      2. Elena Enriquez Alcina

        Mejor tendría que haber utilizado el término neoliberalismo (el capitalismo como tal no es un término que representa nuestra realidad actual).
        Esta es una sociedad basada en el consumo salvaje, tener por tener. (yo soy la primera), ello no quiere decir que sea lo deseable, el consumo deja de ser una consecuencia de la productividad para convertirse en su trampolín.
        A pesar de las políticas sociales a las que haces referencias, el motor de nuestra economía sigue siendo la búsqueda del mayor beneficio propio. Este modelo económico “El neocapitalismo” se ha quedado obsoleto, un modelo donde el derecho al trabajo por sus propios fallos, es un derecho quebrantable, es un modelo obsoleto y necesitado de evolución. No se puede ganar indefinidamente. Y en ese camino estamos.

        Definición del El capitalismo democrático: (Wikipedia)
        Es una ideología político-económica que describe al sistema económico capitalista como estrechamente vinculado al sistema político democrático. La propuesta fue formulada en una elaboraciones teóricas de Michael Novak ( The Spirit of Democratic Capitalism, El espíritu del capitalismo democrático, 1982)1 que incluso dando nombre a algunas instituciones. Está basada en el ensamblaje tripartito de
        • una economía de mercado basada predominantemente en incentivos económicos a través del mercado libre,
        • una política democrática
        • y un sistema moral-cultural liberal que anima el pluralismo.
        Como sistema económico acoge una economía de mercado principalmente capitalista, con algunas limitaciones (regulaciones) creadas de acuerdo con el deseo del público o voluntad popular expresada a través del proceso democrático. Uno de los puntos más cuestionados desde el liberalismo económico es la necesidad de regulaciones económicas desde el poder político, y los límites de éstas (si deben limitarse a garantizar el marco jurídico que proporcione seguridad jurídica a los negocios, deben controlar el sistema financiero y sistema monetario o deben ampliarse a un intervencionismo que permita la existencia de empresa pública y planificación económica -a veces denominado quinto poder-), y si estos extremos atentan contra la libre empresa.

  7. mjm

    Gracias por tu interesantísimo artículo ILandero.

    Bajo mi punto de vista, este es el epicentro de los debates que se generan en torno a la crisis actual. El resto de cosas que ocurren son síntomas y consecuencias de algo que está empezando a pasar.

    ¿Es la saturación del propio sistema? ¿La equilibración de los desequilibrios bajo los que sobrevive? ¿El cansancio?

    En cualquier caso, y si otra cosa viene, será por el propio devenir, la propia dinámica nos llevará a otra cosa. ¿Por cambio de conciencia? Falta haría pero esto si mi cuesta creer pudiera ser así.

    Un saludo

    1. Pedro Escolano

      Esperemos que no venga el megaestado europeo que propone el autor. ¿Se imagina Ud. al ejército de cagatintas de Bruselas, diseñando una nueva economía, es decir, cómo meterle más mano a su bolsillo? Nos llevarían a la edad de piedra.

  8. paseante

    Interesante y documentado artículo…

    En un plano más prosaico, yo también creo que el capitalismo, si no muerto, se encuentra en su fase terminal. Visto en retrospectiva, no resulta difícil concluir que un sistema basado en la sobreexplotación de los recursos naturales, la más burda especulación, que consume ingente cantidad de recursos en armamentos y que no atiende las necesidades básicas de grandes masas de población, estaba destinado al fracaso.
    También pienso que la solución no pasa –no puede pasar- por las mismas manos de los que nos han traído hasta aquí. ¿Tirar de la moral cristiana? Podría ser, no sé…; doctores tiene la iglesia, y no me refiero sólo a la ecuménica, pero cuando escucho a la Iglesia de Roma condenar el simple uso del preservativo, de eficacia probada por la mayoría de los que estamos aquí en el control de la natalidad, me pregunto cómo atajar las altas tasas que padecen muchos de los países más pobres, que redunda a su vez en los elevados índices de mortalidad y en la propia distribución de los recursos.

    No, definitivamente, no alcanzo a vislumbrar la varita mágica que nos saque del atolladero. Supongo que, en última instancia, creo sobre todo que la solución pasa por el hombre individual, concreto, por un yo y un tú que se agrande en un nosotros cada vez más amplio. Un nosotros que solo puede partir del llamado mundo desarrollado, porque los otros, los que completan los seis mil y pico millones de habitantes que pululamos por el planeta, bastante tienen con tratar de arañar a la tierra algo que llevarse a la boca.

  9. Calixto Arosa

    una nueva refundación de Europa, en realidad un nuevo re-Nacimiento, diría yo, que haga volver a los europeos a sus orígenes

    Porque el haber olvidado las raíces espirituales de Europa, podría estar en el origen de esta pavorosa crisis

    Landero… con estas dos manifestaciones que extraigo de tu excelente artículo, para mí está todo dicho, si bien me permito sugerir un cambio en la forma gramatical condicional (podría estar) por la enunciativa (está), cuando te refieres al origen de lo que nos ocupa.

    En mi opinión, son tiempos para la osadía; para la reafirmación. Por respeto a nosotros mismos… liberémonos de los complejos que merman nuestras capacidades, pues sólo a nuestros enemigos alimentan.

    Somos lo que somos: la luz del mundo.

    Muy agradecido, ILandero.

    Recibe un cordial saludo.

    1. Pedro Escolano

      A mí particularmente esas utopías, me producen pavor. ¿Se imagina Ud. ese megaestado europeo, planificando desde Bruselas la economía? Lo primero que hago es ponerme la mano en el bolsillo.
      Las soluciones de más poder al poder, mas control al control, acaban mal.
      Cuando la autoridad se presenta con la apariencia de organización, muestra un encanto tan fascinador que puede convertir a las comunidades de gentes libres en estados totalitarios.

      1. Calixto Arosa

        Lo que yo me imagino, estimado Pedro, es a una Europa ocupando el sitio que le corresponde por derecho: el faro del mundo. Sin complejos por su identidad espiritual crística frente a aquellos que pretenden su destrucción desde el Oriente como hemos comentado este fin de semana.

        Cierto es que los burócratas de Bruselas no son precisamente todo lo espabilados que tal empresa demanda. Ya mejoraremos eso con el tiempo. Lo importante, a mi entender, es avanzar por la senda iniciada hacia el desmantelamiento de los estados-nación con base en la revolución francesa, para que podamos llegar a ser la superpotencia generadora del re-Nacimiento de la Humanidad al que alude el autor del artículo.

        Creo que vamos por el buen camino. De hecho, mientras USA parece tener por delante una nueva crisis derivada de ésta, Europa, con sus empresarios a la cabeza, presenta signos de recuperación ciertamente notables tal y como se desprenden del estudio Business as usual?, del European Business Awards.

        Esto es lo que dice Adrian Tripp, director ejecutivo del European Business Awards:

        Trabajando con más de seiscientos directores ejecutivos y altos ejecutivos de toda Europa en el estudio Business as usual? identificamos una visión absolutamente positiva del futuro comercial de los negocios europeos, lo que contradice el reciente pesimismo popular. Lo que vemos emergiendo es una ‘Nueva Europa’, que es más fuerte, más dinámica y que compite a una escala mayor. Es claro que los negocios que tienen esta visión son los que están definiendo la manera como se ve el éxito comercial en el futuro.

        Este fragmento está extraído de este artículo de Catalina Franco para Tendencias 21.

        Un cordial saludo.

        1. Pedro Escolano

          OK. Estoy de acuerdo con Ud., pero no veo dónde está el liderazgo político que ese proyecto europeo requeriría y tampoco veo la adhesión , ni la determinación, orgullo y convencimiento necesarios en las poblaciones, para un proyecto europeo de liderazgo de ese género.
          Creo que desistimiento, el conservadurismo progresista, el miedo, el derrotismo, las eras de acuario, el envejecimiento poblacional, la senilidad mental, la mentalidad anti empresarial, antiriesgo, la pasión por la seguridad en lugar de por la libertad,………y muchas cosas más que seguro Ud. mentalmente puede añadir, hacen que hoy por hoy un proyecto así sea una pirueta mental irrealizable en Europa.
          Lo que montaríamos ahora sería un megaestado que aún colapsaría mas las economías.
          Quizá soy muy pesimista.

          1. Calixto Arosa

            Yo no descartaría el hecho de que para llegar a ese escenario de liderazgo, hubiera que pasar por una catarsis provocada por la agresión violenta de quien anhela nuestra ruina. En mi opinión, tenemos demasiado baja la guardia.

            1. Pedro Escolano

              Peor me lo pone Ud. Tal como está el instinto de defensa de la población y la capacidad…….

      2. I Landero Autor del artículo

        Confundes las churras con las merinas. Repásate la historia del «milagro económico alemán», después de la segunda guerra mundial. No se basó en la planificación, ni en el totalitarismo. Se basó en la economía SOCIAL de mercado, en la que el Estado apenas interviene nada en la economía. Se limita a regularla , a poner ORDEN y justicia en ella. De ahí la expresión «ordo-liberalismo», que viene de ORDEN. Por favor, seamos un poco más serios en las argumentaciones. Dejemos las ideologías a un lado y vayamos a los hechos, a lo que funciona y a lo que no funciona.

        1. Pedro Escolano

          ¡vaya, me sale Ud. por aquí! en un subcomentario menor del tema que tratamos, y además con el GORRITO DE GENDARME, invocando la seriedad en la argumentación, dejar las ideologías y confundir churras con merinas.

          Hombre, la verdad le esperaba por el comentario extenso que colgué ayer a su artículo, «ACUSANDOLE» de partir de 2 premisas falsas, para llegar a conclusiones erróneas dentro de una utopía cuando menos peligrosa.

          Sobre la época del tandem Adenauer-Erhard, le diré que me parece una de las etapas mas sensatas, florecientes y con buenos resultados que se han dado en la Europa de postguerra. Consiguieron bloquear los planes socialdemócratas de nacionalizar la industria alemana (¡hay que estar chiflados!), aplicaron recetas económicas liberales y diseñaron una estructura sindical (sin sindicatos políticos, ni divisiones religiosas o marxistas), y una política de altos salarios referenciada en la productividad. En fin, que estoy de acuerdo con Ud. que fué un modelo de éxito.

          Pero si se trata de repetir esas fórmulas, ¿por qué habla Ud. de «crear un sistema económico diferente», «superar el sistema económico capitalista», defunción del capitalismo, Nuevo modelo, cambio radical, reconstruir la economía partiendo de cero, «no reformar sino refundar», y otra serie de expresiones apocalípticas y revolucionarias. En realidad lo que hicieron el dúo Adenauer-Erhard es CAPITALISMO ORTODOXO de corte liberal. Pero bueno, ya nos lo explicará Ud.

          Señor GENDARME, le espero en las ACUSACIONES de calado que colgué ayer.
          Me ha estimulado mucho su artículo.

          ¡Por favor!, no está Ud. obligado a responder.

  10. enrica

    El articulo es muy interesante,però no creo sea muy practico,la tarea de cambiar un sistema finaciero es muy importante(y no se consigueria en poco tiempo),y no es practico en este momento,lo que se nesecita es cambiar la conducta etica del Ser Humano lo dijo Sarkozy en Davos» en regresar a norma eticas profesionales que se han olvidado,por cierto esta crisi finamciera su origen fuè el no controlar los sistemas bancarios y los productos financieros de alto riesgo que han llevado el sistema mundial a esta crisi tan profunda,si hablamo de religion el Papa justamente el sabado en Inglaterra lo dijo muy claro a todos los politicos Ingleses que le religion no venga empleada por fondos politicos ,si no sirve a mejorar la conducta de nuestras vidas ..gracias y muy buenos dias a todos.

  11. fld

    En primer lugar he de decir que me parece anacrónico hablar de sistema capitalista, para referirnos al actual sistema. Me parece un discurso desfasado en el tiempo.

    Al igual que me parece fuera de lugar alegar falta de regulación en el sistema financiero. Más bien existe una regulación que además de ineficiente, ha sido burlada por los que estaban llamados a su fiscalización, ejecución y cumplimiento.

    Saludos cordiales.-

    1. I Landero Autor del artículo

      Es verdad que hablar de sistema capitalista puede sonar a panfleto marxista…Pero la realidad es la que es, con independencia del nombre que le demos. Nuestro actual Sistema económico, nos parezca anacrónico su denominación o no, es capitalista. Si quieres, podemos llamarlo Sistema de economía de mercado, o de libre mercado, o Sistema económico neo-liberal. Lo importante es el fondo de este Sistema : darnos cuenta de su función, su estructura y su conducta. Luego llámalo como quieras. Pues lo importante es entenderlo, conocerlo bien en su esencia. No nos quedemos en las polémicas nominalistas de viejas filosofías. Vayamos a la sustancia de las cosas, a mejorar lo que tenemos, no a quedarnos en juegos florales de palabras.

      Sé que en el fondo no pretendes jugar con las palabras. Los conceptos, las ideas, eso es lo importante. Saber de qué estamos hablando en cada momento. Y esta crisis no es mal momento para pararnos a pensar en qué ha parado y consiste exactamente este Sistema económico que nos ha conducido a esta tremenda crisis. Nada más, pero tampoco nada menos.

      1. Pedro Escolano

        Es que sus premisas son falsas: La crisis no se produce por una falta de control, ni el objetico funcional del capitalismo ha sido lograr el máximo beneficio para sus accionistas. Al menos durante los últimos 60 años de las democracias capitalistas avanzadas.

        Le he dedicado un comentario y no me extiendo más aquí.

    2. Pedro Escolano

      Suscribo sus afirmaciones totalmente. Las premisas del artículo son falsas: Capitalismo salvaje y objetivo funcional único, basado en máximo beneficio.

      Consecuentemente la utopía redentora, es suicida. Más poder al poder, cuando quizá sea el problema y no la solución.

      Pienso que el sustrato de estos planteamientos reside en concebir que la economía es algo que se planifica desde unos despachos, y no algo que acontece en la interacción entre personas libres. La tentación de soñarse Hacedor es mucho más gratificante para los utopistas enemigos del comercio que la actividad prosaica de pensar qué se puede hacer para mejorar el marco de las interacciones en provecho de todos.

  12. olindico

    si,si. el artículo es muy interesante, desde luego…¿pero que tiene que ver una religión con la economía? al cesar lo que es del cesar y a dios lo que es de dios.
    Cuanto más leo a estos sabios actuales, más me percato de que no viven en el mundo, y que la visión que tienen, no va más alla de los sistemas que han creado. Es como si creyeran que el mundo surgió de la nada hace dos días, y que los cambios sociales se pueden realizar de un día para otro. Precisamente la historia de los jesuitas y en resumen de todas las religiones monoteistas…que son algo más que tres en todo el mundo…no serían el mejor ejemplo a seguir de Pax social, a no ser que tengamos miedo a un real cambio en la sociedad e intentemos hacer un refrito con teorías obsoletas, y de este modo hacer parecer que todo cambia cuando en realidad todo sigue igual. Lo social está tan manido y prostituido en la actualidad, que vaya usted a saber que se insinua con ello. Lo absurdo a mi juicio, es seguir inventando sistemas cada 100 años par seguir con los mismos problemas. sin entes civilizados es imposible cualquier forma civilizatoria, una sociedad no es una civilización. son un conjunto de personas unidas por el interés, así de sencillo. mientras sea el interés mutuo de un colectivo, lo único que nos uná, pues así nos lucirá el mpelo. la humanidad no puede ser una sociedad, es otra cosa. si los que nos dirigen, no tienen eso claro, lo que falla no es el sistema. es un fallo de diseño de toda la estructura, dado que no ha tenido encuenta la principal variable de distorsión. el ser humano. Marx eludió incluir en su diseño de sistema el factor humano y la historia, pues de hacerlo, no le cuadraban las fórmulas¿porqué? es obvio que no se ajustaban a elemento de control ninguno, y eso invalida cualquier cálculo y proyección de futuro de cualquier sistema. es como el 5 postulado de Euclides, hasta hace 100 años escasos, era intocable hasta que se demostró que no era cierto. la humanidad no se puede representar por regla y compas, y mucho menos el mundo…pero estos erre que erre con sus teorías…

  13. Auxi

    En España no fracasa el sistema aunque no vendría mal actualizarlo, lo que fallan son los políticos y la forma de emplearlo, que siempre lo desvían de la realidad y van a lo suyo.

    1. Elena Enriquez Alcina

      Auxi,

      Los políticos son personas como tu y yo. Y sus errores, los puedes observar en mucha gente a tu alrededor, de hecho suben al poder unos y otros, y todos hacen lo mismo.

      La diferencia entre ellos y nosotros, es que ellos tiene el poder influyen con sus malas y egoistas decisiones en la de los demás, pero si fueramos nosotros los que tuvieramos el poder, ¿seríamos diferentes?. Miremos primero nuestra paja que la del ojo ajeno.

      No importa la flecha sino el arquero que la dispara.

  14. cidcampeado

    Algunas voces critican el sistema actual, casi ninguna propone otro sistema economico, porque para vivir en libertad individual, nadie ha inventado otro sistema economico posible, funicione o no.
    El cristianismo es una religion, no un sistema economico.
    No creo que la Iglesia no tuviera importancia en la economia, en su dia inventaron ideas como la del justiprecio que desalentaba cualquier tipo de comercio pues pracicamente prohibia el beneficio, mientras la Iglesia desde que tuvo poder nunca vivio en la pobreza, la verdad sea dicha, es mi opinion.
    Ademas en democracia no se deben imponer las ideas de ninguna religion, aunque sea mayoritaria, se discriminaria a las otras religiones.
    Por tanto no veo por ningun lado ningun sistema economico que pueda nacer de las ideas de Cristo basicamente porque Cristo fue un profeta, no un economista.
    Un saludo

    1. Auxi

      Estimada Elena

      Precisamente por eso se quema la paja y nunca se saben quien lo hizo.
      Ya se que son humanos, pero su tarea como la mía que no tiene nada que ver con la política intento hacerlo bien, ademas cobramos por ello, como me imagino que lo harás tu,.
      Lo que no podemos permitir es que la política de un partido llevado por los políticos, cambien la normas y leyes, llevando a la quiebra un país, tomando medidas fueras de un sistema económico sostenible.
      Agradezco tu comentario.

  15. Esencia

    Un artículo interesantísimo. Muchas gracias.

    Partimos de que han fracasado los extremos. Estamos de acuerdo en la perdida de valores existente, que han dejado de lado la ética y la moral y en lo necesarias que son para que se pueda producir un cambio efectivo y real, para que cambiar, no sea más de lo mismo con otros nombres, como siempre.

    Pero en este cambio, opino que las creencias religiosas deben tener un lugar de encuentro, un entendimiento, un punto en común, para de alguna forma, no establecer nuevos extremos.

    Algo en esa línea, pero nuevo y que tienda a unir.

    Un saludo. Buenas tardes a todos.

  16. felix de valois

    Espero que no se arranquen los pelos por las fechas que les anuncio; bueno,si lo hacen,que sea por la desesperación y el desasosiego que produce el tener que mantener a una clase política inutil e ineficaz,ah¡ eso sí, con muy buenas palabras.
    La tasa Tobin consiste en la imposición de un impuesto a cada una de las transacciones financieras que atraviesan las fronteras nacionales. Esta tasa impositiva de solo 0.1%, es decir alrededor de 15 centavos por cada 100 dólares en cada transacción; esta tasa se dirige a desestímular el flujo de capitales a muy corto plazo (días o semanas), pues estos obtienen un porcentaje de beneficio muy reducido y el impuesto Tobin prácticamente lo haría desaparecer.
    La Tasa Tobin fue anunciada en 1972 y presentada con mayores detalles en 1978 por el Dr. James Tobin, premio Nobel de Economía en 1981. Pues ya ven vds. la fecha que les anunciaba tiene su miga. Lo peor del caso es que desde esa remota fecha se han ido ingeniando unos artilugios tecno-financieros que,por ejemplo,sean las propias maquinas las encargadas de dar las ordenes de compra-venta de acciones u otro tipo de modalidad; por lo tanto ni siquiera el humano interviene en la intermediación y solo se preocupa de contabilizar los resultados al finalizar la jornada. Esto si es capitalismo sin corazón,y lo demás son cuentos.
    Bueno,hoy en New York se debate algo como esto incluso abarcando a los transportes aereos; EE.UU. y España entre otros,no están por la labor buscando otras alternativas a la pobreza y al modo de enfocar tan peliagudo problema. Creo que todo seguira igual. Tiempo al tiempo.
    Saludos cordiales.
    Y aun creen algunos que el capitalismo tiende a desaparecer.

    1. felix de valois

      Parece que Zp ha recibido alguna indicación de alguno de sus asesores en el sentido de que su amigo Sarkozy ya había planteado llevar a la cumbre del G-8 y G-20 el tema de la tasa; el cambio de opinión,si bien sin comprometerse es digno de alabar,no obstante mejor sería que empezase a dar ejemplo y pusiese en practica alguna de las propuestas enunciadas en su discurso ante la ONU. Pero,algo es algo,así al menos siempre se le podrá exigir que sea «al menos» un poco coherente entre lo que hace y lo que dice. Bueno,ya sé que le resulta díficil al hombre. En fin.
      Saludos cordiales.

  17. ATOMIA

    El Príncipe que despierte a la “Bella” no creo que sea Europa, creo que hace muy poco se adoptaron las medidas para que a partir del 2011 se creen otras nuevas instituciones para ejercer control a las deficiencias del sistema, muy bien escogidas las sedes y muy bien repartido el pastel: Londres para la que ejerza el control Bancario, París para el Control Financiero y Frankfurt para las aseguradoras. Los estados miembros (El Consejo) en contra de la Comisión y El Parlamento exigieron que sean los propios estados miembros y no las autoridades europeas las que declaren la situación de urgencia. Y aquí está el problema una vez más “Europa” no tiene nada de poder y los gobiernos siguen mostrando su resistencia a ceder soberanía en esta materia. Se crearán más funcionarios que serán criticados y se seguirán falseando datos por parte de los países.
    Por cierto la Tasa de la que habla Felix de Valois me gusta, es muy solidaria y ya puestos a comprar un billete de avión me parece muy bien destinar unos dólares a la compra de medicamentos para países del tercer mundo
    Gracias por el artículo y bienvenido el paso de Estado Liberal a Estado Solidario

  18. Sananda

    Me parece muy bien la propuesta que éste artículo de hoy nos trae.
    Una democracia cristiana sería para mi forma de entender o sentir, lo que yo desearía en el buen funcionamiento de una sociedad.
    Demócrata pero con base cristiana.

    No creo que ello tuvieses exito en la práctica, mientras que sus impulsores
    y seguidores no tengan también un sincero cultivo de sus principios,
    a nivel personal.
    Ya que el Sistema sea el que fuere, al fín y al cabo, irá siempre en concordancia a la situación espiritual de los sustentadores que tenga en sus manos la posibilidad de hacer y deshacer.

    Esto hace evidente, que los valores cristianos, en su esencia, – sin trampa ni cartón, ni ánimos con ello de manipulación masiva con el tiempo, para intereses privados de algunos, como siempre acaba ocurriendo con todos los sistemas… – deben desarrollarse con sinceridad, en el fondo de todas las personas que tal empresa pretendan.

    Ello se reflejaría simultáneamente en tantos aspectos….

    Pero estos principios o bases, habría que cultivarlas realmente, a nivel personal.

    Porque si no, estaríamos solo en lo mismo, pero con otro «distintivo»….

    Cordialmente.

  19. RafaelJ.

    Una reflexión rápida de las 4:22 de la tarde:

    Mientras no haya un sistema democrático real, se harán muchas cosas, en mi opinión, con objeto de servir a los intereses del que desea seguir manteniendo su sillón. Esta es la única verdad a mi modo de entender. La he vivido en mi persona directamente y lo harán sin tener en cuenta las cifras y sin tener en cuenta al país ni a las personas.

    Todo lo demás, a mi modo de ver las cosas, son cifras y datos añadidos al problema principal.

    Me encantaría ese Estado Solidario o bien, otro menos egoísta.

    1. Elena Enriquez Alcina

      Yo también he sufrido los intereses de los bajos fondos.

      De lo que no cabe duda es donde debe empezar el cambio, debe empezar a dislumbrarse en uno mismo, cuantos más seamos en el empeño de esa tarea, mayor será el resultado que se proyecte en la sociedad.

      Nada cambia sino se hace algo diferente a lo que se ha hecho hasta ese momento.

  20. fj-jeugenio

    Creo que el sr.I. Landero ha escrito un excelente artículo.
    Ante la disyuntiva que plantea al comienzo del mismo, soy de los que opinan, «que la crisis no es de coyuntura sino que afecta al Sistema capitalista como tal, y que por tanto, para superarla, habría que superar el sistema económico capitalista y crear un sistema económico diferente».
    Traer a colación el artículo del prestigioso jurista Böckenförde ya es en si misma una decisión arriesgada, dado que se considera católico y además se atreve a citar algunos principios de la doctrina social de la Iglesia, lo cual resultara, sin duda, inaceptable e incluso jocoso, para gran parte de nuestra progresía.
    Sin embargo, bastantes afirmaciones de las encíclicas de los últimos papas, sí que contienen valiosas ideas en cuanto a la necesidad de que se produzca un cambio radical (sic) en el punto de partida del sistema buscándose un desarrollo humano integral.
    Totalmente de acuerdo cuando dice:»hay que tener en cuenta todas las posibles aportaciones, enfoques y soluciones para salir de esta crisis, para poder así elegir la mejor y más efectiva».
    Y también considero muy importante cuando dice que la Etica debe estar presente en todos los negocios, aulas y escuelas de negocios.
    ¡¡ Cuantas veces la falta de Ética, precisamente está en las causas mas prrofundas de las crisis que estamos padeciendo.
    En fin, un artículo interesantísimo que merece la pena ser leido con detenimiento.

    1. Elena Enriquez Alcina

      La falta de ética, es un mal demasiado común en esta sociedad.

      Lo más doloroso comprobar que a los que la tienen, se les denomina; tontos, incrédulos,ingenuos,iluminados…. Cualquier cosa, menos lo que son; Personas sensatas y de bien.

      1. Pedro Escolano

        Entro por aquí, ya que en el sitio correspondiente nos quedamos sin espacio.
        Dice Ud. sobre las certezas;

        Y dificil construir un futuro sin ellas…
        Donde estamos?.

        Tengo una certeza y es la libertad, en el sentido de los clásicos, prefiriendo lo hazaroso de la autonomía a las seguridades de la servidumbre.Por eso no apoyo pensamientos que buscan soluciones mediante la transferencia de autonomía y libertad a estados con más poder. Pensar que los problemas se resuelven mediante más autoridad coactiva es el camino seguro hacia el totalitarismo.

        Otra certeza es que el conocimiento y la razón son una herramienta de valor incalculable para los asuntos practicos de los hombres.
        Y en ese sentido, creo que tenemos que controlar nuestro lenguaje. Los ideales, deben empezar siendo reales sino quieren circunscribirse a expresiones de furia o necedad subjetiva. Y por ello me expreso sobre el artículo de este hilo, en contra de ese lenguaje extremo de «el capitalismo ha muerto», ha fracasado, «la solución es un cambio radical», «un nuevo modelo, totalmente contrario al capitalismo» «que supere su carácter inhumano», «produce eficiencia, pero no justicia», «reconstruir la economía partiendo de cero»,»no reformar sino refundar», para concluir que es «una inmensa tarea colectiva» para la que se «requiere la ayuda de un poder Estatal», pero el estado nacional ya no es suficiente, «se necesita un poder mayor».

        Si Ud. a leído mis comentarios, intento demostrar que las premisas de este diagnóstico son falsas y que las soluciones son delirógenas.

        Pero lo más peligroso es el propio lenguaje, utópico, revolucionario, escatológico, porque produce un efecto imprevisible y de consecuencias devastadoras, creando un estado de opinión que es el fermento para el demagogo salvador de la humanidad, es decir el fermento totalitario.

        Observe Ud. el efecto de ese lenguaje en el propio foro y piense si esto es un estado de opinión favorable a la sensatez.

        Luego resulta que el modelo en que el autor inspira su art., es lo que el tándem Adenauer/Erhard implementó tras la II GM en Alemania, una de las políticas más sensatas y de mayor éxito que se han llevado a cabo en el mundo, que además es de total ortodoxia capitalista y carácter liberal (mercado libre, tarifas aduaneras bajas, comercio libre, etc).

        ¿El capitalismo está muerto? ¿hay que tirar todo abajo y hacer un Nuevo Orden? (¿a qué suena esto?), etc. etc.

        Enfin, estas son mis certezas. Espero haber respondido a su pregunta.

        1. Elena Enriquez Alcina

          Mi opinión está basada en el hombre, mi análisis económico no le llega a los talones del suyo, porque mis conocimientos económicos son deficientes.
          Pero si se que los modelos están sustentados por las ideas y actos de las personas. El capitalismo ha generado un forma de conducta económica fundamentada en un modelo social-político (no hablo macroeconicamente, atiendo a razones más mundanas, la microecomía, la del día a día) sostenido por el consumismo a destajo presidido por el ideario falso de lo importante es tener mínimo lo que tiene el otro y a ser posible más. Esa mentalidad, ha llevado al europeíto medio, alto y bajo a vivir hipotecándose a largo o medio plazo y los organismos encargados de evitar estas posibles situaciones no solo lo han permitido sino propiciado, bajo la misma premisa, cuanto más preste más gano, sin caer que el préstamo de algo se hace sobre algo real, no sobre dinero acuñado en los balances de una banco/caja/sociedad. Si se presta más de lo que se tiene y lo que se espera recoger, aunque fuera el doble, no se tiene, se presta lo que no se tiene.
          Otro punto que es importante a tener en cuenta son los propios fallos de cualquier sistema, cuando su premisa fundamental no funciona. Consumo = mas consumo = Préstamo = Deuda = Impago= A no dinero = A No préstamo = A No consumo = A No trabajo = Paro y endeudamiento infranqueable.

          Bajo este marco, Pedro, a mi entender el capitalismo es un modelo obsoleto, un modelo que tiene que evolucionar, la historia nos cuenta que si un modelo no da respuestas a las necesidades que el mismo plantea, se produce un cambio que permite evolucionar. El Neocapitalismo, economía mixta entendida como una nueva forma de capitalismo renacido y caracterizado por la corrección de sus excesos mediante la aplicación de medidas en busca del llamado bien estar social, tampoco está dando un buen resultado…..tendrá que seguir evolucionando.

          1. Pedro Escolano

            No me atribuya Ud. conocimientos que no tengo, seguro que soy menos sabio que Ud.y además expresa muy claramente sus ideas.

            Estoy con Ud. en que hemos vivido unos años en que como consecuencia de la expansión del crédito a un coste muy bajo, pues se nos ha ido la cabeza y debemos un montón de dinero. Ahora hay que pagarlo.

            Unas personas se habrán capitalizado viviendo austeramente y otras habrán consumido por encima de lo razonable viviendo como ricos sin serlo y hoy son más pobres. Aunque se pueda afirmar que el modelo ha incitado a consumir a destajo, es una elección libre, nadie fuerza a nadie a consumir ni a endeudarse más de la cuenta. Es decir estamos ante un acto libre que la responsabilidad individual con el conocimiento y la razón (2ª certeza que yo le mencionaba), debe regular.

            Otras soluciones consisten en que la regulación del comportamiento económico de las personas se produzca por medios coactivos dejando al margen la responsabilidad individual. A mi esto no me gusta. Produce e históricamente así ha sido, pobreza crónica y además una sociedad de menores de edad.

            La crítica al consumismo como mal moral de la sociedad capitalista, es siempre pura demagogia. Vivir es consumir, aunque los excesos se pagan y eso es lo que los individuos tienen que aprender. De otro lado, las autoridades económicas que fijan el precio del dinero y su volumen en circulación, no han hecho bien su trabajo. Suspenso y hay que rectificar en la mejora de los mecanismos de anticipación y en los instrumentos reguladores. Y muchas cosas mas en el sistema financiero, que por su complejidad técnica no tengo capacidad de abordar.

            Pero de ahí a que hay que «inventarse todo de nuevo», «un nuevo sistema económico», y todo ese lenguaje apocaliptico que yo resaltaba en el art. de Landero, hay mucho trecho. Este tipo de mensajes corren el peligro de generar actitudes anticapitalistas (mas de las que hay), y abrir el camino a planteamientos políticos desastrosos. Y decir que el capitalismo falla en su objetivo funcional único que no es otro que maximizar el beneficio del accionista, pues también es falso, porque podemos ver todo el estado de bienestar que se ha construido en España en los últimos 60 años y que enumero en algún lugar.

            En las crisis siempre se amplifica el lenguaje extremo y apocalíptico de la demagogia, y eso es lo que hay que refrenar, porque puede dar paso al político demagogo y entonces si que vamos apañados.

            Hay soluciones y mucha gente en España sabe cuáles son. Desafortunadamente tenemos el peor gobierno que se puede tener. Pero esperemos que no tarde mucho en dejarnos tranquilos.

            El capitalismo siempre es un modelo obsoleto, funciona con las ideas de ayer, pero tiene la ventaja frente a todos los modelos probados históricamente, que es capaz de evolucionar y adaptarse con relativa rapidez a los entornos cambiantes. Como ha venido haciendo cientos de años, siempre que otros poderes autoritarios (socialistas y comunistas sobre todo) no han puesto los medios para impedirlo.

            En España tenemos muy buenos técnicos y profesionales, y también algunos políticos, que saben los que hay que hacer para salir de esta. No será cosa fácil, pero saldremos. Lo prioritario es quitarse de enmedio a los que hoy están agravando día a día la situación con su incompetencia. Y confiemos en que el electorado español por fin se de cuenta de que las ideas del socialismo siempre conducen a la ruina, porque en dos tandas han dejado dos ruinas.

            Los mensajes apocalípticos son la peor ayuda para salir de esta crisis y el fermento para la aparición del demagogo.

            1. Elena Enriquez Alcina

              Coincidimos entonces en la idea de que los líderes políticos son el reflejo de la sociedad a la que representan.

              El cambio no debe producirse de arriba hacia abajo, es artificial e insostenible, debe ser al contrario de abajo hacia arriba. Cuando la sociedad madure, y sus valores mejoren, los representantes que la lideren serán el reflejo de ella, y por ende, su modo de gobernar atenderá a la responsabilidad que tiene con la sociedad a la que representa, porque es ella la que los genera y sitúa donde están, el modelo económico que desarrollamos es el resultado de lo que somos.

              El fallo de nuestro actual gobierno, es un fallo consustancial a la sociedad que representa. Es esta la verdadera responsable de su situación. La conducta es el marco que circunscribe nuestra realidad. Tenemos lo que somos.

  21. Carlo

    No creo que la doctrina de la iglesia sea la solución, la iglesia se pega como una lapa a aquel sistema que le permite subsistir y punto. Por el contrario si que existen unos valores innatos en la persona. Si que existe una moral innata y que se desaprovecha, pero porque no se estudia sobre ella. No porque la iglesia lo haga mejor… La iglesia hace una síntesis de moral muy acogedora pero impone sus criterios por el dogmatismo. No seremos mejores por ese camino. ¿Que ha hecho la iglesia por el hombre desde su creación? ¿En otras palabras hasta que punto nos está ayudando? ¿Sigue necesitándose como antes?

    La pavorosa crisis tiene varios focos, así lo entiendo yo. No creo que haya una crisis de valores, creo que hay una crisis por exceso de ignorancia. Pero no por la ignorancia a nuestro cristianismo. Sino mas bien una ignorancia de cómo se sostienen los mercados, la idea del derecho, la idea de pensar por mi mismo, la convivencia dentro del sistema, desconfiar de mis vecinos, como funciona una hipoteca, por qué quiero un coche mejor… No necesito a la iglesia para que me conteste a esas trivialidades sociales. La iglesia ve el oportunismo de las personas que no saben que hacer y tiende su mano para recoger nuevos fieles. Y es que la religión compite por la exclusividad de la moral del ciudadano y eso debe cambiar, es una forma muy vieja de manipulación; yo me niego a aceptarla.

    Por cierto: la relación que existe en Alemania con respecto a la iglesia es mucho más cordial que la que hay en España. Vamos a llevar cuidado de mal interpretar el nivel de complicidad que debemos tener con la iglesia porque allí son mucho menos fanáticos. Prácticamente en todos los establecimientos de Alemania suele verse un crucifijo colgado pero nadie debate sobre ello ni se cuestiona si debe o no quitarse eso de la pared. Mientras aquí siempre hay una feria en torno a todo eso. Es un dato social que hay que interpretar al traducirlo.

    1. Sananda

      Hola Carlo,
      cuando yo escribía mi comentario para esta entrada, también pensaba en la iglesia, como riesgo de más de lo mismo…..
      por lo que la historia puede demostrar….
      Pero yo me refiero a una actitud verdaderamente cristiana. Basada en ésta doctrina, por parte de todos los que en este sistema «metisen las manos», en caso de que llegase su oportunidad.
      No me refería a la iglesia en concreto.
      Y en ésto creo que sí habría que cuidarse, de mantener a ésta al margen del poder de influencia o coomandato.

      Pero como a otra cualquier institución que desde fuera quisiese «intervenir», en el poder del gobierno, como tantas veces ocurre, no solo por parte de la iglesia.

      Saludos.

  22. rlopez

    Excelente artículo el de hoy que hace mucho que reflexionar. Esa idea la tengo en la cabeza desde hace mucho en la cabeza y creo que sin ese cambio nada funciona. Todos somos todo y por tanto el tejido industrial y empresarial debe ser visto como lo que es. Todas las partes son complemento a todas.

  23. Jose Soler

    Buenas tardes,

    Gracias por tu artículo Ignacio, lleva mucha miga.

    El viernes pasado el Papa decía algo muy parecido en Westminster Hall, a mi me gustó mucho su discurso. Fé y razón han de colaborar para el bien de la humanidad.

    Coincidimos en los diagnósticos, es lo fácil, pero cuando llegamos al «cómo» (solucionar esto) nos encontramos con las manos vacías, de frente mirando al paredón de la cruda realidad,…humanizar al capitalismo,…puffffffff, eso sí que es una tarea utópica.

    Chocamos con lo mas crudo y despiadado del ser humano, su ambición desmedida, su egoismo y su egocentrismo. No nos queda otra que comenzar por ahí y requerirá muuuucho tiempo,…no sé si lo veremos.

    ¿Cómo se puede convencer o persuadir a todo el mundo de que no dejamos de ir por un camino equivocado cuando es el camino que nos da de comer?. ¿Que ocurriría si de cada nómina y de cada uno que vive de las rentas detrayeramos un porcentaje para actuar solidariamente con el resto de la humanidad? probablemente la gente que pudiera buscaría un pais que no lo hiciera y se iría corriendo.

    El capitalismo ha demostrado su fortaleza y sigue funcionado perfectamente para los mas fuertes, para los que sirven sus fines,y los demás,…son sólo más números. ¿Quien puede desmontar ese tenderete?. ¿Cómo se domestica a esa fiera económica?.

    Al parecer hay que ser magistrado, y jubilado, para poder permitirse decir cosas como las que cuentas en tu artículo de hoy, así que o eres magistrado jubilado ;-)… o …no sé muy bien…¿cual es el plan que propones?.

    La economía social en España existe, a veces, para dar alguna subvención a algún autónomo o a alguna cooperativa,…por lo demás,…¿que haríamos con ella?.

    Salu2

      1. Jose Soler

        Sea cual fuere, deberá contar con los humanos tal y como son, no con como debíeran ser, porque cambiarnos va a resultar mucho mas dificil aun que ayudarnos.

        No existe la piedra filosofal que nos traiga la solución. Tenemos la consecuencia de lo que somos. Si queremos otras consecuencias mejores habremos de ser mejores también nosotros. Uno a uno sí es posible, hay ejemplos que lo demuestran, y les llamamos heroes, santos, etc.

        Esta claro que sólo puede venir de nosotros mismos, la cosa es ¿porqué no queremos solucionarlo todos?…pues porque no a todos les hace falta en el día a día, en lo inmediato,… la cosa es …a cambio de qué podriamos solucionarlo para todos.

        Para conseguir algo hay que renunciar a otra cosa pero, para que todos estemos dispuestos a renunciar por nada hace falta un milagro.

        Gandhi decía que para hacer cualquier cosa hay que pensar en que podrá beneficiar esa cosa al más pobre del mundo, si no le beneficiara en nada, sería irrelevante por inutil.

        Tenemos que dejar de ser inutiles para el mas pobre del mundo, sería un buen comienzo.

        bss.

    1. I Landero Autor del artículo

      No soy magistrado ni menos aún estoy ubilado. Todavía me queda mucha vida en activo por delante.
      Soy un ciudadano de a pie; pero hago como Tomás Moro, sueño con «Utopía». Si no soñamos, la cruda realidad nos devorará. El futuro ha sido siempre de los soñadores.En palabras de Kuhn , de quienes ponen todo lo existente «patas arriba» – él lo llama «cambio de paradigma», aplicándolo a la Ciencia- . Por ejemplo, Einstein fue uno de ellos, puso en cuestión todo lo que se decía y opinaba en su época, y triunfó. Claro que sí. Quizá con el capitalismo haya llegado esa hora decisiva de ponerlo en cuestión definitivamente. Nada es eterno, y menos cuando se ha demostrado su absoluto fracaso. Ya inventaremos algo, la Humanidad saldrá adelante, ténlo por seguro. Siempre ha sido así. Y ahora tenemos a la generación más preparada, como nos repiten machaconamente. Algo se les ocurrirá a nuestros queridos jóvenes. Yo desde luego sí confío en ellos. Sin olvidar a nuestros mayores, a nadie. Todos podemos aportar algo.

      1. Jose Soler

        A mi me parece muy bien lo que dices Ignacio, no hay que rajarse por dificil o utópico que pueda parecer cuando el objetivo merece la pena.

        Los muros mas altos son los que nosotros mismos nos ponemos, y éste que has escogido ahora, aunque no lo hemos puesto nosotros, es de los mas altos.

        Hay que pensar en algo para el mientras tanto, porque parece que va para muy largo, …fíjate lo que le costó a Tomas Moro «ver», ya desde el otro Mundo, a lo que llegaron sus iniciativas.

        A mi tampoco me gusta el Sistema actual porque es deshumanizante, por mucha seguridad social y pensiones que nos proporcione (con esto me refiero al comentario de Pedro), porque no cuenta con la gente mas que para lo de siempre, para esclavizarla, antes porque que sí y ahora por una nómina, pero sigue siendo esclavitud. No pensamos en lo que queremos hacer, sino en lo que podemos hacer. Vivimos para trabajar, no trabajamos para vivir, y si ya no podemos trabajar, ya ni contamos para nada.

        Los padres no ven a sus hijos ni viceversa a cambio de poder malvivir, …comer, estudiar y muy poco más, y aunque esto sea todo un triunfo, si se mira desde la perspectiva del tercer mundo, no parece buen objetivo, ni un modo muy sano y digno de vivir, si al final la vida se reduce exclusivamente a trabajar para otros, incluso a humillarse, a cambio de lo imprescindible.

        Por todo esto, sin olvidar las utopías, tenemos que encontrar vías de actuación para el cortísimo plazo que sean practicables dentro del sistema que, de momento, tenemos. O eso o nos hacemos todos magistrados jubilados ;-), damos el carpetazo y nos vamos a vivir a la selva, que yo sé de varios que ya lo han hecho.

        En la selva de Amazonas, en Brasil, viven muchas familias que han decidido abandonar nuestra/su civilización, la han dejado por imposible y se han instalado allí, lejos de las ciudades, para vivir su vida en total y absoluta libertad aunque, eso sí, sin pensión ni seguridad social, claro.

        Veo mas fácil caminar hacia un capitalismo justo que hacia la erradicación del capitalismo porque en sí mismo no tiene porqué ser malo.

        Volvemos a lo de siempre, las cosas, los sistemas, no son, en principio, ni buenas ni malas, son las formas y los medios, con las que se ponen en práctica, las que generan consecuencias beunas o malas, así que, en definitiva, la cuestión es, como siempre, «el cómo».

        Salu2

  24. Jugador

    Laissez faire, vamos a dejar que los oprimidos, los hambrientos y los condenados caten las cosas buenas de la vida…

  25. verano1914

    Muy interesante este punto de vista, estoy con que como todos los sistemas más tarde o más temprano engendran su propia destrucción, el capitalismo, tiene cosas imperfectas,y bueno hoy por hoy al no cumplir el ABC que sería garantías económicas para la mayoría, está seriamente herido,herido gravemente. Como de toda crisis personal se puede salir, esta que es compartida, me parece interesante la propuesta de armar un modelo con donde los valores, las personas, la ética, sean pilares de él, la solidaridad. No me importa si viene del budismo que dice cuando salvás una vida salvás a la humanidad, y cuando acabás con una acabás con la humanidad y/o del cristianismo que también tiene cosas muy valiosas en ese sentido,hebreo el que sea que aporte cosas buenas para todos para no heriros ni competir tanto me parece muy bueno, toda línea de pensamiento en ese sentido, para armar un sistema nuevo con ideas buenas de otros que no han servido pero sí seguro que se rescatan cosas, me parece bueno sobre todo la idea DE HUMANINDAD SOLIDARIDAD ETICA, que parece que estás demodé si no pensás solo en vos. Si comparto esta línea de crear un sistema con lo bueno de todos y de todas la religiones y de todas la experiencias,que de algo nos haya servido hasta hoy la pasado, que ha sido bastante en cuanto a formas de organizarnos me parece muy buena reflexión la de este alemán. Gracias por el artículo muy interesante!!

  26. Pedro Escolano

    Qué obsesión por enterrar al paciente antes de que haya fallecido. Pese a ello el jurista forense? Böckenförde, y al parecer Ud., ya han certificado la muerte y colapso del capitalismo. Pasión incontrolable en occidente desde que Marx y otros vaticinaran tan oscuro futuro.

    Como es muy difícil en el artículo, que Ud. generosamente somete a consideración pública, deslindar sus ideas de las del jurista católico y socialdemócrata Böckenförde, habrá que considerarlas conjuntamente.

    Son erróneos los siguientes elementos del diagnóstico:

    Primero.La crisis actual no se genera por una falta de control sobre el mercado capitalista, sino por un control técnicamente deficiente y conceptualmente equivocado. Los Bancos Centrales y otros centros de poderes estatales son auténticos monopolios de poder que establecen el precio del dinero, su volumen en circulación y las normas de juego del sistema financiero. Han desarrollado políticas inmensas de expansión crediticia, que han terminado en inversiones improductivas y endeudamientos astronómicos, tanto del sector público como del privado. Por lo tanto estamos hablando de cuasimercados capitalistas, intervenidos, regulados, normativizados, inspeccionados hasta la saciedad. Por tanto, lo que ha fallado no es el mercado, sino los cuasimercardos con los que nos hemos ido dotando. Lo que ha fallado no es la falta de intervención, regulación, sino probablemente el exceso de intervencionismo, y desde luego lo deficiente que era. Por lo tanto el poder, más poder, no es la solución: ES EL PROBLEMA. Es insostenible su tesis de que las economías actuales sean neoliberales.

    Segundo. Empleando su lenguaje, el objetivo funcional del capitalismo durante al menos los 60 últimos años en las sociedades occidentales, no ha sido exclusivamente “lograr el máximo beneficio para los socios capitalistas”, como Ud. afirma, sino el desarrollo de lo que Ud. llama el “capitalismo social de mercado”. ¿Qué son los seguros sociales? ¿Qué es la sanidad pública universal? ¿Qué es la protección al desempleo? ¿Qué son los sistemas fiscales progresivos? ¿Qué es el sistema de pensiones? ¿Qué es la asistencia social? ¿Qué son todos esos servicios sociales que promueven las administraciones públicas? ¿Qué es la financiación de las ONG´s y la ayuda al desarrollo? También es insostenible su tesis de que el objetivo funcional de nuestras economías haya sido exclusivamente lograr el máximo beneficio para los socios capitalistas. La demagogia maniquea del anticapitalismo no tiene límites ni pudor.

    Si las dos tesis son falsas, las inferencias serán erróneas.

    Tercero. Entrando ya en los wishful thinking, su utopía revolucionaria consiste en “reconstruir la economía partiendo de cero”, “sobre principios no de egoísmo” “sino de solidaridad” “ y tocaría a los estados tomar el control de la economía”. ¡Cómo si no lo tuvieran ya! Le parece a Ud. todavía poco el poder de los estados actuales, con sus instrumentos costosísimos para ejercerlo y que controlan el 60% del PIB. No, Ud. pide más poder y control, incluso “una misión grandiosa para Europa” que mediante el instrumento de un estado gigantesco estado supranacional, “lidere el cambio del sistema”, no para reformar, sino para “refundar, para devolver a los europeos a sus orígenes”, que para Ud. deben de ser los de la Edad de Piedra.

    Cuarto. Todas estas utopías son peligrosísimas, porque convertidas en creencias asumidas por amplias capas de población, conducen a situaciones catastróficas. Por mucho que el autor intente distanciarse de los totalitarismos, sus propuestas son el camino seguro hacia ellos.

    Para mi la cuestión es que los enemigos del comercio que piensan que la economía es una cosa que se diseña y planifica desde un despacho, y no se dan cuenta que la economía es una cosa que acontece entre las interacciones de millones de personas individuales. Pero es muy tentador para el humano creerse el Hacedor sin resignarse a la humilde y prosaica tarea de pensar en qué marco esas transacciones se pueden realizar de modo más provechoso para todos.

    Espero que sus piadosas ensoñaciones no tengan éxito entre nosotros.

    1. Eliseo de Bullón

      Buenas noches Pedro.

      Llevo algunas jornadas discrepando con tus (o sus comentarios, dejo el trato a su elección).

      El otro día sobre su concepto de lo occidental vs … todavía no sé el qué.

      Ayer fueron los conceptos de genocidio y hombres de buena voluntad.

      Hoy sobre sus puntos de desacuerdo con el artículo de I Landero, y que además introducen unas opiniones un tanto sui generis sobre la economía capitalista.

      Le aporto mis comentarios, si me lo permite, a cada uno de sus puntos:

      1. Probablemente se esté refiriendo a Europa. En U.S.A. (origen del problema) la economía sí es neoliberal (sus agencias de calificación son privadas, el Sistema de Reserva Federal es un banco privado encargado de guardar todos los fondos privados de los bancos del sistema bancario norteamericano, etc.) O sea, allí el Estado pinta poco (= neoliberalismo).

      2. Según su argumentación, sólo falta decir que el capitalismo ha sido el compositor de La Internacional. Tan lógico como argumentar que las Trade Unions han sido las creadoras de los bonus a los directivos, por aquello de que hay que motivar a los trabajadores. Los sindicatos, la OIT, la ONU y los partidos de izquierda han sido los comparsas de la filantropía del capitalismo.

      3. El origen reciente de Europa es el siguiente:

      «RESUELTOS a sentar las bases de una unión cada vez más estrecha entre los pueblos europeos,
      DECIDIDOS a asegurar, mediante una acción común, el progreso económico y social de sus respectivos países, eliminando las barreras que dividen Europa,
      FIJANDO como fin esencial de sus esfuerzos la constante mejora de las condiciones de vida y de trabajo de sus pueblos,
      RECONOCIENDO que la eliminación de los obstáculos existentes exige una acción concertada para garantizar un desarrollo económico estable, un intercambio comercial equilibrado y una competencia leal,
      PREOCUPADOS por reforzar la unidad de sus economías y asegurar su desarrollo armonioso, reduciendo las diferencias entre las diversas regiones y el retraso de las menos favorecidas,
      DESEOSOS de contribuir, mediante una política comercial común, a la progresiva supresión de las restricciones a los intercambios internacionales,
      PRETENDIENDO reforzar la solidaridad de Europa con los países de ultramar y deseando asegurar el desarrollo de su prosperidad, de conformidad con los principios de la Carta de las Naciones Unidas,
      RESUELTOS a consolidar, mediante la constitución de este conjunto de recursos, la defensa de la paz y la libertad e invitando a los demás pueblos de Europa que participan de dicho ideal a asociarse a su esfuerzo,
      DECIDIDOS a promover el desarrollo del nivel de conocimiento más elevado posible para sus pueblos mediante un amplio acceso a la educación y mediante su continua actualización.»

      Versión consolidada del tratado Constitutivo de la Comunidad Europea.
      http://eur-lex.europa.eu/es/treaties/dat/12002E/htm/C_2002325ES.003301.html

      No me parecen argumentos del paleolítico.
      … Ni incluso del neolítico.

      4. Agradecería me explicase a qué utopías se refiere, por qué son peligrosísimas y si totalitarismos equivale a economía regulada por el Estado (o sea, por la mayoría de todos nosotros).

      Aprovecho para enviarle un saludo.

      1. Pedro Escolano

        Si, puedo referirme exclusivamente a Europa, aunque el modo de funcionamiento de la Reserva Federal, no difiere mucho del de los Bancos Centrales Europeos. Pero este no es el tema.

        No sea Ud. demagogo con lo del capitalismo y la internacional. Lo que es evidente es que en las democracias desarrolladas el capitalismo no es lo que dice Landero en el art. que nos ocupa. Me remito a los logros objetivos que pongo en mi comentario.

        Lo de la edad de piedra es una figura retórica que no tiene mayor importancia. Si el origen es el que Ud. señala, perfecto.

        Me refiero a las utopías que confían en que la solución de los problemas es dar más poder al poder, transferir mas poder, a los estados. Si Ud. se cree que es el estado, no tiene ningún problema con esto, dele más poder al estado hasta que el estado decida también lo que tiene ud. que comer, cómo tiene que pensar, qué peliculas tiene que ver, etc…..para llegar al estado totalitario.

        El deseo de organización y de orden de una sociedad senil como la europea (y con los otros rasgos que enumeré antes), presenta a la autoridad con un encanto tan fascinador, que corre el riesgo de convertir a las comunidades de gentes libres en estados totalitarios.

        Poe eso deshecho esos proyectos utópicos y me llevo la mano al bolsillo.

        1. Eliseo de Bullón

          El Estado al que se refiere el artículo es constitucionalista, no totalitario. Como dice el Artículo 1 de la Constitución Española:

          2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

          ¿Dónde está el problema? Darle poder al Estado, es darnos poderes a nosotros mismos.

          Y viceversa, no darle poderes al Estado es dárselos a vaya Usted a saber a quién.

          Nota: los logros sociales que Ud. cita en su comentario provienen de Convenios de la OIT (organismo dependiente de la ONU) y con un gobierno tripartito, integrado por los representantes de los gobiernos, de los sindicatos y de los empleadores.

          Los Convenios de la OIT los puede consultar en:
          http://www.ilo.org/ilolex/spanish/convdisp1.htm

          1. Pedro Escolano

            ¿qué medios tiene Ud. para controlar el poder del estado? ¿Votar? ¿Cómo controla Ud. la discrecionalidad legislativa del estado? ¿Y la administrativa? Pero en fin, si Ud. cree que es el estado, seguro que jamás le convencería, así que siga transfiriendole más poder. Dese prisa que queda poco por transferir.

            No darle poderes al estado, señor, es conservarlos en la sociedad civil, para controlar los poderes delegados al estado.

            Es igual lo de que los logros de la economía social de mercado, procedan de aquí o de otro lado nominalmente. Lo que importa es constatar el hecho, porque el art. que comentamos, establece la falsa premisa de que la economía capitalista hasta ahora, ha tenido un único objetivo funcional, que era lograr el máximo beneficio para los socios capitalistas, en palabras del propio autor. Es decir, eso que se llama en los medios el capitalismo salvaje. ¿Es verdad esa premisa, o no es verdad? Eso es lo que importa para lo que estamos debatiendo.

            1. Angeles

              El nuevo Estado debe basarse en la democracia auténtica, no en los partidos. A partir de cada comunidad de vecinos, se eligen los representantes, que conocemos, que son nuestros vecinos, y los votamos. A partir de ahí, Juntas de Distrito, y luego los alcaldes. Particularmente eliminaría las Diputaciones, y las Comunidades Autónomas, y dejaría un Gobierno Central , cuyo Jefe o Presidente, sería votado a partir de los alcaldes de las ciudades, y ese Presidente, al igual que los alcaldes, tendrían que elegir ellos a sus concejales y a sus ministros.

              De cada Ministerio, como antiguamente, habría una Delegación en cada provincia.

              Con ello eliminaríamos a un montón de políticos y por supuesto a los sindicatos, pues el propio Estado , con su apartado legislativo, judicial y Fuerzas del Estado (Policía), velarían para que el ser humano fuera feliz, y apartaran a aquellas personas que lo impidieran, porque no respetan al prójimo en cualquiera de sus variantes. Pero me temo que una sociedad más solidaria, dejará más vacías las cárceles y los hospitales.

              Por lo que se ha hablado que el Estado tendría mucho poder, en el nuevo Sistema el Estado, y el Gobierno, tendría el poder necesario, pero ejercido por las personas necesarias. Nada de puestos o cargos innecesarios, sin contenido laboral. SE podrá dar trabajo a asesores de manera temporal, para acciones determinadas , de investigación, de educación, de consultoría, etc.

              1. Pedro Escolano

                Angeles, yo no deseo que el estado vele por mi felicidad, sólo que haga bien lo que tiene que hacer por mandato y control de la sociedad civil.
                La felicidad es una cuestión personal, autónoma y es muy peligroso cuando los estados se meten en esa autonomía personal; terminan creando súbditos o siervos. ¿A Ud. le gusta eso?

            2. Eliseo de Bullón

              Entonces, la discusión cambia. Ya no se trata de decidir si delegamos poder al Estado, sino en cuánto poder delegamos.

              En asuntos económicos, que es de lo que estamos hablando, prefiero delegar más poder al Estado que al mercado.

              El mercado sin control se rige por la ley de la selva, una selección natural darwinista, donde el depredador está en el vértice de la pirámide trófica, y los más débiles con respecto a aquéllos o a los de su propia especia, van bajando en dicha pirámide.

              Ni se trata de dejar que el ecosistema económico se rija por sí mismo, ni de convertirlo en un zoológico.

              El poder del humano. Y su responsabilidad.

              1. Pedro Escolano

                ¿Quizá su ideal sea el de Lenin, cuando decía «la sociedad entera se habrá convertido en una sola oficina y una sola fábrica, con igualdad en el trabajo y en la remuneración».

              2. Eliseo de Bullón

                Hombre. Lenin, Lenin … No hay que irse a los extremos.

                Pero sabía Ud. que «aproximadamente un 85% del pueblo ruso formaba parte del campesinado, oprimido por las clases superiores y el propio régimen. El vasallaje, asociado comúnmente con la Edad Media, describe con precisión la situación social de la Rusia de Nicolás: Una pequeña clase de nobles terratenientes controlaban una vasta cantidad de siervos.»

                ¿Quizá su ideal sería ese?

              3. Angeles

                Para Eugenio de la Cruz:

                En ese Estado ideal juzgarán los jueces, personas que han estudiado derecho y filosofía, ambas carreras, así como que tengan más de 45 años. Me remito a la República de Platón: solo el sabio experimentado está exento de pasiones, y puede juzgar y legislar según la razón.

                Para Pedro Escolano: Si lees otros artículos más abajo te darás cuenta que a mi tampoco me gusta nada el Estado totalitario, que segun mi opinión ya lo tenemos. Tenemos una farsa de democracia, donde solo nos dan opción al PSOE y al PP. El psoe ha ganado las elecciones con engaños, y tendría que dimitir si fuera honrado. La gran mentira, que al menos a mi me hicieron y por lo que les voté, fue salir de la guerra de Irak, y nos sacaron de allí, pero nos han metido en una farsa de guerra en Afganistan, donde apenas hay gente. ¿Qué sentido tiene la guerra? ¿A quien beneficia?… A los fabricantes de armas, helicopteros, aviones, cohetes y demás armas ligeras. El PSOE como suele hacer, nos engaña para conseguir el poder, como tambien nos hizo en el año 1982, donde todos nos creimos lo de OTAN, NO GRACIAS, aún tengo la chapita conmemorativa que hicieron antes de las elecciones. Luego, no solo nos metieron en la OTAN, sino que pusieron de Jefe a un militante del PSOE…

                Esta política es una farsa, y de cara a las próximas elecciones, votaré a un partido honrado, pequeño, como Ciudadanos, o no votaré, demostrando mi descontento con el sistema de partidos y castas políticas, sindicales, etc.

                La verdad es que siempre me he sentido un poco extrarrestre: este no es mi mundo, pero estamos aqui para cambiarlo partiendo desde el interior, no desde el Estado, como dices y en esto estoy contigo, que a veces es peor el remedio que la enfermedad , como lo ha demostrado la historia: las revoluciones externas, a la fuerza, no sirven, solo para traer más desgracias.

    2. ermitaño

      Pedro,

      en el orden en que planteas tus ideas:

      1.- No comparto tu diagnóstico acerca del origen de la crisis financiera. Tres cosas:

      a) las políticas crediticias expansivas no han sido un capricho del Sistema, ni tampoco fruto de una ambición desmedida; han sido una necesidad. Desde los años 40 la economía productiva ha necesitado de los elementos de crédito para sustentar su crecimiento. Y se ha venido haciendo de ese modo. Como consecuencia, la inflación ha cabalgado a sus anchas y nos hemos visto obligados a abandonar los patrones convertibles de la Moneda. Hemos acabado convirtiendo a la Moneda, en este caso al dólar, en patrón convertible.

      b) a la expansión monetaria la ha seguido la especulación bursátil salvaje. No aprendimos nada de la crisis de los 80: acabamos generando el bluf de las .com, y cuando los especuladores vieron que el Mercado no ofrecía oportunidades de ganancias exponenciales entre las cotizaciones empresariales, optó masivamente por la especulación con las materias primas y la deuda soberana. Los principales culpables de la crisis financiera de 2008 son los propios bancos, que dejaron en manos de fondos opacos el ahorro de las naciones. Por supuesto, ése pecado es extensible a los ahorradores que acudían día sí y día también a su oficina bancaria a reclamar mayores intereses por su dinero. En ese sentido, quiero decir que la Sociedad debe comprender, de una vez por todas, que el dinero no es un valor en si mismo, sino un instrumento de cambio en la obtención de bienes y servicios, y que debe servir para sustentar el sistema productivo, no la especulación.

      c) Dicho todo ésto, para mi está claro que sí han fallado los instrumentos de control financiero. De hecho siguen fallando. Cuando el Banco de España opta por acomodar las reglas contables aplicables a los bancos, de modo que éstos puedan valorar sus pasivos no recuperables a corto plazo -hipotecas ejecutadas- como activos es que dicha regulación ha sido laxa. Las consecuencias legales de ésos actos se las dejo para los juristas. Éste sólo es un ejemplo entre muchos: podríamos pasarnos dias hablando de las barbaridades que han hecho los fondos de inversión con el consentimiento de los reguladores financieros.

      2.- Coincido contigo en lo que planteas. Es cierto que el modelo europeo ha generado estructuras-sostén en la Sociedad. Y ha recibido no pocas críticas desde el otro lado del charco por ello. La vivienda pública nació en Suecia en la década de los 30 si mal no recuerdo y la Seguridad Social en la Alemania de Bismarck -1883-, siendo Beveridge quien le da un empujón en las tres primeras décadas del siglo pasado en el Reino Unido. ¿Qué quiero decir con ésto? Que la asistencia social no ha conocido color político en Europa a lo largo del S.XX. Es un lugar común. Las tendencias que abogan por estados mínimos han llegado siempre del otro lado del Atlántico donde, en efecto, el estado social, como lo comprendemos aquí, no existe. Para ser honestos, hay que decir que incluso Hayek, que no es un anticapitalista furibundo precisamente, ha cargado contra las tendencias minarquistas o anarcocapitalistas que defienden algunas personas autoidentificadas como neoliberalistas.

      3.- No creo que debamos confundir el gasto de las Administraciones con su capacidad reguladora. Que una administración acapare recursos no significa que esté regulando convenientemente el Mercado.

      4.- se trata de una consideración tuya que no entro a valorar. Sin embargo, no la comparto.

      Saludos

      1. Pedro Escolano

        Tengo la impresión de que en realidad estamos más de acuerdo de lo que parece, aunque pongamos el acento aquí o allá, en relación a las causas de la crisis.

        El resto es cómo evaluamos eso. El autor del art., Ud. y otros en este debate, infieren la defunción del capitalismo y que hay que inventarse otro sistema económico, porque esto no tiene arreglo. Todo planteamientos maximalistas, escatológicos, extremos de lenguaje revolucionario y utópico. Haga un análisis filológico del texto del autor y compruebe lo que le digo.

        Y eso exactamente es lo que a mí me alarma: el desenfreno verbal utopista.

        Esta mañana he recibido un comentario del autor sobre un tema menor más arriba, al que puede Ud. acceder, pero copio aquí un extracto de mi respuesta en ese momento, que nos puede servir ahora. El autor, que ya en el art. menciona la experiencia positiva en la Alemania de postguerra de las políticas implementadas bajo una inspiración cristiana -Adenauer era un ferviente catolíco-, sale en defensa de ese modelo económico, que en realidad es el que está sustentando su artículo y con el que yo comulgo absolutamente.
        Mi respuesta fué la siguiente:

        «Sobre la época del tandem Adenauer-Erhard, le diré que me parece una de las etapas mas sensatas, florecientes y con buenos resultados que se han dado en la Europa de postguerra. Consiguieron bloquear los planes socialdemócratas de nacionalizar la industria alemana (¡hay que estar chiflados!), aplicaron recetas económicas liberales y diseñaron una estructura sindical (sin sindicatos políticos, ni divisiones religiosas o marxistas), y una política de altos salarios referenciada en la productividad. En fin, que estoy de acuerdo con Ud. que fué un modelo de éxito.

        Pero si se trata de repetir esas fórmulas, ¿por qué habla Ud. de “crear un sistema económico diferente”, “superar el sistema económico capitalista”, defunción del capitalismo, Nuevo modelo, cambio radical, reconstruir la economía partiendo de cero, “no reformar sino refundar”, y otra serie de expresiones apocalípticas y revolucionarias. En realidad lo que hicieron el dúo Adenauer-Erhard es CAPITALISMO ORTODOXO de corte liberal. Pero bueno, ya nos lo explicará Ud.»

        Saque Ud. sus propias conclusiones, y si nos las quiere contar, perfecto.

        1. ermitaño

          Pedro,

          no creo que nuestra divergencia nazca de poner el énfasis en un u otro aspecto del análisis. Simplemente lo vemos de distinto modo.

          Más allá de la percepción que cada uno podamos hacer de las palabras de otros -usted ve en el articulo de Landero «desenfreno verbal»-, incluso más allá de la propia forma que tengamos cada uno de expresar nuestra ideas, lo que habita detrás son nuestras convicciones profundas. Yo creo firmemente en la economía social de mercado, me parece la mejor forma conocida de organizar nuestra Economía. Porque creo que nuestra economía debe ser organizada.

          No le aburriré con ideas que estoy seguro usted ya habrá oído en anteriores debates con otras personas. Usted ya las conoce y huelga repetirlas aquí, pero creo que convendrá conmigo que el Mercado en si mismo es incapaz de cubrir determinadas necesidades humanas. Dichas necesidades deberán ser cubiertas por alguien, o sea, por el Estado. Y éste es el punto nuclear. O sí o no.

          El problema, como yo lo veo, es que la Economía social de mercado, inspirada en el ordoliberalismo, hoy ha sido superada. Y lo ha sido porque es una respuesta organizativa desde el Estado a un modelo económico que ya no existe. Cuando el ordoliberalismo se impuso, lo hizo porque era la respuesta más adaptativa al modelo de capitalismo industrial, entonces aún vigente. Modelo que se derrumbó en la década de los 80. Hoy vivimos bajo la égida de un modelo distinto, que prioriza la maximización de beneficios al hecho mismo de la producción. Ése no es el sentido central ni del capitalismo primitivo, ni del mercantil, ni del industrial. A mi juicio, lo es única y exclusivamente del financiero, hasta el punto de que supone su sello distintivo.

          El cambio del capitalismo industrial al capitalismo financiero se operó a través de una gran guerra -la segunda- y de la posterior expansión indiscriminada del crédito a lo largo de las siguientes dos décadas. El cambio de patrón del 71 no hizo más que certificar la defunción de un sistema ya agotado.

          En ese sentido, la desregulación bursátil y las políticas expansivas de deuda pública en no han sido un capricho de las administraciones posteriores, sino una necesidad vital. Algo así como el aire para respirar, dado que la pelota cada vez se iba haciendo más grande. Las distintas economías, atrapadas por el macabro eje inflación-salarios, optaron por el camino sencillo y dejaron manos libres a la Banca para convertirse en especulativa.

          Finalmente, hemos llegado a una situación en la que el Mercado, o mejor dicho, una parte del Mercado, ha obrado de mala fe, incumpliendo principios básicos del comportamiento empresarial ético. Y habrá que hacer algo. Desgraciadamente, el Estado se sustenta cada cuatro años sobre un entramado de personas, llamado partido político, al que al parecer le importa poco controlar dicha economía especulativa. O sí le importa, pero no puede. Para el caso viene siendo lo mismo.
          De ahí que en mi respuesta diga claramente que no creo posible un cambio de sistema, a menos que varíen dos elementos clave: Mercado y Dinero.

          En fin, es mi forma de ver las cosas, y no tiene más valor que el de mi opinión.

          Gracias por su tiempo
          Saludos

          1. Pedro Escolano

            Pues no se, cuéntenos Ud. como modificar esos dos ingredientes, para que la cosa funcione.

  27. verano1914

    Yo sin embargo si espero que tengan éxito todas las iniciativas para fomentar cosas positivas que tenemos cada uno, y seguir fomentando egoísmo y frivolidad que es la moneda de cambio de hoy. No es el malo de la película el capitalismo, nadie está diciendo eso como tampoco lo fué el comunismo, es cómo están las cosas hoy. Y no estan bien nunca lo estuvieron, y quizás nunca lo estén bien al mismo tiempo para todos, pero.. siempre siempre hay que mejorar, y cuando un sistema falla no en su en su totalidad, pero falla habrá que ajustarlo, es como el cuerpo humano si te falla algo te lo operan, te lo medican, pero no vas a andar por la vida con una infección porque tarde o temprano si no tomás antibiótico sos boleta, o sea que sí cuando algo está mal hay que buscar soluciones,ahora y tomar lo que está bien dejarlo y sumar lo que está bien de otras cosas, o nuevas o pasadas, o sino seguiriamos en la esclavitud, feudalismo donde 3 se salvan y el resto plin…

  28. olindico

    En relación con el artículo y lo que creo entender sobre lo que está pasando, intentaré dar mi humilde visión personal:
    vivimos y presenciamos el agotamiento de un largo ciclo que comenzó hace 2500 años cuando el bueno del rey Josías comenzó a destruir lo que para él era la idolatría, instaurando una religión de estado, dando origen a la primera forma de monoteismo.¡que gran invento! supongo Borrando toda huella del conocimiento de pueblos mas antigüos que el suyo,cuyos conocimientos y ciencias hubieran sido bastante útiles a la humanidad. Afortunadamente, muchos de esos conocimientos estaban a buen recaudo en la biblioteca de Alejandria. Hasta que entre el bueno de San Cirilo unido al gran Teodosio, descubrieron cuan útil era el descubrimiento del buen rey Josías y haciendo gala de gran piedad y fervor religioso la arrasaron al grito de ¡¡demoledlos!!. de lo poco que quedara, el piadoso califa Omar lo terminó de convertir en polvo, hasta que las locuras del glorioso Al Hakin, terminaron de arrasar todo vestigio de la tradición clásica no solo en occiedente, ya que en oriente, tambien tenía faena arremetiendo contra el imperio oriental y rematando la faena destruyó el esplendor de los Omeyas por ser paganos y bárbaros.En España debemos agradecerle tan piadosa labor, pues gracias a el tenemos la estupendas ruinas de Medinat al-zahara y los orígenes de nuestras tan queridas taifas. Si ya lo decía el gran Filón de Alejandría:
    “ Filón de Alejandría profesa una admiración profunda hacia el ideal moral de los esenios, así como por el hecho de haber nacido en el centro de la cultura griega: Alejandría. A la xenofobia y al orgullo nacional, propios del judaísmo en Palestina, Filón opone un verdadero espíritu universal. Como señala Daniélou: «Su lengua es el griego. Su ciudad el imperio romano».

    Su originalidad radica en reformar la filosofía griega tradicional adaptándola a las exigencias de la Palabra de Dios y en su preocupación por presentar a los griegos la fe judía de tal forma que les resulte aceptable «Su ambición es precisamente unir la religión de Israel, la cultura griega, la ciudadanía romana. Equivalía a intentar en favor del judaísmo lo que el cristianismo realizaría cuatro siglos más tarde». Crear y expandir toda una civilización judía, es una empresa cuyo espíritu será asimilado por las escuelas y los pensadores cristianos que de una u otra forma bebieron de su pensamiento: apologistas como san Justino, o más directamente, los alejandrinos Clemente y Orígenes y, a través de éstos, los cristianos del siglo IV. “

    RODOLFO VAZQUEZ. Génesis del logos en Séneca, Filón, Justino y Tertuliano
    Revista ESTUDIOS. filosofía-historia-letras Otoño 1984

    cuanto tenemos que agradecer a la religión hermanos, alabado sea Dios, el misericordioso, el grande,Halleluyah,Alá agkbar. Todo sea en nombre de dios.

    2500 años despues y seguimos igual…como dije el otro día: de nuevo los güelfos y los gibelinos, los buenos y los malos…

  29. BORJA

    Muhammad Yunus

    “En 1976 decidí dejar dinero a la gente pobre y fue una experiencia fantástica; pensé “Si esto les hace felices, ¿por qué no hago feliz a más gente?” Y fue entonces cuando decidí fundar el Grameen Bank”

    “En el 2008 creamos el Grameen America siguiendo los mismos principios que en Bangla Desh. Y funcionó muy bien. Trabajamos con la gente pobre de Nueva York y nuestros clientes nos devuelven cada centavo que les prestamos”

    “Hoy, incluso en esta crisis financiera, la banca de microcréditos del Grameen Bank funciona sin problemas”

    “Decidimos centrarnos en que el 100% de los niños que se benefician de los programas del Grameen Bank puedan recibir educación y estamos muy contentos porque, por primera vez en la historia, lo hemos conseguido”

    “Cuando me preguntan “¿Por qué hay pobres en el mundo?” respondo “Hay pobres porque nadie les ha dado herramientas para salir de su situación, no porque no sean capaces de salir adelante. La sociedad ha fracasado a la hora de ofrecerles los instrumentos para progresar y nunca han tenido la oportunidad de mejorar”

    “En 2008, el año de la crisis financiera, también fue el año de muchas otras crisis: crisis alimentarias, crisis energéticas, crisis medioambientales, crisis sociales… pero todas estas crisis no son crisis individuales sino que son manifestaciones de una misma crisis: el fracaso del modelo económico actual”

    “Necesitamos una nueva estructura financiera abierta a todo el mundo, de forma que nadie quede excluido. Esto es lo que hacemos en el Grameen Bank”

    “Millones de personas mueren cada día en el mundo, pero lo que necesitan no és un médico, sino que nos organicemos y cambiemos nuestras mentalidades; los modelos económicos y sociales deben redefinirse”

    “Las crisis nos ofrecen una buena oportunidad para modificar el sistema y, especialmente, el actual concepto de negocio: necesitamos cambiar el modelo empresarial convencional por un modelo social”

    “En el modelo empresarial social, el empresario no hace negocios para su beneficio personal sino que busca solucionar problemas globales, entendiendo el mundo como un ser multidimensional, no individual. En este tipo de modelo, los empresarios no pretenden ganar dinero sino recuperar la inversión que han hecho”

    “La tecnología es como un coche: es un vehículo pero no te lleva a ningún lugar; quién te lleva es el conductor y, en la economía social, los conductores son los empresarios”

    “Si damos a los pobres la oportunidad de poner en marcha nuevos negocios para solucionar problemas sociales, nos quedaremos deslumbrados con todas las ideas que aportarán”

    “No hay motivo para que haya pobres en el mundo y espero que llegue un día en que podamos crear un museo de la pobreza, de forma que los niños se pregunten cómo pudo existir y porqué la aceptamos durante tantos años”

    1. Pedro Escolano

      ¿Y de qué viven los «empresarios sociales» si no hacen negocios para su beneficio personal? Me imagino que del estado, como una especie de funcionarios tecnócratas.

      Y ¿por qué se dedican a ello si no obtienen beneficios y sólo recuperan la inversión? Imagino que por filantropía o porque alguien les obliga. ¡Ya hay que tener poder para obligar a alguien a eso!

      Y ¿De dónde se obtienen los recursos para reinvertir si no hay beneficio? ¿Con qué recursos se reponen los activos o se emprenden mejoras? ¿Quiza el Estado?

      Creo que debería Ud. reflexionar seriamente sobre el papel social del beneficio empresarial.

      1. BORJA

        Pedro;

        El texto no es mío. Como indico al comienzo de la transcripción que hago entrecomillada de sus palabras, corresponde a Muhammad Yunus, fundador de Grameen Bank (Bangladesh), Premio Nobel de la Paz en 2006 y Premio Principe de Asturias de la Concordia en 1998.

        Seguro que en los escritos del Sr. Yunus puedes encontrar respuesta a tus preguntas.

        Te invito a que lleves a cabo el acto de reflexión que propones.

        1. Pedro Escolano

          Me aplasta el argumento de autoridad.

          La reflexión la he hecho hace mucho tiempo.

      2. DOÑAJIMENA

        Tal vez porque tenga una mentalidad diferente a la de por aquí.
        Tal vez porque de una parte de su capital decidió no obtener beneficio material, sino humano y así «arrastró» a otros a hacer lo mismo.
        Pero no debe ser tan malo, cuando se han creado más entidades con la misma política, es decir conceder microcreditos para que los más pobres tengan acceso a una vida más digna.
        Y por cierto, ellos los devuelven, cosa que no hacemos nosotros siempre.
        Buenas noches.

            1. Pedro Escolano

              Carezco de certezas. Las situaciones son tan cambiantes, que tener certezas es anclarse en el pasado.

      3. eva

        TODOS LOS SERES HUMANOS NACEN LIBRES E IGUALES EN DIGNIDAD Y DERECHOS Y, DOTADOS COMO ESTAN DE RAZON Y CONCIENCIA, DEBEN COMPORTARSE FRATERNALMENTE LOS UNOS CON LOS OTROS.

        Articulo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

        Otra utopía mas……

        eva

        1. eugenio de la cruz silva

          Sin duda.

          Todos los seres humanos nacen en el seno de una familia, salvo contadas excepciones, reciben de la misma la informacion cultural de su grupo familiar y tienen los derechos y deberes que su grupo familiar tiene.

          la declaracion es una idealizacion de la sociedad no es una descripcion de la sociedad

          Solo si tenemos clara la realidad social en que vivimos podemos plantearnos el cambiarla.

      4. Ricardo

        Permítame que le conteste muy brevemente : lea el modelo de negocio de Grameen .Le despejará todas las dudas. Esa es la reflexión global necesaria : el concepto intrinseco de que se entiende por beneficio empresarial «socialmente acpetable » .
        No tienen porque ser polos opuestos.

      5. ermitaño

        Pedro,

        la banca social es una tendencia en auge. Dejando de lado los casos particulares, la Banca como actividad es capaz de generar recursos suficientes como para sustentarse sin tener que acrivillar a comisiones a sus clientes ni apostar sus recursos en la ruleta de los fondos de inversión opacos.
        Sinceramente, creo que hay otra forma mucho más ética de hacer Banca.

        Saludos.

    2. Ricardo

      Gracias Borja . Tuve la fortuna de conocerle personalmente . Me pareció de otro planeta . Estudié el caso Banca Grameen editado por harvard : impresionante , sólo le vi una ¿debilidad? : Huye de la corrupción , de la política , no acude a la banca «conocida» FMI, etc.. Podría romper «muchos sistemas» quizá por eso en Europa pasa desapercibido : vivimos anclados en el pasado. Aquí sobran criticas , preguntas retóricas y falta mucha imaginación y saber escuchar . Desde la barrera los toros se ven de otra manera.

      El sistema grupal de concesión de microcréditos es apasionantemente sencillo y eficaz. Consigue implicar a todo aquel que lo utiliza y apenas tiene morosidad .Si usted trabaja , lo podrá pagar . Si no lo hace afectará negativamente a todo el grupo .En la India , los grupos lo constituyen principalmnte mujeres.

      Son más responsables.

  30. ermitaño

    I.Landero,

    Estoy de acuerdo, es necesario refundar el sistema económico. El capitalismo industrial del XIX quedó obsoleto, a pesar del esfuerzo del sistema por sostenerlo a través de la universalización del crédito. El capitalismo financiero del XX se ha derrumbado con mayo facilidad aún.
    El primero tenía la virtud de ser productivo, al menos genera algo. El segundo, no. En cuanto producir bienes dejó de resultar atractivo para el capitalista, éste se orientó en la dirección de obtener la máxima eficiencia. ¿Por qué invertir dinero en una industria textil cuando con ese dinero se pueden comprar opciones sobre acciones o deuda soberana? Se ha confundido un instrumento, las finanzas, con un conjunto: el Capitalismo. Las finanzas sólo son un instrumento, no el conjunto ni la motivación del Capitalismo.
    Los bancos, verdadera institución del sistema capitalista, han sido los responsables del derrumbe del sistema que alumbraron. Lo finiquitaron cuando dejaron de entender el dinero como un bien destinado a circular por el mercado y a nutrir el sistema productivo. Para éso se fundó la Banca, no para especular con la ruina de una empresa a un año visto. O con la ruina de un país, me da igual. Por cierto, tampoco se fundaron para financiar escaladas inmobiliarias especulativas, alentando las falsas esperanzas de muchas gentes un tanto insensatas.

    No conocía a Böckenförde e ignoraba el artículo que citas, pero coincido en su percepción acerca del papel de los individuos y los grupos. La educación legitima e institucionaliza comportamientos socialmente aceptados. Cuando la avaricia o la ambición despiadada se convierten en un elemento agregado de valor es que el Sistema está fallando. Simplemente porque éso no está bien. Porque no es justo.

    El sistema sólo obtiene eficiencia en ámbitos que son tangibles y contables. Es decir, en dinero o en elementos convertibles en dinero. El capitalismo financiero del XX lo ha centralizado todo el dinero, pero no considerándolo un elemento de cambio -nació para sustituir el trueque- sino un valor supremo en si mismo, cuando carece de tal valor por definición. Por lo tanto, no le interesa si el ser humano se guía por conductas correctas o sostenibles. Su ética no le interesa, porque carece de valor contable. Y preña a toda la Sociedad del principio rector de la eficiencia dineraria, destruyendo por el camino lo justo o lo solidario. O en otras palabras, reduce -como dices en tu artículo- el Estado y el Derecho a elementos que sirvan para generar dinero. Más dinero.

    Este modelo de Capitalismo lleva en si mismo la semilla de la destrucción, porque incentiva el empeoramiento progresivo de la capacitación de los trabajadores. Puesto que las condiciones laborales han mejorado a lo largo del pasado siglo, en lo que a horas y derechos se refiere, el sistema sanciona a aquellas empresas que aceptan conductas inaceptables como tener hijos o cuidar de los padres. Y como la lógica del salario demanda que éstos bajen en relación a la inflación, el sistema incentiva a las empresas a expulsar a aquellos trabajadores con sueldos y experiencia superiores del circuito para insertar en él a trabajadores más jóvenes con peor calificación y sueldo inferior. El trabajo al final es peor, con lo que se incumple la primera función de cualquier empresa: hacer buenos productos y/o proporcionar buenos servicios.

    Nos explicas que Böckenförde identifica en la Iglesia el sustrato moral de Occidente y que es la Iglesia, a través de su doctrina social, la que debe impregnar a la Sociedad con el valor ético para que éste funde un nuevo orden basado en la justicia social. En ese sentido, me gustaría destacar que hay personas en nuestro país que han sido innovadoras en ese sentido. Estoy pensando en Rafael Termes, por ejemplo, con dos libros importantes: «Antropología del capitalismo» y «Capitalismo y cultura cristiana» (ciclo de conferencias de varios autores).

    El capitalismo social de mercado, o modelo renano, como le llamó Michael Albert, es la solución que plantea Böckenförde, si no te he entendido mal. Y estoy de acuerdo con él. Y con Erhard. Y contigo. Pero no es un cambio de Sistema, es una adaptación del actual. Más ética, mejor, pero sus bases son las mismas. No lo censuro, al contrario, pero si lo apunto.
    Es necesario que el sistema que alumbremos entre todos en los próximos años, la ética individual constituya el centro de la vida económica. Que el principio de solidaridad sea un corrector necesario de la, no pocas veces, distribución de la riqueza. No se trata de dar limosnas, sino de poner en valor desde el Sistema mismo el valor de conductas y principios difícilmente mesurables con dinero. Se trata de comprender que el dinero es un instrumento, no un fin en si mismo. El fin es vivir dignamente, con el espíritu elevado y la conciencia limpia.

    De todas formas, la diferencia entre el sistema que conocemos y otro nuevo no reside únicamente en el valor ético de la producción, de la ocupación humana. El dinero, la moneda, es el eje central del sistema en el que vivimos. No será posible evolucionar hacia un sistema distinto hasta que el medio de intercambio no sea otro, o en su defecto no sea el fin en si mismo. La moneda, mejor dicho, el billete, es el medio de intercambio y por lo tanto se ha convertido en el valor en si mismo; pero tiene un valor simbólico. Odio recordarlo porque es una obviedad, pero un billete no es más que un papel impreso. Nada más. Lo que lo hace valioso es su valor simbólico, su valor de cambio.

    Pues bien, a menos que vayamos a poner en circulación una cartilla de la buena voluntad, en la que los puntos que recibamos por nuestras buenas acciones de los demás sean canjeables por bienes y servicios disponibles en el Mercado, mucho me temo que la transición a un nuevo sistema va a ser sustancialmente difícil. Porque la pregunta en el fondo es…¿qué define el actual sistema?¿qué elementos lo sostienen? Básicamente creo que dos: el Mercado y la moneda. Es decir, la posibilidad de establecer trueques organizados a través de un elemento común -moneda- a todos los jugadores que ofrecen sus servicios -mercado-. Sin embargo, ambos elementos se relacionan sobre la base de la confianza, es decir, la aceptación del valor simbólico de la moneda. ¿Esa confianza se está resquebrajando? En mi muy humilde opinión, sí. Lo estamos viendo en el comportamiento de la deuda de no pocos países occidentales. El Sistema se está agrietando.

    Así pues…¿es posible crear un nuevo Sistema que no orbite alrededor del Mercado y la Moneda? Y otra pregunta no menos importante…¿Realmente es necesario evolucionar a un modelo en el que ambos elementos desaparezcan?

    Gracias por el articulo I.Landero.

    Un saludo

    1. eva

      LA SOCIEDAD ES UN CADAVER EXHUMADO CUYA FALTA DE PUDOR HACE PATENTE LA CARENCIA DE HUMANIZACIÓN DE TODOS AQUELLOS QUE, COMO UN TUMOR MAS, CONTRIBUIMOS DIA TRAS DIA A ENTURBIAR TODAVIA MAS AQUELLO QUE NOS RODEA Y QUE NOS DEBERIA DAR MAS VIDA PERO QUE, EN LUGAR DE ELLO, NOS PUDRE Y NOS DESCOMPONE.

      (idea central sobre la que se basa la última pelicula que acabo de ver, y con la que estoy completamente de acuerdo.)

      eva

      1. ermitaño

        Eva,

        si queremos evolucionar hacia un modelo más humano y más digno, el primer paso es ser capaces de pensar de forma credora. ¿Nuestra sociedad tiene problemas? Sí, muy graves. Pero embarrarnos en su descalificación tampoco nos va a ayudar.

        Gracias.

  31. varicap

    En mi modesta opinión, la refundación del sistema actual pasa inicial y obligatoriamente por crear una verdadera seguridad jurídica, una justicia rápida, eficaz e implacable con las injusticias y alejada de la burocracia, los gremios parasitarios y la influencia política. Cuando se consiga lo demás viene rodado, pero es casi como pedir peras al olmo.

    Un saludo a todos

  32. Tata

    Caminante, son tus huellas
    el camino y nada más;
    Caminante, no hay camino,
    se hace camino al andar.
    Al andar se hace el camino,
    y al volver la vista atrás
    se ve la senda que nunca
    se ha de volver a pisar.
    Caminante no hay camino
    sino estelas en la mar.

    ¿caminamos? ¿navegamos?

    Os invito.

  33. Angeles

    Mi opinión es que el sistema actual ya no sirve con las nuevas coordenadas y parámetros de la evolución humana y de los tiempos: intercomunicación, globalización, escasez y estancamiento (de materias primas, de ideas, de creatividad, etc.), depresión y represión, etc.

    Si el sistema ha fallado tiene que surgir un nuevo sistema, no partiendo de lo mejor que creemos que ya existe o existía: La Iglesia Católica o cristiana, porque recordemos que las Iglesias están vaciándose porque su paradigma no funciona. Los cristianos se han considerado los UNICOS portadores de la moral y la ética, y eso no es cierto. Si nos contagiamos con el síndrome de los elegidos, mal vamos, pues nos dejamos fuera a muchas personas y sistemas que nos pueden enseñar muchas cosas. Aquellos que han viajado y han salido de Europa, saben de lo que hablo, pero no nos dejemos fuera determinadas culturas orientales, que mucho nos pueden enseñar.

    Pienso que al igual que ocurrió con el Renacimiento, cuando resurgió de las cenizas de la Edad Media, cual Ave Fénix, originando su fuerza en el ser humano, así hay que comenzar un nuevo sistema: EL SER HUMANO ES LO QUE DEBE DAR SENTIDO A TODAS LAS COSAS, «el hombre es la medida de todas las cosas». Estamos viviendo una Edad Media, donde todo se derrumba, donde el hombre es enemigo del hombre, donde se instaura el «sálvese quien pueda», y para poder sobrevivir tenemos que cambiar. De todas formas, aunque no lo hagamos, la vida lo hará, porque es ley de vida: los ciclos, despues de una depresión, viene una expansión.

    No solo el capitalismo está desgastado, el comunismo hace años que feneció (la gran perversión ideológica y social, donde se suponía que se iba a repartir la riqueza, y solo despojaron de esa riqueza a los aristócratas para quedarsela unos pocos) , pero tambien está gastandose la pareja, la familia, los padres, los hijos, los colegios, los maestros, los empresarios, los empleados, los funcionarios, los sindicatos, los políticos.

    Por eso hemos de empezar por lo que se comenzó en el Renacimiento, con el Humanismo: El hombre/mujer es lo que da sentido a todas las cosas, y a partir de ese razonamiento, de ese puntal , de ese principio básico, construyamos un nuevo hombre, una nueva mujer, porque si las principales columnas están gastadas o agrietadas, el sistema no se sostendrá. Tenemos que construir sobre suelo firme, y ese suelo firme es nuestro centro, el de cada uno, como seres humanos. Y en este sentido la Iglesia no da la talla para muchas personas: demasiado pudorosa, demasiada represión sexual y dogmática.

    El nuevo sistema no se puede construir sobre dogmas, sino sobre la razón, sobre el sentido común, que es común a todos los seres humanos, por ello habría que integrar todos los sistemas, todas las formas de pensamiento, filosófico, psicológico y extraer lo que nos une, no lo que nos separa. Esa unión hará la fuerza en el nuevo sistema, pero una unión de todos y para todos, no para unos pocos que comulgan con esa Iglesia o con otra.

    Cuando se construyó el Renacimiento, se recogió lo mejor de los filósofos clásicos: de Grecia, de Roma, de Egipto, de India, pues son la cuna del pensamiento, y pienso que tendríamos que hacer lo mismo, recoger los puntos que hay en común, pues hay muchos más de lo que creemos.

    Las religiones o las creencias espirituales serán libres, y cada uno podrá tener la que libremente decida, siempre que esa creencia le ayude a ser y estar mejor.
    El nuevo sistema necesita que el ser humano se quita las anteojeras del fanatismo, del dogmatismo, del pensamiento único, y defienda al ser humano, más allá de sus creencias, de sus opiniones, de su bandera, de su lengua. Recojamos lo que nos une, y obviemos lo que nos separa. Eso es lo que dará fuerza a un nuevo Sistema que vendrá, que tiene que venir, porque desde el corazón y desde la cabeza de cada hombre se le está llamando, se está soñando con él.

    Un nuevo sistema basado en la ley, pero sobre todo en el respeto y la comprensión. Cuando un sistema solo tiene leyes, es que ha fallado en su ética, y por ello , porque el hombre no sabe, no ha aprendido a gobernarse a sí mismo, necesita de las leyes y de las normas.

    Un nuevo sistema basado en la ética, en la moralidad, sobre todo en los cargos públicos, y cuando un cargo público ha faltado a la moral: ha engañado, ha mentido, ha robado, debe dimitir.

    El nuevo sistema debe dejar a los pueblos , al resto de pueblos en paz, y no inmiscuirse en sus asuntos, aunque no tengan democracia, aunque vayan con taparrabos, respetar su idiosincrasia y su forma de vivir. Cuando nos pidan ayuda, se la daremos, si podemos y no ponemos en peligro vidas humanas y sin llevar soldados.

    El nuevo sistema valorará la educación por encima de todo, una educación universal, donde será necesario estudiar filosofía y ética, religiones comparadas, psicología (relajación, autoestima, habilidades sociales, educación sexual, psicología femenina y masculina, pareja, convivencia familiar, autoestima para adolescentes) , para todas las personas, a partir de los 10 años. Porque el nuevo sistema valorará la formación humanista, pues el ser humano estará por encima de todo: su dignidad, su respeto, su valoración como persona más allá de su imagen física o sus creencias, más allá de su dinero, de su trabajo.

    El nuevo sistema tiene que partir de 0, desde el origen , desde el centro de cada ser humano, y convertirse en una sociedad que permita que el ser humano sea feliz, porque haya más comunicación en el hogar, en la pareja, en las empresas, en las instituciones. La comunicación eficaz se valorará mucho, así como las relaciones interpersonales.

    El nuevo sistema tiene que ser creado por las mejores mentes y los mejores corazones del planeta, ayudados y apoyados por todos los hombres y mujeres de bien que sienten que tiene que haber un cambio. Pero cuidado con los cambios que se hacen a la fuerza, que siempre salen mal. El sistema vendrá paulatinamente, a partir de foros, como éste, a partir de congresos, de conferencias, de libros, cambiando la mentalidad, introduciendo la educación y el respeto, enseñando a apagar la TV cuando estamos viendo basura.

  34. Angeles

    La idea que apunta Ermitaño sobre una libreta personal, donde las personas apuntaran sus buenas acciones, y tambien las malas acciones, es algo que estuve comentando con una amiga, al propósito de los hombres, principalmente, que dejan heridas a mujeres, abandonadas, con hijos, y que luego forman parte de Custodia Compartida Ya, para no pasar ninguna pensión. Perdón, porque es otra idea, pero tiene que ver sobre lo mismo: este sistema se ha calentado muchisimo la cabeza para crear un código de circulación, un código civil, penal, etc., y ¿para premiar las buenas acciones?.

    Ermitaño, tienes muy buenas ideas.

    1. ermitaño

      Gracias Angeles. Desgracidamente no será viable. O no creo que tú y yo lo veamos. Lo he comentado precisamente para llamar la atención sobre lo naïf, lo ingenuas, que pueden ser percibidas las acciones dignas. Creo que todos estaremos de acuerdo en que lo principal en nuestras vidas es sustentarlas y vivirlas en plenitud. Ser felices. Pues bien, lo de la cartilla de la buena voluntad no será viable, pero habrá que buscar algún medio de incentivar los comportamientos solidarios en nuestra sociedad. Incluso más allá del limite que impone la gratificación material. Ser una buena persona debe aportar prestigio social, para que se propague la imitación.

      Es importante que en nuestro imaginario colectivo se sustituya la percepción de lo que es evolutivo y lo que no: pasar de las conductas agresivas -recesivas- a las solidarias.

      Saludos!

      1. Angeles

        Recogiendo ese apunte que es de mucha gente de primar lo positivo en lugar de castigar lo negativo (se puede evitar premiar, ningunear lo destructivo, e incluso a aquellas personas que son un peligro para el resto de los seres humanos por su violencia o agresividad, retirarlos y re-educarlos), en ese sentido , en lugar de tener solo un certificado de penales, disponer de unos certificados (igual que tenemos nuestra salud física en lo ordenadores de la Seguridad Social), registrar esas buenas acciones que pasan desapercibidas, por ej. Ha cuidado a dos hijos, ha criado a unos sobrinos, ha cuidado a su madre hasta que falleció, ha estudiado esta o cual carrera y se la ha sacado trabajando, ha trabajado 30 años en la misma empresa que le ayudó dándole su primer trabajo, ha fundado una organización que ayuda a los sin techo, ha fundado un periódico para dar trabajo , ha creado esta o cual empresa, ha sido fiel a sus compromisos de pareja, de pago, y tantas cosas que nos muestran que una persona tiene unos valores morales, éticos, de constancia, de progreso y de ayuda a sí mismo y a los demás. Mientras la sociedad no prime las buenas obras, y solo salgan en los informativos los asesinatos, las muertes de los terroristas, los programas destructivos de Gran Hermano, de despellejeo nacional, de envidias, de sacarse los ojos, mal vamos.

        Y cuando una persona o empresa intenta seleccionar personal o bien entablar relaciones afectivas con otra persona, solicitar un certificado de OBRAS O ACCIONES de esa persona.

        Nuestra sociedad, y por tanto cada ser humano debe dar un giro de 180º para pensar en positivo, y valorar lo positivo. Lo negativo, lo destructivo, ningunearlo, como se hace con niño déspota que pretende ser el emperador de la casa. La inmadurez no puede seguir gobernando, dirigiendo programas de TV, siendo los modelos de nuestros hijos, y si lo sigue haciendo, es porque se está destruyendo como sociedad, como sistema, que no aporta valores de crecimiento interior y social.

  35. I Landero Autor del artículo

    A propósito del mercado, os dejo el texto de la lección inaugural del curso académico 2000-2001 de la Universidad pontificia Comillas, pronunciado el 4 de octubre de 2000 por el jesuita Francisco Gómez Camacho . ¡Lo pronunció 8 años antes de lo de Lehman Brothers! :

    «Lección inaugural. Curso 2000-2001

    YO NO DOY EL MERCADO POR SUPUESTO;

    TAMPOCO AL GRAN INQUISIDOR

    (F. Gómez Camacho, S.J.)

    Recién entrados en el siglo XXI, cuando aún está fresca en nuestra memoria la caída del muro de Berlín y el fracaso del socialismo real, proclamar ante el claustro y alumnos de esta universidad que no se da el mercado por supuesto puede parecer una provocación o, cuando menos, una muestra de ignorancia económica. Ciertamente, no pretendo provocar a mi auditorio, pero no estoy tan seguro de que al cuestionar el mercado no esté dando pruebas de ignorar los avances de la ciencia económica. La primera parte del título de esta lección inaugural me la sugirió un personaje de Chesterton en la novela El hombre que fue jueves(1); la segunda parte, como sin duda habrán pensado, hace referencia al Gran Inquisidor de Los hermanos Karamazov( 2).

    1ª Parte: Yo no doy el mercado por supuesto :

    En El hombre que fue jueves, Chesterton nos presenta a dos poetas en una clásica tertulia inglesa. El primero, miembro asiduo de la tertulia, piensa que la poesía es esencialmente anarquista. El segundo, un recién llegado al grupo, se considera poeta de la ley y el orden; definición que el primero califica de contradictio in terminis. No es posible defender el orden social y hacer poesía; la poesía es demasiado revolucionaria como para que pueda cantar el status quo de la sociedad. Por eso el verdadero poeta, al que Chesterton llama poeta anarquista, cuestiona el orden social y proclama abiertamente: Yo no doy el mundo por supuesto.

    De forma análoga a como el verdadero poeta no puede dar el mundo por supuesto, tampoco yo puedo dar el mercado por supuesto. Y no puedo darlo por supuesto porque tampoco puedo dar por supuesto que el hambre que hoy pasan más de dos terceras partes de la humanidad tenga que esperar su solución de las fuerzas ciegas del mercado. No puedo dar el mercado por supuesto porque tampoco puedo dar por supuesto que si en un país existe más de un diez por ciento de la población activa que no encuentra un trabajo digno, la solución del problema debamos confiarla a las fuerzas ciegas del mercado. No puedo dar por supuesto, finalmente, que ante los miles de emigrantes que llaman hoy a las puertas de Europa podamos repetir las palabras que Malthus pronunciara a comienzos de siglo XIX, cuando en la Gran Bretaña se estaba implantando el capitalismo y la revolución industrial:

    «Un hombre nacido en un mundo del que ya se ha tomado posesión, si no puede obtener de sus padres los medios de subsistencia que verdaderamente tiene razón de exigir, y si la sociedad no necesita de su trabajo, no tiene derecho a hacer ninguna reivindicación sobre la más mínima porción de alimentos y, en realidad, no hay razón de que esté donde está. En el opulento banquete de la naturaleza no hay cubierto para él. Ésta le dice que se vaya, y obedecerá su orden rápidamente si no alcanza a despertar la compasión de alguno de los huéspedes. Si éstos se levantan y le hacen sitio, inmediatamente aparecerán otros intrusos pidiendo el mismo favor. La noticia de que quienquiera que venga tendrá comida, llena la sala de postulantes, el orden y la armonía de la fiesta quedan turbados, la abundancia que reinaba anteriormente se transforma en penuria, la felicidad de los huéspedes resulta empañada por el espectáculo de la miseria y de la mendicidad presentes en cada uno de los ángulos de la sala, y por el clamor importuno de cuantos se sienten justamente furiosos de no encontrar la pitanza que se les había prometido. Los huéspedes comprenderán demasiado tarde el error en que han caído al transgredir las órdenes severas impartidas a los intrusos por la gran anfitriona del festín, quien, queriendo que todos sus huéspedes quedaran saciados y sabiendo que las provisiones no alcanzaban para un número ilimitado de personas, rehusó muy humanamente aceptar a los recién llegados, una vez ocupada toda la mesa».(3).

    Son palabras pronunciadas por Malthus a comienzos del siglo XIX, pero que vuelven a sonar en nuestros oídos a comienzos del siglo XXI cuando los inmigrantes llaman a nuestras puertas pidiendo un lugar en el banquete de la
    Unión Europea, o los parados de nuestra propia sociedad buscan un puesto de trabajo para poder subsistir. Malthus, como Uds. saben, fue pastor protestante, quizás al escribir las líneas que acabo de recordar estuviera pensando en la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro que nos narra el Evangelio. Pero, fuera lo que fuere lo que llevó a Malthus a escribir esas líneas, nos dejó una explicación perfecta de por qué podemos dudar del mercado y no darlo por supuesto.

    Es fácil creer en el mercado y darlo por supuesto cuando, como nos sucede a los aquí presentes, nacimos sentados ya a la mesa y disfrutando del festín; es más difícil admitir el mercado y aceptar que su existencia sea un supuesto
    científicamente incuestionable cuando en su nombre se nos niega el derecho a la supervivencia. El poeta anarquista se niega a cantar el orden y las delicias que a los comensales brinda la mesa; prefiere cantar a quienes son rechazados y quedan a la puerta. El poeta de la ley y el orden, por el contrario, prefiere la respetabilidad que le ofrecen los comensales satisfechos cuando tranquiliza sus conciencias. Con los economistas sucede algo semejante a lo que sucede con los poetas de Chesterton, los hay anarquistas y los hay defensores de la ley y el orden. Los hay que justifican «el orden y la armonía del banquete» que proporciona el mercado, y los hay que denuncian «el espectáculo de la miseria y la mendicidad que se hace presente» en la sociedad. Y por si alguno pensara que mis palabras son demagógicas y poco académicas, lo diré sirviéndome de un filósofo actual de la ciencia.

    Thomas Kuhn (4) distingue dos clases de científicos y dos clases de ciencia, la que llama «ciencia normal» y la que no tiene inconveniente en llamar «ciencia revolucionaria». La diferencia entre una y otra ciencia es la misma que Chesterton señaló entre la poesía anarquista y la que canta el orden que reina en la mesa. La ciencia normal defiende la ley y el orden científico vigente en la sociedad, por eso su objetivo consiste sólo en resolver «triviales problemas». La ciencia revolucionaria cuestiona el orden vigente en la ciencia, y trata de resolver auténticas «anomalías». Por eso, para Kuhn, Einstein fue un científico revolucionario cuando escribió la Teoría de la relatividad, porque se negó a dar por supuesto el orden físico que entonces reinaba en la ciencia; el orden establecido por Newton tres siglos antes. También Newton, en su tiempo, hizo «ciencia revolucionaria» al escribir sus Principia mathematica. Fue capaz de rechazar la ley y el orden aristotélicos que hasta entonces había dominado la visión del mundo. Se puede decir con palabras del poeta o del filósofo de la ciencia, lo importante es saber que, en ambos lenguajes, el economista que practica la «ciencia normal» es el defensor de la ley y el orden vigente, el que sólo enseña a resolver «triviales problemas». Por el contrario, el economista que se atreve a ver el mundo con ojos nuevos, que trata de resolver verdaderas «anomalías» e injusticias, practica la «ciencia revolucionaria». De la actitud del economista de la ley y el orden se puede afirmar lo que Popper dice de la «ciencia normal»:

    “Es la actitud de los profesionales no revolucionarios o, dicho con más precisión, no demasiado críticos; del estudioso de la ciencia que acepta el dogma dominante del momento; que no desea desafiarlo, y que acepta una teoría revolucionaria nueva sólo si casi todos los demás están dispuestos a aceptarla, [en definitiva] si se pone de moda. En mi opinión – escribe K. Popper- el «científico normal», tal como Kuhn lo describe, es una persona a la que habría que compadecer.”(5).

    Yo no quiero que me compadezcan como economista, y me resisto a admitir que la Universidad a la que pertenezco pueda conocerse como mera transmisora de un saber que se limita a defender la ley y el orden social vigente en
    la sociedad mientras, en nombre de esa «ciencia normal», se excluye a la mayor parte de la humanidad del banquete social. Además, y como diría también Chesterton, una universidad defensora de la ley y el orden supone un claustro de profesores tan triste y aburrido como los empleados y obreros que viajan en el metro londinense. Saben ustedes, preguntaba Chesterton,

    “¿Por qué todos los empleados y obreros que viajan en el Metro tienen ese aire tan triste y cansado, tan profundamente triste y cansado? Se lo voy a decir. Es porque saben que el tren funciona. Es porque saben que sea el que sea el punto de destino para el que sacaron el billete, lo alcanzarán. Es porque tras haber pasado Sloane Square saben que la siguiente estación suele ser Victoria y nada más que Victoria. ¡Oh, qué loco entusiasmo sentirían! ¡Oh, cómo les brillarían los ojos, cómo se sentirían de nuevo en el Paraíso si la siguiente estación fuera inesperadamente Baker Street! (6).

    El economista de la ley y el orden, el que da el equilibrio del mercado por supuesto, no se sorprende de nada de cuanto ocurre en el mundo económico, y contesta lo mismo que contestaba el poeta defensor de la respetabilidad y el orden social:

    “Lo raro, lo extraño es dar en el clavo; lo vulgar, lo obvio es fallar. Sentimos que ha sucedido algo épico cuando una flecha al azar alcanza un pájaro. ¿No es también épico el que un hombre con una máquina azarosa alcance una estación distante? El caos es aburrido; porque en el caos el tren puede, en efecto, ir a cualquier parte, a Baker Street o a Bagdad. Pero el hombre es un mago y toda su magia está en esto, en que dice Victoria y, ¡ah!, llega a Victoria. No, quédese con sus libros de mera poesía y prosa y déjeme leer un horario de trenes con lágrimas de admiración. Quédese con su Byron [con su Quijote], que conmemora derrotas de los hombres; deme un horario de trenes de Bradshaw [de la Renfe] que conmemora sus victorias.”(7).

    El economista defensor de la ley y el orden admira el mercado porque, como decía Carlos Marx, ve en él “una máquina azarosa” capaz de alcanzar esa estación distante en el tiempo a la que llama equilibrio a largo plazo. Recibe con lágrimas de admiración las tablas macroeconómicas que los estadísticos elaboran con la misma frecuencia y regularidad con que el ferroviario elabora sus horarios y registra los retrasos y adelantos del tren. El economista defensor del mercado disfruta leyendo esas tablas tanto como el funcionario de Renfe o del Metro disfruta leyendo un horario de trenes. Hasta es probable que sienta al leer las Cuentas Nacionales y los Presupuestos del Estado la misma sensación de victoria que el ferroviario londinense cuando llega a la estación Victoria, o el ferroviario español cuando alcanza la estación sevillana de Santa Justa, la sensación de haber atravesado baterías poderosas de sitiadores enemigos. Y es posible que piense, igualmente, que el hombre, por fin, ha vencido en el campo del libre mercado la batalla decisiva contra el caos económico y social. Reconoce, es verdad, que hay algo de magia en que un mercado dejado en libertad permita alcanzar el equilibrio social, pero reduce toda su magia a esto, a que dice equilibrio y, como si se tratara de una palabra mágica, llega al equilibrio. No le preocupa demasiado la senda por
    la que se ha llegado al equilibrio, ni los muertos y heridos que en el camino ha dejado.

    No piensen ustedes que al comparar al economista con un mago estoy utilizando una exageración retórica, se trata de un diagnóstico formulado por un economista al que se le concedió el premio Nobel en 1972. El economista, escribió en una de sus obras John Hicks, ve en

    “La economía pura… un procedimiento muy curioso de sacar conejos de un sombrero -aparentemente proposiciones a priori que parecen tener que ver con la realidad-. Es fascinante -escribía el mismo Hicks,- intentar descubrir cómo entraron los conejos en el sombrero; pues los que no creemos en la magia estamos convencidos de que entraron de alguna manera.”(8).

    Lo sorprendente, podemos añadir nosotros, no es sólo cómo entraron los conejos en el sombrero, lo sorprendente es que salgan puntualmente cuando los llamamos.

    Keynes, que hizo de Newton un mago y lo arrancó de las manos de los racionalistas modernos (9), sabía muy bien cómo los conejos habían entrado en el sombrero de la teoría económica, y se negó a seguir presenciando pasivamente el espectáculo del mercado. Negó que el mercado pudiera conducir al equilibrio con la puntualidad exigida por las personas que pasaban hambre y quedaban muertas en la vía. Se negó a dar por supuesta la ley y el orden del mercado, tanto si se llamaba ley de Say como si se llamaba ley del equilibrio general. Por eso decidió montar su propio escenario y escribir su propia obra teatral. Surgió así la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, criticando las supuestas virtudes y milagros del mercado y proponiendo una visión diferente de la realidad económica y social. Desmontó la tramoya del libre mercado cuando escribió lo siguiente:

    “Eliminemos los principios metafísicos o generales sobre los que de cuando en cuando, se ha fundamentado el laissez-faire. No es verdad que los individuos tengan una «libertad natural» sancionada por la costumbre en sus actividades económicas. No existe un «convenio» que confiera [a los individuos] derechos perpetuos sobre lo que Tienen o sobre lo que Adquieren. El mundo no se gobierna desde arriba, de manera que no siempre coinciden el interés privado y el social. No es dirigido aquí abajo de manera que coincidan en la práctica. No es una deducción correcta de los principios de la economía que el interés propio ilustrado produzca siempre el interés público. Ni es verdad que el interés propio sea siempre ilustrado; más a menudo, los individuos que actúan por separado persiguiendo sus propios fines son demasiado ignorantes o demasiado débiles incluso para alcanzar éstos. La experiencia no demuestra que los individuos, cuando forman una unidad social, son siempre menos clarividentes que cuando actúan por separado.”(10).

    ¿Por qué le llamo mago? Porque veía el universo y cuanto hay en él como un enigma, como un secreto indescifrable aplicando el pensamiento puro a determinados testimonios, a determinadas claves místicas impuestas al mundo por Dios para que la hermandad esotérica pudiera emprender la caza de la piedra filosofal.

    El escepticismo de Keynes respecto de las virtudes sociales del libre mercado nacía de un conocimiento realista de la naturaleza humana, y de los motivos que impulsan al inversor económico. Sabía muy bien que

    «La finalidad social de la inversión realizada con conocimiento de causa debería ser el dominio de las fuerzas negativas del tiempo y la ignorancia que rodean nuestro futuro. El objeto real y particular de la mayor parte de las inversiones de los expertos, hoy día, es ‘ganar la delantera’ (to beat the gun), como dicen los norteamericanos; ser más listo que el vulgo, y encajar la moneda falsa o que se está depreciando a otra persona… La experiencia no da pruebas de que una política de inversión ventajosa socialmente coincida con la más productiva [para el individuo]. Se necesita más inteligencia para derrotar las fuerzas del tiempo y nuestra ignorancia respecto del futuro que para ganar la delantera.» (11).

    Al desmontar el escenario del libre mercado, Keynes volvía a plantear el eterno problema de la economía y la política económica: cómo armonizar los intereses comunes de la sociedad con los intereses particulares de los individuos. Y donde A. Smith creyó ver una «mano invisible» capaz de armonizar el egoísmo individual con el interés y el bienestar social, Keynes creyó necesario introducir la «mano visible» de un gobierno capaz de «manejar» y conducir la naturaleza humana. Y es que, para Keynes,

    «hay justificación social y psicológica de grandes desigualdades en los ingresos y en la riqueza, pero no para tan grandes disparidades como existen en la actualidad [1936]». Hay valiosas actividades humanas cuyo desarrollo exige la existencia del estímulo de hacer dinero y la atmósfera de la propiedad privada…Pero para estimular estas actividades y la satisfacción de [ciertas] inclinaciones [humanas] no es necesario que se practique el juego con apuestas y riesgos tan grandes como ahora.» (12).

    Keynes, a pesar de las apariencias, no fue un economista revolucionario, mucho menos se puede ver en él un anarquista. Keynes fue un defensor inteligente de la ley y el orden capitalista. Lo que Keynes no podía tolerar no era la desigualdad e injusticia de la sociedad, no podía tolerar que esa injusta desigualdad fuera «manejada» por los políticos ignorantes que gobernaban la sociedad del siglo XX como si aún fuera la sociedad decimonónica. Por eso pienso que el Gran Inquisidor del que nos habla Dostoyevsky en Los hermanos Karamazov se hubiera entendido bastante bien con Keynes, y así se explica la segunda parte el título elegido para esta lección inaugural. Keynes no daba el mercado por supuesto, pero confiaba, aunque cautelosamente, en el Gran Inquisidor en que se han convertido los gobiernos occidentales posteriores a la IIª Guerra Mundial.

    2ª Parte: Tampoco doy por supuesto al Gran Inquisidor:

    La conversación se desarrolla entre Iván Karamazov y su hermano Aliocha, sentados ambos a la mesa de un café, en un rincón, junto a la ventana y detrás de un biombo. A Iván le sucedía lo que al poeta anarquista de Chesterton, que no daba el mundo por supuesto. No podía comprender por qué las cosas iban tan mal en la tierra, y le parecía especialmente intolerable el sufrimiento de los niños. Esos miles de niños que aún hoy siguen siendo explotados y utilizados como mera «mercancía» que se compra y vende en el mercado laboral.

    “Si todos hemos de sufrir para ganar con nuestros sufrimientos la eterna armonía, ¿para qué meter en ello a los niños? No se comprende por qué deben sufrir también ellos. ¿Por qué deben comprar a ese precio la eterna bienaventuranza, si son completamente inocentes? ¿Por qué deben servir también de cimientos para la armonía futura?” (13).

    Iván Karamazov no podía aceptar la existencia de la «mano invisible» de un Dios creador y providente y a la vez impasible e indiferente ante un mundo injusto. Mientras exista dolor, explotación e injusticia en el mundo no podrá
    existir explicación racional ni religiosa de la realidad económica y social. Y es cuando su hermano Aliocha le habla de Jesús, del Hombre que con su sufrimiento y perdón puede dar razón del dolor y la injusticia, cuando Iván introduce en la conversación la figura del Gran Inquisidor.

    Para el Gran Inquisidor, el origen de la injusticia social, el origen de tanto sufrimiento y explotación como observamos, está en la libertad de los hombres. Si existe injusticia y desigualdad, explotación y dolor, nos dice, es porque a los hombres “les habían dado el Paraíso, y ellos quisieron la libertad; robaron el fuego celeste, aun sabiendo que serían desgraciados (14). A partir de ese momento, comenta Ivan,

    “la libertad, el libre albedrío y la ciencia les habrá extraviado por tan profundos barrancos y les habrá colocado delante de tantos milagros y misterios, que unos, rebelándose llenos de rabia, se destruirán a sí mismos, mientras que otros, también en franca rebelión pero más débiles, se dedicarán a destruir a los demás; y algunos más, sin fuerzas ya y sintiéndose inmensamente desgraciados, se llegarán a nuestros pies arrastrándose y exclamarán: «Sí, teníais razón, tan sólo vosotros poseéis el secreto de Dios, y a vosotros volvemos. ¡Salvadnos de nosotros mismos».” (15).

    El grito no puede ser más dramático: ¡Salvadnos de nosotros mismos! ¡Salvadnos de nuestra libertad! Y para salvar a los hombres de la carga que les supone el ejercicio de su propia libertad, ese gran keynesiano que es el Gran
    Inquisidor cuenta con un programa económico construido sobre tres firmes pilares: la Autoridad discrecional, el Secreto y el Milagro económico. En nombre de esta sacrosanta “trinidad”, los hombres recibirán el alimento de manos del Gran Inquisidor en el nuevo Estado de Bienestar, y será al recibir el pan de sus generosas y providentes manos, nos dice el Gran Inquisidor, cuando

    “verán, sin lugar a dudas, que hemos cogido los panes, producto de su propio trabajo, para distribuírselos… Pero lo que les hará verdaderamente felices no será tanto el pan en sí mismo cuanto el hecho de recibirlo de nuestras manos, porque recordarán muy bien que antes, sin nosotros, los panes que producían se transformaban en piedras en sus manos, mientras que, al volver a nosotros, esas mismas piedras se transforman en panes. Comprenderán entonces la inmensa ventaja que les supone el hecho de someterse para siempre [al Gran Inquisidor]. Mientras los hombres no comprendan esto [y amen más su libertad], serán desgraciados.” (16).

    Por supuesto, en el nuevo Estado de Bienestar, continúa el Gran Inquisidor,

    “les obligaremos a trabajar, pero en las horas de descanso organizaremos su existencia como si se tratara de un juego de niños, con corros y con ingenuos bailes. También les permitiremos que pequen, porque son débiles y porque carecen de voluntad… Según su mayor o menor grado de obediencia, les permitiremos que vivan con sus esposas o con sus queridas, y que tengan o no hijos, y se someterán con alegría a nuestras decisiones…; resolveremos sus inquietudes, y tendrán plena confianza en nuestras decisiones, porque les ahorraremos la preocupación y el tormento que trae consigo toda decisión libre tomada por uno mismo. La Humanidad en pleno, con sus millones de seres humanos, será feliz, exceptuando a los centenares de miles de personas que la dirijan (naturalmente, bajo las órdenes del Gran Inquisidor).” (17).

    Como advertía el mismo Iván, se trata sólo de un poema «absurdo», por eso algunos querrán concluir como se concluyen aquellas novelas y obras teatrales más realistas y comprometedoras: No teman, «cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia», se nos ha descrito una triste pesadilla, volvamos a la realidad.

    Y la realidad parece ser que, según algunos, no tenemos más alternativa que elegir entre la “mano invisible” del mercado o la visible del Gran Inquisidor en que se han convertido los gobiernos actuales. La opción primera nos transforma en lo que los economistas llaman pasivos “tomadores de precios” que han de aceptar como racional cuanto nos diga el “subastador” walrasiano que se oculta tras el mercado (18); la segunda opción, al tiempo que arranca la máscara tras la que se oculta el «subastador», nos quiere sumisos y obedientes a la voluntad providente del Gran Inquisidor. Lo curioso, lo digno de señalar, es que en ninguno de los dos casos parece tener sitio la libertad personal. Por eso me uno al poeta anarquista de Chesterton y digo: es necesario recuperar la libertad, es necesario asumir la responsabilidad personal, pues sólo entonces podrá volver la justicia y la moralidad a la vida económica y social. Es necesario recuperar el protagonismo personal y plantearnos las cuestiones que, según nos dice Dostoyevsky, preocupaban a la juventud rusa, las que Aliocha llamaba “cuestiones eternas”. A estas «cuestiones eternas» me refiero en la tercera parte de mi lección inaugural.

    3ª Parte. Las llamadas «cuestiones eternas» y la Economía:

    La juventud rusa de la que hablaba Dostoyevsky, como la europea y española de los años sesenta y setenta, se atrevía a preguntarse por las «cuestiones eternas» de la vida en sociedad: el anarquismo como posibilidad social, el socialismo como alternativa al capitalismo, y hasta se afiliaba al partido comunista con más idealismo, a veces, que conocimiento de la realidad. Fueron años en los que el mundo y el orden económico y social vigentes no se daban por supuestos, en los que se creía que las cosas se podían cambiar porque, y esto me parece lo más importante, se creía en la posibilidad de que naciera un “hombre nuevo”, una «mujer nueva». Eran tiempos en los que se vivía de forma estimulante la posibilidad de subordinar los intereses materiales a los motivos morales, el egoísmo personal a la solidaridad. Fueron los años en los que la imagen del Che Guevara, entre guerrillera y cristiana, colgaba en las paredes de los Colegios Mayores y se llevaba en la boina o prendida en la solapa de la chaqueta. Ciertamente, aquellos eran otros tiempos, como también eran otros los estudiantes y la universidad. Y si hoy la juventud piensa y vive de modo distinto quizá sea porque nosotros, las generaciones mayores, hemos renunciado a la sociedad utópica que entonces nos movilizaba y no creemos ya en la posibilidad de que nazca un Nuevo Adán. Quizá sea porque, fieles al pragmatismo keynesiano (19) que durante el último medio siglo ha dominado en occidente, confiamos más en el viejo Adán que hay dentro de nosotros, egoísta e interesado, que en el nuevo Adán generoso y solidario. La imagen del Viejo y el Nuevo Adán se utiliza en teología para expresar el cambio que se produjo en la naturaleza humana como consecuencia del pecado original. Keynes se sirvió de ella para describir el cambio que se producirá en la sociedad cuando la acumulación de capital haya resuelto el problema económico de la humanidad, el problema de la subsistencia. Keynes reconocía que la naturaleza del «viejo Adán» estaba dañada y debería cambiar; consideraba especialmente desagradable e inadmisible para un verdadero gentlement inglés su avaricia y su pasión por hacer dinero, pero pensaba que esa naturaleza dañada no podía ni debía cambiar mientras no se resolviera el problema económico.

    Esto no quiere decir que para resolver el problema económico de la subsistencia, Keynes propusiera dejar en plena libertad al viejo Adán; como acabo de recordar, Keynes no fue defensor del laissez-faire económico, tampoco lo fue de la planificación central; sólo quiere decir que, en su opinión, los impulsos egoístas y la pasión por hacer dinero, propios del viejo Adán y origen de la acumulación de capital, se debían controlar y administrar por la autoridad. Lo expuso con toda claridad en la más conocida de sus obras, en la Teoría general.

    «La tarea de transmutar la naturaleza humana no debe confundirse con la de manejarla; y aunque en el estado ideal de los hombres pueden haber sido enseñados, inspirados o educados de manera que no se interesen en tales apuestas [por ganar dinero] aún puede ser sensato y prudente para un estadista permitir que se practique el juego, bien que sujeto a reglas y limitaciones en tanto que el común de los hombres, o por lo menos una parte importante de la comunidad, se adhiera de hecho y fuertemente a la pasión por hacer dinero».(20).

    En otras palabras, el estadista keynesiano no debe aspirar a sanar o «restaurar» la naturaleza dañada del viejo Adán, le basta con saber «manejarla» para sacar de ella el mayor provecho para la sociedad. Los «vicios privados» del viejo Adán deben seguir existiendo, pero controlados por la mano visible del poder político dirigida por la razón del buen economista. Al pensar así, Keynes estaba siendo esencialmente pragmático, pero no porque fuera insensible a los ideales y valores del Nuevo Adán. Sigue siendo cierto que, en el código ideal de moral keynesiana,

    «el motivo monetario… es una morbosidad algo repugnante, una de esas propensiones semidelictivas, semipatológicas, que se ponen, encogiendo los hombros, en manos de especialistas en enfermedades mentales».(21).

    Por eso Keynes no dudará en diagnosticar, ya en 1925, que

    «el problema moral de nuestra época tiene que ver con el amor al dinero, con la apelación habitual al motivo monetario en el 90 por 100 de las actividades, con el afán universal por conseguir la seguridad económica individual como principal objetivo del esfuerzo, con la aprobación social del dinero como medida de éxito constructivo y con la apelación social al instinto de acumulación como fundamento de la necesaria provisión para la familia y para el futuro.»(22).

    Y es que cuando Keynes se ocupó de las «cuestiones eternas» de la humanidad y, más concretamente, de las relaciones entre religión y negocios, tuvo muy claro que el mundo que debía desear para sus nietos no era el mundo del capitalismo occidental, dominado por los «vicios privados» del viejo Adán, sino un mundo en el que se hubieran producido grandes cambios morales. Debía ser un mundo en el que, en palabras del mismo Keynes, se hubiera vuelto a

    «los principios más seguros y ciertos de la religión y virtud tradicionales: [en el que se reconociera] que la avaricia es un vicio, que la práctica de la usura es un delito y el amor al dinero es detectable… [un mundo en que se valorasen] los fines por encima de los medios [y se prefiriera] lo que es bueno a lo que es útil». [Un mundo, en fin, del que hubieran desaparecido ]»Todas las clases de costumbres sociales y prácticas económicas, que afectan a la distribución de la riqueza y de las recompensas y sanciones económicas, que ahora mantenemos a toda costa por muy desagradables e injustas que puedan ser en sí mismas, porque son terriblemente útiles para promover la acumulación de capital…» (23).

    Ese fue el mundo que Keynes soñó para sus nietos y es muy probable que sea también el mundo que muchos de ustedes sueñan para sí mismos y para sus nietos. Pero hay que reconocer que se trata sólo de eso, de un sueño, de un ideal. Por eso, después de soñarlo, muchos de ustedes quizá exclamen con el economista,

    ¡Cuidado!, todavía no ha llegado el tiempo de todo esto. Por lo menos durante cien años más debemos fingir nosotros y todos los demás que lo justo es malo y lo malo es justo; porque lo malo es útil y lo justo no lo es. La avaricia, la usura y la cautela deben ser nuestros dioses todavía un poco más de tiempo, pues sólo ellos pueden sacarnos del túnel de la necesidad económica y llevarnos a la luz del día».(24).

    Como ya comenté en otra ocasión, son éstas palabras que, en una Facultad de Ciencias Económicas de una Universidad Pontificia, difícilmente se pueden escuchar sin sentir un cierto escalofrío e inquietud personal. ¿Acaso estamos enseñando a nuestros alumnos “que lo justo es malo y lo malo es justo; porque lo malo es útil y lo justo no lo es”? ¿Acaso nuestros programas enseñan cómo adorar los tres dioses del capitalismo, la pasión por el dinero, la usura y la sospecha, porque así lo exige la racionalidad de la ciencia económica? ¿Qué piensan nuestros alumnos del motivo monetario que nace de la naturaleza del viejo Adán? Son preguntas que no son fáciles de contestar, pero que tampoco debemos ignorar, especialmente nosotros, los europeos, que tenemos una historia en la que, siguiendo el pragmatismo que dicta el empirismo económico, hemos aprendido a fingir y a renunciar al ideal en nombre de la racionalidad del viejo Adan. Una historia en la que, a decir también de Keynes, hay

    «dos cosas que los europeos [hemos] guardado durante algunos siglos en diferentes compartimentos del espíritu: negocio y religión… Los protestantes y puritanos pudieron separarlas cómodamente, porque [según ellos] la primera actividad pertenece a la tierra y la segunda al cielo, que estaba en otra parte. El creyente en el progreso podía separarlas cómodamente porque consideraba el primero como medio para establecer, en un futuro, el cielo en la tierra. Pero existe un tercer estado de espíritu, en el que no creemos plenamente ni en el cielo que está en otra parte ni en un progreso como medio seguro hacia un cielo que, en el futuro, estará en la tierra; y si el cielo no está ni en otra parte ni en el futuro, tiene que estar aquí y ahora o no estar en absoluto…; en otras palabras, que no podemos mantener por más tiempo el negocio y la religión en compartimentos separados».(25).

    Sustituyan ustedes el cielo por el reino de Dios, y las últimas frases de Keynes podrán aplicarlas al cristianismo sin faltar a la verdad. Si el Reino de Dios no está en otra parte ni en el futuro, si después de la Encarnación de Cristo confesamos que el Reino de Dios está ya aquí y ahora entre nosotros o no está en absoluto, tampoco nosotros, cristianos creyentes, podremos mantener por más tiempo el negocio y la religión en departamentos separados.

    Estamos a comienzos de un nuevo curso e implantando nuevos Planes de estudio, y aunque algunos puedan pensar que ya es demasiado tarde, quizá otros pensemos que siempre estamos a tiempo de empezar. No sé si los estudiantes actuales son o no distintos de los que en los años sesenta y setenta estudiaban en la universidad, ellos lo deberían pensar; de lo que no me cabe la menor duda es de que la alternativa entre satisfacer las exigencias del viejo Adán o las del nuevo Adán nos ofrece a todos nosotros una oportunidad única para el ejercicio de nuestra propia responsabilidad. Después de cuanto acabo de presentar, espero haber explicado con suficiente claridad por qué «Yo no doy el mercado por supuesto, ni tampoco al Gran Inquisidor», sólo doy por supuesta nuestra libertad y nuestra propia responsabilidad social.

    Muchas gracias.

    »

    Los jesuitas han hecho grandes aportaciones a la Humanidad. Fue un jesuita, Mateo Ricci, quien hace 400 años llevó el Evangelio al corazón de China, hasta el mismísimo Emperador, él solito…O las Reducciones del Paraguay. O los discursos de Francisco Suarez sobre la Ley, el Estado y la autoridad política. Dejémosles que hablen de Economía, que también nos pueden aportar algo. No sólo los «sabios» economistas portadores del dogma oficial, que ya vemos adónde nos han conducido.

  36. Angeles

    Estimado I. Landero, qué texto más largo, no me ha dado tiempo a leerlo todo (pero lo voy a leer porque parece muy interesante) , se podía haber resumido, no obstante, te agradezco I. Landero la exposición de estos economistas que mucho tenían de filósofos que se preguntaban sobre el mal del mundo.

    Por mucho que intentemos hacer una sociedad feliz, no lo conseguiremos, pues estamos sometidos como decía Buda: a la enfermedad, la vejez y la muerte, pero si estos supuestos se pueden limitar y ser mejor tratados. Me refiero a los enfermos, a los ancianos y a la muerte.

    Pienso que los economistas, al igual que el resto de profesionales, deben trabajar más con el sentido común, y menos con el sentido primitivo, instintivo de ir detrás de la zanahoria, como el burro, que solo ve su zanahoria: su puesto de trabajo, su puesto político, su colocación particular, y luego , el resto, pasando, ni siquiera «oyendo cocina», pasando…Y aquí cada uno a la suya.

    Sobre el tema de la emigración o de los seres discapacitados o con problemas a la hora de poder conseguir un trabajo, o hacerse autónomos, es obligacion de la sociedad, de los más fuertes, de los más válidos, acogerlos, pero no acogerlos gratuitamente, como hace nuestro Estado español, sino acogerlos a cambio de trabajo. Cualquier persona puede sentirse útil si en lugar de darle un plato de sopa, una ducha caliente, y a seguir hasta la próxima semana, se le proporciona colaboración en algún trabajo, el que sea (Para qué esta el INEM, qué piensen en qué trabajo se les puede dar, en lugar de conceder favores y prebendas a cambio de comisiones, algunos no todos. ) . Estoy a favor del co-pago en la Seguridad Social: lo que no se paga, no se valora, ahora van a hacer la «factura en la sombra», pero eso no es suficiente es necesario colaborar con al menos 3 o 5 euros cuando vayamos al médico, y cuando tengamos una operación, según las posibilidades, pagar algo. Sobre el efecto llamada de los inmigrantes, hay que solucionar sus problemas en sus propios países, y para eso tambien sirven las ONGs que van a otros países y montan estructuras sanitarias, empresariales, de educación, etc. Mi padre me enseñó que «el que más tenga más ponga» en beneficio de la familia, de la colectividad, pero el que recibe debe compensar esa entrega con una colaboración del tipo que sea.

    En todos los países, los bosques necesitan limpiarse, los pueblos, las calles, y muchos trabajos remunerados se ahorrarían con trabajo voluntario y de agradecimiento o de compensación. No me parece bien recibir sin aportar nada, pues el ser humano se siente inútil, paralítico, desaprovechado, un desecho de la sociedad, que lo tiene que alimentar. Para no crear seres humanos con tan baja autoestima, es necesario ofrecerles aportar a cambio de lo que reciben. No se puede tener un campamento de gitanos, sin hacer nada: Hay que hacer carreteras en esa zona, pues ya hay mano de obra, faltan los ingenieros y el material, pienso que el Estado se ahorraría bastante dinero diseñando o dejando diseñar a empresas privadas otras formas de producción que no sean pagar 400 euros al mes por la Seguridad Social, por un empleado, auxiliar admvo. por 40 horas/semanales. ¿Cuantos empleos se van a crear así?. Y con los autónomos: 250 euros, cuando con su economía sumergida, están ganando algunos meses 600 o 500 euros? ¿Por qué no incentiva el Estado estos pagos, dando algun año de carencia para las nuevas altas en S.S., y nos obliga a todos a pasar por el aro?. En esta sistema sí que está todo atado y bien atado por el Estado, por las Autonomías, por el Ayuntamiento, por los Sindicatos (por los poderes públicos que hemos votado, ¿realmente hemos votado lo que tenemos?, esto nos pasa por votar partidos grandes que no aportan en general) , y nadie se puede salir, y cuando se sale le cae una multa, como a alguien que conozco, que montó una empresa, que no daba beneficios, pero como trabajaba en otro empleo, le devolvieron unos 5.000 euros. Al cabo del tiempo recibe una carta de Hacienda, que tiene que devolverlos, porque su empresa el primer año de creación no ha aportado ingresos. Es cierto, tuvo unos 2.500 euros anuales de ingresos, y unos 20.000 euros de gastos, y se olvidó, porque iban por cuenta bancaria los ingresos… ¿Así se fomenta la creación de empresas?… Castigando al empresario. Pero cuando el empresario está atado y no para su empresa de dar pérdidas, sale la famosa reforma laboral, donde se pueden echar a la calle las personas que se quieran, cumplimentando las exigencias del E.R.E., por 20 días por año trabajado. Eso no es una reforma laboral, es una ley para el desempleo, para fomentar el desempleo, no el empleo.

    Y con respecto a Chesterton, que las personas que van en el metro cabizbajas y tristes porque tienen la certeza que el tren llegará, me parece una idea irracional de Chesterton (que podría tener ideas brillantes, somos humanos y no todo lo que decimos puede ser apropiado) . Si el tren no llegara a ningun sitio, no habrían subido, si fuera una sorpresa donde les llevaría, tampoco. Las personas están tristes porque este sistema fundamentado en lo material nos sangra el alma, como los grilletes sangran las muñecas de quien los mantiene atados. Nuestra alma no se debe controlar, aprisionar, se la debe motivar, empezando por la educación, haciendo sacar las mejores potencialidades dormidas.

    Por supuesto que yo no tengo la clave, pero me ha preocupado mucho este problema: el sentido de la vida, mi vida, nuestra vida en el planeta tierra, y aporto mis reflexiones. Estoy segura que con el sensato aporte de muchos, esto irá cambiando.

  37. I Landero Autor del artículo

    YO NO DOY EL MERCADO POR SUPUESTO;
    TAMPOCO AL GRAN INQUISIDOR

    (F. Gómez Camacho, S.J.)

    Recién entrados en el siglo XXI, cuando aún está fresca en nuestra memoria la caída del muro de Berlín y el fracaso del socialismo real, proclamar ante el claustro y alumnos de esta universidad que no se da el mercado por supuesto puede parecer una provocación o, cuando menos, una muestra de ignorancia económica. Ciertamente, no pretendo provocar a mi auditorio, pero no estoy tan seguro de que al cuestionar el mercado no esté dando pruebas de ignorar los avances de la ciencia económica. La primera parte del título de esta lección inaugural me la sugirió un personaje de Chesterton en la novela El hombre que fue jueves(1); la segunda parte, como sin duda habrán pensado, hace referencia al Gran Inquisidor de Los hermanos Karamazov( 2).

    1ª Parte: Yo no doy el mercado por supuesto :

    En El hombre que fue jueves, Chesterton nos presenta a dos poetas en una clásica tertulia inglesa. El primero, miembro asiduo de la tertulia, piensa que la poesía es esencialmente anarquista. El segundo, un recién llegado al grupo, se considera poeta de la ley y el orden; definición que el primero califica de contradictio in terminis. No es posible defender el orden social y hacer poesía; la poesía es demasiado revolucionaria como para que pueda cantar el status quo de la sociedad. Por eso el verdadero poeta, al que Chesterton llama poeta anarquista, cuestiona el orden social y proclama abiertamente: Yo no doy el mundo por supuesto.

    De forma análoga a como el verdadero poeta no puede dar el mundo por supuesto, tampoco yo puedo dar el mercado por supuesto. Y no puedo darlo por supuesto porque tampoco puedo dar por supuesto que el hambre que hoy pasan más de dos terceras partes de la humanidad tenga que esperar su solución de las fuerzas ciegas del mercado. No puedo dar el mercado por supuesto porque tampoco puedo dar por supuesto que si en un país existe más de un diez por ciento de la población activa que no encuentra un trabajo digno, la solución del problema debamos confiarla a las fuerzas ciegas del mercado. No puedo dar por supuesto, finalmente, que ante los miles de emigrantes que llaman hoy a las puertas de Europa podamos repetir las palabras que Malthus pronunciara a comienzos de siglo XIX, cuando en la Gran Bretaña se estaba implantando el capitalismo y la revolución industrial:

    «Un hombre nacido en un mundo del que ya se ha tomado posesión, si no puede obtener de sus padres los medios de subsistencia que verdaderamente tiene razón de exigir, y si la sociedad no necesita de su trabajo, no tiene derecho a hacer ninguna reivindicación sobre la más mínima porción de alimentos y, en realidad, no hay razón de que esté donde está. En el opulento banquete de la naturaleza no hay cubierto para él. Ésta le dice que se vaya, y obedecerá su orden rápidamente si no alcanza a despertar la compasión de alguno de los huéspedes. Si éstos se levantan y le hacen sitio, inmediatamente aparecerán otros intrusos pidiendo el mismo favor. La noticia de que quienquiera que venga tendrá comida, llena la sala de postulantes, el orden y la armonía de la fiesta quedan turbados, la abundancia que reinaba anteriormente se transforma en penuria, la felicidad de los huéspedes resulta empañada por el espectáculo de la miseria y de la mendicidad presentes en cada uno de los ángulos de la sala, y por el clamor importuno de cuantos se sienten justamente furiosos de no encontrar la pitanza que se les había prometido. Los huéspedes comprenderán demasiado tarde el error en que han caído al transgredir las órdenes severas impartidas a los intrusos por la gran anfitriona del festín, quien, queriendo que todos sus huéspedes quedaran saciados y sabiendo que las provisiones no alcanzaban para un número ilimitado de personas, rehusó muy humanamente aceptar a los recién llegados, una vez ocupada toda la mesa».(3).

    Son palabras pronunciadas por Malthus a comienzos del siglo XIX, pero que vuelven a sonar en nuestros oídos a comienzos del siglo XXI cuando los inmigrantes llaman a nuestras puertas pidiendo un lugar en el banquete de la
    Unión Europea, o los parados de nuestra propia sociedad buscan un puesto de trabajo para poder subsistir. Malthus, como Uds. saben, fue pastor protestante, quizás al escribir las líneas que acabo de recordar estuviera pensando en la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro que nos narra el Evangelio. Pero, fuera lo que fuere lo que llevó a Malthus a escribir esas líneas, nos dejó una explicación perfecta de por qué podemos dudar del mercado y no darlo por supuesto.

    Es fácil creer en el mercado y darlo por supuesto cuando, como nos sucede a los aquí presentes, nacimos sentados ya a la mesa y disfrutando del festín; es más difícil admitir el mercado y aceptar que su existencia sea un supuesto
    científicamente incuestionable cuando en su nombre se nos niega el derecho a la supervivencia. El poeta anarquista se niega a cantar el orden y las delicias que a los comensales brinda la mesa; prefiere cantar a quienes son rechazados y quedan a la puerta. El poeta de la ley y el orden, por el contrario, prefiere la respetabilidad que le ofrecen los comensales satisfechos cuando tranquiliza sus conciencias. Con los economistas sucede algo semejante a lo que sucede con los poetas de Chesterton, los hay anarquistas y los hay defensores de la ley y el orden. Los hay que justifican «el orden y la armonía del banquete» que proporciona el mercado, y los hay que denuncian «el espectáculo de la miseria y la mendicidad que se hace presente» en la sociedad. Y por si alguno pensara que mis palabras son demagógicas y poco académicas, lo diré sirviéndome de un filósofo actual de la ciencia.

    Thomas Kuhn (4) distingue dos clases de científicos y dos clases de ciencia, la que llama «ciencia normal» y la que no tiene inconveniente en llamar «ciencia revolucionaria». La diferencia entre una y otra ciencia es la misma que Chesterton señaló entre la poesía anarquista y la que canta el orden que reina en la mesa. La ciencia normal defiende la ley y el orden científico vigente en la sociedad, por eso su objetivo consiste sólo en resolver «triviales problemas». La ciencia revolucionaria cuestiona el orden vigente en la ciencia, y trata de resolver auténticas «anomalías». Por eso, para Kuhn, Einstein fue un científico revolucionario cuando escribió la Teoría de la relatividad, porque se negó a dar por supuesto el orden físico que entonces reinaba en la ciencia; el orden establecido por Newton tres siglos antes. También Newton, en su tiempo, hizo «ciencia revolucionaria» al escribir sus Principia mathematica. Fue capaz de rechazar la ley y el orden aristotélicos que hasta entonces había dominado la visión del mundo. Se puede decir con palabras del poeta o del filósofo de la ciencia, lo importante es saber que, en ambos lenguajes, el economista que practica la «ciencia normal» es el defensor de la ley y el orden vigente, el que sólo enseña a resolver «triviales problemas». Por el contrario, el economista que se atreve a ver el mundo con ojos nuevos, que trata de resolver verdaderas «anomalías» e injusticias, practica la «ciencia revolucionaria». De la actitud del economista de la ley y el orden se puede afirmar lo que Popper dice de la «ciencia normal»:

    “Es la actitud de los profesionales no revolucionarios o, dicho con más precisión, no demasiado críticos; del estudioso de la ciencia que acepta el dogma dominante del momento; que no desea desafiarlo, y que acepta una teoría revolucionaria nueva sólo si casi todos los demás están dispuestos a aceptarla, [en definitiva] si se pone de moda. En mi opinión – escribe K. Popper- el «científico normal», tal como Kuhn lo describe, es una persona a la que habría que compadecer.”(5).

    Yo no quiero que me compadezcan como economista, y me resisto a admitir que la Universidad a la que pertenezco pueda conocerse como mera transmisora de un saber que se limita a defender la ley y el orden social vigente en
    la sociedad mientras, en nombre de esa «ciencia normal», se excluye a la mayor parte de la humanidad del banquete social. Además, y como diría también Chesterton, una universidad defensora de la ley y el orden supone un claustro de profesores tan triste y aburrido como los empleados y obreros que viajan en el metro londinense. Saben ustedes, preguntaba Chesterton,

    “¿Por qué todos los empleados y obreros que viajan en el Metro tienen ese aire tan triste y cansado, tan profundamente triste y cansado? Se lo voy a decir. Es porque saben que el tren funciona. Es porque saben que sea el que sea el punto de destino para el que sacaron el billete, lo alcanzarán. Es porque tras haber pasado Sloane Square saben que la siguiente estación suele ser Victoria y nada más que Victoria. ¡Oh, qué loco entusiasmo sentirían! ¡Oh, cómo les brillarían los ojos, cómo se sentirían de nuevo en el Paraíso si la siguiente estación fuera inesperadamente Baker Street! (6).

    El economista de la ley y el orden, el que da el equilibrio del mercado por supuesto, no se sorprende de nada de cuanto ocurre en el mundo económico, y contesta lo mismo que contestaba el poeta defensor de la respetabilidad y el orden social:

    “Lo raro, lo extraño es dar en el clavo; lo vulgar, lo obvio es fallar. Sentimos que ha sucedido algo épico cuando una flecha al azar alcanza un pájaro. ¿No es también épico el que un hombre con una máquina azarosa alcance una estación distante? El caos es aburrido; porque en el caos el tren puede, en efecto, ir a cualquier parte, a Baker Street o a Bagdad. Pero el hombre es un mago y toda su magia está en esto, en que dice Victoria y, ¡ah!, llega a Victoria. No, quédese con sus libros de mera poesía y prosa y déjeme leer un horario de trenes con lágrimas de admiración. Quédese con su Byron [con su Quijote], que conmemora derrotas de los hombres; deme un horario de trenes de Bradshaw [de la Renfe] que conmemora sus victorias.”(7).

    El economista defensor de la ley y el orden admira el mercado porque, como decía Carlos Marx, ve en él “una máquina azarosa” capaz de alcanzar esa estación distante en el tiempo a la que llama equilibrio a largo plazo. Recibe con lágrimas de admiración las tablas macroeconómicas que los estadísticos elaboran con la misma frecuencia y regularidad con que el ferroviario elabora sus horarios y registra los retrasos y adelantos del tren. El economista defensor del mercado disfruta leyendo esas tablas tanto como el funcionario de Renfe o del Metro disfruta leyendo un horario de trenes. Hasta es probable que sienta al leer las Cuentas Nacionales y los Presupuestos del Estado la misma sensación de victoria que el ferroviario londinense cuando llega a la estación Victoria, o el ferroviario español cuando alcanza la estación sevillana de Santa Justa, la sensación de haber atravesado baterías poderosas de sitiadores enemigos. Y es posible que piense, igualmente, que el hombre, por fin, ha vencido en el campo del libre mercado la batalla decisiva contra el caos económico y social. Reconoce, es verdad, que hay algo de magia en que un mercado dejado en libertad permita alcanzar el equilibrio social, pero reduce toda su magia a esto, a que dice equilibrio y, como si se tratara de una palabra mágica, llega al equilibrio. No le preocupa demasiado la senda por
    la que se ha llegado al equilibrio, ni los muertos y heridos que en el camino ha dejado.

    No piensen ustedes que al comparar al economista con un mago estoy utilizando una exageración retórica, se trata de un diagnóstico formulado por un economista al que se le concedió el premio Nobel en 1972. El economista, escribió en una de sus obras John Hicks, ve en

    “La economía pura… un procedimiento muy curioso de sacar conejos de un sombrero -aparentemente proposiciones a priori que parecen tener que ver con la realidad-. Es fascinante -escribía el mismo Hicks,- intentar descubrir cómo entraron los conejos en el sombrero; pues los que no creemos en la magia estamos convencidos de que entraron de alguna manera.”(8).

    Lo sorprendente, podemos añadir nosotros, no es sólo cómo entraron los conejos en el sombrero, lo sorprendente es que salgan puntualmente cuando los llamamos.

    Keynes, que hizo de Newton un mago y lo arrancó de las manos de los racionalistas modernos (9), sabía muy bien cómo los conejos habían entrado en el sombrero de la teoría económica, y se negó a seguir presenciando pasivamente el espectáculo del mercado. Negó que el mercado pudiera conducir al equilibrio con la puntualidad exigida por las personas que pasaban hambre y quedaban muertas en la vía. Se negó a dar por supuesta la ley y el orden del mercado, tanto si se llamaba ley de Say como si se llamaba ley del equilibrio general. Por eso decidió montar su propio escenario y escribir su propia obra teatral. Surgió así la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, criticando las supuestas virtudes y milagros del mercado y proponiendo una visión diferente de la realidad económica y social. Desmontó la tramoya del libre mercado cuando escribió lo siguiente:

    “Eliminemos los principios metafísicos o generales sobre los que de cuando en cuando, se ha fundamentado el laissez-faire. No es verdad que los individuos tengan una «libertad natural» sancionada por la costumbre en sus actividades económicas. No existe un «convenio» que confiera [a los individuos] derechos perpetuos sobre lo que Tienen o sobre lo que Adquieren. El mundo no se gobierna desde arriba, de manera que no siempre coinciden el interés privado y el social. No es dirigido aquí abajo de manera que coincidan en la práctica. No es una deducción correcta de los principios de la economía que el interés propio ilustrado produzca siempre el interés público. Ni es verdad que el interés propio sea siempre ilustrado; más a menudo, los individuos que actúan por separado persiguiendo sus propios fines son demasiado ignorantes o demasiado débiles incluso para alcanzar éstos. La experiencia no demuestra que los individuos, cuando forman una unidad social, son siempre menos clarividentes que cuando actúan por separado.”(10).

    ¿Por qué le llamo mago? Porque veía el universo y cuanto hay en él como un enigma, como un secreto indescifrable aplicando el pensamiento puro a determinados testimonios, a determinadas claves místicas impuestas al mundo por Dios para que la hermandad esotérica pudiera emprender la caza de la piedra filosofal.

    El escepticismo de Keynes respecto de las virtudes sociales del libre mercado nacía de un conocimiento realista de la naturaleza humana, y de los motivos que impulsan al inversor económico. Sabía muy bien que

    «La finalidad social de la inversión realizada con conocimiento de causa debería ser el dominio de las fuerzas negativas del tiempo y la ignorancia que rodean nuestro futuro. El objeto real y particular de la mayor parte de las inversiones de los expertos, hoy día, es ‘ganar la delantera’ (to beat the gun), como dicen los norteamericanos; ser más listo que el vulgo, y encajar la moneda falsa o que se está depreciando a otra persona… La experiencia no da pruebas de que una política de inversión ventajosa socialmente coincida con la más productiva [para el individuo]. Se necesita más inteligencia para derrotar las fuerzas del tiempo y nuestra ignorancia respecto del futuro que para ganar la delantera.» (11).

    Al desmontar el escenario del libre mercado, Keynes volvía a plantear el eterno problema de la economía y la política económica: cómo armonizar los intereses comunes de la sociedad con los intereses particulares de los individuos. Y donde A. Smith creyó ver una «mano invisible» capaz de armonizar el egoísmo individual con el interés y el bienestar social, Keynes creyó necesario introducir la «mano visible» de un gobierno capaz de «manejar» y conducir la naturaleza humana. Y es que, para Keynes,

    «hay justificación social y psicológica de grandes desigualdades en los ingresos y en la riqueza, pero no para tan grandes disparidades como existen en la actualidad [1936]». Hay valiosas actividades humanas cuyo desarrollo exige la existencia del estímulo de hacer dinero y la atmósfera de la propiedad privada…Pero para estimular estas actividades y la satisfacción de [ciertas] inclinaciones [humanas] no es necesario que se practique el juego con apuestas y riesgos tan grandes como ahora.» (12).

    Keynes, a pesar de las apariencias, no fue un economista revolucionario, mucho menos se puede ver en él un anarquista. Keynes fue un defensor inteligente de la ley y el orden capitalista. Lo que Keynes no podía tolerar no era la desigualdad e injusticia de la sociedad, no podía tolerar que esa injusta desigualdad fuera «manejada» por los políticos ignorantes que gobernaban la sociedad del siglo XX como si aún fuera la sociedad decimonónica. Por eso pienso que el Gran Inquisidor del que nos habla Dostoyevsky en Los hermanos Karamazov se hubiera entendido bastante bien con Keynes, y así se explica la segunda parte el título elegido para esta lección inaugural. Keynes no daba el mercado por supuesto, pero confiaba, aunque cautelosamente, en el Gran Inquisidor en que se han convertido los gobiernos occidentales posteriores a la IIª Guerra Mundial.

    2ª Parte: Tampoco doy por supuesto al Gran Inquisidor:

    La conversación se desarrolla entre Iván Karamazov y su hermano Aliocha, sentados ambos a la mesa de un café, en un rincón, junto a la ventana y detrás de un biombo. A Iván le sucedía lo que al poeta anarquista de Chesterton, que no daba el mundo por supuesto. No podía comprender por qué las cosas iban tan mal en la tierra, y le parecía especialmente intolerable el sufrimiento de los niños. Esos miles de niños que aún hoy siguen siendo explotados y utilizados como mera «mercancía» que se compra y vende en el mercado laboral.

    “Si todos hemos de sufrir para ganar con nuestros sufrimientos la eterna armonía, ¿para qué meter en ello a los niños? No se comprende por qué deben sufrir también ellos. ¿Por qué deben comprar a ese precio la eterna bienaventuranza, si son completamente inocentes? ¿Por qué deben servir también de cimientos para la armonía futura?” (13).

    Iván Karamazov no podía aceptar la existencia de la «mano invisible» de un Dios creador y providente y a la vez impasible e indiferente ante un mundo injusto. Mientras exista dolor, explotación e injusticia en el mundo no podrá
    existir explicación racional ni religiosa de la realidad económica y social. Y es cuando su hermano Aliocha le habla de Jesús, del Hombre que con su sufrimiento y perdón puede dar razón del dolor y la injusticia, cuando Iván introduce en la conversación la figura del Gran Inquisidor.

    Para el Gran Inquisidor, el origen de la injusticia social, el origen de tanto sufrimiento y explotación como observamos, está en la libertad de los hombres. Si existe injusticia y desigualdad, explotación y dolor, nos dice, es porque a los hombres “les habían dado el Paraíso, y ellos quisieron la libertad; robaron el fuego celeste, aun sabiendo que serían desgraciados (14). A partir de ese momento, comenta Ivan,

    “la libertad, el libre albedrío y la ciencia les habrá extraviado por tan profundos barrancos y les habrá colocado delante de tantos milagros y misterios, que unos, rebelándose llenos de rabia, se destruirán a sí mismos, mientras que otros, también en franca rebelión pero más débiles, se dedicarán a destruir a los demás; y algunos más, sin fuerzas ya y sintiéndose inmensamente desgraciados, se llegarán a nuestros pies arrastrándose y exclamarán: «Sí, teníais razón, tan sólo vosotros poseéis el secreto de Dios, y a vosotros volvemos. ¡Salvadnos de nosotros mismos».” (15).

    El grito no puede ser más dramático: ¡Salvadnos de nosotros mismos! ¡Salvadnos de nuestra libertad! Y para salvar a los hombres de la carga que les supone el ejercicio de su propia libertad, ese gran keynesiano que es el Gran
    Inquisidor cuenta con un programa económico construido sobre tres firmes pilares: la Autoridad discrecional, el Secreto y el Milagro económico. En nombre de esta sacrosanta “trinidad”, los hombres recibirán el alimento de manos del Gran Inquisidor en el nuevo Estado de Bienestar, y será al recibir el pan de sus generosas y providentes manos, nos dice el Gran Inquisidor, cuando

    “verán, sin lugar a dudas, que hemos cogido los panes, producto de su propio trabajo, para distribuírselos… Pero lo que les hará verdaderamente felices no será tanto el pan en sí mismo cuanto el hecho de recibirlo de nuestras manos, porque recordarán muy bien que antes, sin nosotros, los panes que producían se transformaban en piedras en sus manos, mientras que, al volver a nosotros, esas mismas piedras se transforman en panes. Comprenderán entonces la inmensa ventaja que les supone el hecho de someterse para siempre [al Gran Inquisidor]. Mientras los hombres no comprendan esto [y amen más su libertad], serán desgraciados.” (16).

    Por supuesto, en el nuevo Estado de Bienestar, continúa el Gran Inquisidor,

    “les obligaremos a trabajar, pero en las horas de descanso organizaremos su existencia como si se tratara de un juego de niños, con corros y con ingenuos bailes. También les permitiremos que pequen, porque son débiles y porque carecen de voluntad… Según su mayor o menor grado de obediencia, les permitiremos que vivan con sus esposas o con sus queridas, y que tengan o no hijos, y se someterán con alegría a nuestras decisiones…; resolveremos sus inquietudes, y tendrán plena confianza en nuestras decisiones, porque les ahorraremos la preocupación y el tormento que trae consigo toda decisión libre tomada por uno mismo. La Humanidad en pleno, con sus millones de seres humanos, será feliz, exceptuando a los centenares de miles de personas que la dirijan (naturalmente, bajo las órdenes del Gran Inquisidor).” (17).

    Como advertía el mismo Iván, se trata sólo de un poema «absurdo», por eso algunos querrán concluir como se concluyen aquellas novelas y obras teatrales más realistas y comprometedoras: No teman, «cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia», se nos ha descrito una triste pesadilla, volvamos a la realidad.

    Y la realidad parece ser que, según algunos, no tenemos más alternativa que elegir entre la “mano invisible” del mercado o la visible del Gran Inquisidor en que se han convertido los gobiernos actuales. La opción primera nos transforma en lo que los economistas llaman pasivos “tomadores de precios” que han de aceptar como racional cuanto nos diga el “subastador” walrasiano que se oculta tras el mercado (18); la segunda opción, al tiempo que arranca la máscara tras la que se oculta el «subastador», nos quiere sumisos y obedientes a la voluntad providente del Gran Inquisidor. Lo curioso, lo digno de señalar, es que en ninguno de los dos casos parece tener sitio la libertad personal. Por eso me uno al poeta anarquista de Chesterton y digo: es necesario recuperar la libertad, es necesario asumir la responsabilidad personal, pues sólo entonces podrá volver la justicia y la moralidad a la vida económica y social. Es necesario recuperar el protagonismo personal y plantearnos las cuestiones que, según nos dice Dostoyevsky, preocupaban a la juventud rusa, las que Aliocha llamaba “cuestiones eternas”. A estas «cuestiones eternas» me refiero en la tercera parte de mi lección inaugural.

    3ª Parte. Las llamadas «cuestiones eternas» y la Economía:

    La juventud rusa de la que hablaba Dostoyevsky, como la europea y española de los años sesenta y setenta, se atrevía a preguntarse por las «cuestiones eternas» de la vida en sociedad: el anarquismo como posibilidad social, el socialismo como alternativa al capitalismo, y hasta se afiliaba al partido comunista con más idealismo, a veces, que conocimiento de la realidad. Fueron años en los que el mundo y el orden económico y social vigentes no se daban por supuestos, en los que se creía que las cosas se podían cambiar porque, y esto me parece lo más importante, se creía en la posibilidad de que naciera un “hombre nuevo”, una «mujer nueva». Eran tiempos en los que se vivía de forma estimulante la posibilidad de subordinar los intereses materiales a los motivos morales, el egoísmo personal a la solidaridad. Fueron los años en los que la imagen del Che Guevara, entre guerrillera y cristiana, colgaba en las paredes de los Colegios Mayores y se llevaba en la boina o prendida en la solapa de la chaqueta. Ciertamente, aquellos eran otros tiempos, como también eran otros los estudiantes y la universidad. Y si hoy la juventud piensa y vive de modo distinto quizá sea porque nosotros, las generaciones mayores, hemos renunciado a la sociedad utópica que entonces nos movilizaba y no creemos ya en la posibilidad de que nazca un Nuevo Adán. Quizá sea porque, fieles al pragmatismo keynesiano (19) que durante el último medio siglo ha dominado en occidente, confiamos más en el viejo Adán que hay dentro de nosotros, egoísta e interesado, que en el nuevo Adán generoso y solidario. La imagen del Viejo y el Nuevo Adán se utiliza en teología para expresar el cambio que se produjo en la naturaleza humana como consecuencia del pecado original. Keynes se sirvió de ella para describir el cambio que se producirá en la sociedad cuando la acumulación de capital haya resuelto el problema económico de la humanidad, el problema de la subsistencia. Keynes reconocía que la naturaleza del «viejo Adán» estaba dañada y debería cambiar; consideraba especialmente desagradable e inadmisible para un verdadero gentlement inglés su avaricia y su pasión por hacer dinero, pero pensaba que esa naturaleza dañada no podía ni debía cambiar mientras no se resolviera el problema económico.

    Esto no quiere decir que para resolver el problema económico de la subsistencia, Keynes propusiera dejar en plena libertad al viejo Adán; como acabo de recordar, Keynes no fue defensor del laissez-faire económico, tampoco lo fue de la planificación central; sólo quiere decir que, en su opinión, los impulsos egoístas y la pasión por hacer dinero, propios del viejo Adán y origen de la acumulación de capital, se debían controlar y administrar por la autoridad. Lo expuso con toda claridad en la más conocida de sus obras, en la Teoría general.

    «La tarea de transmutar la naturaleza humana no debe confundirse con la de manejarla; y aunque en el estado ideal de los hombres pueden haber sido enseñados, inspirados o educados de manera que no se interesen en tales apuestas [por ganar dinero] aún puede ser sensato y prudente para un estadista permitir que se practique el juego, bien que sujeto a reglas y limitaciones en tanto que el común de los hombres, o por lo menos una parte importante de la comunidad, se adhiera de hecho y fuertemente a la pasión por hacer dinero».(20).

    En otras palabras, el estadista keynesiano no debe aspirar a sanar o «restaurar» la naturaleza dañada del viejo Adán, le basta con saber «manejarla» para sacar de ella el mayor provecho para la sociedad. Los «vicios privados» del viejo Adán deben seguir existiendo, pero controlados por la mano visible del poder político dirigida por la razón del buen economista. Al pensar así, Keynes estaba siendo esencialmente pragmático, pero no porque fuera insensible a los ideales y valores del Nuevo Adán. Sigue siendo cierto que, en el código ideal de moral keynesiana,

    «el motivo monetario… es una morbosidad algo repugnante, una de esas propensiones semidelictivas, semipatológicas, que se ponen, encogiendo los hombros, en manos de especialistas en enfermedades mentales».(21).

    Por eso Keynes no dudará en diagnosticar, ya en 1925, que

    «el problema moral de nuestra época tiene que ver con el amor al dinero, con la apelación habitual al motivo monetario en el 90 por 100 de las actividades, con el afán universal por conseguir la seguridad económica individual como principal objetivo del esfuerzo, con la aprobación social del dinero como medida de éxito constructivo y con la apelación social al instinto de acumulación como fundamento de la necesaria provisión para la familia y para el futuro.»(22).

    Y es que cuando Keynes se ocupó de las «cuestiones eternas» de la humanidad y, más concretamente, de las relaciones entre religión y negocios, tuvo muy claro que el mundo que debía desear para sus nietos no era el mundo del capitalismo occidental, dominado por los «vicios privados» del viejo Adán, sino un mundo en el que se hubieran producido grandes cambios morales. Debía ser un mundo en el que, en palabras del mismo Keynes, se hubiera vuelto a

    «los principios más seguros y ciertos de la religión y virtud tradicionales: [en el que se reconociera] que la avaricia es un vicio, que la práctica de la usura es un delito y el amor al dinero es detectable… [un mundo en que se valorasen] los fines por encima de los medios [y se prefiriera] lo que es bueno a lo que es útil». [Un mundo, en fin, del que hubieran desaparecido ]»Todas las clases de costumbres sociales y prácticas económicas, que afectan a la distribución de la riqueza y de las recompensas y sanciones económicas, que ahora mantenemos a toda costa por muy desagradables e injustas que puedan ser en sí mismas, porque son terriblemente útiles para promover la acumulación de capital…» (23).

    Ese fue el mundo que Keynes soñó para sus nietos y es muy probable que sea también el mundo que muchos de ustedes sueñan para sí mismos y para sus nietos. Pero hay que reconocer que se trata sólo de eso, de un sueño, de un ideal. Por eso, después de soñarlo, muchos de ustedes quizá exclamen con el economista,

    ¡Cuidado!, todavía no ha llegado el tiempo de todo esto. Por lo menos durante cien años más debemos fingir nosotros y todos los demás que lo justo es malo y lo malo es justo; porque lo malo es útil y lo justo no lo es. La avaricia, la usura y la cautela deben ser nuestros dioses todavía un poco más de tiempo, pues sólo ellos pueden sacarnos del túnel de la necesidad económica y llevarnos a la luz del día».(24).

    Como ya comenté en otra ocasión, son éstas palabras que, en una Facultad de Ciencias Económicas de una Universidad Pontificia, difícilmente se pueden escuchar sin sentir un cierto escalofrío e inquietud personal. ¿Acaso estamos enseñando a nuestros alumnos “que lo justo es malo y lo malo es justo; porque lo malo es útil y lo justo no lo es”? ¿Acaso nuestros programas enseñan cómo adorar los tres dioses del capitalismo, la pasión por el dinero, la usura y la sospecha, porque así lo exige la racionalidad de la ciencia económica? ¿Qué piensan nuestros alumnos del motivo monetario que nace de la naturaleza del viejo Adán? Son preguntas que no son fáciles de contestar, pero que tampoco debemos ignorar, especialmente nosotros, los europeos, que tenemos una historia en la que, siguiendo el pragmatismo que dicta el empirismo económico, hemos aprendido a fingir y a renunciar al ideal en nombre de la racionalidad del viejo Adan. Una historia en la que, a decir también de Keynes, hay

    «dos cosas que los europeos [hemos] guardado durante algunos siglos en diferentes compartimentos del espíritu: negocio y religión… Los protestantes y puritanos pudieron separarlas cómodamente, porque [según ellos] la primera actividad pertenece a la tierra y la segunda al cielo, que estaba en otra parte. El creyente en el progreso podía separarlas cómodamente porque consideraba el primero como medio para establecer, en un futuro, el cielo en la tierra. Pero existe un tercer estado de espíritu, en el que no creemos plenamente ni en el cielo que está en otra parte ni en un progreso como medio seguro hacia un cielo que, en el futuro, estará en la tierra; y si el cielo no está ni en otra parte ni en el futuro, tiene que estar aquí y ahora o no estar en absoluto…; en otras palabras, que no podemos mantener por más tiempo el negocio y la religión en compartimentos separados».(25).

    Sustituyan ustedes el cielo por el reino de Dios, y las últimas frases de Keynes podrán aplicarlas al cristianismo sin faltar a la verdad. Si el Reino de Dios no está en otra parte ni en el futuro, si después de la Encarnación de Cristo confesamos que el Reino de Dios está ya aquí y ahora entre nosotros o no está en absoluto, tampoco nosotros, cristianos creyentes, podremos mantener por más tiempo el negocio y la religión en departamentos separados.

    Estamos a comienzos de un nuevo curso e implantando nuevos Planes de estudio, y aunque algunos puedan pensar que ya es demasiado tarde, quizá otros pensemos que siempre estamos a tiempo de empezar. No sé si los estudiantes actuales son o no distintos de los que en los años sesenta y setenta estudiaban en la universidad, ellos lo deberían pensar; de lo que no me cabe la menor duda es de que la alternativa entre satisfacer las exigencias del viejo Adán o las del nuevo Adán nos ofrece a todos nosotros una oportunidad única para el ejercicio de nuestra propia responsabilidad. Después de cuanto acabo de presentar, espero haber explicado con suficiente claridad por qué «Yo no doy el mercado por supuesto, ni tampoco al Gran Inquisidor», sólo doy por supuesta nuestra libertad y nuestra propia responsabilidad social.

    Muchas gracias.

    (1) Chesterton, G. K. (1998), El hombre que fue jueves, Alianza, Madrid.
    (2) Dostoyevski, F., (1974), Los hermanos Karamazov, ed. Bruguera, Barcelona.
    (3) Malthus, R., Ensayo sobre el principio de la población, 2ª ed. Cambridge, p. 571.
    (4) Kuhn, Th. S., La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Económica, México, 1971.
    (5) Popper, K., Lakatos I., Musgrave A., (eds.),(1975) La crítica y el desarrollo del conocimiento, Barcelona, 1975, p. 151.
    (6) Chesterton, G. K. (1998), El hombre que fue jueves, Alianza, Madrid, p. 11.
    (7) Ibidem.
    (8) Hicks, J., (1998) Valor y capital, FCE, México, p. 18.
    (9) Keynes, J. M., (1992) Ensayos biográficos, ed. Crítica, Barcelona, p. 331, ss.
    (10) Keynes, J. M. (1988), Ensayos de persuasión, Crítica, Barcelona, p. 290.
    (11) Keynes, J. M., (1970) Teoría de la ocupación, el interés y el dinero, FCE, México, p. 142.
    (12) Keynes, J. M., (1970), p. 329-30.
    (13) Dostoyevski, F., (1974), Los hermanos Karamazov, ed. Bruguera, Barcelona, p. 184.
    (14) Op. cit., p. 183.
    (15) Op. cit., p. 191.
    (16) Op. cit., p. 191.
    (17) Op. cit., p. 192.
    (18) En la teoría económica clásica, especialmente en la interpretación walrasiana, los sujetos económicos son meros tomadores de precios; en otras palabras, no son libres para actuar sobre los precios, que les vienen impuestos por la información perfecta que reciben del hipotético «subastador». Es en esta «pasividad» de los sujetos económicos donde en mi opinión reside una de las diferencias principales entre la visión probabilista de los doctores españoles de la Escuela de Salamanca y la visión posterior de la Escuela Clásica. En la «actuación» de los sujetos
    económicos sobre los precios, reconocida por los doctores españoles, la realidad del mercado y su funcionamiento no se veía de forma mecanicista ni necesaria, era una actuación humana y responsable y, por esta razón, falible e inestable. El equilibrio y la estabilidad no estaban garantizados, por lo que era posible, no sólo el desequilibrio económico sino, también, la injusticia social. Y porque el desequilibrio y la injusticia eran posibles y se presentaban con frecuencia en la realidad, los doctores españoles defendieron la necesidad de la restitución como
    forma de ajuste económico y social. Fue al interpretar los ajustes económicos como un mero juego mecánico de las leyes económicas, y al hacer de los sujetos económicos meros «tomadores de precios» , cuando desapareció del proceso de ajuste económico la dimensión de responsabilidad social y moral que existía en el pensamiento de la escolástica. Si este cambio supuso o no una ventaja para la sociedad es un juicio de valor que los lectores podrán por sí mismos formular.
    (19) Keynes, J. M. (1988) Ensayos de persuasión, ed. Crítica, Barcelona, p. 330.
    (20) Keynes, J. M., (1970), Teoría general… México, FCE., p. 330.
    (21) Keynes, J. M., (1988) p. 331.
    (22) Op. cit., p. 272.
    (23) Op. cit., p. 331.
    (24) Op. cit., p. 332-33.

    Esta es la lección inaugural del curso 200-2001 de la Universidad Pontificia Comillas, a cargo del jesuita Francisco Gomez Camacho. ¡Ocho años antes de lo de Lehman Brothers!

    Los jesuitas han hecho grandes aportaciones a la Humanidad. Fue un jesuita, Mateo Ricci, quien hace 400 años llevó el Evangelio al corazón de China, hasta el mismísimo Emperador, él solito…O las Reducciones del Paraguay. O los discursos de Francisco Suarez sobre la Ley, el Estado y la autoridad política. Dejémosles que hablen de Economía, que también nos pueden aportar algo. No sólo los “sabios” economistas portadores del dogma oficial, que ya vemos adónde nos han conducido.

  38. olindico

    «Los jesuitas han hecho grandes aportaciones a la Humanidad. Fue un jesuita, Mateo Ricci, quien hace 400 años llevó el Evangelio al corazón de China, hasta el mismísimo Emperador, él solito…»

    Estimado señor I Landero,cuando los jesuitas llegaron a China o más bien Catay en aquella época, salieron despavoridos al recibir de manos del emperador, un ejemplar de la septuaginta escrita en arameo. Estas cosas demuestran la constante adulteración de la historia por parte de quienes la escriben.

    afortunadamente las nuevas generaciones de historiadores ya no tienen esos complejos ni prejuicios, aunque reconocen lo delicado de ciertos asuntos, simplemente hay que conocer y estudiar la historia buscando la verdad:

    «Durante los últimos siglos del imperio romano, el cristianismo, inmerso en un doble proceso de fijación del dogma y de transformación en un culto de estado, tuvo que prescindir de la efervescencia religiosa que había marcado sus orígenes. El proceso, iniciado con el concilio de Nicea que definió el dogma, no tardó en convertir las disidencias en herejías y éstas – trátese de nestorianos o monofisitas – en peligros para el orden establecido.
    La divergencia de los nestorianos, condenada por el concilio de Éfeso en el 431, y que consistía en distinguir dos personas diferenciadas en Cristo, la divina y la humana, tenía consecuencias muy visibles en la religiosidad cotidiana ya que no rendían culto a la virgen María. Expulsados de la iglesia católica antes de la total definición dogmática de ésta, los nestorianos conservaron una gran flexibilidad tanto hacia las costumbres de los otros pueblos como hacia sus propios rituales.

    En el momento de su exclusión, los nestorianos, lejos de ser un pequeño grupo, tenían un peso notable: Nestorio era el patriarca de Constantinopla. Se trataba de un grupo influyente, con poderosos contactos con el mundo de los negocios, y su marginación religiosa en el imperio romano los escoró hacia el vecino imperio persa, donde las ya existentes comunidades cristianas no tardaron en abrazar el nestorianismo. Pero para los persas se trataba de hecho de una religión procedente de Roma y estaba, por tanto, bajo sospecha: el status incierto de los nestorianos los concentró primero en monasterios y acabó desarraigándolos y lanzándolos tras las huellas de sus parroquianos, gentes que, como todas las diásporas, se dedicaban esencialmente al comercio. Lejos de la capital, en los confines del imperio persa, la conexión nestoriana acabó dominando las rutas comerciales con el lejano oriente.

    Roma no los recuperó jamás – aunque fueron unos monjes nestorianos quienes introdujeron la seda en el Bizancio de Justiniano – pero su popularidad en el mundo de las estepas fue inmensa: los árabes les otorgaron una protección tan clara que los nestorianos desplazaron su sede de Ctesifonte a Bagdad, y los mongoles – como tuvieron ocasión de comprobar todos los viajeros medievales, de Rubruck a Marco Polo – los convirtieron en sus consejeros predilectos.

    Los obispados nestorianos jalonaban toda la ruta de la seda, de Persia a China, de Afganistan a la costa de Malabar y en sus monasterios recalaban todas las caravanas que circulaban entre la Sogdiana y Siria. Los festivales nestorianos, la magnificiencia de las reliquias que transportaban , su reconocida competencia médica y sus conocimentos de los prodecimientod administrativos les garantizaron un puesto en cortes de todo cuño. Los nestorianos proporcionaron a la estepa una masa crítica de gente culta, consejeros perspicaces y médicos competentes, sin fidelidades restrictivas para con la tribu. Capaces como los chamanes de curar a la vez cueros y almas, aportaban en cambio una visión más universal.

    La conquista árabe del imperio persa en el siglo VII alteró y expandió las rutas pre-existentes: en este contexto, en el 635 dC, llegan a Chan’an, la capital del imperio Tang, los nestorianos. Tolerados primero, no tardaron en ganarse el reconocimiento expreso de los cosmopolitas Tang: sus médicos competían en palacio con los taoístas y sus Templos de la Luz se erigieron por todo el imperio. Su máxima implantación en China se produjo durante los segundos Tang, en el clima de decadencia que siguió a la gran rebelión del 756: la estela de Xi’an, el testimonio palpable de la presencia cristiana en China, es del 781. Atrapados en la prohibición de todas las religiones extranjeras del 845, su importancia en China disminuyó sin desaparecer del todo.

    No así en la estepa, donde formaban parte del trasfondo religioso de multitud de reinos. En 1140, las simpatías por el nestorianismo de un príncipe del reino de los Kara Khitan tendría una repercusión inusitada: la victoria de éste sobre los turcos seljúcidas le proporcionaría unas dimensiones de leyenda para acabar convirtiéndole en la figura mítica del preste Juan. La leyenda de este rey cristiano situado en la retaguardia del Islam encenderá la imaginación y las esperanzas de los pequeños y amenazados reinos cristianos de occidente: su búsqueda alimentará el impulso de expediciones y descubrimientos desde finales de la Edad Media hasta el siglo XV.

    La realidad sin embargo era muy otra: no sólo los nestorianos carecían de enemistad manifiesta hacia el Islam – fueron incluso favoritos en la corte de Harun al-Rashid – sino qe su peso en Asia Central los convirtió en un apoyo ineludible para los mongles. Su vinculación con el mayor imperio que el continente euroaiático haya conocido jamás los llevó a la cima del poder y de la fama: el relato que recoge los viajes de Rabban Sauma, el gran monje chino nestoriano que viajó de China a Persia y a Bagdad a finales del siglo XIII, da un cuadro vivísimo de la prosperidad y conexiones de los centros nestorianos. Ciertamente la fluidez del comercio en un mundo unificado por la Pax Monglica les proporcionó una prsperidad sin límites, pero unió la suerte de ambos de forma irremediable: la caída del imprio monol desarticuló la ruta de la seda, arrinó a los nestorianos y arrastrtó en su caída la de los prósperos monasterios de los límites orientales. Aunque conservaron influencia y poder durante el khanano Il-Kahn en Persia, la iglesia nestoriana no sobrevivió a las conquistas de Tamerlan (1370-1405) que cortó la relación de las comunidades de la estepa con el patriarca de Bagdad. Diseminados y carentes de todo apoyo oficial, los nestorianos se fueron apagando lentamente a partir de entonces, aunque comunidades nestorianas en torno al lago Van han sobrevivido hasta nuestros días.
    El nestorianismo y su difusión por la ruta de la seda Dolors Folch Noviembre 2000»

    Llama la atención el hecho de que las grandes misiones búdicas de Ashoka pasaran sin dejar huella. De hecho, el nombre de Ashoka —el más destacado de los antiguos monarcas indios— cayó en el olvido gracias a los Brahmanes, hasta que en el siglo XIX se lo recuperó, cuando se descifraron sus inscripciones,talladas en piedras y en columnas. En efecto, en 1837, James Prinsep, funcionario
    británico destinado en Benarés, logró descrifar la escritura bráhmi,con lo que fue posible leer las numerosas inscripciones antiguas de un tal
    devánampiya, el amigo de los dioses, conocido también como Piyadashi, que resultó ser el rey Ashoka. en el siglo 2ºantes de Cristo.

    ejemplo del Edicto XIII:
    «Esta es la victoria que es considerada importante por el amado por los
    dioses: la victoria de la Ley Sagrada.
    Y ésta ha sido ganada por el amado por los dioses aquí y entre los vecinos,incluso a seis mil yojanas, allí donde el rey de los griegos Antíoco de nombre, y más allá de este Antíoco cuatro reyes, Ptolomeo, Antígono, Magas y Alejandro de nombre, y más allá los Coda y Pamdiya hasta Tambapamni. De igual modo aquí, en el imperio del rey, entre los griegos y Komboja, Nábhaka y Nábhitina, Bhoja y Pitinika, Amdha y Palada, en todas partes siguen la enseñanza de la Ley Sagrada del amado por los dioses».

    Ashoka hizo cambiar la vida de la corte, sometiéndola al dharma.
    «La política del dhamma es proclamada por Asoka una y otra vez y esculpida en piedra. Una y otra vez es llamado el pueblo a la dulzura y a la compasión, a la generosidad y benevolencia, a la obediencia y al respeto. Se trata de despertar el sentido de la responsabilidad social»

    ¿que se encontraron realmente los jesuitas y se callaron habilmente en sus viajes por oriente?
    nuestra cosmovision de europa debe dejar de ser tan etnocentrista, y comenzar a asumir que no somos los elegidos para salvar el mundo, y que los mensajes de los diferentes credos y religiones han sido y seguiran siendo los mismos para toda la humanidad. la religion ni puede ni debe estar presente en asuntos que no le competen. la historia demuestra sus efectos. otra cosa es la moralidad y los valores humanos, que son esos valores humanos, no religiosos. cada uno es su casa y dios en la de todos.

  39. Teilhard

    Estimado Sr Landero,

    La historia demuestra la imposibilidad hoy por hoy de realizar ingenierías sociales como las que usted propone: construir un todo «ex-novo». Tambien demuestra que pequeñas alteraciones pueden llegar a producir grande cambios.

    Entonces empecemos por algo mas simple: Definamos un ideal de hombre. ¿tomaría como punto de partida que ese hombre nace manchado con el pecado original?

    ¿ve lo complicada que son las cosas?

    Atentamente

    Teilhard

    1. Casilda

      Ah! Teilhard, permíteme hablar sin dudar. La única mancha no es producto de incumplimientos de no sé cuantos mandamientos, es oscurecimiento, es el velo que no permite revelar la Realidad. Es decir, encontrar el significado de lo que denominamos Yo y que consideramos siempre como centro del Universo. Qué gran error de medida, no crees?

  40. Teilhard

    Casilda, estoy de acuerdo en su Platonico punto de vista. En mi humilde opinión, no creo que tengamos manchas y menos originales. Lo que ocurre es que nos falta luz para que desaparezcan las sombras. Pero poco a poco en la medida que nos abrimos a la consciencia iran desapareciendo. Nuestro único pecado es no preguntarnos e investigar por las causas de todos los efectos.

    Un saludo

    Teilhard

    1. Casilda

      Según el Budismo los doce vínculos que causan la originación dependiente son: 1- La ignorancia de la verdadera naturaleza de la mente y de las cuatro nobles verdades (es decir la naturaleza esencialmente dolorosa de la existencia) esto condiciona 2- las ideas e intenciones o impulsos kármicos. Estas ideas que pueden ser positivas, negativas o neutras condicionan a su vez el 3-principio consciente del individuo en su posterior existencia. El principio consciente se reencarna en un seno materno y da lugar a la aparición de un cuerpo y un psiquismo 4-“nombre-forma”. De este nombre-forma surge la 5-percepción sensorial que condiciona el 6-contacto con los objetos de los sentidos. Este contacto provoca una 7-sensación considerada cegadora y encadenante a la ignorancia de la que brota 8-el deseo. Este deseo trae como consecuencia el 9-apego y el resultado inevitable de este apego no es otro que un 10-nuevo devenir seguido de un 11-nacimiento que a su vez termina en 12-la vejez y la muerte.

      Aquí encajaría perfectamente el mito de Eva y la manzana, Eva como el principio de la energía femenina o matriz universal donde todo este Universo percibido se genera. Para salir de este ciclo de existencia concicionada (Samsara) es necesario romper con la ignorancia básica

  41. Pitigrilli

    Tras leer todos los comentarios sobre este muy elaborado artículo, he intentado meterme en la piel de la síntesis de muchos de ellos.

    Intentaré resumir en un breve poemilla a modo de epílogo que me presta mi gran amigo Artista, algunos sentimientos que vengo observando desde que entré en este Foro del que tanto aprendo día a día:

    Espejo que reflejas hologramas irreales
    mostrando únicamente el mundo externo de lo humano;
    si tuvieras sentimientos añadidos
    podría sonreírte y hasta llamarte…mi hermano.:

    http://www.youtube.com/watch?v=K-0QvQXyVA0

    P.D.:Me baso no solo en lo plasmado en el artículo, sino también en las opiniones vertidas, que son el reflejo de lo que vive cada persona en el momento que plasma sus opiniones hechas comentario.

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