Os confieso que últimamente vengo dándole vueltas a la relación que se establece entre los denominados “poderes públicos” y la moral en sus vertientes privada y pública. Sin ir más lejos, en este Foro venimos tratando desde sus inicios el tema del componente ético, que coincidimos ha de prevalecer en quienes ejercen el poder político y guiar sus pasos de manera inequívoca. En ese sentido, hemos de reconocer que no hemos sido muy ecuánimes a la hora de valorar y enjuiciar las labores públicas de nuestros representantes políticos más o menos próximos. Digamos que hemos hecho pagar a justos por pecadores y sin ni siquiera derecho a réplica.
Para contrarrestar los prejuicios hacia nuestros representantes, entiendo que los cristianos hemos de ser los primeros en mostrar nuestro reconocimiento leal hacia los políticos, no metiéndolos de forma reduccionista a todos en la misma cueva de Ali Babá y sus cuarenta ladrones. No me parece justo. En esa línea, ya el Concilio Vaticano II en su Constitución Pastoral Gaudium et spes fijo que: “La Iglesia alaba y estima la labor de quienes, al servicio del hombre, se consagran al bien de la res pública y aceptan el peso de las correspondientes responsabilidades” (GS, n. 75)
¿No os parece que carece de fundamento evangélico una actitud de permanente recelo, de crítica gratuita, frívola, sistemática e irresponsable en este ámbito? Sin ir más lejos, aquéllos que como yo profesamos la fe católica hemos de saber que ésta tiene repercusiones políticas innegables y demanda, por tanto, la presencia y la participación de los creyentes en Cristo en la gestión de la cosa pública, al menos desde su vertiente cívica. Además, no nos confundamos, la no beligerancia política de la Iglesia española consistente en no identificarse con ningún partido como exponente cabal del Evangelio, no debe confundirse con la indiferencia de ésta hacia la res pública.
Como todos sabéis, en tiempos pasados la moral católica era la base sobre la que se asentaba la normativa moral e incluso jurídica de nuestra sociedad española; constituía el patrimonio moral común que orientaba las conciencias de casi todos los españoles. Esto condujo, entre otras cosas, a identificar moral católica, norma jurídica y usos y costumbres normalmente admitidos como válidos para gobernantes y gobernados. La situación cambió desde la promulgación de la Constitución de 1978. Desde entonces, la moral católica ya no es la moral de toda o de la mayoría de la población de nuestro país. Sin duda, y aún reconociendo la pluralidad benéfica que trajo consigo la Carta Magna, el Estado español ha promulgado leyes que, incluso, autorizan acciones moralmente ilícitas (que no, ilegales). Por este motivo legalista, demasiados españoles consideran morales determinadas acciones legalmente permitidas (v. gr.: la fecundación in vitro, el divorcio, el aborto, o el matrimonio entre parejas del mismo sexo, etc.) Luego, lo que está permitido en el orden del positivismo jurídico, les parece que es ya inmediatamente conforme a la recta conciencia por el mero hecho de ser legal. Ese positivismo –similar al vigente en los totalitarismos– que va cambiando la mentalidad del Pueblo a fuerza de disposiciones legales, o por el cientificismo al uso, es motivo de que muchos piensen que un comportamiento es éticamente bueno sólo porque está permitido o no castigado por la ley civil, o porque la mayoría lo aprueba, o porque la ciencia y la técnica lo hacen posible. En este sentido, ¿la amoralidad pública/política sería un reflejo de su análoga privada, o ésta sería la réplica de aquélla? ¿Serían por tanto, nuestros representantes públicos moralmente más reprobables que nosotros sus representados?
Así mismo, en el plano de la vida política de todos los cuadrantes hispanos, sin distinción, hemos de referirnos necesariamente a fenómenos tan poco edificantes como el tráfico de influencias, el transfuguismo, la sospecha y la verificación de prácticas de corrupción, el mal uso del gasto público, etc. No descubro nada nuevo al afirmar que el poder, a veces, es ejercido más en clave de dominio y provecho propio o de grupo, que de servicio solidario al bien común como debiera ser por norma moral pública y privada. A su vez, se ha extendido entre todos nosotros la firme persuasión de que el amiguismo o la adscripción a determinadas formaciones políticas son medios habituales y eficaces para acceder a ciertos puestos o para alcanzar un determinado estatus social o económico. Sin embargo, entiendo que hemos cogido el todo por la parte, y hemos generalizado en exceso la acusación apriorística según la cual, la inmensa mayoría de los políticos carecerían de la moralidad privada indispensable para ejercer sus cargos públicos con un mínimo de ética, y que sólo están en política para medrar.
Unido a lo anterior se constata, al mismo tiempo, una desvinculación entre la función cívica, política y social de la cosa pública y la convicción personal del gobernante y del gobernado. Continuamente se insiste en el error que una cosa es la ética pública y otra distinta la moral privada y, en virtud de tal distinción, se exige honestidad para aquélla y se pide –por los gobernados y se da por los gobernantes y legisladores– una amplia permisividad para ésta. ¿No os parece un disparate tal conjunción disyuntiva? Yo no comparto tal diferenciación.
En coherencia con esta esquizofrénica forma de pensar y de actuar hay quienes estiman que la moral con sus juicios y valoraciones, es un asunto privado y habría que reducirla a ese ámbito. En ocasiones, personajes públicos han hecho y hacen gala de esta mentalidad y así contribuyen irresponsablemente a la desmoralización de la sociedad. Es decir, y según mi entender, un político ha de ser “bueno” o comportarse moralmente tanto en la tribuna de oradores, como en la cafetería del Congreso; tanto en el comedor del restaurante, como en la cocina de su hogar; tanto en el atril como en la alcoba, y así en todos y cada uno de los distintos escenarios de los ámbitos público y privado. Porque en mi opinión, si hacemos tal distinción pública Vs. privada en términos éticos o morales seguiremos alimentando la amoralidad sistemática de muchos mecanismos de la sociedad y en la subjetivación y privatización de la moral, antesala del “todo vale” porque me vale a mí. Aquí llegamos a algo así como a la moral situacional y a la doble moral. Así, acciones lesivas de unos valores éticos que habrían de merecer de todos un juicio condenatorio, son objeto de una diferente apreciación, según sean las personas, las situaciones o los intereses que están en juego en cada caso. Por ello, yo no creo en una moral mudable con traje a medida de diferente paño y corte según el tiempo o la moda.
Epilogando el tema, entiendo que impera en la sociedad española en su conjunto una especie de exaltación de lo establecido por la norma jurídica y por el Matrix del Sistema, a la hora de aproximarnos a la moral pública y privada de los poderes públicos, lo que nos llevaría a una indudable aceptación acrítica de la pura facticidad: “Hay lo que hay y no otra cosa”; “Todos los políticos son iguales”; “Si yo estuviera ahí haría lo mismo” y demás frases típicas que dan fe del tópico según el cual, todos los políticos son por así decirlo unos delincuentes hasta que no se demuestre lo contrario. Creo que el pensamiento débil, generalista y acrítico le ha ganado la batalla al pensamiento juicioso, ponderado y moderado. Al final, por culpa de unos cuantos casos de corrupción, estadísticamente despreciables si se compara con la totalidad de la gestión pública, han arraigado el escepticismo y la malidicencia frente a los conceptos de verdad, de certeza y de justicia, y un resentido desencanto por las grandes promesas de los poderes públicos.
En definitiva, la vida política tiene también sus exigencias morales que, a mi juicio, son las mismas que las privadas. Por consiguiente, sin una conciencia moral y sin una voluntad éticas privadas, la actividad política degenera en un poder destructor para la sociedad civil y su agregado de individuos. Por lo que, las exigencias eticomorales se extienden tanto a la gestión pública en sí misma como a las personas que la dirigen o ejercen, los políticos. En ese sentido, el espíritu de auténtico servicio y la consecución decidida del bien común, como bien de todos y de todo hombre, inseparable del reconocimiento efectivo de la persona humana, es lo único capaz de hacer limpia la actividad de los hombres políticos españoles. Como conclusión, y enlazándola con el proemio de este escrito, yo como católico abogo por la lucha abierta contra los abusos y corrupciones que puedan darse en la administración del poder y de la cosa pública española, y pido decididamente con fe y esperanza la superación de algunas tentaciones pecaminosas y moralmente repudiables, de las que no está exento únicamente el ejercicio del poder político, como señalé anteriormente con algunos vergonzantes ejemplos, sino ni tan siquiera nosotros mismos como seres morales, personas gregarias y zoon politikon que somos sin excepción alguna.
Con todo, creo que la tesis de Bernard de Mandeville expresada en su célebre y estudiada obra La fábula de las abejas: o, vicios privados, públicos beneficios no se sostiene hoy en día.
Vicios privados, ¿virtudes públicas?,
Ramón;
Para poder formar hoy parte de la clase política la moneda de cambio que el Sistema exige es la fidelidad del político al Sistema.
La administración de la cosa pública por parte de aquellos que nos representan, en favor de los intereses del Sistema y no del interés general, ya demuestra por sí misma una debilidad moral en quién así actúa, motivo éste entre otros por el que hoy existe un divorcio entre clase política y sociedad civil.
Por eso, como bien dices, la rectitud moral, la coherencia en todos los ámbitos (públicos y privados), de cada uno de nosotros en el ejercicio de nuestros actos, es siempre el camino correcto. Y por supuesto el político debe ser ejemplo en este capítulo concreto.
Esa falta de coherencia en los actos de aquellos que nos representan, evitando en sus decisiones en no pocas ocasiones el interés colectivo para favorecer intereses particilares del Sistema, unido a una falta de preparación y capacidad (no en todos los casos) pero sí demasiado notable en algunos, es lo que lleva a generalizaciones como las que indicas en tu escrito.
La endogamia de la clase política, la fidelidad debida al Sistema, y la preparación y capacidad de quiénes nos representan, son caldo de cultivo para una debilidad moral en aquellos que administran la cosa pública que repercute negativamente en los representados.
Sí Borja, pero la casta política coaligada a la estirpe portante de corruptos adláteres descienden del mismo linaje del que descendemos tú o yo. Gracias por tu comentario.
Moraleja: «Ellos» somos «Nosotros», y Nosotros podríamos ser en Él, siendo Él en Nosotros.
P. S.: Necesitan/tamos la Inhabitación crística para vencer el vicio privado y por ende, el público que tan fácil es criticar domésticamente. «El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.» (Juan 6, 56)
» los cristianos hemos de ser los primeros en mostrar nuestro reconocimiento leal hacia los políticos, no metiéndolos de forma reduccionista a todos en la misma cueva de Ali Babá y sus cuarenta ladrones»
.
La cosa es que el político honesto, es complice de dejar hacer, participa de la misma oligarquía, no defiende los intereses de sus votantes pues es esclavo del dedo ditactorial que le puso en la lista y si no defiende los intereses del partido, es decir de la oligarquía dominante no repite candidatura se le expulsa, ejemplo real, el sector de la pesca en Galicia tiene problemas con Marruecos, pués bien el estado para no molestar y teniendo en cuenta los intereses de mas de 800 empresas.-(eso dicen) en Marruecos, decide no defender la pesca, ¿que puede hacer el diputado gallego? nada callar o peor aun justificar, asi defiende su salario.
El politico ¿honesto?, seria el que defendiese la democracia, donde los candidatos salieran del poder de la militancia, Señores mios, este sistema no es democratico es un juego, un triste juego donde algunos-as, reciben al dia el mismo salario que la pension de muchos al mes, reciben al dia lo que una viuda, o muchos matrimonios ancianos , es delito, no, amoral SI.- os la dedico.
(Bernardo Palombo – Damián Sánchez)
Cuando no sirve la canción
porque en la mesa falta el pan
no sé si darte el corazón,
mi voz, la flor o algún fusil.
El hombre es tiempo que se va,
temiendo dura un poco más
mas solo vive si se da
en una flor, o en un fusil.
No sé si el tiempo de vivir
vendrá en el tallo de un rosal,
vendrá en el caño de un fusil,
no sé si el grito la oración.
Pero si sé de un largo mal
que vuelve inútil la canción
que escupe al pan y al corazón
que no nos deja conocer.
Porque el peligro de pensar
es que podemos comprender
que sólo un nombre tiene el mal,
dejar hacer, dejar pasar,
si no es con vos no te metás…
Pero hoy me paro y digo: ¡no!
Porque es el tiempo de vivir
contra el imbécil y el señor,
porque es el tiempo de luchar
contra el prejuicio y el dolor.
Porque es el tiempo de empezar
pongo mi brazo y mi canción
y si mi brazo nada es,
igual que es nada la canción,
saldré a morir por el amor,
tus veinte años y un fusil.
Y si me matan por decir que hoy
en la mesa falta el pan,
será el cañón y no el rosal
el que repita la canción.
Si el tiempo nuevo ha de venir
lo quiero nuestro hoy aquí
porque estoy harta de esperar
amando un mundo sin amor.
Escúchenme: quiero ser flor,
pero si no, seré fusil.
Ciertamente Manuel, la corruptela acecha a la vida de cualquier político, pero eso no ha de significar que todo político sea un corrupto. Gracias por su comentario.
Estimado Ramón, tocas tema clave y fundamental en estos momentos. Según te leía algunas palabras se iban adelantando en mi cabeza.
Porque se confunde la «pluralidad de creencias», con el «todo vale», y además es «lo que se lleva» si no eres un retrógrado/a. y además este modo adicionalmente protege la falta de integridad de comportamiento a todos los niveles que se está extendiendo.
Y algo muy muy importante es recuperar la idea del «bien común», en beneficio de todos y por el bien de todos. Conseguir esto no es tapar parches simplemente con políticas de protección. Es hacer un pais rico para todos.
PD.No se si me dejaré redimir por ti, pero estoy en la línea de escuchar tu discurso evangélico atentamente. Seguimos…
Un saludo
Apreciada Mª José, ese «bien común» al que aludes, algunos conspicuos enemigos de la sociedad libre y democrática lo han enmascarado a través de una especie de humanismo ateo de andar por casa, que, aplicado a la política española nos ha llevado al oscuro callejón sin salida en el que nos encontramos actualmente, empeorado si cabe por descansar sobre la polvareda de una base manifiestamente non santa desacralizada que trajo ese lodazal denominado corrupción política. Gracias por tu reflexivo comentario.
Estimado Ramón. Creo que has dado en el quid de la verdadera crisis que vive la política española, como reflejo del de la sociedad que la ha elegido accediendo a optar por ellos con su voto.
Hace unos días enlazaba un breve pero interesante artículo de un capellán. En él, este hombre diferenciaba claramente entre las personas de autoridad y las de poder. Las de autoridad son las que, como expresas, son las mismas -o se comportan de igual modo- tanto en el ejercicio público de su poder como tomando un café con amigos o conocidos. Son personas con fondo, con sus luces y sus sombras como todo hijo de vecino, pero sinceros en la honestidad de las intenciones que motivaron su paso a la actividad política. Su propia presencia emana esa autoridad humana que no necesita de cargo alguno.
Aunque no sé si como abejas o moscas, si se consiguiera acotar legalmente las capacidades de los políticos para establecerse sus remuneraciones y poderes a su libre criterio, se produciría una colosal estampida de lo público.
En palabras de Don Ortega y Gasset: “Mientras que el tigre no puede dejar de ser tigre, no puede destigrarse, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse”.. Eso es lo que estamos viviendo intensamente, en la gestión política y en la colectiva, dentro y fuera de España.
Buen día.
Sí admirado Juan, ese trigre orteguiano, Jules Evola lo identifica en su obra, Cabalgar al Tigre como la edad del vicio y de la ruindad en el que está instalado el hombre que habita entre las ruinas del Kali Iugá.
Moraleja: ¿Quién será capaz de ponerle el cascabel al corrupipi y después cabalgarlo?
P. S.: El neo-fascismo y el populismo tipo peronista están en ciernes.
Sócrates,
Muy interesante lo que planteas. Entiendo que dentro de la red pública existirán todo tipo de personas, como en todos los ámbitos sociales, el modo de actuar de la masa política es otro cantar. Los políticos de la última década han conseguido que la similitud político=conveniente=mentiroso pase a formar parte del acervo lingüístico de esta nación, haciendo honor a la famosa frase de Maquiavelo “el fin justifica los medios”.
Se demuestra que muchos de nosotros tenemos una concepción de la ética, de lo bueno o menos bueno, al margen de lo permitido o no castigado por la ley civil, no hace falta poner ejemplos porque todos los que visitáis este foro diariamente sabéis de lo que estoy hablando.
No podemos culpar a todos los políticos de todos nuestros males, cierto, los hay malos, buenos y mejores y ellos están elegidos por el consentimiento del sustrato social que formamos todos nosotros. Están donde están y hacen lo que hacen por la permisividad de los votantes que los alzaron a esos landes.
La casta política se modificará de una manera directamente proporcional a las exigencias de su electorado. La ética es consustancial al ser humano, no aplicarla en ciertas situaciones, depende exclusivamente de la famosa frase de MC, frase imperativa desde hace mucho tiempo, “prima lo conveniente sobre lo justo”. Supongo que muy pocos están dispuestos a sacrificar su posición o estatus por el bien común, la escala de valores que se lleva fraguando durante mucho tiempo se mantiene en el interés propio sobre el ajeno.
Hay mucha gente pasándolo mal. Si yo fuera Presidente, no dormiría ni una sola noche pensando en ellos, no digo que esto no sea así. La humildad es ética, saber que uno no está en disposición de solucionar un problema mayor y no actuar en consecuencia al primar en su conciencia un problema menor (mantenerse en el Gobierno), lo clarifica todo, define a la persona.
Sócrates, hoy día la mayoría de los ejecutivos están cincelados en las Escuelas de Negocio, donde ha primado lo mismo que prima en los políticos, “el fin (beneficio) justifica los medios”. La ética la hemos desvinculado de las decisiones porque se considera un inconveniente para el desarrollo.
Te voy a poner un ejemplo. Un Director General que conozco fue contratado por una gran empresa española para rentabilizar costes, cuando llegó a su puesto observo que en una división poco rentable había una plantilla de unos 20 trabajadores, con edades comprendidas entre de 49 y 55 años. De un plumazo dijo estos a la calle no son rentables, ni le tembló el pulso. Entiendo que antes de tomar una decisión de ese calibre, habría que pensar mil posibles soluciones, seguro se encuentran una opción alternativa, aunque el beneficio fuera menor en dinero, porque el beneficio que supone no amortizar esos puestos siendo conscientes de la dificultad del mercado laboral actual, es bastante mayor (para todos).
Cualquier decisión humana se sustenta de un juicio ético, ayer, hoy y en el futuro, otra cantar es ignorarlo. Ignorarlo por no ser conveniente aunque sea justo.
Elena por eso yo apuesto por proponer en la vida pública y privada de los políticos los actos de culto, ya que, la autoridad política no me parece creíble, al modo que cualquier obligación o lealtad política para con el Pueblo deja de ser vinculante moralmente. En este sentido, la doctrina laicista imperante según la cual, somos nosotros «el Pueblo democrático maduro» los que fijamos la autoridad política, como instrumento para asegurar nuestros propios planes privados y sin relevancia y componente eticomoral exterior, ha dejado a la democracia española en un estado de franca y decadente debilidad moral que, ya está comenzando a provocar reacciones violentas, idólatras y a engendrar formaciones políticas contestatarias autoritarias que no van a hacer sino agravar aún más el problema de carencia de valores universales (privados y públicos) trascendentes aplicables a la vida política de nuestro impío país. Gracias por tu enriquecedora aportación al debate.
Pues ahora nos toca,a nosotros, los españoles, «elevar a público» a las personas con mayor talla moral.
Gracias Ramón. Las evidencias de la realidad que relatas, se encuentra en el día a día, en la practica que como es normal, siempre difiere de la teoría. En la condición de los políticos que conocemos personalmente y que han manifestado cual es su interés real individual, en unos casos, publico y notorio en otros. Así como, en la observación de esas personas que conoces desde la niñez y observas su evolución, en la cosa publica. Cuando personalmente, pensaste que ese no era el lugar desde donde establecer tu frente, al no compartir sus formas, medios, aptitudes y actitudes.
No es el caso de delatar historias personales, pero en todos los frentes, que se extienden desde una u otra ideología, su denominador común, como personas individuales no ha sido el servicio a los demás, el bien común, aunar criterios para una mejor convivencia. No. Eso ha sido desconocido, al menos, en los que personalmente he conocido. Siendo la excepción de la regla, que los hay, en sus comienzos y que fueron expulsados a los infiernos, aunque mantenidos, claro.
A modo de ejemplo, recuerdo uno de PP, que por aquellos comienzos de los 80, su frase era, “ahora que voy a recuperar el esfuerzo y ganar dinero con la política no la voy a dejar”. Otra con carnet del PC, defensora del trabajador, hoy concejala del PP. Uno de PSOE, cuya familia al completo extiende sus puestos en diversos cargos de las administraciones publicas. Otro del PP, que al dejar la alcaldía ostenta cargo en la Diputación. Otro cuyo cargo actual es una Caja de Ahorros, este del PSOE. Y como no, otro de la UCD, que relata, con orgullo, como fue un medio de ganar dinero, desde la ejecutiva del partido. Así podría seguir recordando, relatando y delatando pues todos tienen nombre y apellidos. Y ninguno en su CV, consta el objetivo, el bien común, en su dedicación a la política, conseguido, pero sí es publico y notorio su estatus, ingresos e incremento de patrimonio. Politica, Poder y Dinero, ensamblados.
Sí tienen todos un denominador común, su desconocimiento real del mundo en general, y de cualquier otro país en particular. Y el silencio frente a los ladrones y la injusticia. La politica se ha convertido en su dios. El partido su religión.
Saludos.
Sabias palabras Mariem.
Sí Marien, en todos los partidos cuecen habas y en algunos a arrobas y a calderadas. Ciertamente, una parte cancerosa –la casta– de la clase política española ha sustituido a Dios por la entronización de divinidades laicas como p. ej.: la tolerancia, el pluralismo y el propio laicismo. Incluso estas seudodivinidades aparentemente benéficas e inocuas para el corpus moral de la sociedad española, se han apropiado de los mismos términos que las definen, convirtiéndolos en conceptos terminológicos eufemísticos propios del lenguaje matrix en el que estamos instalados en nuestro país desde la etapa constituyente. Gracias por su contribución al debate.
P. S.: «La politica se ha convertido en su dios. El partido su religión.» Estoy de acuerdo.
Un amigo mío me envió ayer las palabras que os traslado a continuación. Bellas palabras, a fe :
«Estamos en un final de Era, justo antes del advenimiento de la edad de Oro y hay un gran movimiento de la Conciencia, inexorable, imparable, como un enorme tsunami que está haciendo desaparecer lo que no-es.
La Tierra esta elevando su vibración y nosotros con ella.
Esta impresionante Ola de Amor hace que los procesos psicológicos que estamos viviendo no sean nada fáciles de asimilar, es más, a veces podemos llegar a sentir que nos quebramos. Lo que está sucediendo es muy fuerte y nos obliga a desarrollar la Confianza, soltar el control y entregarnos a lo que es verdaderamente Real, por otro lado no muy conocido, por cierto. Por eso nos cuesta tanto, pues es Todo incertidumbre.
Todo lo que describo y mi propio proceso me han impulsado a decir lo siguiente: creo que es absolutamente necesario que estemos juntos, cuidándonos, aceptándonos y queriéndonos de verdad..que salgamos definitivamente del papel del «que espera a que los demás le den», pues el cambio que se esta produciendo nos conduce a sacar lo mejor de nosotros mismos, de abrir el corazón, de amar incondicionalmente, siendo lo que en verdad somos, puro Amor. Todo lo que no sea hacer eso conlleva un gran sufrimiento.
Y creo sinceramente que cada persona, por si misma, no lo puede hacer, es el momento de la Unión de toda la Humanidad, de Toda.
«
Eso, y los que sean capaces de pensar por sí mismos los excluiremos del panal y los enviaremos al tronco del árbol como en la fabula de Mandeville, o si lo prefieres a Siberia, Mauthausen o Guantanamo, la vida de los hombres conlleva intelecto, y eso del amor que conlleva a “to mundo é güeno” es de un simplismo apabullante.
Sí Ignacio, o dicho de otro modo evoliano, estamos en la Edad del Kali Yuga. Gracias por tu original aportación al debate.
Mientras no se modifique la forma de seleccionar a los que nos han de representar, teniendo en cuenta sus valores y formación para la cosa pública esto es lo que es.
Y no me refiero a la equivocada teoría del fabulista fundada en las virtudes personales, como opuestas a la prosperidad publica para hacerse agradable a Dios, pues esto en nada contribuye a los intereses sociales, el utilitarismo ya fue ampliamente desarrollado por Helvetius como doctrina social y está muy bien.
¡¡Para la vida en comunidad de las abejas!!
Que ya nacen con una realeza impuesta y un fin que cumplir, nunca puede serlo para los hombres, donde a lo biológico le acompaña lo intelectual capaz de desarrollar ideas y pensamientos, que hagan prosperar a la sociedad sin reparar en ningún credo o religión.
P.D.“Stultum etenim est ante historiam effluere, in ipsa autem historia succingi” Biblia Vulgata, Líber Macabeus II, 33.
P.D. traducción; “Es tonto extenderse en el prologo a una historia que se va a contar sucintamente”. Antiguo Testamento, LibroII de los Macabeos33.
Buenos dias amig@s del foro
Sí Evergetes, incluso yo añadiría más: Deberíamos de ser capaces de encontrar puntos de encuentro entre el egoísmo consustancial a nuestra condición humana y la cooperación filantrópica y altruista benéfica para nuestra especie, aplicable a la comunidad política a la que pertenecemos todos los zoon politikon que moramos esta bella nación llamada España. Gracias por su perspectiva en forma de comentario.
Moraleja: Un panal de abejas es un buen ejemplo de sinergias y egoísmos encontrados, cooperantes y no litigantes.
Estimado Ramón, te agradezco este artículo mucho, últimamente me doy cuenta de que los que formamos la sociedad, caemos con frecuencia en meter a todos los políticos en el mismo saco y eso nos hace a todos un flaco favor. Desde luego, son los políticos los que se lo han buscado, con sus expresiones, con sus comportemientos y desde luego con sus corruptelas, pero eso, no necesariamente debe implicar que nuestro comportamiento como ciudadanos sea el de meter a todos en el mismo saco, primero porque no todos son «malos» y segundo porque con creencias así, salimos perjudicados todos.
Probablemente es una percepción mía, pero no debemos tratar al Gobiernos como si fuera la oposición y tampoco debemos exigir a la oposición que gobierne, cada uno en su sitio, por lo menos así lo hemos decidido. Sinceramente, muchas veces me pregunto cual es el motivo por el que vota, una persona que mantiene que todos son iguales. Si todos son iguales, a lo mejor hay que «no votar». Bueno cada uno que haga lo que estime, no quiero ser un moralista.
No tengo duda de tu profundo convencimiento en cuanto a la fé que profesas y me alegra cuando lo manifiestas. Yo profeso la misma y además la practico también, aunque sigo admirando a otros personajes de otras religiones por el contenido sabio que albergan sus palabras. Con todo el respeto a tu escrito, me permito decirte que en el Lie Zi, texto Taoista por excelencia, aparecen multitud de aforismos que vienen a decir algo parecido a lo que tu expresas y que no es otra cosa que un gobernante que no sabe gobernarse a si mismo y a su casa, es imposible que gobierne un estado.
Nuevamente, gracias por tu escrito.
Gracias siempre a Vd. samsara; los artículos los redacto para luego contestar a los comentarios que se formulan a mí y al propio texto, por eso, el agradecimiento es siempre de mí hacia Vds. (no al contrario, aunque se agradece el gesto). Dice Vd. con mucho acierto que: «caemos con frecuencia en meter a todos los políticos en el mismo saco y eso nos hace a todos un flaco favor.» Le asiste la razón, pero es que, además, lo más grave a mi juicio no es sino que al meter a todos los políticos en la misma Cueva de Alí Baba, les seguimos haciendo el favor a aquéllos que sí son alguno de los 40 ladrones que hacen pagar a justos por pecadores. Por eso, señalo en el artículo el peligro de no salir de la facticidad en la que vivimos instalados: «Todos los políticos son iguales», «No tienen arreglo», «Si tú estuviéses ahí harías lo mismo», etc. Muchas gracias por su bella aportación al debate. A su disposición.
Estimado Ramón:
Existe una certeza de que “ellos”, los políticos (y me refiero a todos los políticos, desde presidente del Gobierno a Concejal de pueblo), son distintos de “nosotros”, la gente normal.
Según nos dicen, “ellos” tienen leyes propias que los hace diferentes de nosotros:
Tienen un régimen especial de tributación a Hacienda, otro también distinto de Seguridad Social, parece que viajan gratis, sirvientes con cargo a los presupuestos generales, guardaespaldas…, en fin, desconozco todos sus privilegios, pero tengo la sensación de que esta situación establece una barrera entre “ellos” y “nosotros”.
Bien, propongo una solución, que además es muy fácil de llevar a la práctica:
Señores políticos renuncien a sus privilegios, deroguen estas leyes medievales, háganse de “nosotros”.
Un saludo,
Sí Jiménez, pero créame: Ni nosotros somos unos pobres parias indefensos, ni ellos unos intocables todos ladrones. Agradecido por su vertical aportación.
Moraleja: Les tenemos que bajar de la tarima donde les colocamos tras la muerte del Tío Paco.
P. S.: Ellos no se van a bajar de la Sanglas ni del A8 blindado con cristales ahumados y fornido escolta con Ray-Ban, ni van a dejar de recoger a la chica rubia de la curva mientras nosotros sigamos manteniéndoles la poltrona a través de la urna cuatrianual.
La cosa política como círculo endogámico ostenta una conciencia colectiva oscura; un cáncer que constriñe lo público.
Oye Joker, si te encuentras a Ricky Costa por alguno de los «ateneos» culturales-cívico-políticos que frecuentas por el Barri del Carme, ¿le darías mi currículo? 😉
Vivimos hoy en día una época de desenmascaramiento, o caída de las máscaras. No importa la etiqueta de la máscara (izquierda, derecha, católico, ateo, etc.), sino que estamos viendo el verdadero corazón y mente de las personas, independientementede si comulgan o independientemente de si votan a derechas o izquierdas, ecologistas o simplemente no votan.
Hemos de aprender a mirar en el interior. Los dogmas de la fe, la obligaciones y prohibiciones de la fe, sea católica, musulmana , budista, no sirven para todas las personas. La paz del corazón es común a todas las personas. La ausencia de miedo, la hermandad, el altruismo, la generosidad, la comprensión, la aceptación del otro, la cooperación, son valores humanos, que no tienen etiqueta, pues son de todo el género humano.
Es cierto que esta civilización fundamentalmente materialista ha arrancado el alma a las personas, a las que se nos considera como animales racionales. Debemos reivindicar juntamente con nuestros derechos, los valores que nos procuran paz, felicidad, concordia entre todos los seres humanos. Hemos de recuperar la ética, pues sin ética no podemos sobrevivir. Y la única forma de hacerlo, es cada uno en su propia vida privada. Observar los vicios y sustituirlos por virtudes. Toda acción tiene su polo positivo y negativo, intentemos trabajar el positivo, que el negativo se alejará por sí solo, sin luchar contra él. Pues cuando más luchamos contra un vicio, una obsesión, más la fortalecemos.
Y lo de vicios privados, beneficios públicos, no sé a que se refiere, pero indagaré.
La casta política ha demostrado en general que nos lleva al desastre. Que dentro de las castas o clases hay personas valiosas, que defienden y trabajan por el bien común, no me cabe la menor duda, y son las que están haciendo que el sistema no caiga por su propio peso. El bien fortalece la vida, el mal la destruye.
DEntro de cada uno tenemos la opción de trabajar por el bien o por el mal, por la construcción o por la destrucción, por la unión o por la separación, por la cooperación o por la explotación, no hay que irse a los políticos, porque como bien dices, todos somos políticos, ciudadanos de una polis o ciudad, y nos necesitamos unos a otros. Por eso cada pueblo tiene el gobierno que se merece: si somos pasotas, tenemos políticos que se aprovechan, pero cuando seamos responsables y aprendamos a exigirles, las cosas pueden cambiar. Deben cambiar, es más, creo que están cambiando dentro de cada ser humano.
Personalmente me fio mas de una persona que se comporta correctamente en su vida privada, que una que se comporta inmoralmente, aunque yo no soy nadie para imponer mi moral a nadie, ni quiero.
Por eso se deberia saber algo mas de la vida privada de nuestros politicos, sabemos todo de la vida de Belen Esteban, pero casi nada de la vida privada de nuestros politicos, y es por que no les interesa.
Quiero comentar algo, mi impresion es que das a entender en tu articulo que consideras inmoral la fecundacion in vitro, y no lo entiendo es la unica forma que gente que queria tener hijos ha podido; no veo ninguna inmoralidad en el hecho.
Un saludo.
Cuidado cidcampeado, también hay que tener precaución con el cumplimiento (cumplo y miento). En lo referido a la vida privada de los hombres y mujeres públicos, entiendo que los representados tienen el derecho de conocer parcelas de la vida privada de sus representantes (similar al modo de entender anglosajón de la vida y obra de sus políticos). Sin ir más lejos, contamos con ministras que fuman porros y se beben hasta el agua de los floreros; con presidentes de comunidades autónomas homosexuales perdidos, pero casados por la Iglesia; con concejalas, consejeras autonómicas y diputadas casadas con señores con cornamenta y enrolladas con sus escoltas, etc. A mí no me vale esa doble vida antitética con el ser y el deber ser. Gracias por su contribución a la controversia.
Moraleja: Ya lo decía Plutarco, «La mujer del César no solo debe ser honrada (u honesta), sino parecerlo«.
P. S.: Vd. no logra ver ninguna inmoralidad en el hecho de someterse a una fecundación in vitro porque el Positivismo jurídico le ha ganado la partida. La eugenesia, los experimentos genéticos, médicos y científicos del Dr. Mengele o la solución final al problema judío (Endlösung der Judenfrage) propuesta por Eichmann también eran legítimas en la Alemania nazi, pero tan ilícitas e inmorales entonces como las técnicas de reproducción asistida, el aborto, el suministro sin ton ni son de píldoras abortivas a menores de edad, la adopción de niños por parte de «matrimonios» de homosexuales o la telebasura actuales.
Querido Ramón, te puedo decir que pronto olvidan quienes son y con quienes se comprometieron. La pérdida de perspectiva es tal que aparcan el norte de sus vidas y aparece la doble moral.
Es lamentable, pero es así.
Estimada Tata, únicamente es necesaria una sola moral y el compromiso con uno mismo en términos morales. Sin duda, el relativismo ha hecho mucho daño a todas las organizaciones y sistemas sociales incluido el político. Gracias por tu aportación al debate.
cierto con la clase politica no se meten, se meten con pilñtrafillas, las tv temen al poder ya me gustaria ami que hubiese un progama donde desnudasen a los politicos, ya me gustaria.-ribeira.eu
El problema don Manuel radica en que, en este país de fisgones y porteras conocer las impúdicas indignidades domésticas de los padres de la patria sólo alentaría y acrecentaría aún más el morbo de los autistas-telespectadores-votantes, y la gentucilla se diría a sí misma: ¡Qué alivio! pero si son tan canallas e inmorales como yo.
Moraleja: Los políticos no provienen del planeta de Raticulín, aunque algunos sean más farsantes y friquis que Carlos Jesús.
P. S.: Mejor que toda la sordidez quede en rumorología y en murmuraciones.
No comparto lo que a mi modo de ver es una de las tesis centrales del artículo de hoy, cual es que ahora en la sociedad española hay menos Moral que hace 50 ó 100 años.
En primer lugar sería conveniente definir qué entendemos por Moral, pero creo que eso no sería posible porque la llamada moral es una concepción muy particular de cada cual, siendo moral o inmoral para unos tal o cual aspecto de la vida, y por el contrario no siéndolo para otros.
Así,en el artículo se menciona la moral católica que ha presidido-impuesto la vida pública de los españoles, y la privada aunque muchos que ostentaban esa moral en público después hacían de su capa un sayo en su ámbito privado. Pero para los no católicos, obviamente la moral católica no les dice mucho en muchos de sus aspectos.
Dejando a un lado la moral católica en aspectos tales como los sexuales que en realidad sólo era obligatoria para las mujeres, o en la concepción de la organización familiar donde el marido-padre ejercía de amo y señor con autoridad indiscutible, la verdad es que en otros aspectos la moral imperante hace 50, 60 ó 70 años era bastante más endeble que ahora.
Siempre ha habido corrupción, siendo en un sistema totalitario como el de entonces mucho más insidiosa ante la imposibilidad de denunciarlo; corrupción no sólo en chanchullos económicos y favoritismos con los adictos al régimen, sino también en estamentos tales como el Ejército, la Policía o el Aparato judicial.
La falta de moral también se daba en el trato a los desafectos al régimen con una absoluta falta de respeto a los derechos humanos y ciudadanos; en el trato a homosexuales, madres solteras, ateos, o simplemente a los que no acudían a misa en los pueblos; y por último, por no extenderme demasiado, tampoco había mucha moral en la mayoría de las relaciones laborales donde el trabajador por lo general estaba sometido a salarios de auténtica pena hasta que los clandestinos sindicatos obreros comenzaron a ejercer presión.
Ahora bien, si por falta de moral se entiende la libertad sexual de hoy en día, pues bienvenida sea; o la libertad de culto, pues también; o el laicismo existente, o la libertad de la mujer o del hombre para separarse de su pareja si la relación es insostenible, o los derechos de la mujer adquiridos últimamente, no olvidemos que no hace muchos años la mujer no podía ni abrir una cuenta corriente sin permiso de su marido, pues a todo ello, muy bien también, aunque entienda que para algunas personas todo esto pueda ser una ausencia de moralidad, pero para otros es precisamente la corrección de la falta de moral que había antes.
Y para los asuntos de moral, como para todo lo demás, nadie puede pretender imponer su moral, sino aceptar que los únicos conceptos morales que valen como modelo social a regirse, son aquéllos que las sociedades se dan a sí mismas respetando su voluntad mayoritaria. No hay otro baremo en las sociedades modernas. Muchas gracias a Sócrates por su artículo de hoy.
Don Gregorio su comentario es un alegato en pro del relativismo más retrógrado y de la reaccionaria hermenéutica nihilista propia del ateísmo militante, trufado de la trasnochada semiología propia de la progresía más naíf o pérfida (según el grado intelectivo del comentarista que, por cierto, no presumo muy alto). En ese sentido, su logomaquia que -en su línea argumental cotidiana- no se adentra en el quid de la cuestión está repleta de lugares comunes sobradamente manidos. El magnum opus del relativismo moral que caracterizan éste y otros comentarios suyos por el estilo se ejemplifica en este desprovisto juego de palabras: «la llamada moral es una concepción muy particular de cada cual, siendo moral o inmoral para unos tal o cual aspecto de la vida, y por el contrario no siéndolo para otros.» ¡Qué disparate tan mayúsculo! Sería recomendable que antes de lanzar esos comentarios en público leyera un poco acerca de Dº Natural, Dº Positivo, Ley Eterna, ordo universalis, etc. Así, quizá algún día comprenda que la moral es universal, y avanzando un poco más, a lo mejor algún día llegaría a entender que la moral es obra de Dios y no del Hombre. Probablemente sea mucho pedirle a aquél que defiende la moral de menú o a la carta. Muchas gracias por hacerme sonreír con el contenido de su comentario, que se agradece por partida doble por ello. 😀
Moraleja: La moral no es poliédrica.
P. S.: Y después, hay quiénes dicen que la crítica de la moral se paga con la reiteración y el aburrimiento. 🙁
El Artículo 1 del Real Decreto 707/1979, de 5 de abril, por el que se establece la formula de juramento en cargos y funciones públicas, dice:
«En el acto de toma de posesión de cargos o funciones públicas en la Administración, quien haya de dar posesión formulará al designado la siguiente pregunta: jurais o prometeis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo… Con lealtad al Rey, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado?«
El Artículo 318 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial:
1. Los miembros de la carrera judicial prestarán, antes de posesionarse del primer destino, el siguiente juramento o promesa: Juro (o prometo) guardar y hacer guardar fielmente y en todo tiempo la Constitución y el resto del Ordenamiento Jurídico, lealtad a la Corona, administrar recta e imparcial justicia y cumplir mis deberes judiciales frente a todos.
El juramento. La promesa.
Sobre la Biblia. Sobre la Constitución.
Más que de un problema de ética, o de moral, yo creo que se trata de un problema de honor, definiéndolo el Drae como «cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo«.
Estamos perdiendo la honra. La dignidad.
Y el problema se retroalimenta: los poderes públicos cada vez son más deshonrosos, y, a través del cada vez también más deshonroso cuarto poder, alimentamos el crecimiento de la deshonra del Pueblo.
Honratocracia
El gobierno de los que tienen honra.
El gobierno de los honrados.
Apreciado Eliseo me gusta tu original apuesta por la honorabilidad y la honra en la gestión de lo público. Tienes razón, el honor constituye una cualidad moral indispensable para el ejercicio del poder. Sin aquella dignidad, éste se convierte en autoritarismo. Gracias por tu brillante aportación.
Hay que ver que difícil es descubrir la rueda, sobre todo cuando ya está inventada, pero no se quiere ver.
Incluso Mario lo apuntaba en su SISTEMA Hacia la página 362 aproximadamente.
La renovabilidad y el buscar una alternativa viable para cuando el político deja de serlo es una de las soluciones que no se quiere tomar.
Porqué dentro de instituciones como los bancos, cadenas hoteleras y resto de empresas y corporaciones no hay corrupción? Sencillamente porque estas no lo permiten. Y fórmulas a montones, seguramente una para cada caso.
Lo que pasa es que se ha instrumentalizado por parte del SISTEMA como una de sus herramientas.
Y como consecuencia lógica, por sus obras los conocereis.
«Porqué dentro de instituciones como los bancos, cadenas hoteleras y resto de empresas y corporaciones no hay corrupción?» Qué chiste más bueno 😛
porque son ellas las que se corrompen a si mismas, sólo hablo de lo que conozco, uséase: cadenas hoteleras
Creo que hoy por hoy todos los sectores tanto públicos como privados hay corruptos, pero espero que no sean todos
Saludos
Cuando un artículo está perfectamente enfocado y facilita todas las claves no se puede añadir nada, es una pena que no comparta determinados comentarios posteriores al artículo por parte del propio autor.
Gracias por el acertado artículo y por entender que no todos los políticos son iguales, los hay de dos clases:
Los que nos mienten y los que no nos dicen la verdad.
Y una cuña: También MC ha estado muy brillante hoy en Tv, “las niñas japonesas existen” , “el libro de drago es un libro autobiográfico” “las mujeres gobernarían mejor que los hombres” …
Yo a partir de ahora escribiré sanchez drago sin acentos y en minúsculas… ya no me merece ningún respeto, sea realidad o ficción lo que ha escrito… y que escrito queda y conste que drago no me disgustaba, pero hay cosas que ni de broma, los menores son sagrados.
Disculpe alf-iris, me acabo de dar cuenta que no respondí a su comentario. En 1er lugar, no «es una pena que no comparta determinados comentarios» conmigo, sino la riqueza de la diversidad de enfoque a la hora de abarcar cualquier cuestión, si no, imagínese que aburridas serían nuestras vidas. Yendo al asunto que plantea en su comentario, dice Vd. que hay dos clases de políticos: «Los que nos mienten y los que no nos dicen la verdad.» Creo que exagera en su apreciación tan pesimista a mi juicio. Fíjese lo que decía anteayer la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal: «los alcaldes honrados de este país, son la inmensa mayoría«. Yo me creo esa mentira, mediaverdad o verdad entera. Para desentrañar el misterio, Rousseau decía que «la virtud es, en verdad, una ficción para una sociedad artificial«, y Mandeville proclamaba que «la virtud no sólo es artificial, sino que es algo fingido e indispensable«. Luego, ¿de qué quejarnos si nosotros también formamos parte como electores/votantes-escuchantes-lectores-espectadores de este Monipodio virtuoso? Gracias por su aportación y le reitero mis sinceras disculpas por el retraso en la preceptiva respuesta.
Hombre Sr. Sócrates, que alegría, yo pensaba que usted me ninguneaba. Viendo que había respondido a todos menos a mí, empezaba a sumirme en una depresión….
Lo cierto es que con usted tengo un problema intelectual, muchas veces necesito leer varias veces sus comentarios para lograr entenderlos, porque entre ironías, parábolas, citas, metáforas, pasajes bíblicos y lo mucho que se nota que usted ha leído, para un hombre de pueblo como yo, le confieso que a veces resulta ardua tarea subirme a su nivel. Hablo en serio.
En fin Sócrates que es un lujo leerle y discrepar, que se nota que es usted un guerrero con un amplio sentido de la justicia y aunque muchas veces no compartamos enfoques tiene usted razón en que eso es lo divertido… y lo que hace que reflexionemos.
Agradezco las innecesarias disculpas.
Un saludo
Moraleja: Lujosa urbanización residencial situada en el municipio de Alcobendas, muy cercana a la ciudad de Madrid, situada en la zona norte del área metropolitana.
Todo es discutible, incluso la Moraleja.
No alf-iris, no, ¿ningunear yo? ¿Cómo ha podido pensar éso de mí? De leer mucho nada, que todo es subrayado y copiado de los libros de mi extensa y surtida biblioteca (aunque parezca una excusatio non petita, accusatio manifesta es una Dragóniana «excusatio petita, accusatio non manifesta«,
no uso la wikipedia ni copio y pego jamás).
Moraleja: La morritos cobra algo por el estilo y a su papá por lo visto le gusta el ron Brugal.
P. S.: Sí le haría el vacío a quien P. ej. hiciése apología del premeditado crimen del aborto, o, del yihadismo, del terrorismo abertzale, del comunismo, del anti-clericalismo, o de otros por el estilo.
No conozco otra forma de subrayar lo encontrado, que leyendo primero en lo buscado.
Ahora, discrepo en hacer el vacío a quien escriba cualquier planteamiento por muy diferente que pudiera encontrarse de las convicciones propias. Es mejor dar argumentos para poder convencer. De lo contrario la apología de lo que sea seguiría multiplicándose por otros sitios y por otros foros, hasta volvernos a dar en la cara de nuestros principios, esta vez mucho más fuerte y con muchísima más inercia.
Como dijo no sé quien “Nada es tan estúpido como vencer, la verdadera gloria está en convencer “
Grata sorpresa al estar de acuerdo en casi todos lo puntos menos uno:
Tampoco debemos meter en el mismo saco a todos aquellos no cristianos que creen que porque algo sea legal se convierta en moral. Supongo que más de un no cristiano sabe diferenciar lo uno de lo otro.
Sería muy importante dejar de meternos con todos los políticos y señalar sólo a aquellos que hacen una mala praxis de su ejercicio y hacerlo extensible a cualquier ciudadano, bien sea empresario, obrero o estudiante.
Gracias y saludos
Bgrial, se aprueba la moción, pero está claro que alguien que profese el Catolicismo y por ende, el Cristianismo, tendrá más elementos de juicio y según conciencia, que aquéllos que carezcan de un decálogo inequívoco de prohibiciones (v. gr. Los Diez Mandamientos), para no dejarse confundir por el Positivismo Jurídico. Tenga Vd. en cuenta que, el positivismo jurídico lleva a cabo de forma total una ruptura entre la validez formal del Derecho y la justicia del Derecho (que no son la misma cosa aunque suenen parecido), ya que, cualquier norma jurídica dictada por los órganos competentes de un sistema democrático o totalitario (como aconteció en el nazismo o en el comunismo soviético) y de acuerdo al proceso establecido es norma jurídica cualquiera que sea su contenido (aquí radica la aberración), sea éste justo o no (ej. asfixiar -según la aplicación de la ley preceptiva- a judíos con Ciclón B en las cámaras de gas de los campos de concentración, o deportar a Siberia a «disidentes» del régimen terrorífico -pero legal- de Stalin). Gracias por su interesante y oportuna apostilla.
Moraleja: Cristianos y no-cristianos deberíamos leer a Bobbio.
Estoy con Ud. en que en los últimos tiempos, azuzados por la penuria de la situación actual y los que ocupan el Gobierno, los españoles nos hemos dedicado a la demolición de la clase política en su conjunto. Y esto no es una buena cosa de cara al futuro, porque aunque en demoler la confianza se tarda poco, reconstruirla es una tarea de años.
Y esa confianza es necesaria para que una sociedad funcione. Además, la situación encierra peligros graves. La demolición que hicieron los alemanes de la imperfecta república de Weimar, de sus instituciones y valores, fué entre otros factores, lo que condujo a uno de los grandes fracasos de la historia europea, porque esa demolición generó oportunidades de poder para el demagogo, el lunático, el vendedor de un Nuevo Orden.
Además de este tema, digamos circunstancial, plantea el art. un tema de
fondo que es el núcleo del pensamiento cristiano occidental de la filosofía moral y política, y por tanto y ya en la modernidad, la fundamentación moral del Derecho Positivo.
Como esto es un tema específico de nuestra cultura cristiano occidental, hay necesariamente que referirse a Jesús.
A los mandamientos objetivos de la ley mosaica, Jesús opuso algo que era enteramente ajeno a la cultura judía de su época y hoy totalmente ajeno a cualquier otra cultura: Lo subjetivo en general, la Ley Moral, como anterior y previa a la Ley Civil.
En El Sermón de la Montaña, Jesús no predica el respeto a la ley, sino que muestra aquello que es superior a la obediencia frente a ella. Jesus opuso a las leyes y sus deberes, LAS VIRTUDES, y en estas se cancela la inmoralidad del hombre positivo.
Kant interpreto esta virtud como violencia del hombre contra sí mismo, autorrepresión diríamos hoy. Pero me gusta especialmente la interpretación de Hegel, sin dominación y sin sometimiento, sino como modificaciones del amor, del amor a la virtud.
A la idea del Antiguo Testamento,de un Dios como soberano y señor, Jesús opone una relación entre Dios y los hombres que se asemeja a la relación entre el padre y sus hijos, en que el enlace es la experiencia del amor.
Pero hoy pagamos el precio del derrumbe del impulso religioso bajo la forma del relativismo moral consecuente. Derrumbar es fácil, reconstruir difícil. La historia del siglo XX es el resultado trágico de tener que rellenar el hueco dejado tras el derrumbe de lo religioso.
Mi pregunta es si sería posible reconstruir los valores desde el Amor a la Virtud de nuestra espléndida tradición cristiano occidental, independientemente de que los sujetos tengan o no la Gracia de la Fe.
Una vuelta atrás la veo improbable. Pero quién sabe.
Como observación negativa, me descorazona el antioccidentalismo, disfrazado de crítica racional e hiper crítica, que se observa en nuestra sociedad. Porque esa condena de nuestra propia tradición especulativa y espiritual, nuestra cultura espiritual y técnica, nuestros modos de concebir el intercambio económico y de organizar nuestra vida en sociedad, impide el camino del encuentro con el conjunto de valores morales que den legitimidad moral al derecho positivo.
Así mismo, veo otro obstáculo en este camino de reencuentro con nosotros mismos y con el Amor a la Virtud, con fe o sin fe, que son las formas espirituales sincréticas ajenas a nuestra cultura, y con esquemas deterministas distantes de nuestro sentido de la libertad.
Don Pedro siento desesperanzarlo, pero en respuesta a su interesante pregunta de «si sería posible reconstruir los valores desde el Amor a la Virtud de nuestra espléndida tradición cristiano occidental, independientemente de que los sujetos tengan o no la Gracia de la Fe«, la respuesta es NO, porque la sociedad española por diversos complejos y taras que ya han sido comentadas en este Foro hasta el hartazgo, se encuentra entregada al dogmático ateísmo y al laicismo militante, que han adaptado los principios sociológicos del Positivismo de Auguste Comte, del Subjetivismo de Feuerbach, del Materialismo de Marx y de la obstinación impía radical de Nietzche. Gracias por su profuso comentario e interesante cuestión.
Gracias a Ud. por lo estimulante de su artículo. Ciertamente es un tema de tal calado el que Ud. ha planteado, que podría debatirse durante mucho tiempo.
Si sigue Ud. interesado en él y desea compartir sus reflexiones, piense que para mi será un placer.
Casualmente estos días estaba releyendo la Fenomenología del Espíritu y Los escritos de Juventud de Hegel, el último gran pensador moderno que reflexionó sobre la religión desde de las propias categorías de la teología cristiana. En mi comentario a su escrito se refleja inevitablemente.
En relación a su respuesta, la esperaba de ese modo, porque es la que yo le hubiera dado si la pregunta la hubiera formulado Ud. Pero…tenía la esperanza…
La razón sin el humanismo de la Fé católica desemboca en totalitarismos y la Fé exarcebada sin el temple de la razón en fanatismos.
Algo así decía el Papa en su discurso en Westminster Hall en Londres hace muy poco.
Yo no pienso que la clase política tenga que ser por principio corrupta, pero que muchos los son es algo incuestionable a la luz de los hechos.
Los políticos forman un órgano necesario para la sociedad, pues no tenemos ningún otro sistema de representación del pueblo y esto hay que dirigirlo de alguna manera, por lo tanto hay que contar con ellos, y eso significa que no se les puede, o no se les debe tachar de antemano, porque con ello les invalidamos y nos invalidamos todos.
Que un político debe mantener la misma ética y la misma moralidad en el atril y en la alcoba ya es harina de otro costal, sin caer en la doble moral, porque si en principio parece deseable que sea así, no parece adecuado ni saludable que una persona no pueda tener ninguna forma de expresión o ninguna vivencia que no pudiera hacerse pública, porque se le extirparía su privacidad, su esfera más íntima de su propio ser, y no me refiero ni siquiera a cuestiones que pudieran ser inconfesables sino simplemente al derecho que cada uno tiene a mantener su intimidad, fuera de lo que el público pudiera experar de él. Son planos distintos de la propia existencia que deben tener su propio territorio y sus propias normas sin interferir uno en el otro.
Salu2
¿Y por qué agravio comparativo los representados no podemos averiguar, saber e intervenir en las vidas privadas de nuestros representantes, como así hacen ellos con nosotros, sus administrados? ¿No intervienen ellos nuestras cuentas bancarias, no confiscan nuestros bienes en supuesto beneficio del Erario, no nos privan de nuestra privacidad cuando legislan acerca de cómo tenemos que educar a nuestros hijos o de las píldoras abortivas que pueden ingerir nuestras hijas sin darnos parte, de dónde podemos o no podemos fumar un pitillo o comprar una cajetilla, no nos puede paralizar una obra de reforma menor cualquier concejalucho alcohólico, analfabeto, corrompido (por el cacique-constructor local de turno) y putero con VISA a cargo tuya y mía, no orquestan -los un@s y los otros- el matrix progre-carca en el que subsumen nuestras vidas «privadas», no puede el CNI intervenir y fisgonear inmunemente la vida de cualquiera de nosotros, no puede cualquier juez adscrito al poder judicial de la era Montesquieu ha muerto (Alfonso Guerra sic) intervenir nuestras comunicaciones sin darnos ninguna explicación coherente, etc.?
Recuerda José Mª que ellos están ahí por voluntad propia, nadie les obliga a convertirse en hombres públicos ni en políticos en activo, luego, su vida privada nos pertenece en casi su totalidad, pero la nuestra a ellos de ninguna manera (ni siquiera una miaja), dado que ellos están a nuestro servicio y no nosotros, que sí tenemos el derecho y la legitimad moral de mantener nuestra privacidad a buen recaudo por ser individuos no públicos sino estrictamente privados.
Es decir, yo como individuo privado puedo ser un impecable oficinista de día, proxeneta de tarde-noche, Drag queen los fines de semana, maltratador ocasional o maricón de playa por horas, y cada cuatro años ir a votar al colegio electoral de turno a quién me apetezca, pero un político que se supone que me representa, no puede ejemplarizar los casos anteriores (como algunos seguramente sí ejemplificarán esas u otras intolerables vidas paralelas, ya que no sólo se representan a ellos mismos sino a una comunidad política).
Moraleja: Sólo exijo reciprocidad e igualdad de condiciones en la gestión de la información privada -para con los hombres públicos- de la que nosotros carecemos, y que ellos sí manejan sin control ni auditoría pública de ningún tipo.
P. S.: La Sociedad Civil no debe seguir aguantando la insoportable tomadura de pelo del Sistema fisgón que sí se ha blindado a nuestras miradas de borregos y rumiantes.
Si tel o si tal, es verdad, si supieramos lo que hacen con nuestra intimidad se nos pondrían los pelos como escarpias, la privacidad ya no existe, al menos cuando ellos quieren. No hay control. Tienes mucha razón.
La sociedad civil está totalmente arrinconada y sobrevive para satisfacer la necesidades del sistema, en cuanto éste lo requiere, como vacas a ordeñar, sin apenas darse cuenta de ese control, es como aquella película en la que el personaje está siendo observado durante toda su vida y es retransmitida como un reality al resto de la población, solo que en esta realidad, la nuestra, no se retransmite la vida de un caso aislado, sino la de todos y cada uno, todos somos como ese.
Salu2