REFLEXIONES SOBRE LOS ABUSOS SEXUALES SOBRE NIÑOS COMETIDOS POR SACERDOTES CATÓLICOS.

¿Campaña contra la Iglesia Católica?.

Con independencia de loa ataques que se puedan producir, disculpas incluidas, entre las iglesias católica y anglicana, al margen de comparaciones poco afortunadas posteriormente desmentidas de buen grado o de buena fuerza, que nunca se sabe, los abusos, los terribles abusos sobre menores cometidos por sacerdotes católicos han ingresado -muy a su pesar- en el orden de las preocupaciones corrientes de muchos ciudadanos. Desde luego en España, durante estas vacaciones de Semana Santa, difícil resultaba mantener una conversación de sobremesa sin que en algún momento surgiera el asunto, y naciera con los tintes de desprecio, condena y miedo que genera. Unos minutos de reflexión posiblemente no serán ociosos.

Ante todo se dice que existe una campaña contra la Iglesia Católica derivada de este asunto. Para utilizar propiamente esta palabra necesitamos medios de comunicación difundiendo una “noticia” con reiteración, insistencia y alevosía, enfocada desde diversos ángulos y con el propósito deliberado y consciente de dañar a los protagonistas, por encima de la misión de informar, esto es, convirtiéndose en agentes de la desinformación interesada. Pero solo nos enfrentaremos a “campaña” si la noticia es falsa, o si se argumenta sobre medias verdades, o, sencillamente, se inflaciona la importancia de un hecho utilizando caracteres tipográficos desmesurados, porque los  que dirigen los medios de comunicación son conocedores de que el alcance de una “noticia” no sólo depende del hecho en sí, del relato que contiene, sino, además y casi de manera fundamental, del modo  de presentarse, de los caracteres tipográficos utilizados, del lugar que ocupa en las páginas del periódico o en la programación de la radio o televisión correspondiente. Una noticia menor que sea titular en portada a cinco columnas o que abre telediarios, pasa, por este simple hecho, a transformarse en noticia mayor. La forma se convierte -periodística y socialmente- en sustancia. La opinión aparentemente sustentada en hechos se convierte en modo-de-pensar de quienes la reciben. No de todos, desde luego, porque la intensidad del efecto depende del grado de educación de lectores y oyentes, pero en este segmento educativo desgraciadamente no disponemos de un exceso de holgura para mantener optimismo fundado con buena parte de nuestra sociedad. Si admitimos las premisas anteriores situando la noción de campaña, no parece que en este sentido estricto pueda hablarse propiamente de campaña mediática contra la Iglesia Católica. Porque ni la noticia es -desgraciadamente- falsa, ni la importancia del asunto reclama caracteres tipográficos menores. Al revés: quizás el estupor que genera el conocimiento de los hechos  reclamaría a gritos menos ruido, para evitar exceso de alarma social, por decirlo con terminología detestable, pero tampoco puede atenderse semejante petición debido, precisamente, a que se trata de un hecho de importancia social y que debe ser conocido para actuar en consecuencia.

La campaña sutil podría derivar de la “extrapolación” o “generalización”. Para decirlo mas claro: transmitir la imagen de que en la Iglesia Católica se practica el abuso de menores con regularidad. No sería acorde con lo real. Al menos con los datos que disponemos al día de hoy. Hay, ciertamente, muchos casos de abusos. Algunos han salido a la luz. Otros no. Seguramente tendremos nuevos sucesos de este miserable porte en el futuro. ¿Inevitable.? Pero generalizar diciendo que siempre en un entorno católico educativo se producen estos abusos no sería al día de hoy y con los datos de que disponemos una verdad incontestable. Al contrario: constituiría una generalización excesiva. Para atacar a la generalización se tiene que acudir a estadísticas, a porcentajes…Mal camino, claro, porque con ello se cae en la dinámica de lo cuantitativo, cuando un solo caso de abuso, uno solo, es suficientemente terrible como para convertir en inocuas las estadísticas ciertas que se elaboren. ¿Cómo decir que “solo” mil niños, o los que sean, fueron objeto de abuso sobre cientos de miles de ellos que vivieron su educación en aulas católicas de todo el mundo?.  Mal camino, y, como digo, al tiempo resulta casi inevitable recorrerlo para tratar de descomponer la posible generalización. A veces el remedio resulta de peor condición que la enfermedad. ¿Hay campaña en este sentido de generalización excesiva?. Es muy posible que si, pero sutil porque no se necesita utilizar en exceso la técnica debido a que el dato aislado es suficientemente dramático, como se percibe con total claridad cuando se aborda en conversaciones corrientes. En todo caso el número de niños convertidos en víctimas de semejante delito, es lo suficientemente grande como para que la sociedad perciba con tintes de generalización el hecho. Lo que resulta inevitable es que muchos católicos perciban las informaciones como campaña. Inevitable. Navegamos por los mares de las creencias, territorios del dominio de la emoción. Debemos ser conscientes de ello.

¿Y contra Benedicto XVI, hay campaña?.

La pregunta tiene de mi costado esta respuesta: depende, claro. Si resultaran ciertas determinadas informaciones que sugieren que fue conocedor de alguien que cometió abusos y no los denunció sino que, al contrario, permitió que el sujeto abusador permaneciera en posiciones desde las que podría seguir cometiendo tropelías de este porte que, lamentablemente, fueron ejecutadas, en este caso, nos guste o no, tendría responsabilidad. Con independencia de su calificación jurídica, que es de menor transcendencia en este instante del relato, la tendría moral, y con ello sería, insisto, en este momento del relato, mas que suficiente cuando de un líder espiritual se trata, y no de uno mas sino el de mayor importancia al día de hoy sobre la tierra. Por tanto, no existiría campaña. En otro caso, claro que sí. Y de le peor especie porque imputar corresponsabilidad por omisión o comisión por omisión en abusos deshonestos a menores es de lo peor que puede despacharse.  ¿Qué sabemos?. Yo nada o muy poco.  Referencias de los medios. No es suficiente para pronunciarme en una u otra dirección. Alguien me argumentaba que el Papa se ha referido al asunto en varias ocasiones en términos de descalificación que no permiten dudas. Concretamente en la carta pastoral a los obispos de Irlanda del sábado 20 de Marzo de 2010 se dijo: “En varias ocasiones, desde mi elección a la Sede de Pedro, me he encontrado con víctimas de abusos sexuales y estoy dispuesto a seguir haciéndolo en futuro. He hablado con ellos, he escuchado sus historias, he constatado su sufrimiento, he rezado con ellos y por ellos. Anteriormente en mi pontificado, preocupado por abordar esta cuestión, pedí a los obispos de Irlanda, durante la visita ad elimina de 2006 que «establecieran la verdad de lo ocurrido en el pasado y tomasen todas las medidas necesarias para evitar que sucediera de nuevo, para asegurar que los principios de justicia sean plenamente respetados y, sobre todo, para curar a las víctimas y a todos los afectados por estos crímenes atroces » (Discurso a los obispos de Irlanda, el 28 de octubre de 2006)”.

Alguien puede decir que están bien y son justas esas palabras, pero si resultara cierto que quien las pronuncia fue encubridor moral de esos delitos, las palabras no borrarían el hecho sino que le dotarían de gravedad adicional. Y resultaría difícil contrargumentar. Por ello la clave reside, una vez mas, en la dictadura del hecho: sucedió o no sucedió. No tengo datos para pronunciarme respecto del pontífice.  Tendencia natural a creer en la inocencia. No solo por la presunción jurídica sino por la confortabilidad individual. Hay que situar el asunto, por tanto, en este instante, en la organización, en la Iglesia.

¿Es extrapolable a la Iglesia la actuación de sacerdotes católicos?.

En este caso la extrapolación  a la Iglesia como Organización de las conductas de sus individuos no es totalmente ilegítima. La Iglesia es una organización. Es, además, un Estado, pero ahora cuenta su condición de organización. No creo necesitar consumo de espacio y palabras para evidenciarlo. Los sacerdotes, en sus diferentes posiciones, son miembros de la organización y encargados de transmitir educación-en-valores-católicos. No sólo con sus palabras sino sobre todo con su conducta. Por tanto, un sacerdote aislado no hace organización pero la reiteración de abusos en diferentes momentos históricos, en distintos países y con distintos criminales, no hay mas remedio que admitir que es imputable a la organización en cuanto tal. ¿El robo de un director de sucursal es suficiente para cualificar al banco al que pertenece?. No. Pero una actitud numerosa -no digo generalizada- de directores empeñados en el robo a ciertos clientes, sí que resulta imputable a la organización bancaria, cuando menos mediante la imputación de negligencia. Y el banco debe ser especialmente diligente con los depósitos de dinero de sus clientes, porque se basan en la confianza depositada en la entidad. A mayor abundamiento, a mucho mayor abundamiento, la Iglesia debe ser especialmente diligente en la custodia de la integridad física y moral de los niños entregados a ella para su educación, confiando en la integridad moral de quienes van a impartirles los valores católicos que provocaron la elección del centro educativo.

A esta atribución le corresponde en lo jurídico la noción de responsabilidad. No se trata de que la Iglesia decida voluntariamente indemnizar a la víctimas de los abusos cometidos por sus sacerdotes sino que debe hacerlo conforme a las leyes del Estado. Y aquí penetramos de nuevo en un territorio en el que conviene caminar con cuidado y sin prejuicios. Los sacerdotes viven en un entorno jurídico dominado por el Estado. Los niños son personas sobre las que ostenta obligación el Estado. Se permite el colegio religioso católico o de cualquier otra caracterización, a condición, claro, de que los comportamientos en el interior de los centros educativos no violen leyes del Estado. No sólo en la comisión de delitos de conducta (abusos) sino en los de orden ideológico, como sería, por ejemplo, exaltar el racismo, la xenofobia, la violencia y otros de similar lenguaje genético. La Iglesia, en cuanto organización, la Católica y cualquier otra, no se encuentran en disposición de manejar ninguna bula que les exima de cumplir las normas del Estado. A ellas deben ajustarse, y en tanto en cuanto manejan educación de menores, con el máximo de los cuidados. Por tanto, si se ha producido el abuso, la responsabilidad, cuando menos in eligendo-como dicen los juristas- existe, y el perjudicado dispone del derecho a reclamar la reparación del daño correspondiente ante los Tribunales del Estado. Argumentar, como en algún caso he leído, que los sacerdotes no son “empleados” de la la Iglesia, es casi peor. No merece la pena comentarlo. Y vuelvo a decir que no se trata de que la Iglesia, católica o cualquier otra, indemnice voluntariamente a las víctimas. Se trata de que debe hacerlo por verse impelido jurídicamente a ello, con independencia de los impulsos morales que cada uno quiera sentir. Y se trata de un asunto especialmente grave porque, al menos según ciertas informaciones, en algún caso las indemnizaciones ofrecidas y satisfechas tan tenido como causa eficiente no el deseo de reparar el mal causado sino el intento de evitar que el mal fuera conocido por la sociedad. Es decir, se trataba del precio de la ocultación. Mal asunto, porque empeora todavía mas la percepción.

¿“Crimen sollicitationis” existió?. ¿Está en vigor?.

Y esta actitud puede derivar de la conciencia de algunos eclesiásticos -según parece- de que los trapos sucios se lavan en casa. No es así. La Iglesia, la Católica y cualquier otra, que imparta misiones educativas actúa desde dentro hacia fuera de su casa, porque se proyecta sobre la sociedad. Su orden normativo, su andamiaje jurídico, no  colisiona en estos campos con el propio del Estado. Sencillamente se trata de círculos diferentes. Un delito de homicidio cometido dentro de una edificación religiosa es delito de homicidio perseguible por las instancia adecuadas del Estado. Si la Iglesia lo oculta comete obstrucción a la Justicia en sus diferentes manifestaciones normativas. Puede, si quiere, juzgarlo conforme a sus normas y dictar sentencias condenatorias en el orden moral. Puede, si es su Ley, excomulgar, por ejemplo. Pero no privar de libertad al asesino. Ni cuestionar la sentencia que el Estado dicte. Ni suplantar al Estado, ni evitar su acción. Respetar sus decisiones, como cualquier otro, y, si quiere, dictar sus resoluciones condenatorias en los órdenes que le son propios.

¿Ha sido esta la actitud de la Iglesia siempre, en todo momento y en todo lugar?. Dicen que no.  Crimen sollicitationis es, al parecer, un documento que obligaba a los obispos a guardar silencio y mantener en secreto los casos de abusos sexuales a menores. El documento fue elaborado por el Santo Oficio (hoy la Congregación para la Doctrina de la fe) en 1962, y contiene una serie de instrucciones para los obispos sobre cómo manejar los casos del «peor crimen». Es decir,los casos en que los sacerdotes se ven envueltos en relaciones sexuales con animales, personas o niños. Y en los que utilizan las confesiones para obtener favores sexuales de los fieles.

Crimen Sollicitationis llama a manejar en secreto dichos casos y el secreto se extiende al mismo documento. El castigo por la violación del secreto incluye la excomunión, la que sólo puede ser retirada por el mismo Papa. En respuesta, la Iglesia católica arguyó que la política de secretismo no incluía ocultar los crímenes de pedofilia cometidos por sacerdotes. Las jerarquías del Estado Vaticano afirmaron, además, que las normas contenidas en el documento de 1962 no tienen ningún valor vinculante luego de la entrada en vigor de las disposiciones que en 1983 reformaron el Código de Derecho Canónico. Sin embargo, otros quieren sostener lo contrario a la vista una epístola del entonces cardenal Joseph Ratzinger titulada: «De Delictis Gravioribus» del 18 de mayo de 2001.

Con dicha fecha el cardenal Joseph Ratzinger envió la epístola «Delictis Gravioribus» («Normas de delitos más graves») a los obispos de toda la Iglesia católica y otros ordinarios y superiores, anunciándoles qué actos «más graves quedaban reservados» al único juicio de su congregación.

¿Son ciertos estos documentos y sus contenidos?. No dispongo de ellos, así que los pronunciamientos deben ser cautelosos y no pasar, por el momento, de un “eso dicen y parece que con cierto fundamento”. Supongo que si continúan los procedimientos judiciales en EEUU mas tarde o mas temprano tendrán que ver la luz judicial, no solo la mediática, porque esta última en demasiadas ocasiones no pasa de una oscuridad nada brillante.

Pero cualquiera que sea el comportamiento pasado nos encontramos en el presente, en el día de hoy, frente a los abusos cometidos y probados,  y analizando la reacción que debe presidir la restauración del orden jurídico y moral violado. Los sacerdotes violadores deben ser tratados como lo que son: criminales en los que debe, además, concurrir la agravante muy cualificada de abuso de superioridad. Sean católicos, budistas, hinduistas, cuáqueros o predicadores de cualquier doctrina nacida de ocurrencias preñadas de imaginación creativa.

Porque no solo en la Iglesia viven los abusos. Ni siquiera parece que preferentemente. Desgraciadamente surgen allí donde el hombre, vestido de sotana o con indumentaria de deportes orientales, ejerce cualquier forma de dominación sobre individuos tan indefensos como los niños. Hemos leído noticias aterradoras de gimnasios aparentemente de elite, cuyo elitismo consiste en abusos cometidos y en barbarie puesta en práctica con supuestas argumentaciones que no pasan de miserables excusas indecentes.  Y fuera de gimnasio en clubs de diferentes pelajes…En fin, en una variada gama de instrumentos al servicio de lo hediondo. En todo caso la legislación del Estado debe ser ser aplicable, nadie puede quedar inmune frente a semejantes delitos, ni en lo civil ni en lo penal.

¿Podría darse el caso de que Benedicto XVI fuera encausado en EEUU como algunos proclaman?. Penalmente no lo veo. Civilmente tal vez, pero en este caso no a título personal sino como máxima autoridad de una organización que sería la civilmente responsable.  Y digo posible porque ignoro los mecanismos jurídicos de encausamiento de un Estado (Vaticano) en otro Estado. Ignoro igualmente si se puede demandar a la Iglesia como organización en un Estado, el de EEUU, por ejemplo, con independencia de que el Vaticano sea otro Estado. Creo que existen  pronunciamientos de la Justicia americana, o de autoridades políticas americanas, que no tengo certeza, en el sentido de que Benedicto XVI, en su condición de Jefe de Estado, goza de inmunidad, y se dispone de un precedente anterior, también en Texas, sobre Juan Pablo II. Pero algunos aseguran que la cuestión sigue abierta, al menos en el campo civil.

Celibato y pederastia

Es hasta cierto punto comprensible que los enemigos de la Iglesia Católica aprovechen el viaje para poner de manifiesto lo que consideran rémoras incomprensibles, y de modo particular el celibato. Además de cuestionarlo en sí mismo como absurda represión de la sexualidad inherente a todo ser humano, de negar su supuesta mayor eficacia al servicio de la espiritualidad, lo sitúan, ahora, como una de las causas de la pederastia, de modo que su mantenimiento obligatorio en el seno de la Iglesia equivaldría a colaborar como la inevitable comisión de nuevos delitos de abusos derivados, precisamente, de la represión sexual a la que somete a los sacerdotes encargados de la educación de los niños.

¿Qué hay de cierto?. ¿Es el celibato la causa de la pederastia?. ¿Es, siquiera, un impulsor, un acelerador o un estimulador de tal desviación?. No tengo capacidad de respuesta. He leído posicionamientos de uno y otro género provenientes de teóricos especialistas. ¿Las emociones, las creencias, pueden influir en las conclusiones supuestamente técnicas?. No tengo duda, ni en este asunto ni en ningún otro. La fuerza de lo emocional es ingente, y la posibilidad de sucumbir a ella, incuestionable. Incluso en muchos casos hay una entrega voluntaria a lo emocional porque resulta mas reconfortante que lo analítico.

No defiendo el celibato, ni lo pongo en cuestión ahora. Tratamos de pederastia. El célibe no causa daño a nadie; en todo caso a sí mismo, de ser ciertas determinadas posiciones de especialista en Psicología y Psiquiatría. Pero el pederasta sí. A la vista está. Y hay muchos casos de pederastas que ni son célibes ni están ordenados sacerdotes. La pederastia mundial no tiene como sus agentes cuantitativamente mas numerosos a los sacerdotes católicos. Se piense lo que se piense de la Iglesia Católica el dato parece incuestionable. Otra cosa es que socialmente la pederastia de un sacerdotes es mas reprobable juridicamente (“abuso de superioridad”) que la de otro, precisamente por esa posición de superioridad y por el atributo de predicador de un orden moral incólume. Pero eso no permite una conexión psicológica directa entre celibato y pederastia, porque hay célibes no pederastas y pederastas no célibes.

Supuesto que no es causa eficiente,  ¿funcionaría como acelerador o estimulador el hecho de una sexualidad reprimida?. Puede ser, claro que puede ser. Pero si admitimos que la pederastia es una patología, los parámetros de funcionamiento de lo patológico participan de esa característica. Dicho de otro modo: cualquiera sabe qué es lo que mas estimula al pederasta. El mundo del sexo, de los estímulos sexuales, es, ciertamente, terra incognita, y el de las patologías sexuales, mucho mas. ¿Celibato?. Puede ser acelerador.  ¿Lesiones en el inconsciente?. Puede. En fin un camino plagado de preguntas que tienen como respuesta un potencial podría ser. Y esto, claro, con independencia de que la Iglesia deba o no suprimir el celibato, que esa es cuestión que no me incumbe.

Lo que mas me ha alarmado consiste en la afirmación, que parece tener fundamento, de que la pederastia es perceptible en momentos tempranos de edad. Ciertamente hay pederastas que comienzan con la barbarie en edad madura. Pero no es eso lo que digo, sino que a juicio de algunos psicólogos, la tendencia a la pederastia es perceptible desde, por ejemplo, los diez o doce años. El individuo se siente con esa patológica inclinación. La percibe en su interior y hasta en su exterior. Y esto es particularmente grave porque en el momento actual de nuestra sociedad esa percepción invita a dos comportamientos aparentemente contradictorios: de un lado, la ocultación. De otro, la búsqueda de los lugares mas adecuados para practicarla con el máximo de impunidad posible.

Y la Iglesia Católica se convierte de esta manera en escenario perfecto. Primero, porque se sabe, normas canónicas aparte, de la tendencia a ocultar los casos cometidos en su seno. Segundo, porque la Iglesia es siempre mas poderosa que el individuo aislado. Tercero, porque en el caso de palabra contra palabra, la del sacerdote viene teóricamente dotada de un plus de credibilidad. Cuarto, porque la enseñanza de niños es actividad principal de la Iglesia. Quinto, porque frente a la superioridad de todo maestro, el sacerdote maneja otro plus cualitativo: es el camino a la Vida Eterna. Podría continuar con la anatomía forzosa de la escena, pero no creo que merezca la pena. Es suficiente, a la vista de la brutalidad de las consecuencias, de los valores en juego.

Si esto es así, está claro que la Iglesia debería poner especial énfasis en la selección de sacerdotes. Para eso , y para otras funciones, se dispone del seminario. Un análisis psicológico previo a la ordenación me parece imprescindible.

Pero la cuestión es: ¿sólo por la Iglesia?. ¿Qué debe hacer el Estado? ¿Es misión delegable?. Para despejar dudas comencemos con preguntas, que es método que suele funcionar. ¿Son súbditos del Estado los niños? ¿Está obligado el Estado a su custodia e integridad física y mental? ¿Debe controlar la estabilidad emocional y el equilibro interno de todos cuantos ejercen superioridad sobre un colectivo tan sensible e indefenso como los niños? ¿Debería examinar a los que ejercieran de profesores de educación física? ¿Y a los que ostentan gimnasios y lugares similares? ¿Y  a los que reclaman niños para sectas?

Hay que distinguir entre lo que procede hacer y el modo de implementarlo. Es quizás complicado, pero inevitable encontrarle una solución. Y nadie puede quedar exento. Máxime si la experiencia evidencia la necesidad. No es materia exenta de riesgos porque, por ejemplo, al amparo de este análisis psicológico el Estado podría no emitir certificados de aptitud para la maestría no basándose en alteraciones psicológicas sino buscando que quien las imparte participe de los postulados del gobernante en cuestión que puede ser enemigo de la Iglesia, por ejemplo. ¿Confianza en los técnicos, en la honradez de sus dictámenes, en la inquebrantable moral de quienes ejercen la Medicina en sus diferentes ramas? Hemos visto como una Ley del aborto fue convertida en coladero por la laxitud técnica de los profesionales y el mirar para otro lado de políticos que se decían defensores de la vida y de los postualdos del catolicismo. Cierto. Nada queda exento de riesgos. es el eterno problema de definir: elegir valores en juego, priorizar adecuadamente, buscar no eliminar riesgo porque mientras vivan los hombres los riegos viviran en nuestra vida social.  Decidir implica asumir el riesgo. No decidir es una forma de decisión que asume todos los riesgos al tiempo.

Seguramente alguien querrá ira mas allá y sostener lo siguiente: admitamos que en Occidente la patología mental, con variedades casi infinita, se instala de modo creciente. Dejemos ahora las razones y constatemos los hechos. Demasiadas personas ostentan alguna forma de patología mental. Y, claro, tales deficiencias son particularmente sensibles cuando los sujetos afectados por ellas ejercen alguna forma de poder. Por ejemplo, los jueces. ¿Debería someterse a análisis psicológicos regulares antes de ingresar y durante el ejercicio de su función?. No tengo la menor duda. Y me baso en la experiencia. ¿Puede expedirse el titulo de cuidador físico sin tales análisis, máxime cuando se va a ejerce la función sobre colectivos infantiles? No tengo la menor duda. ¿Debe el Estado delegar en la Iglesia Católica y en exclusiva  esta misión?. No en exclusiva. Es decir, no sin mas consideración que el hecho de ser Iglesia Católica, porque la experiencia la tenemos frente a nosotros. ¿Entonces? Buscar un mecanismo de solución. Se necesita pensar y buscar soluciones integrales a este problema

Ya se que los escépticos de los análisis psicologicos no constituyen una especie en extinción. Y muy posiblemente dispongan de un fondo de razón considerable. La mente es tan compleja que es capaz de construir sus mecanismos de defensa frente a técnicas invasivas. De acuerdo, pero algo hay que hacer y esto es lo que tenemos mas a mano. Al menos no pecar de negligencia

Cierto es que, como digo, las patologías mentales crecientes provocan mucho daño en diferentes órdenes. Como no podemos abordarlos todos al tiempo debemos comenzar por los colectivos mas indefensos. Un sacerdote, un profesor, un “guru” pueden hacer mucho daño a niños. Un juez puede producir un papel, un simple papel, por el que priva a un hombre de libertad. A sabiendas que está condenando falsamente. A sabiendas que sacrifica libertad por obediencia ideologica, recompensa política, reincremento patrimonial o pasiones desordenadas deriavdas de la autoconciencia de mediocridad.  Si así actúa, en el mejor de los casos el perjudicado tendrá derecho a una indemnización de unos cuantos euros que ni siquiera a ese juez le resultan reclamados en lo que se llama “vía de regreso”. No podemos cambiar todo al tiempo Pero trabajar en lo urgente es la misión de nuestros tiempos.

VN:R_U [1.9.22_1171]
Rating: 0.0/10 (0 votes cast)

202 pensamiento sobre “REFLEXIONES SOBRE LOS ABUSOS SEXUALES SOBRE NIÑOS COMETIDOS POR SACERDOTES CATÓLICOS.

  1. be

    Realmente sí parece a la vista de los acontecimientos, que debieran ser exigibles algún tipo de controles -psicológicos, de aptitud, de responsabilidad directa de empleadores que son quienes mejor pueden controlar o vigilar…Realmente no sé cuales-, para el personal que trata tan directamente con menores a diario y un plano de superioridad.
    Si se para uno a pensar en las verdaderas situaciones de riesgo que deben producirse -saliendo a la luz tantos casos, pero asumiendo que en realidad son muchos, muchos más-, sí rotundo al control que sugiere o cuestiona Mario en su artículo.
    La verdad es que el tema tiene su miga porque el menor, tan exhaustivamente protegido en la normativa civil, se ve sin embargo ante estos temas absolutamente desamparado de los que conviven con él en colegios, gimnasios, Iglesia, etc, y pueden resultar hipotéticos maltratadores que atentan contra su integridad.
    Choca diametralmente el “El bien del menor como interés legítimo más digno de protección y por encima de cualquier otro derecho de los padres” tan utilizado, manoseado y repetido hasta la saciedad en el Derecho de Familia y los asuntos matrimoniales, con este aparente desvalimiento ante estos temas.
    Recordemos noticias más o menos recientes de retiradas de guardia y custodia a padres por simples bofetadas u otras conductas tendentes a educar a sus hijos –Que no entro a valorar porque no es el tema- que vienen a resultar ridículas y absurdas ante estos abusos tan graves y que tanto preocupan a la sociedad.

    …Tiene razón Atati, a mi también me ha llamado la atención la combinación perfecta de rigurosidad y delicadeza con que Mario ha tratado este tema, que cada dia que pasa, se vuelve más complicado…

    1. VALENTIN

      @be,
      Estoy de acuerdo contigo, be. Debe haber controles psicológicos, de aptitud, etc. Es un tema muy delicado, y el personal que trata tan directamente con menores debería tener éstos controles que mencionas.

      1. be

        @VALENTIN,

        Sí, Valentín, lo complicado es darle forma, pero algo habrá que inventarse para proteger a los menores, que cuestiones más complicadas se han encarado y ante este problema nada se dispone…

  2. alicia gonzalez

    Percibo que es positivo que esta información esté saliendo a la luz abiertamente –algo que siempre se ha sabido y se ha callado, tanto en las organizaciones como en las familias, pues se pretendía que, si no se nombraba, no existía y no habría que hacerse cargo de unos hechos que atentaban contra la integridad de menores indefensos-. Aquí se puede apreciar nuevamente que se trata de una cuestión de conveniencias del poder. El que esté aflorando y se pueda airear, a pesar de la náusea que pueda causarnos, es algo positivo: llamar a las cosas por su nombre y reconocerlas es el primer paso en toda sanación. Yo considero que el Papa debería denunciar ante las autoridades pertinentes estos delitos, si realmente es coherente con la ley divina y la humana y, además, es responsable con nuestra sociedad. Él ha reconocido los abusos -de otra forma no se habría disculpado-, esto le honra pero no ha acabado aún su acción… Y, andando, andando, vamos rehaciendo el camino y deshaciendo nudos energéticos perversos… Es lo que siento y espero.
    He podido reflexionar profundamente con el artículo de hoy, me parece francamente magnífico. Gracias.

  3. EOLO

    Denso, muy denso el tema de hoy. El juicio que se prevee en EEUU ante la iglesia es por lo menos mas que apasionante a nivel judicial, esperemos y veremos los derroteros.
    El celibato de la iglesia es algo que se deberia «reformar» para el bien de sus miembros y por ende para los que buscamos que la salud de los que ostentan cierto poder dentro de la iglesia, mejore. Si despues de tantos años este tema no se ha reformado será por que ellos lo ven oportuno continuar asi. En todo caso los hechos de pederastia deben de ser juzgados y que la ley caiga realmente con su peso y castiguen a los que han hecho esas brutalidades.
    Las soluciones, no las tengo pero aplicar el sentido comun creo que es necesario. No dejar que los que ejercen el poder abusen de el y que se controle todo lo que lleve algo de responsabilidad ya sea pública, privada o educacional.
    Merece una «charla-coloquio» este asunto, es muy interesante, como he dicho antes, «denso» y «espinoso» digno de tratar con el rigor que se ha expuesto.

    EOLO
    uuuuuuffff

  4. israelcm

    Dejando de la lado lo repugnante del fondo del asunto, y atendiendo a si todo obedece a una campaña de desprestigio, bajo mi punto de vista hay dos consideraciones. Una primera en la que evidentemente, todo aquel al que se le acredite la comisión de un delito como el de abusos a un menor, debe ser juzgado, creo que en eso todos de acuerdo. Segunda consideración, muchos de estos presuntos abusos, fueron cometidos hace años, cuál es el motivo por el que todos están saliendo a la vez, ¿afloran con el buen tiempo?, personalmente pienso que en el caso de La Sexta es ya un poco pesado, porque en todos los informativos siempre sacan una noticia en la que tratan de desprestigiar a la iglesia, y ya huele raro.

  5. juanarmas

    Son reflexiones sobre los abusos sexuales cometidos en niños por sacerdotes católicos. Ese agravante está ahí: su fe, su voluntad de renuncia. Aun así, estos episodios no dejan de mostrar que lo humano es humano, y que al único dignatario de “Dios” al que podemos realmente entregarnos habita dentro nuestro.

    La idea del pecado original sigue ahí, latente. La vergüenza de los genitales es una evidencia, como lo es nuestro cuerpo desnudo (más, si no cumple los requisitos sociales de belleza). Paradójicamente, este mismo cuerpo recibe la máxima idolatría al intentar mantenerlo sano y joven a golpe de talonario y esfuerzo, aun sabiendo que es una batalla perdida; según dicen, reflejo de vacíos internos.

    La diferencia frente a otras religiones que también consideran que la práctica del sexo resta energía, dedicación y disciplina a la labor interior y a la “búsqueda”, estriba ante todo en el nefasto, manipulador y aniquilador concepto de la culpa. El pecado como culpa. La culpa como maldad.

    La Iglesia -como organización jerarquizada-. Se pasaría entonces de lo humano al Sistema; el individuo cede gran parte de su responsabilidad y su libertad a las razones de la Organización.

    Según parece, el actual Papa encubrió a un pederasta, Lawrence C. Murphy, que Oficiaba; había abusado de 200 niños sordos.

    El grupo ultracatólico los Legionarios de Cristo también admitió que su fundador cometió abusos sexuales.

    http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Legionarios/Cristo/admiten/fundador/cometio/abusos/sexuales/elpepusoc/20100326elpepusoc_2/Tes

    Según parece, sólo entre un cinco a un diez por ciento de los niños abusados se atreven a confesarlo. Realidad dura que sucede también en Hispanoamérica, como muestra este documento (aun con tintes sensacionalistas)

    http://www.youtube.com/watch?v=rsX6cMYrR7c&feature=player_embedded

    Hasta qué punto un cura puede mantener siempre su condición (o un juez puede juzgar imparcialmente siempre) es una duda que se acepta y se ignora salvo cuando salen al conocimiento popular casos como estos. Abordar esta realidad humana, propia de nuestra condición imperfecta, posiblemente haría trizas muchos abanderados conceptos; muchos de ellos, dan soporte a esto que llamamos sociedad.

    El «teatro» es necesario para la subsistencia de una sociedad. Luego, cada individuo lleva dentro sus luces y sombras.

    1. qq

      @juanarmas,
      Es que el concepto de pecado,e incluyo el de pecado original también,fué y sigue siendo muy mal explicado en esta confesión porque interesaba más manipular que enseñar a experimentar la intimidad con Dios,en unos casos y,en otros,por pura ignorancia.Por eso se silencia la enseñanza de los místicos y no se enseña la esencia y genuina prácica de la auténtica oración ( estoy generalizando,lo sé pero es lo más frecuente).Una lástima pero a bastantes «creyentes» parece irles esta historia.
      Y por ello ,a día de hoy,se sigue forzando a la autoexclaustración u otras medidas a los que intentan clarificar estos conceptos y retomar antiguas prácticas de oración (meditación cristiana por ejemplo)..no vaya a ser que el feligrés piense por sí sólo y se ponga a cuestionar sinceamente muchas cosas…en fin,cuestión de tiempo porque subscribo la opinión de la «transconfesionalidad» como lo venidero.
      Saludos

    2. zerogravity

      @juanarmas, Muy de acuerdo con vuestros comentarios. Las parábolas contienen la verdadera esencia de cristianismo-místico-esotérico y esotérico no es mas que oculto ( lo aclaro por que, no vosotros pero muchos oyen esta palabra y salen huyendo) La iglesia católica, nunca ha enseñado lo que hay detrás de ellas. A su vez estas ideas, ya estaban recogidas en el Imperio Antiguo (Egipto) La simple enseñanza de la oración del padre nuestro por estas corrientes, es de una profundidad maravillosa. Me viene a la memoria el encuentro que se produce en la pelicula «Elisabeth: The Golden Age» en la que la reina (Cate Blanchett) quiere conocer al explorador, y mas cosas, Sir Walter Raleigh (Clive Owen) y este comienza «¿su majestad sabe lo que se siente cruzando un oceano?….» y ella por primera vez, se da cuenta, de realidades que desconoce, que no puede sentir, tan solo le queda la empatía. Se enamora. Esta analogía bien podríamos aplicarla a Benedicto XVI y un teólogo de la liberación en El Salvador o Nicaragua de hace unos años. He conocido alguno por esas tierras y la interiorización del cristianismo es muy diferente. La culpa y el karma son herramientas de control. Menudo listo el que patento el karma. Otro tema a tratar. Un abrazo qq/Juan ( pongo qq antes por que creo que es una señora..eh!)

      p.s ( como le gusta al sabio del Foro)
      Una pregunta en referencia al no conocimiento por parte del Papa de los hechos y posible ocultación: ¿ De cuantos miembros consta los servicios de información de Vaticano? ¿como operan sus agentes? ¿cual es el organismo/cardenal dentro de la jefatura que dirije estos servicios? ¿ donde elaboran la información? ¿que organismos paralelos utilizan con estos fines? ¿quien es el último/s responsables de la información? ¿ quienes son sus aliados? ¿ como se financian? ¿ solo por donaciones? ¿como podría afectar y lo que es mas importante como pudo afectar estas realidades hace 60 o 50 años a la institución? ¿cual es el papel del Vaticano en el entramado geopolítico internacional?…..en fin, como os decia…un abrazo.

  6. eugenio de la cruz silva

    Quiera hacer una reflexión sobre el tema desde un punto de vista social.

    Si una sociedad, la iglesia seria una sud sociedad o grupo social dentro de la sociedad civil, permite o da pie a que se den determinadas conductas por partes de sus miembros y no pone los medios para evitarlas o simplemente mira hacia otra parte o disculpa o justifica esas conductas, esa siendo cómplice activo en las dichas conductas, vamos, dicho en términos del catecismo de la iglesia católica, por cierto redactado en mucho por el actual Papa, se estaría incurriendo en un pecado por omisión.

    Por ejemplo, durante dictadura de Pinochet, se cometieron horrendos crímenes, por personas que lo han justificado por una supuesta necesidad de eliminar enemigos políticos, se tenían “deportes” que consistían en drogar a unos prisioneros y enviarlos en avión a que fueran comidos por los tiburones. Durante la época del partido nazi en Alemania se termino de haciendo jabón con seres humanos y otros horrores. Esas gentes, los autores eran seres humanos que creían y justificaban lo que hacían.

    Estos ejemplos solo demuestran que cuando las circunstancias son propicias dentro del género humano salen asesinos, sádicos o monstruos, que probamente no hubieran hecho esas cosas si no hubiera unas circunstancias sociales que les permitieren o incluso les animaban hacer esas horribles cosas contra sus semejantes.

    La iglesia ante el número tan elevado de casos de “abusos sexuales” a menores, debería de hacer una autocritica (termino por cierto marxista) y proponerse hacer lo mejor posible para que éstos no se sigan repitiendo, como protocolos de control, selección de personal y otras técnicas, que permiten que se pueda detectar que individuos son capaces de cometer tales “abusos sexuales” y neutralizarlos.

    Y si quiere además el buen Papa, rezar, que recuerde el dicho o refrán que dice: “ a dios rogando y con el mazo dando”.

  7. Carmen Macias ''Cascabel''

    Me soprepasa…dinamitar la inocencia, quebrantar la confianza, abominable… que justicia pone orden… la de los hombres???

  8. Charo

    Creí que con este artículo tendríamos para varios días y poder acometerlo por capítulas por lo extenso, pero ya vi esta mañana que ya salieron dos artículos más.

    El otro día comentaba que la Iglesia tiene que ser un órgano vivo y no permanecer anclado en el pasado, que no puede sustentarse sobre ciertos usos y normas trasnochadas e incongruentes.

    Yo sí creo que que el celibato puede aumentar el número de desviaciones sexuales en el seno de la Iglesia. Algunos apuntaban que la inclinación a la pedofilia tenía sus orígenes en la infancia, no lo sé, es posible, incluso bajo ese punto de vista, hay que darse cuenta, de que es precisamente en la niñez del seminario donde este tipo de cosas puede fermentar. La forma en que se dirigen a los niños en los seminarios hablando del sexo, la demonización de la mujer desde que San Agustín dijo «Nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre como las caricias de una mujer», de ahí a la manifestación del Papa Juan Pablo II en julio de 1993 «El celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo.» Entre ambas sentencias, hubo toda clase de sucesos y declaraciones al respecto a lo largo de la Historia, todo un anecdotario, y sobre la mentada manifestación de Juan Pablo II, yo me pregunto, ¿por qué tiene que quedarse en una declaración de palabra, cuando el Papa tiene la dignidad y el poder de realizar un cambio? (un cambio en este y otros asuntos de la Iglesia) ¿No será que les pilla a todos un poquito mayores y cansados para acometer dichos cambios, y que todos se acomodan diciendo ya lo hará el próximo que venga?.

  9. jisl

    El Papa Benedicto XVI actúa como actuaría cualquier padre de familia digno, honesto, y limpio con cualquiera de sus hijos, siendo que dicha actuación no excluye ni la denuncia ni la prohibición e incluso pedir perdón por cuenta de dicho hijo; siempre tratando de corregir y enderezar la conducta inmoral, ilegal, antisocial… en todos los niveles del hijo desviado.
    OPINEMOS, no juzguemos, ni lapidemos «Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra». Ánimo.!

    1. Limbo Piedra

      @jisl, Espero que seamos bastantes los que no hemos tocado ni un pelo de los niños; a mi que me pongan a un pederasta delante y verás dónde le calzo la piedra y con qué fuerza.

  10. asxana

    No hay excusas que valgan. La pederastia, la experimentan también quienes llevan una vida sexual activa dentro de lo que todos entendemos normalidad. Dicho esto, no acepto como pretextos el celibato, la contención etc. Es una conducta sexual pervertida, dañina, a juzgar por los tribunales, merecedora de cárcel sin es probada, a tratar por expertos en conductas desviadas con la esperanza que puedan enderezarlas.
    Quienes intentan comparar lo que ha pasado y sigue ocurriendo teniendo como protagonistas a religiosos y menores, con lo que acaecía en la Antigua Grecia no tiene, según mi entender, fundamento.
    El erómano, amado, en la Antigua Grecia era un muchacho, un adolescente, no un niño. La diferencia es obvia, así como el hecho que hemos evolucionado desde entonces. También lo es la circunstancia de que las relaciones entre el muchacho amado y su amante eran consentidas.
    Nuestra legislación reconoce la mayoría de edad sexual, sin presiones, amenazas, intimaciones…a los 13 años. De no existir ese consentimiento, hablamos de violación, en el grado que sea.
    Los niños son SAGRADOS y es deber de todos los adultos protegerles.
    Nosotros, y nosotros somos todos incluidos los confesores, no tenemos facultad para perdonar sin que sean juzgados con todas las garantías que ofrece nuestro sistema jurídico.
    Conste que todo este comentario va dirigido a todos los pederastas, sin rango, sin condición. A todos aquellos que convierten en un infierno las existencias de tantos inocentes.

    «Dejad que los niños se acerquen a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos. Os aseguro que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Mc 10,14-15).

    Saludos
    Asxana

    1. Luna

      @jtamames, en algunos temas parece que deberíamos estar todas las personas de acuerdo y, sin embargo, no sé por qué no lo conseguimos.

      Un saludo.

Los comentarios están cerrados