Algunos asistentes al blog se preguntan acerca de lo que sucede en el sistema financiero en general y en el caso Madof en particular. Sobre este multimillonario asunto confieso mi mas profunda ignorancia, de modo que todo lo que puedo escribir es fruto de mi experiencia en el sistema financiero y de lo que puede llamarse sentido común. Poco mas puedo añadir y con tales utensilios confecciono este comentario.
El primer punto debe constituirlo la magnitud de la catástrofe porque no es lo mismo una estafa voluminosa, de dimensiones considerables pero, digámoslo así, humanas, que una avería cósmica, y esta del Sr. Madof pertenece a esta última categoría. Porque 40.000 millones de euros es algo así como siete billones de las antiguas pesetas, es decir, unas 17 veces lo que se decía era el desfase contable del antiguo Banesto. Pero aquí, encima, al parecer no se trata de desfases contables, de provisiones no efectuadas aunque recuperables, de estimaciones de valor de las empresas…No. Se trata de estafa pura y dura, que suele consistir en que el dinero no está, ha desaparecido, se ha volatilizado. Y para mejor medir el tamaño del problema digamos que implica perder diecisiete Banestos de la época. Pero perderlos de verdad, sin remisión, sin genios salvadores de una catástrofe fingida.